Mohamedou Ould Slahi quedará libre
18 de agosto de 2016
Diario de Guántanamo de Mohamedou Ould Slahi
La Junta de Revisión Periódica establecida por el gobierno de Barack Obama aprueba su
excarcelación.
Slahi podrá escribir pronto la palabra “fin” en el capítulo más oscuro de su vida. La Junta
de Revisión Periódica, establecida por la administración de Barack Obama, ha
dado el pasado 20 de julio el visto bueno a la puesta en libertad de Slahi, que
lleva 14 años encerrado en la cárcel en la base militar de Guantánamo sin que
jamás se le acusara de delito alguno. Pese a que buena parte del relato está
censurado, el diario de su cautiverio, Diario de Guantánamo que
Slahi logró publicar en 2015 tras años de batallas legales, constituye un
espeluznante recuento de los aberrantes abusos que sufrió durante su estancia
en la cárcel en territorio cubano.
La organización de derechos civiles ACLU, que asumió su defensa, celebró la
decisión, pero advirtió de que aún queda camino por delante. “El
nuevo capítulo en la vida de Slahi no podrá comenzar hasta que el Pentágono lo
transfiera, y debería comenzar ese proceso de inmediato”, reclamó
Hina Shamsi, directora del Proyecto de Seguridad Nacional de ACLU.
Slahi nació en Mauritania en 1970 y ganó una beca para estudiar en Alemania. A
comienzos de los años 90, se entrenó en un campo de Al Qaeda, en la época en
que esta organización combatía al Gobierno comunista de Afganistán y era
apoyada, como subrayaron sus abogados, por Estados Unidos. Slahi, que estudió
ingeniería electrónica, trabajó varios años en Alemania y Canadá, antes de
regresar a su país en 2000. Un año más tarde, después del 11-S, fue detenido a
petición de Estados Unidos, lo que supuso el inicio de su infierno particular
que lo llevó a una prisión en Jordania, luego a la afgana de Bagram y,
finalmente, a Guantánamo, donde permanece prisionero desde 2002. El motivo de
su detención eran sus posibles lazos terroristas, pero las autoridades
estadounidenses nunca llegaron a presentar cargos contra él. Aun así, fue uno
de los dos seleccionados para el programa de “Proyectos Especiales” aprobado
personalmente por el secretario de Defensa de George W. Bush, Donald Rumsfeld.
El propio Slahi explica en su libro en qué consistía ese trato “especial”:
privación de sueño y alimentación; obligación de escuchar toda la noche, de
pie, canciones de heavy metal a todo volumen, le volcaban un cubo de agua sobre la cabeza y luego bajaban la
temperatura de su celda al máximo…
En 2010, un juez federal validó su petición de hábeas corpus y
decretó su liberación, pero el Gobierno recurrió y paralizó la decisión. Hasta
ahora. Una junta revisó su solicitud de libertad provisional el 2 de junio. La
decisión llegó el 20 de julio. En el escrito, los responsables tuvieron en
cuenta el “comportamiento altamente obediente” de Slahi durante su detención,
así como “claros indicios de un cambio de actitud” en el preso.
Pero todavía falta la fecha para la salida definitiva, Slahi se encuentra entre los 61
presos que quedan en Guantánamo. “Sigue
habiendo decenas de hombres atrapados en la miseria que constituye la detención
indefinida en Guantánamo”, recordó ACLU. “El
tiempo se le está acabando al presidente Barack Obama para cumplir su promesa de cerrar
Guantánamo y evitar que esta injusticia manche su legado”, advirtió la organización.
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