Las familias solicitantes de
asilo que fueron separadas por el gobierno estadounidense sufrieron tortura,
concluye PHR en un nuevo estudio
Los niños, niñas, padres y madres que fueron separados
por la fuerza sufren TEPT, depresión y ansiedad
Comunicado de prensa
25 de febrero de 2020
Press release available in English here.
Una nueva investigación de
Physicians for Human Rights (PHR) documentó trauma psicológico grave en
integrantes de familias que fueron separadas por el gobierno estadounidense en
la frontera sur de los EE.UU.
Según el informe de PHR, con base en evaluaciones
psicológicas profundas de 26 personas solicitantes de asilo (nueve niños y
niñas y 17 padres y madres), la práctica gubernamental de separar por la fuerza
a las familias que solicitan asilo constituye un trato cruel, inhumano o
degradante y, en todos los casos que evaluó PHR, cumple con los criterios de tortura.
La administración Trump probó en secreto la práctica de separación forzada de las
familias con el objetivo específico de desalentar a los migrantes de
trasladarse a los Estados Unidos en 2017 e intensificó su uso en la frontera
sur de abril a junio de 2018, antes de que un requerimiento judicial la
suspendiera. Sin embargo, según las cifras del gobierno, la separación de
familias ha continuado, y muchas de estas familias todavía no son reunificadas.
El nuevo informe de PHR, ‘Nunca volverás a ver a tu hijo’: los efectos psicológicos persistentes de la
separación de familias, proporciona, por primera vez, evidencia médica y psicológica de los daños
duraderos relacionados con la separación de familias. Hasta la fecha, es el
primer análisis que se basa en declaraciones medicolegales juradas escritas por
personal médico especializado a partir de las evaluaciones psicológicas
profundas de niños, niñas, padres y madres solicitantes de asilo. Estas
personas huyeron de sus países de origen (El Salvador, Guatemala y Honduras) en
busca de refugio en los Estados Unidos, solo para ser separadas por la fuerza
en la frontera, antes del 26 de junio de 2018, y enviadas a centros de
detención a cientos o miles de millas de distancia de sus familiares.
Dentro del grupo específico evaluado por PHR, se observó que todos los niños y niñas
separados (9) y todas excepto dos de las personas adultas (15 de 17) cumplían
con los criterios de diagnóstico para trastorno de estrés postraumático (TEPT),
trastorno depresivo mayor (TDM) o trastorno de ansiedad generalizada (TAG);
diagnósticos que profesionales médicos independientes consideraron muy
coherentes y vinculados con la experiencia de la separación familiar. Aunque
este estudio se centra en las experiencias de un grupo reducido de personas,
los testimonios de las 26 personas evaluadas ayudan a ilustrar las experiencias
de otras familias separadas en virtud de la política de la administración Trump.
Con arreglo a la definición que figura en la Convención de las Naciones
Unidas contra la Tortura, el personal experto de PHR concluyó que
las autoridades estadounidenses, de forma deliberada, realizaron acciones
discriminatorias que provocaron dolor y sufrimiento graves, con el fin de
castigar, coaccionar e intimidar a las personas solicitantes de asilo
centroamericanas para que renunciaran a sus solicitudes. PHR también considera
que la manera en que se puso en práctica la separación de familias fue una
forma de desaparición forzada temporal, lo que ocurre cuando el Estado oculta
el destino o paradero de una persona privada de su libertad.
“Los casos de separación de familias documentados por PHR representan una forma de
tortura por el gobierno estadounidense”, afirmó Ranit Mishori, MD, coautora del informe y
asesora médica sénior de PHR. “Incluso cuando fueron evaluados por profesionales
médicos después de un año de estar reunidos con sus familias, estos niños,
niñas, padres y madres todavía muestran signos de trauma compuesto, incluyendo
TEPT, depresión y ansiedad”.
A pesar de la indignación pública generalizada en años recientes, la separación
de familias que solicitan asilo en los Estados Unidos continúa hasta la fecha.
Según las cifras proporcionadas por el gobierno a la American Civil Liberties
Union, más de 1,110 familias han sido separadas desde el 26 de junio de 2018,
fecha en que se expidió un requerimiento a nivel nacional para suspender las
separaciones. Desde julio de 2017, se ha separado de sus familias a un total de
5,512 niños y niñas.
“Nuestros hallazgos proporcionan evidencia contundente sobre los efectos adversos y duraderos
para la salud mental relacionados con la separación forzada de las familias que
realizó la administración Trump”, dijo la Dra. Mishori.
Debido a los actos de violencia selectiva sufridos en sus países, las familias
evaluadas por PHR llegaron a la frontera tras haber estado expuestas al trauma,
por amenazas de muerte, agresión física y sexual, familiares asesinados y
extorsión, principalmente por las actividades de las pandillas. Mediante los
relatos de estas personas, el informe de PHR describe cómo, poco después de su
llegada a los Estados Unidos, las autoridades migratorias arrancaron a niños y
niñas de los brazos de sus padres y madres, se llevaron a estos últimos
mientras sus hijos o hijas dormían o simplemente “desaparecieron” a los niños y
niñas mientras sus padres y madres estaban en los tribunales o recibiendo
atención médica.
Según las declaraciones medicolegales juradas que analizó PHR, la mayoría de las
familias no recibieron información alguna sobre el motivo de la separación, a
dónde enviarían a sus familiares y si se reunirían con ellos o cómo lo harían.
A menudo, se envió a los niños y niñas a centros de detención en estados
distintos a los de sus padres o madres.
El informe documenta episodios de crueldad hacia estas familias, como autoridades
que les decían a los padres y madres “nunca volverás a ver a tu hijo” o a una
niña pequeña que, si no se “comportaba”, no volvería a ver a su madre. Las
familias también informaron que las condiciones de detención eran terribles, lo
que incluía circunstancias de hacinamiento y malos tratos. Un niño relató que
el personal de un centro de detención lo golpeaba con zapatos.
El informe también describe que el Departamento de Seguridad Nacional no tenía
planes para la reunificación de las familias. Cuando esto por fin ocurría, era
de forma caótica y poco sistemática.
“Los funcionarios estadounidenses operaron bajo la apariencia de legalidad mientras
privaban a padres, madres, hijos e hijas de su derecho a la integridad
familiar. De forma deliberada, causaron daños graves con el fin de castigar a
las personas solicitantes de asilo y obligarlas a renunciar a sus solicitudes
de asilo”, declaró Kathryn Hampton,
coautora del informe y oficial sénior del Programa de Asilo. “El gobierno de
los EE.UU. debe respetar las normas nacionales e internacionales, cumpliendo
sus obligaciones de proporcionar reparaciones a las víctimas de tortura,
incluido el tratamiento de salud mental, para las personas afectadas por esta
política repugnante”.
“No se ha puesto fin a la separación de familias, y tampoco se ha reunificado a todas
las familias separadas”, dijo Donna McKay, directora ejecutiva de PHR.
“Pedimos a la administración Trump que reunifique inmediatamente a las
familias, incluidos los padres y madres deportados, y acabe de una vez por
todas con la separación de familias”.
El grupo de 20 profesionales de la salud que entrevistaron a las personas
solicitantes de asilo –incluidos psiquiatras, psicólogos, pediatras y otros
profesionales de la salud mental– documentaron que casi todos los padres y
madres mostraron síntomas y comportamientos acordes con el trauma y sus efectos
duraderos: estar confundidos, alterados y preocupados, llorar con frecuencia,
tener dificultades para dormir y pesadillas, estar gravemente deprimidos o
ansiosos, y tener manifestaciones fisiológicas de pánico y desesperación.
También señalaron que las reacciones de los niños y niñas incluyeron manifestar
conductas regresivas con relación a su edad, no poder retener la orina, llorar,
no comer y tener pesadillas y otras dificultades para dormir, así como
aferrarse a sus padres y madres y sentirse asustados incluso después de
regresar con ellos.
La gran mayoría de los diagnósticos de salud mental (TEPT, TDM y TAG) determinados por
el personal médico que realizó las evaluaciones concuerdan en gran medida con
los efectos del trauma que vivieron las familias durante la detención y
separación. El equipo médico recomendó que casi todos los niños, niñas y
personas adultas evaluados recibieran apoyo terapéutico, incluida la
psicoterapia, la liberación de las personas detenidas y los medicamentos psiquiátricos.
“La niña de siete años de edad a la que entrevisté manifestó, en un ejercicio de
dibujo, uno de los comportamientos más inhibidos que he observado en mis 20
años como psiquiatra infantil”, afirmó Stuart Lustig, MD, el psiquiatra infantil que
realizó una de las evaluaciones en las que se basó el informe. El Dr. Lustig ha
realizado numerosas evaluaciones forenses para personas solicitantes de asilo y
es un capacitador experto de PHR sobre este tema. “Ella mostró características
distintivas del trastorno de ansiedad por separación, incluido un nivel de
inhibición muy acorde con niveles elevados de ansiedad profunda, probablemente
asociados con el trauma de la separación familiar”.
El informe completo está disponible en phr.org/family-separation.
Physicians for Human Rights (PHR) is a New York-based advocacy organization
that uses science and medicine to prevent mass atrocities and severe human
rights violations. Learn more here.
Fuente: https://phr.org/news/las-familias-solicitantes-de-asilo-que-fueron-separadas-por-el-gobierno-estadounidense-sufrieron-tortura-concluye-phr-en-un-nuevo-estudio/
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