Revolución #64, 8
de octubre de 2006
Las grandes ambiciones de Bush y el peligro de escalada de la
guerra
Larry Everest
“Los estadounidenses se preguntan ‘¿por qué nos odian?’. Nos odian por lo
que se ve aquí mismo, en este salón: un gobierno elegido democráticamente. Los
líderes de ellos se autoeligen. Nos odian por nuestras libertades: nuestra
libertad de credo, nuestra libertad de expresión, nuestra libertad de votar y de
reunirnos y de tener desacuerdos”.
George Bush, 20 de septiembre de 2001
“Odian a nuestro pueblo porque es decente, valeroso, esforzado, muy
trabajador e inteligente. Odian nuestras concepciones, nuestras políticas
sociales y nuestros logros. Nos odian como Reich y como comunidad. Nos han
obligado a una lucha de vida o muerte. Nos defenderemos en consecuencia. Todo
está claro entre nosotros y nuestros enemigos”.
Joseph Goebbels, ministro de propaganda de la Alemania nazi, 31 de diciembre
de 1939
Afganistán. Irak. Líbano. Irán. Ahora todo el mundo musulmán. Es una lucha
global, Bush dice. La III Guerra Mundial, la llaman Bush y su camarilla. Y
tienen razón. Aprovecharon el 11 de septiembre de 2001 para iniciar una guerra
global, su III Guerra Mundial. Pero no es una “guerra contra el terror” por la
“seguridad” de Estados Unidos (ni ningún otro lugar) ni para “proteger” a la
gente común y corriente, ni mucho menos para ponerle fin al “terror”. Estas son
las grandes mentiras de nuestra época.
Como se ve cada día más, es una guerra salvaje y sangrienta por el imperio.
Es una guerra de terror en escala masiva: “shock y pavor”, destrucción de
ciudades enteras en Irak, bombas de dispersión que hacen trizas niños en Líbano,
amenazas nucleares contra Irán, el terror del “submarino”, otras formas de
tortura y cárcel indefinida sin acusación.
Ya lleva cinco años. Atacaron con el pretexto de agarrar a los responsables
del 11 de septiembre, pero desde el comienzo han tenido a todo el mundo en las
miras y han extendido la guerra de un blanco a otro: primero Afganistán,
supuestamente para capturar a Osama bin Laden. Luego invadieron Irak, un país
sin armas de destrucción masiva y sin vínculos al 11 de septiembre. Este verano
azuzaron y apoyaron el brutal ataque israelí contra Líbano. Ahora están
preparando el terreno para atacar a Irán, y pronto. Bush dice que planea librar
una guerra de muchos años contra todos los contrincantes del Medio Oriente:
sunitas, chiítas o el que sea.
Bush, Cheney, Rumsfeld, Rice y los demás quieren crear una nueva Roma, pero
esta tiene armas nucleares, practica torturas medievales legalizadas de alta
tecnología, y declara que puede capturar y meter en sus mazmorras a cualquier
persona, en cualquier parte, si lo manda George Bush, un mentiroso comprobado.
Esta nueva Roma la gobiernan bárbaros imperialistas, que se declaran defensores
de la justicia, la esperanza y la humanidad.
Es al revés: esta guerra la libra el pequeño puñado de oligarcas financieros
y corporativos que gobierna a Estados Unidos para mantener, extender y aumentar
su control depredador de miles de millones de personas por todo el mundo. Es una
guerra para dominar el petróleo y el gas natural del mundo, concentrado en el
Medio Oriente y Asia Central, y aprovechar ese control y esa posición
estratégica para ahogar y controlar a otras potencias: Rusia, China, Japón,
Europa… Es una guerra cuya meta final es aplastar toda oposición antes de que
pueda surgir y crear lo que nunca se ha visto en la historia: un imperio mundial
que nadie desafíe.
Esto es lo que conecta Afganistán, Irak, Líbano, Irán y todos los demás
países amenazados por Estados Unidos, y no el “terror” o el
“islamo-fascismo”.
En esta guerra Estados Unidos se enfrenta a una gama de fuerzas políticas y
sociales, y especialmente a corrientes fundamentalistas islámicas reaccionarias.
Estas se oponen a los planes yanquis, pero tienen una posición política
reaccionaria que no llevará a la liberación del imperialismo ni a ninguna clase
de liberación en sus países. Al igual que Estados Unidos, atacan a la población
civil sin discriminación, aunque no tienen el enorme arsenal de Estados Unidos y
su aliado Israel. Pero el fundamentalismo y las tácticas no son la principal
razón por la cual Bush y su camarilla las llaman “islamo-fascistas”. Para los
imperialistas (muchos de los cuales también son fundamentalistas reaccionarios
seguidores del oscurantismo religioso que atacan sin discriminación a los
civiles), el problema es que son un obstáculo a la dominación total de esta
región de importancia estratégica.
Grandes ambiciones tropiezan con crecientes obstáculos
Una cosa es tener grandes ambiciones y otra es hacerlas realidad. La agresión
arrogante y criminal de Estados Unidos ha tropezado con varios obstáculos y ha
creado otros. En Irak la “victoria fácil” se desvaneció hace mucho y ahora hay
de 800 a 900 ataques contra el el ejército estadounidense cada semana, o sea,
más de 100 al día (Guardian, 30 de septiembre). El gobierno títere es
una bola de caudillos reaccionarios y el país se desliza hacia una guerra civil
entre varios sectores de la sociedad iraquí (sunitas vs. chiítas; árabes vs.
curdos). Además, hay una insurgencia contra la ocupación estadounidense, que es
distinta a la guerra civil pero relacionada a ella. Bob Woodward, autor del
nuevo libro State of Denial, escribió: “La verdad es que los expertos
de los servicios de espionaje creen que el año que viene la situación va a
empeorar…”. También se oyen voces de arriba que piden despachar más tropas. (Ver
“Piden más tropas para la guerra de Irak”, #63, 1º
de octubre de 2006).
“Lo que vemos en contienda, con la jihad por
un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados
de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente
anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen,
pero al mismo tiempo se refuerzan
mutuamente”. |
Bob Avakian, presidente
del Partido Comunista Revolucionario, EU |
En Afganistán, supuestamente “pacificado” hace tiempo, el Talibán y otras
fuerzas opuestas a Estados Unidos se están reorganizando. Empieza a parecerse a
Irak. Hezbolá ha salido más fuerte del bombardeo israelí de Líbano. La invasión
de Irak ha fortalecido a Irán por toda la región, que a la fecha ha rechazado
las demandas de Washington a su programa nuclear.
Una nueva Valoración Nacional de Inteligencia señala que (tras las agresiones
contra Afganistán, Irak, Palestina y Líbano) los jihadistas musulmanes han
“aumentado en número y dispersión geográfica” y que “en los próximos cinco años
los factores que atizan la difusión de la jihad global seguramente tendrán más
fuerza que los factores que la reducen”, según un artículo del New York
Times que analiza dicho informe (27 de septiembre)
En su libro, Woodward documenta las riñas y la ceguera de la Casa Blanca.
El New York Times escribió (29 de septiembre): “El libro dice que la
Casa Blanca está dividida por desacuerdos sobre la guerra. Los máximos asesores
de Bush están enfrentados entre sí y a veces casi no se hablan, pero todos
coinciden en que las evaluaciones de los comandantes y otros acerca de la
situación en Irak son pesimistas…”.
La respuesta del gobierno de Bush: Más guerra
Esto de ninguna manera significa que el gobierno de Bush va a echarse para
atrás o a entrar en razón.
Piénsenlo así: ha tirado los dados y apostado que una guerra sin fin le
garantizará fuerza y poder al imperio. No lo han perdido todo, pero tampoco han
ganado. Así que como los jugadores empedernidos que lo arriesgan todo, su
actitud es “el doble o nada”. O sea, planea continuar y escalar el derrame de
sangre.
En vez de echarse para atrás, Bush anda declarando a voz en grito que está
resuelto a seguir luchando hasta el fin, que la vacilación o la derrota sería un
desastre y que Estados Unidos tiene que seguir a la ofensiva, y escalar la
guerra si es necesario.
Esta es la lógica de “escapar acelerando”. Según dice la leyenda, Alejandro
Magno, ante la tarea insoluble de desatar el nudo gordiano, lo cortó con la
espada. Hoy el gobierno de Bush espera cortar su propio nudo de contradicciones
con la espada militar, y quizá con armas nucleares. “‘Ganar en Irak’ no es
posible mientras nos limitemos a luchar solo en Irak… No se puede ganar una
guerra regional defendiendo un solo país. Es un juego de tontos”, escribió el
estratega neoconservador Michael Ledeen en un artículo a favor de atacar a
Irán. (National Review, 31 de julio)
Ante un mayor cuestionamiento y dudas de muchos sectores, Bush acusa a sus
críticos (incluso los de la estructura política) de “aceptar la propaganda del
enemigo”. (AP, 29 de septiembre)
Piénsenlo. Es un mentiroso comprobado; ha mentido repetida y continuamente
acerca de la tortura, las armas de destrucción masiva en Irak, los vínculos de
Saddam Hussein con el 11 de septiembre, el “progreso” de la guerra, la amenaza
nuclear de Irán y sobre todo acerca de la naturaleza de la “guerra contra el
terror”. Y ahora, cuando sus mentiras están al descubierto, tilda de
simpatizantes de terrorismo a todos los que lo critiquen. Poco después de la
aprobación de la ley que legaliza la tortura y la detención indefinida de los
“enemigos”… ¿puede ser más clara la amenaza fascista?
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|