worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


Le echaremos de menos a Howard Zinn

Sunsara Taylor
31 de enero de 2010


No hay bandera suficientemente grande para cubrir la vergüenza de matar a gente inocente.

- Howard Zinn

Howard Zinn llevó una vida de principios y de resistencia. Su muerte hoy, de un ataque al corazón, es una enorme pérdida para la gente del mundo. Pocas personas aprovecharon tan consecuentemente la plataforma y el respeto ganados para enfocar una luz sobre los delitos cometidos en nuestro nombre, hacer que la gente se dé cuenta de las verdades que este sistema trata de ocultar, y fomentar un clima y un espíritu de resistencia y de decir verdades. Zinn tomó una postura contra las injustas de imperio de Estados Unidos.

Zinn excavó la historia genocida de este país que otros habían enterrado. Desafió a generación tras generación a leer y pensar fuera de los márgenes del discurso académico aceptable. Fui a escucharlo hace poco en la Universidad de Chicago y miré la reacción de los estudiantes de primer año que nunca habían oído esa clase de historia - historia radical y verídica - que Zinn hacía cobrar vida... o el humor y el reto amigable que lanzaba a cada persona en el auditorio a dedicar su vida a algo más significativo que sólo sacar una nota, conseguir una carrera o hacerse camino. Zinn vivió una vida dedicada a la gente y a un futuro mejor, y desafió a cada persona que conoció a hacer lo mismo.

Aquí está un enlace a una entrevista que Raymond Lotta le hizo a Howard para el Obrero Revolucionario (ahora el periódico Revolución) en 1998:

El 24 de noviembre de 1998, el economista político maoísta Raymond Lotta conversó con Howard Zinn sobre el centenario del imperialismo estadounidense y las perspectivas radicales para el futuro.

RL: Howard, qué alegría conversar contigo; te agradezco por concedernos esta entrevista.

HZ: El placer es mío.

RL: Tus libros han influenciado a muchos estudiantes, activistas e intelectuales. Qué tal si nos cuentas cómo te hiciste historiador y cómo ves el papel del historiador.

HZ: No me dediqué a la historia porque quisiera ser historiador, erudito ni académico, ni porque quisiera escribir artículos para revistas eruditas, ir a conferencias académicas ni presentar ponencias ante aburridos historiadores. Empecé a estudiar historia porque a los 18 años ya era militante.

Trabajaba en un astillero, estaba organizando a los trabajadores jóvenes. Ese fue mi primer roce con las ideas radicales; leí a Marx, a Upton Sinclair, a Jack London y el libro Las uvas de la ira [de John Steinbeck]. Así que era un joven con conciencia política que trabajaba en un astillero. Trabajé ahí tres años. Luego entré a la Fuerza Aérea, donde fui bombardero. Cuando salí tuve diferentes trabajos.

Tengo muchas influencias: soy de una familia obrera... en mis memorias hay un capítulo titulado "Crecer con conciencia de clase", sí, me crié con conciencia de clase; esa es una expresión que no se oye mucho en Estados Unidos... así que mi conciencia de clase... mi experiencia en la guerra [II Guerra Mundial], mis complicadas reacciones a esa guerra, la dizque "mejor guerra", la "guerra buena"... el haber vivido con mi esposa en un barrio obrero y criado dos hijos en difíciles situaciones... estudié con ayuda del gobierno por ser ex combatiente mientras trabajaba en una bodega... fui miembro de diferentes sindicatos, me interesó el movimiento obrero y empecé a leer la historia de las luchas laborales.

Cuando empecé a estudiar historia y a pensar en ser profesor y escribir sobre la historia, ya sabía que no sería un profesor neutral; no iba a ser simplemente un académico.

RL: Tenías una idea clara sobre la clase de historiador que querías ser.

HZ: Quería que lo que escribía y enseñaba sobre la historia fueran parte de la lucha social. Quería ser parte de la historia y no simplemente un cronologista y maestro de historia. Así que ese criterio ante la historia, que la historia misma es un acto político, por decirlo así, es algo que siempre ha guiado lo que he escrito y lo que he enseñado. Desde el momento que puse pie en un aula, sabía que no iba a ser uno de esos maestros a los que los estudiantes al fin del curso o al fin del año les preguntan cuál es su posición. ¡Lo iban a saber desde el principio! Ese fue y sigue siendo mi modo de pensar.

RL: ¿Cómo ves la posibilidad de tumbar las barreras que separan tu trabajo como intelectual en la universidad de lo que pasa en el resto de la sociedad?

HZ: De dos maneras. Primero, llevando el mundo a las aulas, los temas actuales. Siempre, sin importar el curso que enseño, ya sea teoría política o derecho constitucional... siempre hay que estar comparando y contrastando lo que dicen los libros, lo que demuestra la historia, el pasado y lo que está pasando en el mundo en ese momento. Así que para mí el aula siempre ha sido un terreno en el que se juntan el mundo de afuera y el mundo de la universidad.

Pero eso no es suficiente; nunca pude limitarme a la vida académica, tenía que participar en el mundo de afuera. Si no hubiera participado en el mundo de afuera, el mensaje que les daría a los estudiantes sería [se ríe]: qué magnífico es pasar hablando de todas estas cosas en el aula, es fabuloso, pero no tienen que tener ninguna relación con eso. Con mi ejemplo, quería hacerles ver qué es lo importante en la vida.

Mi primera cátedra fue en la Universidad Spellman de Atlanta, Georgia, en los años del movimiento de derechos civiles. Ahí enseñé siete años, y me incorporé rápidamente en el movimiento. Vi que tenía que cumplir mi papel como maestro tanto en lo que hacía fuera del aula como en lo que enseñaba en ella.

Más...


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net