Instalarán cable submarino de fibra óptica a la
Base de Guantánamo
CAROL ROSENBERG CROSENBERG@MIAMIHERALD.COM 04 de
julio de 2012
El Pentágono ha decidido instalar un cable submarino de fibra óptica por un
valor que se calcula en $40 millones, desde la Base Naval de Guantánamo hasta el
sur de la Florida, según se enteró The Miami Herald, en la señal
más reciente de que las fuerzas armadas se están preparando para detenciones y
otras operaciones en la base de la Marina de Guerra a largo plazo.
“Es algo que sólo tiene sentido hacer si vamos a mantenernos allí por un
período de tiempo prolongado”, dijo el capitán de la Marina de Guerra Kirk
Hibbert, revelando el proyecto la semana pasada en una entrevista antes de
concluir una estadía de dos años como jefe de la base.
La construcción no empezará durante más de un año. Y las comunicaciones no
estarán en línea por probablemente otros dos años.
Pero las fuerzas armadas estadounidenses ya han notificado a las cubanas que
esperen la presencia de un navío dedicado a levantamientos topográficos, el USNS
Zeus, junto a la base este verano, en un primer paso hacia conseguir fondos para
el programa y luego comenzar las licitaciones.
El plan de fibra óptica es, que se tenga noticia, la mayor mejora de
infraestructura para la base hecha por el Pentágono, que ha llevado a cabo
proyectos de expansión y construcción de un modo muy fragmentario y a menudo
secreto durante la década que ha servido de cárcel para prisioneros de la guerra
contra el terrorismo.
El teniente coronel del Ejército Todd Breasseale dijo que la Agencia de
Sistemas de Información para la Defensa había hecho un “estudio de viabilidad” y
llegado a un precio tentativo de $40 millones. Eso requerirá la aprobación del
Congreso, dijo, y es parte del presupuesto para el año fiscal 2013.
En Guantánamo, Hibbert dijo que el creciente envío de datos desde la base,
que cuenta tanto con el tribunal de guerra como con la unidad de inteligencia de
los campos de prisioneros, había sobrecargado el acceso al satélite desde la
base, y se estudió primero si se debería expandir su “sistema terrestre” o
colocar fibra óptica submarina.
Además, las comunicaciones vía satélite tienden a sufrir de interferencias
durante el mal tiempo, que es cuando la base, que ya tiene un siglo, más
necesita estar conectada. La base, cuya población es de unas 6,000 personas, es
como un pueblecito con un puerto de mar, un aeropuerto y el centro de detención
que alberga a 169 prisioneros extranjeros, con 1,700 militares y contratistas en
asignación temporal para ocuparse de ellos.
Cully Stimson de The Heritage Foundation, quien estuvo a cargo de la política
para los detenidos por el Departamento de Defensa durante la administración del
presidente George W. Bush, dijo que la inversión tiene sentido a corto plazo
debido a los próximos juicios por crímenes de guerra, principalmente de los
cinco acusados de planear el golpe del 11 de Septiembre. Pero advirtió que la
inversión en infraestructura no sugiere necesariamente que el Pentágono se esté
preparando para mantener a los prisioneros detenidos en Guantánamo por tiempo
indefinido.
“Esa base naval está allí desde 1903, y continuará allí mucho después de la
misión de detención”, dijo Stimson, ahora jefe de despacho y principal asesor
legal de Heritage. “Ese podría ser un uso de prudencia fiscal de los fondos de
los contribuyentes”.
El Pentágono utiliza además la base, de 45 millas cuadradas, como sede
emergente para operaciones de ayuda humanitaria. Cuenta con terrenos preparados
para albergar en tiendas a miles de personas en caso de huidas en masa por
disturbios sociales o disturbios naturales en el Caribe, como ocurrió con los
refugiados de Cuba y Haití en la década de 1990.
Incluso si el presidente Barack Obama tuviera éxito en su ambicioso deseo de
cerrar el centro de detención, dijo Stimson, la infraestructura del lugar se
podría usar con otros objetivos.
Mantener Guantánamo es costoso, y el constante entra y sale de personal
carcelario se suma a ese costo. La comandante de la Marina de Guerra Tamsen
Reese, quien hasta hace poco era la oficial de asuntos públicos, dijo que la
cárcel estima que cuesta a los contribuyentes $77 al día albergar y alimentar a
un soldado o un marino asignado a prestar servicio en el centro de
detención.
La administración de Bush construyó una serie de campamentos para los 779
detenidos que han pasado por el lugar, incluyendo un edificio todavía secreto
para ex detenidos de la CIA. La Marina de Guerra añadió además un campo
deportivo, renovó las viviendas y alquila parques de casas móviles para las
fuerzas en rotación del campo de detención. Y cuenta con una variedad de
sistemas de comunicaciones superpuestos y en ocasiones poco confiables, desde un
plan de televisión de cable e Internet por el que los militares tienen que pagar
hasta un sistema de Wi-Fi lento como una tortuga y un sofisticado sistema de
teleconferencias para los altos oficiales.
El contralmirante David B. Woods, quien está terminando su período de 10
meses como jefe de los campamentos de prisioneros, reveló la semana pasada que
él había hecho que el personal recortara la factura telefónica mensual de la
cárcel de $21,000 a $5,000. Lo cual no fue fácil, afirmó, porque el Pentágono
permite a los presos hacer llamadas telefónicas a sus familiares del otro lado
del planeta como parte de un programa de la Cruz Roja.
Cuba no tiene derecho al veto en el proyecto ni en ninguna otra actividad de
la base, que está rodeada por 17.4 millas de perímetro cercado patrulladas por
Marines en el extremo sudeste de Cuba. Estados Unidos afirma ser un inquilino
legal según un tratado de 1934 y envía un cheque anual de alquiler desde un
banco suizo por $4,085 a La Habana, aun después de que Fidel Castro dijera a las
fuerzas armadas de EEUU que se largaran en la década de 1960.
El capitán de la base se reúne mensualmente con sus homólogos cubanos.
Durante una reunión reciente, dijo Hibbert, él los alertó de que el USNS Zeus
estaría en las aguas de la base este verano. Dijo que no había recibido
oposición alguna de las fuerzas armadas cubanas luego que él lo describió de
esta manera: Estados Unidos está estableciendo “comunicaciones confiables y más
sólidas” para poner al día “el sistema anticuado que tenemos ahora”.
Aun antes de eso, dijo Hibbert, funcionarios estadounidenses enviaron una
nota diplomática a La habana, notificando a Cuba sobre el programa de fibra
óptica.
Un portavoz del Departamento de Estado no quiso revelar lo que se dijo al
gobierno cubano sobre el proyecto, ni tampoco cuándo. Es nuestra política
mantener semejantes comunicaciones en secreto, dijo William Ostick, de la
división de Asuntos del Hemisferio Occidental.
El Pentágono tampoco quiso revelar dónde tocará tierra el cable en el sur de
la Florida tras atravesar el Paso de Barlovento al este de Cuba y emerger del
Océano Atlántico, ya sea Cayo Hueso, a apenas 80 millas al norte de La Habana,
Miami, o algún otro lugar. Cayo Hueso y Miami están más o menos equidistantes de
Guantánamo, unas 600 millas náuticas.
La tecnología no es nueva.
Tanto cables telegráficos como telefónicos llevan más de un siglo en el fondo
del océano, aseguran los expertos, y durante algún tiempo la base tenía una
línea telefónica desde Cable Beach en Guantánamo hasta Jamaica. Los cables
submarinos de fibra óptica comenzaron a ser usados hace unos 30 años, según
Vincent Chan, profesor de ingeniería eléctrica del Instituto de Tecnología de
Massachussets, “y mejoran cada año que pasa”.
“Es algo de rutina”, dijo. “Cada vez que usted hace una llamada de larga
distancia a Europa o Asia está usando esta tecnología. Ellos ya no usan
satélites”.
En este momento, agregó, es fácil de instalar, y un enlace de 600 millas
náuticas se podría terminar en seis meses, en dependencia del contratista y de
cuánta infraestructura se necesita construir en cualquiera de los dos
extremos.
Barcos con enormes rollos de cable de fibra óptica recubierto, del grueso de
la muñeca de un hombre adulto, colocan el cable en el mar. Piense en un pescador
comercial, dijo Chan, pero “en vez de instalar una red instalan un cable”.
Los cables de fibra óptica requieren un amplificador de señal submarina — un
láser — a intervalos de 30 millas para mantener la estabilidad de la señal.
El único lugar donde el cable podría correr peligro de sabotaje, dijo, es en
aguas poco profundas, en las que emerge para enlazar con una estación terrestre.
La mayor parte del cable está a una profundidad tal en el océano que el único
peligro es una rotura, en cuyo caso un barco de reparaciones lo sacaría y
volvería a conectarlo.
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