Mansoor Adayfi asistió a la
exposición “Guantánamo: arte en captividad” en el Parlamento Europeo (Foto:
Mansoor Adayfi)
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El arte de Guantánamo destroza
el silencio en los pasillos del poder
Una muestra evocativa en el Parlamento de la Unión Europea, que duró del 2 al 5 de abril, trascendió los
confines físicos de la prisión militar, ofreciendo una mirada conmovedora hacia
las vidas de aquellos atrapados dentro de sus paredes.
MANSOOR ADAYFI
Abril 21, 2024
Common Dreams
Desde las orillas distantes de la bahía de Guantánamo
al corazón del Parlamento Europeo en Bruselas, una poderosa muestra titulada
“Guantánamo: arte en captividad” emerge, destrozando el silencio que ha
envuelto desde hace mucho tiempo la infame prisión. La exposición, que
transmite conmovedoras historias de hombres detenidos, demostró el poder del
arte para darle vida a las imágenes inquietantes del dolor y sufrimiento que
han sobrevivido.
Atendiendo y presentando la muestra, acogí mi identidad como detenido 441 — un prisionero clasificado como lo peor de lo peor, pero quien, sin
embargo, y en contra de todas las probabilidades, fue recibido en el Parlamento
de la UE por segunda ocasión para dar una historia distinta acerca de
Guantánamo — la historia de los hombres. Nuestra historia.
Guantánamo está presente por segunda ocasión en el Parlamento Europeo. La primera vez fu el año pasado cuando dos miembros
irlandeses del Parlamento Clare Daly y Mick Wallace organizaron una conferencia
especial acerca del Guantánamo. La importancia de la reunión no puede
sobreestimarse y fue descrita como la “reunión más importante acerca de
Guantánamo”, destacando la gravedad de la lucha por los derechos humanos en
curso. Dio una Plataforma para que los ex detenidos, las familias de las
víctimas del 11/9, el ex relator especial de las Naciones Unidas en Guantánamo,
abogados, activistas y defensores levanten sus voces en contra de las
atrocidades cometidas en nombre de la justicia.
Incluso cuando estuvimos aislados del
resto del mundo y no teníamos nada en nuestras jaulas, usando tallos de
manzana, vasos de unicel y conchas como papel, dibujamos flores.
Como punto central, estuvieron los testimonios de primera mano de los horrores de Guantánamo. Ex detenidos y
personal militar, incluyendo al ex capitán militar y capellán musulmán James Yee, compartieron historias de
detención, tortura y resiliencia. Sus historias nos recordaron las víctimas
humanas de la detención indefinida y la necesidad urgente de justicia y
rendición de cuentas.
En el Parlamento hizo eco un mensaje rotundo: no descansaremos hasta que Guantánamo cierre y los derechos de cada
individuo sean honrados. Esta no fue sólo una reunión, sino un símbolo del
compromiso permanente del espíritu humano con la justicia. Que su impacto
inspire a futuras generaciones a luchar lo que es lo correcto y lo justo.
Mientras las voces llenaban la cámara, una acción colectiva emergió. A los asistentes se les pidió que confrontaran la
realidad de Guantánamo y exigieran rendición de cuentas por sus crímenes. A
través de poderosos testimonios, destacaron la lucha de los detenidos y la necesidad
de que sus perpetradores se hagan responsables.
El evento “Cierren Guantánamo” fue un grito movilizador para quienes creen en la dignidad y valor de cada ser humano.
Nos recordó que el silencio es equivalente a complicidad y nos instó a
continuar exigiendo justicia hasta que Guantánamo cierre y la justicia
prevalezca para todos.
El arte siempre estuvo presente en Guantánamo, incluso en los días de apertura del 2002 cuando el gobierno
estadounidense mandó a sus primeros prisioneros al Camp X-Ray. Incluso cuando estuvimos aislados del
resto del mundo y no teníamos nada en nuestras jaulas, usando tallos de
manzana, vasos de unicel y conchas como papel, dibujamos flores. Después,
utilizamos papel higiénico, té y jabón y escribimos poesía.
Por supuesto, cualquier forma de expresión artística, particularmente cuando encontramos maneras orgánicas de crear
belleza de la fealdad de la prisión, estuvo siempre en contra de las reglas de
la prisión. Los administradores, guardias e interrogadores rutinariamente
confiscaban nuestro trabajo y nos castigaban. Nos castigaban por cantar y
bailar también. Les daba miedo que, los monstruos que nos construyeron para
ser, estuviéramos enviándonos mensajes secretos entre nosotros, en lugar de
encontrar formas de lidiar con la brutalidad de la detención y la tortura. La
expresión artística nos hacía sentir humanos en un lugar que fue diseñado para
arrancarnos nuestra dignidad.
Antes del 2010, era habitual que el arte estuviera integrado en las sesiones de interrogación dentro de las cámaras. Las
obras de arte producidas durante estas sesiones eran rutinariamente confiscadas,
reconvertidas en evidencia y clasificadas de acorde. Un ejemplo ilustrativo es
un cuadro de Suliman, creado durante una sesión de interrogación en el 2007,
como prueba de sus habilidades artísticas para los interrogadores. El cuadro
tiene lleva múltiples estampas color rojo denotando su clasificación como
“secreto”. Suliman inscribió su nombre completo, la fecha y firmó en árabe.
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En el 2010, después de que el ex presidente estadounidense Barack Obama ordenara la completa revisión de
Guantánamo, las condiciones de vida mejoraron. Por primera vez desde su
apertura, nos permitieron acudir a clases de arte. Por supuesto, no éramos
libres, en ningún sentido para poder ir a estas clases y tuvimos que soportar
cateos humillantes y ser encadenados a escritorios y sillas mientras estábamos
en clase. Aunque sólo teníamos pocos minutos en clase y los materiales eran
limitados, estas clases nos daban un lugar en donde pudimos expresarnos más
allá de los confines de un sistema que nos criminalizó y nos trató como irremediables.
Pudimos dibujar y pintar el mundo exterior que más extrañábamos — el hermoso cielo azul, el mar, flores y la
naturaleza. Pintamos nuestro dolor, nuestro miedo, esperanza y sueños. Después
de ocho años de detención arbitraria, nos sentimos conectados de nuevo con
nuestra humanidad perdida. Cada pincelada coloreaba un pedazo de quienes alguna
vez fuimos.
Durante el gobierno de Obama, nos permitieron enviar nuestras obras a nuestros abogados y familias. El vieje de salida de
nuestro arte de Guantánamo fue parecido al nuestro y no fue libre de la
violencia que es Guantánamo.
Cada pintura que creamos tenía que atravesar un riguroso proceso de revisión y censura por parte de múltiples
agencias y departamentos para poder salir de la prisión. Algunas obras
desaparecieron, algunas fueron censuradas y silenciadas y otras lograron salir
de la prisión militar. ¿Ese barco era un mensaje? ¿Estaba el arte comunicando una amenaza
inmienente? Cualquier cosa sospechosa llevaba a la
desaparición inmediata (una sentencia de muerte). Si las obras de arte
sobrevivían el escrutinio de los censuradores, se registraban, numeraban y
estampaban. Basta decir que la estampa al revés del arte continúa siendo un
recordatorio de la violencia que soportamos y que muchos todavía hacen en Guantánamo.
Por otra parte, como los prisioneros de Guantánamo, algunas obras murieron en Guantánamo. Parte del arte sigue detenido
ahí esperando ser liberado.
A cierto punto, incluso el gobierno estadounidense creó una galería de arte en la prisión para exhibir nuestro arte
para los visitantes y los medios. Mientras que el arte nos ayudó a hacernos
humanos nuevamente, la administración del camp usó lo que creamos para
construir una ilusión de que fuimos tratados humanamente.
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Fui uno de los prisioneros que lograron salir de Guantánamo — más afortunado que varios que continúan languideciendo
detrás de las rejas. Mi viaje hasta este punto — de frente al Parlamento Europeo
como un hombre libre sin grilletes, cadenas ni guardias arrastrándome como
deporte — fue largo y arduo. Mientras veía cada cuadro con mi playera naranja
puesta, por primera vez después de mi liberación en el 2016, los recuerdos de
un lugar que me torturó y detuvo llegaron como flashes a mi mente, las lágrimas
nublando mi vista mientras que me reconectaba con mis pinturas. No sólo fueron
sentimientos de angustia, sin embargo, lo que llenaron mi memoria, sino de
resiliencia también — la resiliencia que sabía, en ese momento, que me llevaría
hasta aquí.
“Qué bonito es verlas nuevamente, queridas. Qué gusto que logramos llegar aquí enteros. Las extrañé”.
Estas son todas las cosas que les dije a mis pinturas, que jamás podrían ser reducidas a un trozo de papel, sino que son
testamentos de nuestra lucha por sobrevivir a pesar de la crueldad inimaginable.
Esta muestra evocadora, que estuvo del 2 al 5 de abril, trascendió los confines físicos de la prisión militar,
ofreciendo una ojeada conmovedora hacia las vidas de aquellos atrapados dentro
de sus paredes. Cada pincelada es un testamento de la resiliencia de los
artistas, una súplica silenciosa de justicia. Cada pintura es prueba de la
supervivencia al mismo tiempo que es un acto de resistencia. Encomendamos
nuestros secretos, lágrimas y esperanza al arte de Guantánamo.
Mientras que el gobierno estadounidense suprimió nuestras voces al prohibir y amenazar con quemar nuestras obras en el
2017, los valientes europarlamentarios como Stelios
Kouloglou, Daly y Wallace han inhalado vida de nuestras creaciones, retando
estas medidas opresoras y amplificando nuestros gritos por justicia. Es un
honor para mí ser el curador de esta exposición. “Arte de Guantánamo” marca un
momento histórico — un faro de esperanza iluminando la obscuridad de la
secrecía y el aislamiento.
Las obras exhibidas varían de retratos conmovedores que capturan la profundidad de la experiencia humana a los
paisajes inquietantes que son un eco de la desolación del confinamiento. Cada
pieza narra una historia de sueños rotos, aspiraciones sofocadas y voces anhelando
ser escuchadas.
Estas creaciones narran historias de sueños que fueron encarcelados y de aspiraciones que fueron sofocadas. Funcionan
como un crudo recordatorio del costo de las políticas humanas envueltas en
secrecía, exhortándonos a confrontar las verdades incómodas y a exigir responsabilidad.
Mientras los visitantes navegan la exposición, fueron confrontados con verdades incómodas — las consecuencias
humanas de políticas decretadas en nombre de seguridad nacional. El arte se
convirtió en un llamado por acción, exhortando una exigencia por
responsabilidad y el respeto de los principios fundamentales de los derechos humanos.
Entre las voces colectivas, cuatro nombres resuenan con la resiliencia permanente Khalid Qassim, Moath
Al-Alwi,Tawfiq Al-Bihani y Ammar al-Baluchi. Estos artistas, encarcelados en Guantánamo por
más de dos décadas a pesar de que tres de ellos han sido aprobados para salir,
continúan desafiando la injusticia a través de su arte, sus espíritus sin
romperse con el paso del tiempo. Su arte, que sangra detrás de las rejas, es un
epítome del inquebrantable espíritu de resiliencia en cara a la
injusticia.
Entre los asistentes estaban los abogados de Guantánamo Alka Pradhan y la teniente de la marina Jennifer Joseph,
que representan a varios prisioneros. Durante un panel de discusión, Pradhan
destacó las complexidades legales que rodean Guantánamo, remarcando que “es
profundamente conmovedor presenciar la resiliencia y humanidad de hombres que
han aguantado sufrimiento inimaginable. Esta exposición es un conmovedor
recordatorio de la crisis en curso en Guantánamo y recalca la urgente necesidad
de una unidad global para ponerle fin a esta atrocidad”.
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El impacto de “Arte desde Guantánamo” trascendió las paredes del espacio de exhibición. Funcionó como un llamado para
llevar hacia adelante estas historias, abogar por justicia y libertad más allá.
Déjanos amplificar las voces de aquellos que buscan justicia y hablan de
resiliencia a pesar de su confinamiento. Ojalá que esta exposición encienda
conversaciones que desencadene una acción — una exigencia colectiva para el
cierre de Guantánamo y un renovado compromiso de rendición de cuentas.
Esta es una oportunidad para presenciar de primera mano el espíritu humano imperecedero en cara al sufrimiento
inimaginable. Juntos, asegurémonos de que estas historias sean escuchadas y que
la lucha por la justicia continúe.
Hoy, 30 individuos permanecen encarcelados en Guantánamo, 16 de los cuales han sido aprobados para ser
liberados. Sin embargo, a pesar de esfuerzos para atender la situación,
persisten los reportes de abuso en la prisión. El mes pasado, los detenidos en
Guantánamo iniciaron una huelga de hambre para protestar el maltrato y abuso
que sufrieron, sin embargo, el gobierno estadounidense continúa a suprimir
dichos reportes, negándole acceso a la prisión a los periodistas para un
reportaje preciso.
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Durante su visita a Guantánamo el año pasado, le ex relatora especial de la ONU Fionnuala Ní Aoláin expresó
importantes preocupaciones en relación al trato de los prisioneros. Su reporte destaca asuntos alarmantes como la detención en
curso de individuos sin juicio, acceso limitado a atención médica y el
potencial uso de métidos de tortura incluyendo periodos prolongados de
confinamiento solitario. Además, enfatizó la ausencia de procesos legales
apropiados, llamando la atención al encarcelamiento prolongado de individuos
sin juicios formales.
Guantánamo simboliza injusticia, tortura y abuso de poder. Es en donde la humanidad y la belleza están sentenciadas a
muerte. Sin embargo, la expo “Arte desde Guantánamo”, en el parlamento europeo
transmite un mensaje diferente — uno de supervivencia. Esto es el por qué
debemos prestar atención al llamado por justicia y rendición de cuentas que
está profundamente incrustado en cada uno de los cuadros. Ahora que varios de
nosotros hemos sido testigos de las poderosas historias de los hombres, debemos
asegurarnos que jamás sean silenciados nuevamente y al hacer eso,
comprometernos con la búsqueda de la justicia, dignidad y libertad para todos.
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