Orinando sobre Afganistán
Margaret
Kimberley www.blackagendareport.com 12 de enero de 2012
Las tropas de los EEUU cometen interminables atrocidades contra los pueblos a
los que han sido enviados a subyugar y ocupar. Las víctimas incluyen mujeres,
niños, los ancianos, los desarmados, aquellos que huyen de los norteamericanos y
aquellos que se acercan a los soldados extranjeros. Todas las categorías de los
ocupados son asesinables. La guerra y la ocupación es el crimen de raíz, desde
el cual las atrocidades fluyen. “A menos que el pueblo estadounidense declare
que no aceptará más un gobierno que tiene tropas estacionadas en la mayoría de
las naciones del mundo, la guerra y el terror serán la norma”.
El recientemente revelado vídeo de Marines estadounidenses orinando sobre afganos
muertos, identificados como luchadores Talibán, ha generado mucho debate,
pero desafortunadamente muy poco de ese debate tiene algún valor. Los
demócrata-liberales [estadounidenses] se retuercen las manos y declaran que
están conmocionados, escandalizados de ver tal terrible comportamiento de sus
tropas. La derecha se encoge de hombros y, o descarta la importancia de ese
comportamiento, o expresa su abierto apoyo [al mismo].
La Administración Obama trata de “tenerlo de ambos lados” al expresar
simultáneamente indignación y prometer el castigo a los delincuentes, pero a la
vez declarando que la continuación de la ocupación de Afganistán es una
necesidad. No tiene sentido que los Secretarios de Estado y de Defensa expresen
indignación y prometan castigar a los culpables cuando ellos mismos están a
cargo de la ocupación inherentemente asesina.
La profanación de cadáveres enemigos es una clara e inequívoca violación, no
sólo de la Convención de Ginebra, sino también de los principios morales que la
mayoría de estadounidenses dicen sostener. No es tampoco para nada sorprendente,
ni es el primer ejemplo del terror infligido sobre Afganistán.
A principios del 2011, un “escuadrón
de la muerte” de marines, completo con fotografías de trofeos humanos, se
hizo conocimiento del público. El escuadrón asesinó civiles en ataques
premeditados, atrayendo a la gente hacia puestos de control para luego lanzarles
granadas. Las fotografías crearon una indignación temporal, pero la inercia de
un sistema político y social dedicado a cometer atrocidades hizo que cualquier
oposición vocal inevitablemente se callara.
La corta vida de la historia del escuadrón de la muerte no fue el único
ejemplo de asesinatos estadounidenses. La Convención de Ginebra aclara que los
prisioneros de guerra deben ser tratados humanamente. Cuando los EEUU masacraron
prisioneros capturados, o los sofocaron en contenedores de
carga, estas historias quedaron sin reportarse en la prensa corporativa. La
Convención de Ginebra también prohíbe el castigo colectivo contra civiles, pero
los asesinatos de civiles han sido constantes.
Afganistán ha sido orinado encima por los EEUU desde la invasión en el 2001.
Estados Unidos ha tenido su venganza por el ataque del 11 de Septiembre del
2001, al matar más afganos que los estadounidenses muertos por bin-Laden. Miles
de civiles han sido muertos por balas, bombardeos y ataques de aviones
no-tripulados, desde que la llamada “guerra contra el terror” comenzó. El
reconocimiento de este delito básico contra el pueblo de Afganistán está ausente
en esta indignación demócrata-liberal frente al vídeo.
En vez de debatir los méritos de las acciones de los soldados, lo apropiado
de develar o no ese vídeo, o cuáles deben ser nuestras reacciones, un debate
sobre la naturaleza de las intervenciones norteamericanas debería estar en la
agenda pública. Las atrocidades y profanaciones de todo tipo están al mismo
nivel que el curso de la guerra.
A los EEUU le gusta denunciar a otras naciones, sosteniendo que ellas cometen
actos de “terrorismo auspiciado por el Estado”. Ese término no tiene ningún
valor, y es usado solamente para describir Estados a los que nuestro gobierno
describe como enemigos. Países con dinero, armas y soldados, nunca son difamados
con la palabra que comienza con “T”. Pero los afganos que fueron mutilados
mientras asistían a una boda, o mientras trabajaban sus campos, seguramente no
tendrán ningún problema en llamar terroristas a los presidentes
estadounidenses.
La mayor parte de los demócrata-liberales estadounidenses están enfadados con
los Marines del vídeo porque sienten vergüenza por ese comportamiento barbárico.
Ellos no tienen una oposición real al hecho de matar, en la medida en que sea
efectuado por alguien de su agrado. Ellos creen que su país tiene derecho a
conquistar y a matar, siempre y cuando la justificación sea emitida por un bien
hablado miembro del Partido Demócrata, en este caso Barack Obama.
La verdad es que no hay ningún Marine, soldado de mar, de aire o tierra “bien
comportado” cuando están atacando a otros países. Todos ellos están entrenados
para matar, a veces cuerpo a cuerpo y personalmente, a veces mandando aviones
no-tripulados a hacer el trabajo por ellos. Pueden cumplir con la Convención de
Ginebra o no. La pregunta es por qué las fuerzas estadounidenses están en tantos
lugares, matando tanta gente, y cómo esta matanza se puede terminar.
Estas son preguntas más difíciles que charlas sobre el té acerca de un vídeo
que muestra falta de respeto a los muertos.
A menos que el pueblo estadounidense declare que no va a aceptar más un
gobierno que tiene tropas estacionadas en la mayor parte de las naciones del
mundo, la “guerra contra el terror” va a seguir siendo la norma.
La guerra ha sido un estado constante para este país desde el 2001, y dos
presidentes han declarado que esta guerra no va a terminar nunca.
Los estadounidenses se han vuelto más y más acostumbrados al asesinato, y
debaten muchos temas, pero no la justeza de algo que es terriblemente
equivocado.
El vídeo muestra algo que nosotros deberíamos ya saber que es verdad: EEUU
orina sobre el resto del mundo, y tal como los soldados del vídeo, demasiada
gente permanece indiferente.
Ese es el crimen, no sólo de los marines, sino de los millones de
estadounidenses que ellos representan.
Margaret Kimberley es editora y columnista de “Black Agenda Report” y su
columna Freedom Rider aparece semanalmente en BAR (Black Agenda Report), y es
ampliamente reproducida en otros medios. Su blog, frecuentemente actualizado,
se puede ver en http://freedomrider.blogspot.com
Traducción del inglés: Rolando “El Negro” Gómez
Fuente: http://www.gramscimania.info.ve
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