El Fiscal General de EE.UU. Eric Holder promete a Rusia no torturar a Snowden.
Un día vergonzoso para ser ciudadano de EEUU.
Por Dave Lindorff Couterpunch
31 de julio de 2013
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda
Me he sentido profundamente avergonzado de mi país en varias ocasiones. El bombardeo ordenado por Nixon en Navidad
sobre Hanoi y Haiphong que destruyó hospitales, escuelas y diques fue uno de
ellos. La invasión de Irak fue otro. El silencio del gobierno sobre la fatal
incursión de un comando israelí contra la Flotilla de la Paz en Gaza, en la que
fue asesinado un muchacho norteamericano de 19 años desarmado, fue el tercero.
Pero creo que nunca he estado tan avergonzado y asqueado como cuando leía hoy
que el Fiscal de EE.UU. Eric Holder ha enviado una carta al ministro ruso de
justicia en la que dice que EE.UU. “no pedirá la pena de muerte” para el
denunciante Edward Snowden que reveló el espionaje masivo de la Agencia de
Seguridad Nacional a los propios ciudadanos de EE.UU., de Europa y
prácticamente de todo el mundo. El fiscal general prometió que aunque EE UU.
presente después cargos adicionales contra él, no conllevarán pena de muerte en
ningún caso y que si Rusia entrega a Snowden a EE.UU. “tampoco será torturado.”
Así se ha llegado a esta situación en que EE.UU. debe prometer (¡a Rusia!) que no va a torturar a un
prisionero cuando lo tenga en sus manos –un ciudadano de EE.UU.– y por lo tanto
esa persona, Edward Snowden, no tiene ninguna base para pedir ser “tratado como
un refugiado o asilado”. ¿Por qué el fiscal general de EE.UU. tiene que hacer
estas patéticas promesas a su homólogo ruso?
Debido a que Snowden ha solicitado asilo porque sabe que está expuesto a sufrir torturas o a ser
ejecutado si es devuelto a EE.UU. para hacer frente al juicio por filtrar
documentos que demuestran que el gobierno está violando masivamente las
libertades civiles y la privacidad de todos los estadounidenses mediante el
control de las comunicaciones electrónicas de sus propios ciudadanos.
Snowden ha pedido asilo explicando lo que le podía ocurrir, porque sabe que a otro denunciante, el
sargento Bradley Manning, EE.UU. lleva meses torturándolo y ha estado más de un
año sin ser juzgado y encarcelado en régimen de total aislamiento, hasta ser
finalmente llevado a juicio con un tribunal improvisado donde el juez es tan
fiscal como jurista, y después de haber sido declarado culpable por el
Presidente de EE.UU., el mismo presidente que ya ha declarado culpable también
a Snowden.
Es realmente vergonzoso que nosotros, ciudadanos de EE.UU. tengamos que reconocer que vivimos en un país que tortura
a los prisioneros de su propia nacionalidad, que ejecuta casualmente a personas
con retraso mental, que son inocentes, que tienen abogados defensores que se
dormían mientras se presentaban las pruebas de sus clientes, a la vez que
también dormitaban el fiscal y el juez, que se les negó el acceso a las pruebas
de ADN que podrían haber demostrado su inocencia, y que finalmente fueron
condenados en base a las mentiras de los fiscales y testigos de cargo.
El sistema “judicial” de este país está pervertido y políticamente contaminado, como sabe todo el mundo,
incluida Rusia, que sabe que Snowden está diciendo la verdad cuando afirma que
es imposible que en EE.UU. se le someta a un juicio justo. Precisamente, el
Congreso ha aprobado leyes y el Presidente ha firmado leyes, que dan poder a
este gobierno para encarcelar sin juicio, indefinidamente y en régimen de
aislamiento a alguien como Snowden, a torturarle e incluso a asesinarle, no por
haber sido condenado a pena de muerte por un jurado, sino simplemente porque el
presidente haya dicho que ha actuado en complicidad con el terrorismo.
No es de extrañar que Rusia y otros países, entre ellos Venezuela, Bolivia y Nicaragua, hayan ofrecido o
estén considerando ofrecer asilo político a Snowden. Y tampoco es de extrañar
que en su obsesión por conseguir poner sus tiránicas garras sobre él, este
gobierno esté dispuesto a prometer (por lo que valga una promesa del gobierno
de EE.UU.) no matarlo o torturarlo.
La vergüenza y la ira son las únicas respuestas adecuadas a esa carta del Fiscal General Eric Holder.
Si este fuese un país que honrara el imperio de la ley, el fiscal Holder no tendría que prometer que no
lo va a torturar. Solo tiene que señalar la Constitución de EE.UU., en donde
figura la prohibición del “castigo cruel e inusual”. Y no tendría que prometer
un juicio justo a Snowden, sin pena de muerte por ninguno de los cargos. En
lugar de ello solo tendría que señalar “la presunción de inocencia y un juicio
oral y público con jurado elegido entre los pares del acusado” para resolver el
tema de la concesión de asilo.
En tal país, alguien como Snowden, con la ayuda de un equipo de buenos abogados, tendría una oportunidad
justa de demostrar al jurado que es inocente de los cargos frívolos de
espionaje del gobierno. Tendría una buena oportunidad de convencer al menos a
un miembro del jurado de su inocencia absoluta acerca de todos los delitos que
se le imputan, lo que haría que resultase imposible su condena.
Pero este país no es así, al menos actualmente.
En los tribunales actuales de los EE.UU. de hoy, sabemos que el Departamento de “Justicia” tratará de impedir
el testimonio sobre los motivos de la filtración de los documentos volcados de
los ordenadores de la NSA por Snowden. Pedirán al juez que limite los
argumentos y testimonios de la defensa al tema escueto de si volcó o no los
documentos de lo ordenadores de la NSA y los difundió, no si los archivos
ponían al descubierto las violaciones de la Constitución y por ello debían ser
expuestos a la opinión pública. Con nuestros jueces, nombrados por los
presidentes y confirmados por los senadores Demócratas y Republicanos, que
quieren juristas que favorezcan el secreto del gobierno y por lo general que
estén siempre del lado del gobierno y contra el pueblo, se puede dar por hecho
todo lo que le convenga al gobierno. En tales circunstancias, un acusado como
Snowden, que enfrenta cargos de espionaje y robo de secretos de Estado, no
tiene ninguna posibilidad de defensa. El juicio sería al estilo Lewis Carrol:
“¡El veredicto primero y las pruebas más tarde!”
Esperemos que al presidente Vladimir Putin no le presione EE.UU. con el argumento de que Snowden no tiene
nada que temer volviendo a EE.UU. a enfrentarse con la “justicia”.
Ya es suficientemente malo que a los estadounidenses se nos tenga que caer la cara de vergüenza al oír las
promesas del Ministerio Público, más falsas que la burra de Judas, cuando se
contrastan con la realidad de que existe todavía un sistema jurídico justo en
los EE.UU. y que Estados Unidos respeta los derechos humanos y el imperio de la ley.
No se nos debería obligar a soportar otra farsa judicial como la de Manning, esta vez contra Edward
Snowden.
A Snowden se le debe conceder asilo en Rusia o autorizar su viaje a cualquiera de los otros países que han
tenido el coraje de ofrecerle asilo bajo las amenazas del imperio de la muerte.
Si vamos a tener más juicios sobre espionaje a EE.UU., que sean contra el mismo Fiscal General del Estado
Eric Holder y contra el propio presidente Obama.
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* Dave Lindorff es miembro fundador de ¡ThisCantBeHappening¡ (¡esto no puede
estar pasando¡), periódico colectivo y contribuyente de Hopeless: Barfack Obama
and the Politics of Illusion (Ak Press).
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/07/29/a-shameful-day-to-be-a-us-citizen/
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/101214-pushkov-rusia-asilo-snowden-sanciones-respuesta
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article55607
http://www.elmundo.es/america/2013/07/26/estados_unidos/1374854331.html
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