La Guerra de Irak - Un momento clave – Y la hora de actuar
Poco después del 11 de septiembre, el gobierno de Bush prometió
lanzar una guerra que durara toda la vida. No fue mentira. Hace tres años y
medio, invadió a Irak, esperando ganar rápidamente y continuar al próximo
blanco. Ahora enfrenta serios problemas y mucho caos en Irak. Esto es un
peligroso momento clave. En los corredores del poder se debaten asuntos de gran
consecuencia y el rumbo tomado influirá mucho a la configuración del mundo y la
situación política.
El sufrimiento de los iraquíes y la destrucción de su país solo
van de mal en peor tras los crímenes de guerra del ejército de ocupación
estadounidense y la violencia entre facciones rivales iraquíes que cada día
reclama más vidas.
Hace solo un mes, millones de personas fueron a votar, motivados
en gran parte por su oposición a la guerra. El día siguiente, Rumsfeld renunció.
Renacieron las esperanzas de parar la guerra, pero ahora afrontamos la realidad
de los planes de los que están en el poder. Como dijo un artículo del New
York Times: “En medio del estruendo del debate de planes rivales sobre Irak,
destaca una realidad: a pesar de la victoria demócrata el mes pasado, en
elecciones vistas como un referéndum sobre la guerra, la posibilidad de una
retirada rápida está desapareciendo como opción viable”. (“Idea of Rapid
Withdrawal From Iraq Seems to Fade”, 1 de diciembre de 2006).
La situación militar y la presencia estadounidense ahora
aproximan a una coyuntura en que se tomarán decisiones fundamentales. La
estrategia bushista para Irak ha resultado ser un desastre y los altos
funcionarios la critican ferozmente. Se postulan varias alternativas: seguir la
guerra hasta la victoria, mandar más tropas para estabilizar al país, reubicar
las tropas en fases, reducirlas, o fijar un plazo para una retirada en 2008.
Ninguna de esas opciones plantea un fin inmediato a la guerra; al contrario,
buscan la mejor manera de seguir adelante en la conquista global que Bush empezó
hace cinco años, y no condenan los crímenes de guerra cometidos que el gobierno
comete en la región.
En dicha situación, cuando hay fuertes debates dentro del
gobierno, surgen divisiones reales pero no hay soluciones fáciles, urge más que
nunca una oposición masiva que demanda un fin inmediato a esta guerra injusta.
Una oposición tan poderosa que les obliga a confrontar una población que no
acepta la perpetuación de crímenes de guerra en nuestro nombre. Sin ella, no
importa la multitud de problemas que encara el gobierno de Bush, no devendrá
nada bueno para los pueblos del mundo.
El gobierno de Bush quiere moldear la historia de una manera que
solo creará horrores y destrucción para la gente del mundo. El 28 de noviembre,
Bush declaró: “Una cosa que no voy a hacer es quitar las tropas del campo de
batalla antes de que se cumpla la misión”. La camarilla que está en el poder
tiene toda intención de arrollar al Medio Oriente y no permitir que surja ningún
desafío. Lo que hacemos nosotros puede determinar si el gobierno de Bush logre
su objetivo y siga adelante, o si lo paremos en seco.
En el portal de El Mundo no Puede Esperar hay artículos de
varias fuentes que analizan esta situación
aguda. Sobre todo, la situación nos señala la importancia de actuar
masivamente para poner fin a esta guerra y sacar del poder al gobierno criminal
que la dirige.
Faluya después de un bombardeo
Niño
iraquí que vio el asesinato de sus padres por soldados estadounidenses en un
retén.
Sobreviviente de la matanza de Haditha, en que soldados
estadounidenses mataron a su familia (y un total de 24 personas) el 19 de
noviembre de 2005.
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A pesar de que el informe del Grupo de Estudio de Irak critica
la actual estrategia de guerra en Irak y varios políticos y comentaristas
ofrecen críticas – a veces críticas feroces—del manejo de la guerra y llaman por
alguna “nueva dirección”, lo que falta en el debate en los corredores del poder
y en los medios de difusión es una discusión de la naturaleza injusta de la
guerra. El gobierno de Bush no ha “liberado” al pueblo de Irak; solo ha traído
muerte, destrucción y sufrimiento que es cada día peor. Las ambiciones del
gobierno de Bush apoyan claramente la construcción de un imperio global. El
problema de Irak no es una cuestión de errores cometidos al librar la guerra,
sino de la naturaleza de esa guerra.
He aquí unos hechos básicos que ilustran la naturaleza injusta
de la guerra y por qué hay que pararla en seco:
- Un estudio publicado hace poco en la revista médica británica The
Lancet usó métodos científicos para calcular que desde el inicio de la
guerra se han matado a 655,000 iraquíes y que el 90% murió por la violencia.
- En Ramadi la noche del 13 noviembre, por lo menos 35 personas murieron
cuando los tanques militares estadounidenses dispararon contra las casas, el más
reciente de varios masacres cometidos por Estados Unidos que han salido a la luz
a pesar, en muchos casos, de intentos de taparlos. Otros ejemplos son el
asesinato de 24 iraquíes civiles por la Infantería de la Marina estadounidense
en Haditha el 19 de noviembre de 2005, la violación y muerte a una joven de 14
años y la muerte de toda su familia en Al-Mahmudiyah, y el asesinato de 11
iraquíes, entre ellos 5 niños y una abuela de 75 años, en Ishaqi el 15 de marzo
de 2006.
- Las fuerzas armadas estadounidenses utilizaron fósforo blanco, que quema la
piel, contra el pueblo iraquí. Un tratado internacional limita su uso, pero
Estados Unidos se niega a firmarlo. Los funcionarios estadounidenses negaron
haberlo usado hasta que un documental italiano mostró fotos de las víctimas
inocentes.
- Las fuerzas dirigidas por Estados Unidos han atacado a concentraciones de la
población. En 2004, se realizaron dos ofensivas contra la ciudad de Faluya y
también a al Qaim, Tal Afar, Samarra y Nayaf, resultando en muchas bajas civiles
y una destrucción enorme de la infraestructura urbana que interrumpió los
suministros de necesidades esenciales como agua y medicinas. Esas tácticas de
sitio se prohíben en el artículo 14 del Protocolo II de la Convención de
Ginebra.
- La presencia de tropas estadounidenses en Irak solo ha exacerbado las
tensiones, la violencia sectaria y la guerra civil.
- El San Diego Union-Tribune informó el 9 de febrero: “Casi todos los
indicadores de producción petrolífera y de luz, agua y drenaje han caído debajo
de los niveles que existían antes de la invasión de Irak”.
- La tortura vista en las fotos de Abu Ghraib no fue producto de unos soldados
aislados, sino de órdenes de los niveles más altos del gobierno (como Rumsfeld),
y ahora la Ley de Comisiones Militares la ha legalizado. Se enjuició a un puñado
de soldados y se hicieron unos cambios, pero siguen saliendo a flote informes
sobre la tortura en los centros de detención estadounidenses de Irak.
Estos hechos solo representan una pequeña parte del sufrimiento
horrendo que la ocupación ha traído a los iraquíes. ¿Por qué no hay ningún grupo
de estudio bipartidista sobre eso? ¿Por qué no se condenan esos crímenes de
guerra en el Senado o la Cámara de Representantes?
La invasión y ocupación estadounidense ha convertido el país en
un auténtico infierno para los iraquíes. En la primera mitad de 2006, un
promedio de 1,000 personas por día murió violentamente (http://www.iraqbodycount.org/press/pr14.php).
Una investigación, hecha por destacados epidemiólogos, calcula que más de
650,000 iraquíes han muerto desde la invasión estadounidense en marzo de 2003
(http://www.democracynow.org/article.pl?sid=06/10/12/145222).
Cientos de miles de personas han quedado lisiadas e heridas. La Comisión de
Refugiados de la ONU informa que desde la invasión se han “desplazado” a la
fuerza a más de tres millones de iraquíes (http://www.unhcr.org/partners/PARTNERS/4458c0f22.pdf).
Uno de los principales argumentos contra la retirada de tropas
de Irak es que resultaría en una escalada de caos y violencia. La violencia en
Irak ahora es producto de una mezcla candente y complicada de factores desatados
por Estados Unidos, como la insurgencia antiestadounidense y la violencia
sectaria. Es real la posibilidad de que una retirada militar del país podría
provocar más tumulto y confusión en Irak y por toda la región.
Sin embargo, hay que confrontar la verdad básica de que una
prolongación de la ocupación no le traerá nada bueno al pueblo, sea de Irak,
Estados Unidos, la región o el mundo. Los soldados de Estados Unidos fueron a
Irak en números arrolladores como un ejército de conquista imperial, y ocupan
Irak sometiendo y reprimiendo la población para fomentar una “estabilidad” que
beneficia la operación y expansión de dicho imperio. Las matanzas, la tortura y
la humillación que Estados Unidos le impone al pueblo no son “errores” ni
“excesos”, sino un componente esencial de la misión de Bush, Cheney y
Rumsfeld.
No hay manera de hacer que la ocupación sea “más aceptable”. La
prolongación de la estancia de tropas estadounidenses en Irak, no importa si son
tropas de combate o “entrenadores y asesores”, sería la prolongación de una
situación en que las fuerzas armadas más poderosas del planeta ocupan y quieren
imponer su voluntad a un país invadido injustamente. Los últimos tres años y
medio nos han dejado un gráfico cuadro empapado de sangre de lo que
significa.
Los que dirigen esta guerra monstruosa están topando con grandes
dificultades y no hay ninguna salida fácil. Las matanzas que han hecho figuran
entre los crímenes más grandes de la historia. Cualquier “solución” que prevé la
continuación de la presencia militar de Estados Unidos sería una intensificación
y extensión de esos crímenes.
Mucha gente de este país que se opone a la guerra se siente
responsable por los horrores que el gobierno de Bush le ha causado a Irak y su
población. De hecho, tenemos una gran responsabilidad al pueblo de Irak y del
mundo. Plasmar esa responsabilidad en acción significa hacer todo posible para
construir un movimiento masivo de oposición política dedicado a sacar del poder
al gobierno de Bush y poner fin a la ocupación injusta, inmoral e ilegal del
país. Hay mucho que está en juego, para ahora y para el futuro, y no tenemos
mucho tiempo. Pero no es demasiado tarde para una oposición política de gran
impacto que transforma el terreno político de este país y tiene repercusiones
por todo el mundo. Más que nunca, ¡El mundo no puede esperar! ¡Fuera Bush y su
gobierno!.
El informe del Grupo de Estudio de Irak aborda el desastre que
ha resultado de la estrategia implementada por el gobierno de Bush en Irak y
aboga por una serie de medidas para salvar la situación inmediata y forjar un
plan que profundiza el dominio económico y militar de la región. Uno de los
mayores atractivos del informe, según su autor James Baker, es que es
“bipartidista”. Dice al principio: “Muchos estadounidenses están descontentos no
solamente con la situación de Irak, sino con el estado de nuestro debate
político sobre ese país. Nuestros líderes políticos deben adoptar una
orientación bipartidista para concluir responsablemente lo que es ahora una
guerra larga y costosa”. Otros grupos también están preparando propuestas para
una estrategia de Irak y Bush dijo hace poco que decidirá sobre ellas poco
después del Año Nuevo. Sin embargo, como recalcó Baker: “Esto [el informe del
Grupo] es el único consejo bipartidista que el presidente recibirá”.
El Grupo de Estudio es un grupo selecto de guardianes y
capataces del imperio, y le están dando a Bush una advertencia severa. Le dicen
enérgicamente que el rumbo actual pone en peligro toda la empresa. Un artículo
reciente de la revista New Yorker argumentó que si no cambia el rumbo de
la guerra de Irak, habrá un “daño permanente a los intereses
estadounidenses”.
La idea central del informe está clarísima. Llama a reubicar y
reconfigurar las fuerzas militares que están en Irak. Si esas propuestas se
aceptan, se iniciará una retirada gradual de tropas más o menos en 2008, pero la
presencia militar en Irak y en la región continuaría.
En otras palabras, la guerra continuará. La presencia militar
estadounidense quedará y posiblemente aumentará. El saldo de iraquíes muertos a
raíz de la invasión –una cantidad que ya está a varios cientos de miles y
más—aumentará. La posición militar y las relaciones políticas estadounidenses se
configurarán de acuerdo al objetivo de fortalecer el impulso imperial.
La fuerza del remolino
Millones de personas votaron por los demócratas porque querían
un alto a las guerras de Bush y pensaban que los demócratas defenderían esa
postura. Sin embargo, el debate entre los comentaristas ahora es si o no enviar
a más tropas, cómo reubicarlas, si o no extender la presencia de tropas de
combate más allá del 2008 y extender la presencia militar en general aún más, si
es mejor la fuerza militar o la presión política/económica o una combinación de
las dos para contener Irán y Siria, países que el liderato político considera
amenazas.
Ruge un debate sobre el informe Baker y la cuestión más amplio
de cómo Estados Unidos debe avanzar en medio del caos y desastre que el plan de
Bush ha desatado en el Medio Oriente, con las posibilidades de que todo salga de
su control en Irak, el Medio Oriente e incluso en este país. Como dijo un
editorial del New York Times, “la nación está envuelta en una crisis
política”.
El muy cacareado “bipartidismo” del informe Baker tiene el
objetivo, en parte, de superar lo que llama la “polarización política” del país.
Piensa lograr eso uniendo a toda la población –hasta los millones de personas
que se oponen a esta guerra injusta, brutal y aparentemente sin fin—alrededor de
su programa. Los líderes demócratas se sienten atraídos a ese informe como
limaduras de hierro a un imán. Harry Reid, el líder demócrata del Senado, dijo:
“El Grupo de Estudio de Irak le ha hecho un servicio tremendo e histórico al
pueblo estadounidense”, Hillary Clinton dijo: “El pueblo estadounidense ha
hablado. El Grupo de Estudio de Irak ha hablado. Expertos de todo el espectro
político han hablado. Hasta el candidato seleccionado por el presidente para ser
el secretario de Defensa ha hablado. Es hora ya de que el presidente escucha y
cambia el rumbo en Irak”.
“Un cambio del rumbo en Irak” no es lo que necesita el pueblo...
de Irak, del mundo o de este país. Lo que necesitan es un alto ya a esta guerra
injusta e ilegítima. El “bipartidismo” promocionado en Washington tiene el fin
de unir al liderato político del país en torno a planes reajustados para la
guerra, la conquista y la dominación, y de acallar el coraje popular que está a
punto de estallar. Consentir a las propuestas “razonables” del informe del Grupo
de Estudio de Irak y repetidas por gente como Reid y Clinton es someternos a la
fuerza del remolino. Las consecuencias de esa sumisión serían desastrosas.
Los problemas que James Baker, Lee Hamilton y los demás autores
del informe están tratando de resolver no son los problemas que encara la
población. El problema que la población encara se relaciona a la construcción de
un movimiento político masivo con la meta de poner fin a esta guerra y sacar del
poder al gobierno de Bush, y que al hacer eso transforma el clima político y el
debate político del país. En vez de “superar” la polarización, necesitamos mucha
más polarización, que incluye a gente de muchas nacionalidades, sectores y
regiones del país, resuelta en nuestra oposición a guerras de imperio y a todo
plan que las continuaría.
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