Informe de las protestas contra la OTAN desde
Chicago
05 de julio de 2012 desde el sitio web Defending
Dissent
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 9 de agosto de
2012
El intento de reprimir las voces disidentes comenzó meses antes de la cumbre
de la OTAN del 20 al 21 de Mayo. Las autoridades federales y locales de forma
agresiva elevaron las alarmas sobre las personas que planeasen viajar a Chicago
para protestar contra la OTAN.
Para aquellos de nosotros que tenemos cierta experiencia, es una historia
demasiado familiar: la denigración de los manifestantes, que sirve para reducir
los desvíos y preparar el terreno para las tácticas policiales de mano dura.
Bull Connor lo hizo en Birmingham en los años 50 y en los 60, etiquetando a los
manifestantes pro derechos civiles como "comunistas", y a continuación
dirigiendo las mangueras y los perros sobre ellos.
Hace cuatro años, los funcionarios de Denver y St. Paul plantearon la
posibilidad de protestas violentas en las Convenciones Demócrata y Republicana
para justificar, una enorme presencia de policía militarizada, detenciones antes
de las protestas y la detención de cientos de manifestantes pacíficos durante la
Convención (los cargos fueron desestimados para casi todas las personas
detenidas).
En Chicago: el presidente de la Orden Fraternal de la Policía insistió
públicamente en que la ciudad gastara casi $1 millón de dólares en caretas
nuevas para proteger a la policía de "anarquistas" que lanzaran bolsas de orina
y heces (una amenaza falsa que también se sacó a relucir antes de ambas
convenciones de 2008, y que nunca ocurrió), agentes federales comenzaron a
rondar The Loop vestidos con ropa de batalla, armados con armas "menos que
letales" semanas antes de que la Cumbre comenzara, y los periódicos se llenaron
de artículos sobre las evacuaciones a Milwaukee, se llamo a la Guardia Nacional
de Illinois, policías estatales fueron reasignados, se hicieron preparativos
para cientos de arrestos e incluso se reabrió una cárcel de la ciudad cerrada ya
hace tiempo para almacenar a los "peores delincuentes".
Cinco activistas fueron acusados de terrorismo
Apenas unos días antes de la cumbre de la OTAN, la policía de Chicago arrestó
preventivamente a varios activistas, acusándolos de delitos asociados al
terrorismo. El 16 de mayo, la policía allanó una casa en el barrio de Bridgeport
y arrestó a nueve activistas. Aunque seis fueron liberados sin cargos, Brian
Chruch, Jared Chase, y Brent Betterly fueron acusados de posesión de explosivos
o dispositivos incendiarios, material de apoyo al terrorismo y conspiración para
cometer actos terroristas. La policía también arrestó Sebastian Senakiewicz,
quien fue acusado de "hacer una falsa amenaza terrorista", y Mark Neiweem,
acusado de tratar de obtener materiales para fabricar una bomba casera. Los
detalles son todavía incipientes, pero es evidente que informantes o agentes
encubiertos estuvieron involucrados en los tres casos.
Abogados del National Lawyers Guild representan a los cinco activistas. Estos
han señalado que no se ha demostrado que los materiales en posesión de sus
clientes fueran a ser usados para cometer actos de violencia. En cambio, parece
que alguno de los cinco o todos ellos se podrían haber jactado enfrente de los
informadores de que tenían la intención de hacer algo, si es que alguna vez
tomaron medidas para poner su plan en acción.
Los cargos altamente sensacionalistas recibieron amplia cobertura de noticias
en Chicago. Encajaban en el relato presentado por las autoridades y recalcado
durante los meses anteriores: anarquistas y activistas venían a Chicago para
cometer actos de violencia. Las evidencias físicas para apoyar esta acusación
era muy necesarias.
¿Protestas pacíficas?
Cuando finalmente llegó el momento de salir a las calles y protestar, no hubo
incidentes de piedras lanzadas a las ventanas o de desechos humanos lanzados
contra la policía. Como Kevin Gosztola informó el Firedoglake.com, "en lugar de
experimentar el caos creado por los manifestantes, la ciudad experimentó un
estado policial que se apoderó de la ciudad durante unos días". La fuerte
presencia de policía militarizada a menudo parecía superar en número a los
manifestantes, cuyos números se vieron disminuidos por la implacable campaña de
propaganda. La policía no implemento gases lacrimógenos o balas de goma, pero
muchos de los manifestantes fueron golpeados con porras cuando trataron de ir a
donde la policía no quería que fueran. De acuerdo con el National Lawyers Guild,
por lo menos dos docenas de manifestantes fueron al hospital con huesos rotos,
heridas en la cabeza y sin dientes. Más de 100 manifestantes fueron arrestados,
la mayoría por cargos menores, y muchos fueron puestos en libertad sin
cargos.
Al final, no fue un motín policial como en 1968, pero "la ciudad era
cualquier cosa menos tolerante a la disidencia política", según Kris Hermes,
portavoz de la sección de Chicago de la National Lawyers Guild.
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