Los altercados en las reuniones públicas y el
movimiento fascista
Jueves, 13 de agosto de 2009 Dennis Loo
Ya hemos oído casi todo acerca de las reuniones públicas tumultuosas sobre el
sistema de salud. El Washington
Post del 11 de agosto de 2009, por ejemplo, escribe sobre la visita del
senador Arlen Specter a una reunión pública en Lebanon, Pensilvania, que produjo
una escena similar a la que encontró la semana pasada en
Filadelfia, y sale este pasaje revelador:
"’Usted ha despertado un gigante durmiente,’ dijo Katy Abram, de 35 años de
edad, una madre y ama de casa de Lebanon. ‘No quiero que este país se convierta
en Rusia, un país [donde todo es] nacionalizado.’
“Specter lidió con 13 preguntas antes de que alguien expresara su apoyo a los
proyectos de reforma del sistema de salud. La que hizo la pregunta no. 14,
Marilyn Boogaard, dijo sentir nerviosa al ponerse de pie y decir algo positivo
sobre el plan de salud de los demócratas, por miedo de ser abucheada.
"’Casi no quise hacer mi pregunta porque [el ambiente] es tan
intimidante,’ dijo Boogaard, de 58 años, una enfermera especialista de
Lebanon.”
En la reunión pública a la cual Obama iba a asistir, el noticiero MSNBC
informó:
“Fuera del lugar donde el presidente Obama presidirá la reunión, un
manifestante anti-Obama carga un arma, una pistola atada con correa a la pierna
inferior.
“El jefe de policía local dijo que es legal que el hombre trae una pistola
permitida, con tal que no la esconda. Lo que es más, como está en propiedad
privada, el patio de una iglesia, tiene permiso para estar allí.”
El viernes, en otra reunión pública, el representante de Oklahoma John
Sullivan (R) puso
en entredicho la autenticidad de la partida de nacimiento de Barack Obama,
alimentando y legitimando aún más la histeria de los nacimentistas bobos.
¡¿Qué ch.....?!
Algunas personas miran todo esto y piensan, “Esto está loco.”
Está loco, pero esta locura tiene un método subyacente fatal. La
intimidación y la atmósfera amenazante y pendenciera --avivadas por la
propaganda alarmista, fabricada, mentirosa y tergiversada de los órganos
derechistas extremistas de la red noticiosa Fox, el movimiento fascista
cristiano y la gama de fascistas que trabajan coludidos con la dirección del
Partido Republicano-- son resueltas, tramadas, y muy peligrosas.
Como le dijo Marilyn Boogard al Washington Post, tenía miedo de decir
algo positivo sobre los demócratas debido a la actitud propia de una turba de
linchadores que se azuzaba. Eso es notable si se lo piensa: en las reuniones
públicas, donde el discurso civil es la norma, la gente que apoya al partido
mayoritario en el Congreso y al partido de la Casa Blanca casi siente demasiado
asustada como para hablar ante unos conservadores que echan humo por las orejas
porque piensan que Obama es un presidente ilegítimo, un socialista, y que el
Partido Demócrata está lleno de traidores.
Cuando un movimiento quiere tomar el poder, lo hace paso a paso. Hasta ahora
ya se han dado demasiados pasos hacia las normas fascistas. La transición de
tener demasiado miedo para hablar a ser callado físicamente es de hecho un paso
muy corto.
Es útil leer el artículo siguiente, escrito antes de los altercados en las
reuniones públicas, con los últimos acontecimientos en mente. No veo todos los
aspectos de la misma manera, pero esas acciones fascistas hacen que sea algo que
hay que leer:
¿Está Estados Unidos al borde del fascismo?
Sara Robinson, Campaign for America’s Future (Campaña para el futuro de
Estados Unidos), publicado en internet el 7 de agosto de 2009
“A lo largo de los años oscuros de la administración de Bush, los
progresistas miraban en horror mientras las protecciones constitucionales
desaparecieron, la retórica nativista aumentó, el discurso de odio se convirtió
en intimidación y violencia, y el presidente de Estados Unidos se apropió de
poderes que sólo exigen los peores dictadores de la historia. Con cada nuevo
ultraje, el pequeño puñado que nos hemos transformado en expertos sobre la
cultura y política derechista oiría una vez más de lectores preocupados: ¿Eso
es? ¿Nos hemos convertido finalmente en un estado fascista? ¿Hemos llegado
ya?
“Y cada vez que se levantaba esa pregunta, gente como Viruta Berlet y Dave
Neiwert y Fred Clarkson y su servidora alzaríamos la vista de nuestros mapas
como un padre durante un largo paseo en coche, y daríamos una sonrisa pálida de
tranquilidad. ‘Bueno... estamos en un camino malo, y si no cambiamos de rumbo,
podríamos terminar allá bastante pronto. Pero todavía queda mucho tiempo y
oportunidades de volvernos atrás. Miren, pero no se preocupan. Aunque parece muy
malo: no, todavía no hemos llegado allá.’
“Al contar los kilómetros de este viaje a la perdición, muchos de nosotros
confiamos en el trabajo del historiador Robert Paxton, quien es probablemente el
experto preeminente del mundo en el tema de cómo los países se vuelven
fascistas. En una ponencia publicada en 1998 en el Journal
of Modern History (Revista de la historia moderna), Paxton sostiene que
la mejor manera de reconocer el surgimiento de movimientos fascistas no es por
su retórica, su política, ni su estética. Más bien, dice, las democracias
maduras llegan al fascismo por un proceso reconocible, un conjunto de cinco
etapas que puedan ser la similitud familiar más importante que une toda la
colección de gobiernos fascistas del siglo 20. Según nuestra lectura de las
etapas de Paxton, todavía no se había llegado a ese punto. Teníamos los ojos
puestos en ciertas señales - una en particular – contra las cuales vigilábamos,
pero simplemente no la veíamos.
“Pero ahora sí. De hecho, si sabes lo que estás buscando, de repente lo ves
en todas partes. Es curioso que nadie me ha preguntado nada por un rato; pero si
me preguntaras hoy, yo te diría que si no estamos allí ahora mismo, seguramente
hemos dado la vuelta al estacionamiento y ahora estamos buscando un espacio. De
todos modos, nuestro futuro fascista estadounidense ahora domina el parabrisas
delantero - y aquellos de nosotros que valoramos la democracia estadounidense
tenemos que entender cómo llegamos aquí, lo que está cambiando ahora, y lo que
estará en juego en el futuro muy cercano si permitimos que esa gente gane... o
incluso si permitimos que mantenga su posición actual.”
El artículo completo está en AlterNet.
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