Residentes del Golfo de México con signos de intoxicación
Dahr Jamail IPS 16 de noviembre de 2010
Niños jugando en la playa de Orange Beach, en el estado estadounidense de
Alabama. Crédito: Erika Blumenfeld/IPS. |
ORANGE BEACH, Estados Unidos, - Cada vez son más las personas enfermas en la
costa estadounidense del Golfo de México debido al derrame de crudo de British
Petroleum (BP), que usó dispersantes tóxicos para frenar el desastre.
"Tengo un doloroso sarpullido en el estómago", dijo a IPS Denise Rednour, de
Long Beach, en el meridional estado de Mississippi. "Parece que sangrara por
dentro", apuntó.
Rednour vive cerca de la playa, por donde camina casi a diario desde que
explotó la plataforma petrolera de BP el 20 de abril. Según ella, hay cada menos
animales silvestres y, muchos días, el olor a productos químicos inunda el
aire.
Los actuales problemas de salud de Rednour siguen a los que padece desde hace
meses, como dolor de cabeza, dificultades respiratorias, resfrío, náuseas y
hemorragia por los oídos.
Para contrarrestar el derrame de por lo menos 4,9 millones de barriles de
crudo en el Golfo de México, BP reconoció haber utilizado 7,18 millones de
litros del solvente Corexit, prohibido en 19 países, para degradar el
petróleo.
Los dispersantes contienen químicos que, según muchos científicos y
toxicólogos, son peligrosos para la salud humana, la vida marina y
silvestre.
"Las graves consecuencias neurotóxicas de la exposición a solventes orgánicos
sobre trabajadores y animales de laboratorio son narcosis, anestesia, depresión
del sistema nervioso central, dificultades respiratorias, inconsciencia y
muerte", señala el estudio "Neurotoxicidad del Solvente Orgánico", divulgado en
marzo de 1987 por el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional.
Varios compuestos químicos que figuran en el documento, como estireno,
tolueno y xileno están en el Golfo de México.
"Me duelen todos los músculos", dijo a IPS la capitana Lori DeAngelis, quien
suele dirigir excursiones para ver delfines en Orange Beach, en el estado de
Alabama.
"Cuando subo escaleras tengo espasmos musuclares. Toso, me pica la garganta
todo el tiempo y tengo la voz ronca", añadió.
Además, "olvido muchas cosas importantes. Apenas me acuerdo de la gente que
me entrevistó. Es así de grave", relató. "Tengo que llevar lápiz y papel y
escribir todo para no olvidarme", añadió.
La química Wilma Subra analizó en octubre la sangre de ocho personas que
viven y trabajan en la franja costera buscando rastros volátiles de
solventes.
"Las tres mujeres y los cinco hombres tenían etilbenceno y m, p-xileno en la
sangre", señala el informe de Subra. "Son químicos orgánicos volátiles presentes
en el crudo de BP", explicó.
Problemas de salud como los de DeAngelis y de Rednour son comunes ahora en el
Golfo de México, del estado de Louisiana al de Florida.
"A principios de septiembre el gobierno local dio luz verde para que los
surfistas volvieran al agua", dijo a IPS el director de la Asociación Oriental
de Surfistas, Chuck Barnes, responsable de organizar competencias
deportivas.
"Pero enseguida muchos comenzaron a tener dolor de cabeza y problemas en las
vías respiratorias altas, entre otras problemas. Entonces decidí que era
necesario analizar el agua", relató.
Los análisis realizados al agua en la zona de Orange Beach mostraron que
estaba todo contaminado, señaló Barnes.
"Me preocupa que todo el mundo dé luz verde y nadie haga análisis honestos de
la calidad del agua", señaló. "Convirtieron el Golfo de México en un experimento
científico. A nosotros nos observan con lupa y esperan a ver qué nos pasada",
añadió.
"Ahora tengo un nuevo sarpullido en el pecho, después de las ampollas que me
dejó el anterior. Me hice un análisis en Pensacola y descubrieron que tenía seis
de los nueve productos químicos utilizados por BP", señaló Jose Overstreet,
comerciante de la localidad de Fairhop, en este estado.
Overstreet, quien trabajó para el equipo de respuesta de desastre de BP
también se realizó un análisis de sangre.
"Casi todas las noches tomo un analgésico para no despertarme con dolor de
cabeza", dijo a IPS. "Hace poco me empezó a molestar el costado derecho y tengo
dolores muy fuertes. Cuando me viene, tengo que dejar de hacer lo que esté
haciendo. Me sucede a diario", añadió.
Overstreet, acostumbrado a trabajar con sustancias peligrosas, señaló que él
y sus vecinos "pueden oler el benceno que llega a la bahía. Trabajé en la playa
y cuando la marea estaba baja podíamos oler las almejas. Solían ser blancas,
pero ahora son negras", relató.
"Nadie parece prestarle atención a lo que está pasando. Viví aquí toda mi
vida y sé que no está bien", añadió.
La falta de respuesta de las autoridades locales lo tiene desconcertado.
A DeAngelis le preocupan los delfines y la población costera. "Es
devastador", señaló.
"Mi identidad depende de ser la capitana Lori, pero no sé si podré volver al
agua y cuidar a mis bebés. Nadie nos dice qué pasa. No sé cómo describirlo. Es
lo peor que nos puede hacer el gobierno", añadió.
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