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Los iraquíes torturados por estados unidos en abu ghraib nunca obtuvieron justicia

“Milagrosamente, todavía creen en el sistema de justicia de los EE. UU y todavía le quieren contar su historia a un jurado estadounidense”

Elise Swain
The Intercept
Marzo 17 2023

Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 2 de mayo de 2023


Un soldado de la marina de los EE.UU. le grita a la multitud de cientos de hombres y mujeres que esperan noticias de sus seres queridos, que se muevan hacia atrás, afuera de la prisión de Abu Ghraib el 12 de mayo del 2004. Foto: Roberto Schmidt/AFP vía Getty Images

Antes de que se lanzara la invasión “shock y pavor” de Irak y el forzado derribo de la estatua de Saddam Hussein, las fuerzas especiales estadounidenses, contratistas privados y agentes de inteligencia habían comenzado a erradicar sospechosos en la nueva “guerra contra el terror”. El embrutecimiento de los llamados enemigos combatientes era una práctica bien establecida al momento en el que las tropas estadounidenses tocaron el terreno en Irak hace veinte años la próxima semana, y se llevaría a cabo en territorio iraquí.

Decenas de miles de iraquíes en los primeros años de guerra pasarían a través de interrogaciones y centros de detención en donde agentes de la CIA, inteligencia militar, policía militar, contratistas privados, operaciones especiales y soldados ordinarios infringirían abuso que ya no cabe bajo el manto de los eufemismos: era tortura.

Las fotos publicadas de la prisión de Abu Ghraib en el 2004 — muestran hombres humillados y desnudos, amarrados como perros, electrocutados, golpeados, apilados en pirámides, con miembros del servicio militar sonrientes burlándose y mostrando el dedo pulgar de aprobación sobre sus cuerpos — dieron el primer vistazo al extenso aparato de tortura de Afganistán a Cuba.

Cuando comenzó el escándalo, sin embargo, oficiales senior pintaron a Abu Ghraib como un incidente singular, el trabajo de algunas “manzanas podridas”. El presidente George W. Bush le dijo a la prensa que “Nosotros no torturamos”. Incluso cuando salió a la luz la red de prisiones secretas de la CIA, Bush y su secretario de defensa Donald Rumsfeld, continuaron a redoblar sus violaciones de la convenció de Ginebra.

Como estipula el manual estadounidense, aquellos en los asientos más altos del poder, que se hicieron mensos mientras hacían de la tortura un asunto de política, evadieron la responsabilidad. No hubo acusaciones en cortes criminales, ni repercusiones personales o profesionales, no restricciones de viaje ni sanciones que hubieran subido en la cadena de comando. Los soldados de rango más bajo en Abu Ghraib, Camp Nama y más allá de soportaron la flama de la culpa. Once soldados estadounidenses enfrentaron procesos criminales por tortura en Abu Ghraib y algunos otros pocos enfrentaron acciones disciplinarias — toda la “justicia” que las víctimas iraquíes de tortura que el ejército estadounidense pudo reunir.

“Si EE.UU. alguna vez está verdaderamente intensado en rectificar la horrorosa violencia que desencadenó en Irak, podría empezar disculpándose y compensando a los sobrevivientes de tortura de la prisión de Abu Ghraib”, le dijo Maha Hilal, directora de Muslim Counterpublics Lab y autora de “Inocentes hasta que se demuestren musulmanes” “ Innocent Until Proven Muslim” a The Intercept. “Hasta ese momento, los gestos de Estados Unidos hacia la justicia en cualquier capacidad seguirán siendo simbólicos y falsos”.

Contratistas, cómplices involucrados directamente con las interrogaciones y tortura, salieron intactos. El único pagó hasta ahora en una demanda civil fue hecho por una firma que daba servicios de traducción en la prisión; la compañía pagó un acuerdo de $5millones con cientos de iraquíes siendo representados por el Centro de Derechos Constitucionales (Center for Constitutional Rights) en un caso histórico. Ahora, 20 años después, el CCR tiene otra demanda en curso en contra de CACI — la firma de seguridad que cuatro ex detenidos de Abu Ghraib acusan de dirigir su tortura — una apuesta para brincarse el “espacio de responsabilidad” entre miembros del ejército estadounidense y los contratistas privados. (la CACI niega los alegatos).

    “Oficiales de alto nivel del gobierno de Bush no han sido encontrados responsables por las mentiras y la violencia asesina a la que sometieron a los iraquíes”.

    “Como en todos los casos legales, este es sólo uno de los pequeños pedazos de horror de la invasión y la ocupación que desplazaron y mataron a muchos miles de iraquíes”, Baher Azmy, director legal del CCR le dijo a The Intercept. “Oficiales de alto nivel del gobierno de Bush no han sido encontrados responsables por las mentiras y la violencia asesina a la que sometieron a los iraquíes. Esta es sólo una pequeña parte de la historia legal”.

Después de 15 años de litigación, no se ha establecido fecha de juicio para el caso en curso en contra de CACI. Azmy dijo que CACI ha postergado el juicio con una serie de fracasados intentos para que el caso sea desechado. “Pero nuestros clientes siguen aquí”, dijo. “Milagrosamente todavía creen en el sistema de justicia estadounidenses y le quieren contarle su historia a un jurado”.

La mayoría de estos hombres detenidos en Irak después de la invasión eran inocentes, según la investigación de la Cruz Roja. Oficiales de la inteligencia militar estimaron, al Comité Internacional de la Cruz Roja, que 70-90% de las “personas privadas de su libertad en Irak” fueron, de hecho, arrestados por error.

“Creo que lograr justicia comienza con revelar los detalles acerca de la tortura y reconocerlos por parte de los Estados Unidos, después otorgar reparaciones a los sobrevivientes que fueron torturados injustamente por ninguna razón”, Salah Hasan, uno de los denunciantes en la demanda del CCR que sobrevivió Abu Ghraib le dijo a The Intercept en la víspera del aniversario de la guerra de Irak.

Un productor para el canal de noticias Al Jazeera, Hasan, fue arrestado en noviembre del 2003 y llevado a través de varios centros de detención bajo custodia estadounidense, encapuchado y amarrado, antes de aterrizar, junto con otro periodista de Al Jazeera, en Abu Ghraib. Ahí, desnudaron a Hassan, lo mantuvieron de pie y encapuchado y atado por horas sin fin. Por más de dos meses reportó ser pateado, golpeado, privado de comida y encerrado desnudo, en completo aislamiento durante casi todo su encarcelamiento.

“Varios años han pasado desde que salí de la prisión de Abu Ghraib y hoy, y mañana, así como ayer, el nombre Abu Ghraib todavía levanta muchas cosas en el alma: horror, miedo y ansiedad”, dijo Hasan. “Incluso ahora, mis hijos me preguntan acerca de los detalles, pero no puedo decírselos por dos razones: la primera es que la historia es dolorosa para mí y la segunda es que no quiero que mis hijos sufran por mí”.

A relative of an Iraqi prisoner being held by US authorities at the Abu Ghraib prison holds his hand to his face 08 May 2004 as another one shows a newspaper featuring photos of US soldiers abusing Iraqi prisoners inside the detention center located 30 kms west of Baghdad.  Hundreds of Iraqis gather in front of the jail daily in the hope of getting news about their loved ones.    AFP PHOTO/Roberto SCHMIDT / AFP / ROBERTO SCHMIDT        (Photo credit should read ROBERTO SCHMIDT/AFP via Getty Images)

Un familiar de un prisionero iraquí reacciona a las fotos de abuso y tortura por parte de las fuerzas estadounidenses afuera de la prisión en Bagdad, Irak, el 8 de mayo del 2004. AFP vía Getty Images



Consecuencias

Más fotografías de Abu Ghraib fueron eventualmente publicadas más de una década después de que el primer escándalo se hizo público. Una demanda de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) obligó al Pentágono a entregar más evidencia de los abusos que sufrieron los iraquíes, las 198 fotografías adicionales, seleccionadas para ser publicadas, fueron “las más inocuas de las 2000 que fueron retenidas”, escribió la ACLU.

La censura de este tipo — encubrir crímenes estadounidenses, en este caso específicamente de tortura — ha sido algo que se ha hecho una y otra vez. Así como no tenemos el panorama completo acerca de lo sucedido en Irak, jamás hemos visto el reporte completo de la investigación del senado de la tortura de la CIA. El proyecto de seguridad nacional de la ACLU criticó al Pentágono por su continua supresión de evidencia:

Para justificar sus retenciones, el gobierno cita el miedo general que exponer la mal conducta del personal de gobierno podría incitar a otros a ser violentos contra los estadounidenses y los intereses de EE.UU. El problema con este argumento es que les da a los terroristas el poder de determinar lo que americanos pueden saber acerca de su propio gobierno. Ninguna democracia, jamás, se ha visto fortalecida por la supresión de evidencia de sus propios crímenes.

De lo que se puede escapar el gobierno estadounidense todavía está influenciado por el continuo juego de precedentes de tortura sin justicia.

“Aunque la política del gobierno de Obama fue mirar hacia adelante”, le dijo Yumna Rizvi, analista para el Centro Para Víctimas de Tortura a The Intercept, “la realidad es que la falta de consecuencias ha creado la inhabilidad para seguir hacia adelante y paralizó esencialmente a los Estados Unidos en muchos asuntos, incluyendo aquellos relacionados con el trato de detenidos en el centro de detención de Guantánamo”.

“El legado del programa de tortura es uno que continúa a acecharnos”, dijo. “Estamos viendo esto con el esfuerzo del Pentágono de bloquear los crímenes de guerra de Rusia con la CPI — Corte Penal Internacional — “porque puede abrirle la puerta a la ICC para acusar a los estadounidenses. EE.UU. no puede moverse en el mundo ahora como lo hizo antes, no puede defender los principios de derechos humanos, justicia y rendición de cuentas”.

Reflexionando en el aniversario número 20 de la invasión de su país, Hasan explicó que ha visto todo — la ley, salud, educación, políticas y gente — cambiar para mal desde la invasión. La tortura en prisiones iraquíes es una historia sin fin que continúa al día de hoy, dijo.

“Los Estados Unidos deberían reconsiderar sus políticas y, por lo menos, limpiar el caos que dejaron atrás”, dijo. “EE.UU. de be admitir que engañó a los iraquíes. Pero está claro que eso no está en consideración para nada”.

La lucha encabezada por el CCR por una pizca de justicia de parte de los contratistas privados en Abu Ghraib podría finalmente llegar a juicio este año, Azmy espera. Hasan y otros ex prisioneros han estado esperando 15 años por una oportunidad de testificar ante un tribunal estadounidense. “Me he dado cuenta que no es mi obligación quedarme callado acerca de los crímenes de violaciones de derechos humanos”, me dijo. “Si se logra la justicia, será un gran paso para corregir errores — espero que sigan otros pasos”.


 

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