Las guerras que vienen...
Mumia Abu Jamal 3 de enero de 2010
Las guerras crecen como una llaga y se alimentan de las cuestiones no
resueltas; vuelven a salir– a veces peor que antes.
Para muchos, la candidatura de Obama representó un cambio tan profundo que
pensaron, o más bien esperaron, que su presidencia trajera consigo no
sólo una profunda transformación doméstica, sino el fin del ciclo de guerra
norteamericano. Para ellos, la noticia de un incremento en las tropas
estadounidenses en Afganistán hizo añicos esas esperanzas.
No serán las últimas.
Porque entre los muchos, hay quienes nunca han considerado a Estados Unidos
como un imperio, y por eso, se encontraban tristemente desprevenidos ante el
hambre de cualquier presidente para más poder ejecutivo, o ante las necesidades
del imperio a agrandarse en lugar de simplemente ceder poder.
Muchos de los más vociferantes críticos de los expansivos poderes del régimen
de Bush ––de sus intervenciones telefónicas, de sus cárceles clandestinas, de su
afición para mantener una vigilancia total sobre los estadounidenses en casa o
en el extranjero–– están notablemente callados ahora cuando, bajo Obama, estos
mismos poderes todavía corresponden al ejecutivo.
¿Las cárceles clandestinas? Sí. Todavía existen. ¿Las ilegales “rendiciones
extraordinarias”*? Sí, existen. ¿La intervención telefónica de los
norteamericanos sin orden judicial? También.
De hecho, poco ha cambiado excepto el tono público del debate. Hay pocas
palabras rimbombantes, menos bravuconería, y aún menos discursos que incitan al
miedo, pero los mismos programas siguen operando a toda velocidad. Y las guerras
siguen – iniciadas con decepción y avaricia, y continuadas por la simple
necesidad política.
Pero hay más.
Dentro de cinco años más o menos, muchos de los que pelean estas guerras
estarán de regreso en Estados Unidos, trabajando como celadores, policías,
especialistas en seguridad, etcétera. Muchos estarán tan amargados como el
vinagre y tan furiosos como un avispero alborotado, porque sabrán, como las
generaciones previas de veteranos supieron, que han peleado, no por la gente, ni
siquiera por la Constitución, sino por los ricos gobernantes a quienes les valen
gorro las vidas o las pérdidas de las tropas.
¿Que significará esto para la sociedad de Estados Unidos? ¿Cómo afectará el
futuro?
Hace casi 90 años, al final de la Primera Guerra Mundial, los soldados
alemanes, amargados por haber perdido la guerra y humillados por los términos
del Tratado de Versalles, se volvieron una fuerza política derechista que, años
después, resurgió en forma de los Nazis, quienes lanzaron una ofensiva
arrolladora por toda Europa.
Es decir, las guerras no necesariamente terminan cuando los políticos o
diplomáticos estrechan las manos y firman tratados. Crecen como una llaga y se
alimentan de las cuestiones no resueltas; vuelven a salir– a veces peor que
antes.
Y a veces regresan a su tierra natal.
Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.
--(c) '09 maj
{Fuente: Hausen, Karin, "The Day of National Mourning in Germany", pp.
127-146; Insider, Gerald and Gavin Smith, ed., Between History and Histories:
The Making of Silences and Commemorations (Toronto; Univ. of Toronto Press,
1997.) ]
*N de la T. “Rendición extraordinaria” es un término utilizado en los Estados
Unidos para la entrega de sospechosos de terrorismo a terceros países para
interrogación; también se llama “tortura por proxy”.
Grabado el 5 de diciembre 2009 Audio grabado por Noelle Hanrahan:www.prisonradio.org Circulado por Fatirah litestar01@aol.com Traducción: Amig@s de
Mumia, Mx
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