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21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

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Escondiendo el repugnante negocio de la tortura

Exclusiva: Una característica espeluznante de la “guerra contra el terror” fue la incursión de Estados Unidos en [el uso de] la tortura, pero las autoridades decidieron que la gente de a pie no debería preocuparse por esta monstruosidad, según reporta el ex analista de la CIA Ray McGovern.

Ray McGovern
ConsortiumNews
2 de junio de 2017

Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 29 de julio de 2017

Así que, ¿no creías en el poder del Estado Profundo? Bien, puede que cambies de opinión después de leer un reportaje en el The New York Times en el que [se informa que] las autoridades en Washington van a cargarse el informe del Senado de 6,700 páginas basado en cables originales de la CIA y otros documentos que no sólo detallan prácticas de tortura brutales durante la era de George W. Bush, sino que también muestran que los funcionarios de la CIA mintieron repetidamente al asegurar que estas prácticas inhumanas produjo información de cualquier valor de inteligencia.


Algunos de los detenidos originales encarcelados en la cárcel de la Bahía de Guantánamo, tal y como el ejército de Estados Unidos los exhibió.

En lo que equivale a una total violación de la confianza del pueblo [estadounidense] – por no mencionar su juramento a la Constitución – el presidente del Comité de Inteligencia del Senado, el senador Richard Burr, republicano por Carolina del Norte, ha retirado todas la copias y dejará el informe cerrado a cal y canto definitivamentere – desestimándolo como una “nota a pie de página en la historia”.

La única esperanza para aquéllos de nosotros que desean ver a los torturadores rendir cuentas es que algún patriótico relevador de verdades haya – o vaya a hacerlo – guardado el informe en un pendrive y lo haya [o vaya a hacerlo] enviado a WikiLeaks o a algún otro valiente medio de comunicación que lo publicará.

No es de extrañar que aquellas agencias e individuos involucrados en la tortura y aquéllos – como Burr – que temen a los torturadores, quieran mantener el informe [lejos] del escrutinio público. Según el Times, el informe completo describe las sesiones de interrogatorios “con pelos y señales” También “describe el origen del programa, identifica a los funcionarios implicados, y ofrece detalles del rol de cada agencia en el programa de prisiones secretas” en las que los detenidos fueron torturados.

¿Es esa la razón de que, cuando copias del informe original fueron enviadas a las agencias del Poder Ejecutivo, no se le permitiera a nadie leerlas? Katherine Hawkins, consejera senior del Constitution Project, inmediatamente calificó la devolución del informe al comité del Senado “extremadamente perturbadora”. Tildó de “absurdo” [el hecho de] que a nadie en el Poder Ejecutivo se le permitiera leer el informe del Senado, [después] de cinco años en proceso.

Lo que me dice el servilismo de Burr hacia las agencias de inteligencia que se supone él debe estar supervisando, es que esquivará todo aquello que pueda implicar al antiguo director de la CIA John Brennan y a sus cómplices en otras actividades espeluznantes.

Éstas incluyen la implementación del programa de ciber-ataque “Marble”, que permite hackear a servidores y computadoras y “confundir” la autoría del hacker (tal y como revelan los documentos originales de la CIA publicados por Wikileaks el 31 de marzo [de 2017]; sin embargo, no examines esta revelación en el Times).

Sí, lo has oído bien. El antiguo Director Técnico de la Agencia de Seguridad Nacional William Binney y yo mismo estamos convencidos que el “hackeo” al Comité Nacional Demócrata no fue realizado por Rusia, sino más bien por un costoso y muy sofisticado programa que permitiría a la CIA hackear computadoras como las del CND, dejando pequeñas “pruebas delatadoras” – como letras cirílicas, por ejemplo – con el objetivo de “desorientar” [la búsqueda] de quienquiera que estuviera detrás del hackeo.

Esto también podría explicar la razón de porque el antiguo director del FBI James Comey, quien parece ser un miembro fundador de la camarilla del Estado profundo CIA/NSA/FBI, denegó a sus propios técnicos ganar acceso físico a las computadoras del CND, por miedo a que pudieran descubrir más de lo que [inicialmente] podrían haber descubierto.

¿Cuáles son las probabilidades de que el senador Burr u otros “supervisores” vayan a interpelar sobre esto?

‘Muchísimas formas [de devolvértela]’

Alguien acaba inocentemente de sugerirme que deberíamos quejarnos directamente al líder de la minoría del senado Chuck Schumer, demócrata por el estado de Nueva York – con toda la buena intención del mundo, pero una idea totalmente ingenua. Schumer ha sido honesto al expresar su miedo de “entrometerse” con la Comunidad de Inteligencia.


Policia militar estadounidense posa con detenidos desnudos en la cárcel de Abu Ghraib en Irak

El 3 de enero de 2017, Schumer se mostró públicamente inquieto ante Rachel Maddow, de la MSNBC, acerca de cómo Trump se está burlando de las agencias de inteligencia estadounidenses y de sus valoraciones sobre las actividades cibernéticas de Rusia.

“[Él] es bastante estúpido al hacer esto”, le dijo Schumer a Maddow. “Deja que te lo explique, se enfrenta con la comunidad de inteligencia; tienen muchísimas formas de devolvértela. Así que incluso para un supuestamente duro y práctico hombre de negocios, es bastante estúpido al hacer esto”. (Maddow, quien ha presionado vigorosamente a favor de las teorías de la conspiración relacionadas con Rusia, no puso objeción al concepto de que los políticos electos deberían acojonarse ante la poderosa comunidad de inteligencia).

Con Barack Obama, este miedo surge nueve años atrás, cuando vi la primera señal que indicaba que Brennan tenía una enorme influencia sobre el candidato que incorporó para trabajar en la primavera del 2008.

En junio del 2008, cuando oí que el entonces senador Barack Obama había dado un giro de ciento ochenta grados sobre la problemática de responsabilizar a las grandes compañías de telecomunicaciones por violar nuestros derechos protegidos por la Cuarta Enmienda en relación a los inaceptables registros e incautaciones y decidió votar a favor de proteger a las compañías de telecomunicaciones de cualquier responsabilidad legal, me pareció [que habíamos llegado a] un punto de inflexión.

El 3 de julio del escribí al candidato Obama una carta abierta titulada: “Esto es un factor decisivo para este funcionario de inteligencia: hablo en base a 30 años de experiencia en materia de inteligencia. Desconozco quien te informó sobre la legislación de la implementación de las intervenciones telefónicas, pero este proyecto de ley es innecesario para la recopilación de inteligencia, más bien se trata de VENENO para nuestras libertades civiles — sin mencionar siquiera el inadmisible suministro de inmunidad retroactiva”.

Años más tarde, considerando el apoyo que Brennan parecía tener del Presidente Obama, recordé el sometimiento de Obama a las grandes compañías de telecomunicaciones y llegué a la conclusión de que fue probablemente Brennan quien le explicó las realidades del Estado Profundo al candidato a finales de la primavera del 2008.

Seis años más tarde, el modo descaradamente intrusivo en el que Obama hizo lo imposible para ayudar al director de la CIA Brennan a impedir la publicación del Resumen Ejecutivo de un informe del Comité de Inteligencia del Senado desclasificado sobre las prácticas de tortura de la CIA, escandalizaron al investigador jefe del comité, Daniel Jones. [Éste] le dio una extensa entrevista a Spencer Ackerman del Guardian en septiembre del 2016.

Jones y Ackerman informaron que la entonces presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, estaba determinada a sacar a la luz el informe sobre las prácticas de tortura de la CIA. En un discurso el 11 de marzo del 2014, argumentó que su publicación aseguraría que la tortura “nunca más sería de nuevo considerada o permitida”, y que las interferencias y los retrasos intencionados de la CIA significaban que el Senado se estaba enfrentado a un “momento decisivo” poniendo a prueba si el comité podría eficazmente desempeñar su supervisión, “o si nuestro trabajo puede ser frustrado por aquéllos a quienes monitoreamos”.

El 3 de abril, el comité votó 11-3 para autorizar una versión desclasificada del informe de tortura. Los senadores republicanos que habían largamente rechazado los hallazgos del informe se unieron a los demócratas, quienes los recibieron con los brazos abiertos.

Además, la CIA tenía a un aliado a quien Feinstein pudo no haber valorado [adecuadamente]: el Presidente Obama. La Casa Blanca anunció ese mismo día que la misma CIA dirigiría la revisión de desclasificación. La Comunidad de Inteligencia escogería eficazmente cuáles de sus vergüenzas esconder al público.

‘Torturamos a algunos tipos’

El jefe de personal de Obama, Dennis McDonough, actuando por Obama, jugó un papel central, respaldando las posturas de la CIA a cada instante. El hecho de que el jefe de personal de la Casa Blanca personalmente supervisara las negociaciones entre el comité y la CIA, hablan de la gravedad del problema.


El funcionario de la policía militar Charles Graner posa frente al cuerpo de Manadel al-Jamadi, después de que éste fuese torturado hasta la muerte por soldados estadounidenses en la cárcel de Abu Ghraib.

El 1 de agosto de 2014, Obama entró en la sala de reuniones de la Casa Blanca: “Hemos torturado a algunos tipos,” dijo. Pero añadió: “Es importante para nosotros no sentirnos demasiado puritanos al revisar el duro trabajo que esos chicos [en la CIA] tuvieron [que llevar a cabo]”.

Así que el tímido presidente, quien, como si se tratara de un gran espectáculo, anunció el fin de las prácticas de tortura (y el cierre de Guantánamo, que nunca sucedió) acabó exculpando a “esos chicos” de la CIA, y haciendo todo lo posible para que el pueblo estadounidense nunca supiera sobre las particularidades de lo que habían hecho.

Al final, la senadora Feinstein, con gran ayuda del líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, demócrata por Nevada, prevalecieron sobre Brennan y su equipo de juristas formado por McDonough/Obama. El satanizado Resumen Ejecutivo del informe fue publicado el 9 de diciembre del 2014, justo antes de que el Congreso se fuera a casa por navidad.

Sospecho que al final, Feinstein y Reid se enfrentaron a Obama con una especie de “opción nuclear”: Publica el Resumen Ejecutivo o el senador Mark Udall (quien acababa de perder su escaño y tenía poco que perder) lo leerá desde el pleno del Senado.

Esa pudo ser la última vez que alguien en Washington prevaleció sobre el Estado Profundo.

Ray McGovern trabaja con Tell the Word, un brazo editorial de la ecuménica Iglesia del Salvador en el centro de la ciudad de Washington. Fue analista de la CIA por 27 años. A principios de marzo del 2006 devolvió la Intelligence Commendation Medallion que le fue entregada cuando se retiró, para poder disociarse a sí mismo de una agencia [de inteligencia] involucrada en prácticas de tortura.


 

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