La ONU advierte de que se siguen negando los derechos
humanos a los detenidos liberados de Guantánamo
Uno de los cuadros que
Sabri al-Qurashi pintó mientras estuvo encarcelado en Guantánamo en 2014, antes
de su reasentamiento en Kazajistán (Cortesía de Sabri al-Qurashi).
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Voces del Mundo 29 de junio de 2023
Elise Swain, The Intercept, 27 junio 2023
Traducido del inglés por Sinfo Fernández
La Relatora Especial de las Naciones Unidas para la lucha contra el terrorismo y a favor de los derechos
humanos, Fionnuala Ní Aoláin, publicó esta semana una exhaustiva investigación sobre los abusos contra los derechos
humanos en Guantánamo. Tras una visita histórica al centro de detención y
entrevistas con detenidos actuales y antiguos, víctimas de los atentados del
11-S y abogados defensores de los derechos humanos, el informe detalla el
retraso de la justicia para las víctimas de atentados terroristas y la
injusticia continua para las víctimas de tortura.
El núcleo del informe es el problema de la inexplicable detención indefinida. «La arbitrariedad impregna
toda la infraestructura de detención de Guantánamo, haciendo a los detenidos
vulnerables a las violaciones de los derechos humanos y contribuyendo a las
condiciones, prácticas o circunstancias que conducen a la detención
arbitraria», dice el informe. La vida más allá de Guantánamo, para algunos
hombres, no es más que otro Guantánamo. Los que no pueden ser repatriados son
enviados en su lugar a un «tercer» país como Kazajstán, donde los exdetenidos
se han encontrado con más detenciones arbitrarias, descubrió Ní Aoláin.
La Relatora Especial destacó Kazajstán y los Emiratos Árabes Unidos como dos países «atrozmente»
preocupantes donde se ha enviado a hombres a otra forma de prisión. «En
Kazajstán, los exdetenidos permanecen de hecho bajo arresto domiciliario y no
pueden llevar una vida normal y digna debido a las medidas de seguridad
secundarias implantadas tras el traslado», escribió. En los EAU, Ní Aoláin
descubrió que «múltiples exdetenidos habían sido sometidos a detención
arbitraria y tortura, y uno permanece aún recluido en régimen de
incomunicación».
La investigación de la ONU descubrió que los hombres liberados de Guantánamo en acuerdos de reasentamiento
no han recibido un estatus legal adecuado por parte de sus países de acogida en
el 30 por ciento de los casos documentados. Esta falta de asilo corre el riesgo
de «impedirles a ellos y a sus familias el acceso a determinadas prestaciones
públicas, a la atención sanitaria, a la educación, así como a viajar al
extranjero o a una vía para obtener la ciudadanía, todos ellos derechos
fundamentales en virtud de la legislación internacional sobre derechos
humanos».
A principios de este año, una investigación de The Intercept reveló
que el expreso de Guantánamo Sabri al-Qurashi
se había quedado sin estatus legal desde
su traslado de Guantánamo a Kazajistán a finales de 2014. A lo largo de casi
una década en Kazajistán, el trato hacia él no ha hecho más que empeorar, por
lo que cada vez se siente más desesperado. «No tengo estatus oficial, ni
documento de identidad, ni derecho al trabajo o a la educación, ni a ver a mi
familia», dijo al-Qurashi. Sin un documento de identidad básico, no puede
enviar ni recibir dinero, paquetes o correo. Cuando quiere salir de su
apartamento, debe llamar a la oficina de la Media Luna Roja y pedir que le
acompañe la persona que le han asignado. Desde que fue liberado, no se le ha
permitido reunirse con su familia ni con su esposa en Yemen, lo que contradice
el acuerdo de reasentamiento negociado por el Departamento de Estado, que
supuestamente debía proporcionar estabilidad y una posible reunificación
familiar.
«No tienes derechos», afirma Al Qurashi que le dijeron las autoridades kazajas. No le permitieron
presentar cargos contra un hombre que le atacó en la calle, dejándole una
parálisis facial permanente.
Ahora Muhammad Ali Husayn Khanayna, el único expreso de Guantánamo en Kazajistán que sigue con vida, ha
hablado de las condiciones de su existencia. «Pronto cumpliré 10 años bajo la
arbitrariedad del gobierno kazajo en una ciudad remota sin motivo alguno»,
declaró a The Intercept. Confirmó
que a él tampoco le han dado nunca documentación de residencia, un documento de
identidad o su pasaporte. «Nos tratan como si fuéramos delincuentes que
entramos en el país sin que ellos así lo decidieran», afirmó Khanayna. Tanto
al-Qurashi como Khanayna contaron a The
Intercept que funcionarios kazajos los amenazaron con
devolverlos a Yemen. «Fuimos entregados por el gobierno estadounidense a las
milicias de Kazajistán», afirmó Khanayna. «No a un gobierno que tenga derecho
internacional o una ley que proteja a los ciudadanos».
El informe de la ONU pide que se «aborde urgentemente» la situación de los hombres «detenidos arbitrariamente»
en Kazajstán, los Emiratos y cualquier otro país con «graves violaciones
de los derechos humanos». Estados Unidos debe facilitar su reasentamiento de
nuevo en otro país de acogida, sostiene Ní Aoláin.
«Existe la obligación legal y moral de que el gobierno estadounidense utilice todos sus recursos
diplomáticos y legales para facilitar un nuevo traslado de estos hombres, con
garantías y apoyo significativos, a otros países», concluye.
Un representante del Departamento de Estado dijo previamente a The
Intercept que el gobierno de Estados Unidos no está de
acuerdo con la caracterización de que tiene una obligación «legal y moral» con
los detenidos reasentados. «Una vez que las garantías de seguridad han
expirado, y a la espera de cualquier renegociación específica de las garantías,
corresponde en gran medida a la discreción del país de acogida determinar qué
medidas de seguridad se siguen aplicando», dijo Vincent Picard cuando se le
pidió un comentario sobre los exdetenidos en Kazajstán.
Dado que Al Qurashi y Khanayna llevan casi una década atrapados en el purgatorio de los apátridas,
algunas de las recomendaciones del informe de la ONU llegan demasiado tarde. El
informe recomienda encarecidamente que, para todos los reasentamientos y
repatriaciones, «se establezca un sistema de seguimiento formal y efectivo como
parte de las obligaciones de reparación que tiene el gobierno de Estados
Unidos». De haber existido un sistema así cuando fueron trasladados, los
detenidos de Guantánamo en Kazajistán podrían haber recibido alguna ayuda. En
2015 declararon a VICE News que los malos tratos
comenzaron en cuanto bajaron del avión en el antiguo país soviético.
«Este fue un error de principio de los estadounidenses, y no van a poder cambiar nuestra situación dentro de
este país», dijo Khanayna a The Intercept.
«Sólo tienen que sacarnos de aquí». Dijo que preferiría ser trasladado a un
país árabe como Qatar porque tiene fama de tratar bien a los presos de
Guantánamo.
«El gobierno kazajo es un gobierno criminal. Nos ha tratado como animales», dijo al-Qurashi en respuesta
a las nuevas conclusiones de la ONU. «Me duele en el corazón».
Elise Swain es editora de fotografía de The Intercept. Antes de desempeñar este puesto, fue productora asociada del
podcast Intercepted, al tiempo que trabajaba en diversos ámbitos para la
página, como la escritura, la fotografía, el vídeo, la ilustración y el audio.
Antes de incorporarse The Intercept,
trabajó como artista independiente y es licenciada en fotografía y vídeo por la
School of Visual Arts. Reside en Brooklyn, Nueva York.
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