LA HISTORIA DE LA
BATALLA POR LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO DE MOHAMEDOU OULD SLAHI
cofibuk.com
25 de enero de 2015
Diario de Guantánamo: Cómo un manuscrito podría convertirse en un libro extraordinario
Más de seis años después de que Mohamedou Ould Slahi terminara de escribir su libro, el editor finalmente pone
manos a la obra sobre el texto. Esta es la historia de la batalla por su
publicación.
Traducción de Elías Adbeel
En el verano y principios del otoño de 2005, Mohamedou Ould Slahi escribió a mano un
borrador (466 páginas, 122,000 palabras) de su libro en una celda aislada en
Camp Echo, Guantánamo. Lo escribió por capítulos, comenzando poco tiempo después
de que al fin se le permitiera encontrarse con Nancy Hollander y Sylvia Royce,
dos abogadas pro bono de su equipo legal. Bajo los estrictos protocolos del régimen
de censura de Guantánamo, cada página que escribió fue catalogada como
información confidencial desde el momento de su creación; y cada sección nueva
fue sometida al escrutinio del gobierno de los Estados Unidos.
Durante una audiencia de la Junta de Revisión Administrativa en Guantánamo (el 15 de
diciembre de 2002, tres meses después de que fechó y firmó la última página de
su manuscrito) Mohamedou interrumpió su testimonio para dar un breve anuncio:
“Sólo quiero mencionar que recientemente, mientras estaba en prisión, escribí un
libro sobre mi historia, ¿de acuerdo? La envié para publicación al Distrito de
Columbia, y les aconsejo que la lean cuando sea publicada. Quiero hacerle algo
de publicidad diciendo que es un libro muy interesante, según yo.”
Pero el texto de Mohamedou no fue publicado. Fue catalogado como “SECRETO” (nivel de
clasificación otorgado a información potencialmente dañina para la seguridad
nacional, si se le hace público) y “NOFORN” (del inglés ‘No Foreign Nationals’)
lo cual significa que no puede ser compartido con personas que no son
ciudadanas o con servicios de inteligencia. Fue depositado en una instalación
de seguridad cerca de Washington DC, únicamente accesible para aquellos con
estatus de altísima seguridad que contaran con un permiso oficial.
Por más de seis años, las abogadas de Mohamedou llevaron a cabo licitaciones y
negociaciones para que pudiera liberarse al público el manuscrito. Aunque no
fue del todo liberado al público, un miembro de su equipo legal pudo,
finalmente, darme una versión no censurada en un disco etiquetado como “Manuscrito
de Slahi – Versión sin censura”, en el verano de 2012. Para entonces, Mohamedou
había estado en Guantánamo durante una década. Un juez federal había cedido a
su petición de hábeas corpus dos años atrás y ordenado su liberación,
pero el gobierno de los Estados Unidos había apelado, y la corte envió su petición
de vuelta a la corte de distrito federal para una segunda audiencia. Ese caso aún sigue pendiente.
Mohamedou continúa en la misma celda de segregación en donde escribió su Diario de Guantánamo,
hasta el día de hoy. Creo que he leído todo cuanto se ha hecho público respecto
a este caso, y aún no entiendo el porqué de su encarcelamiento.
En los cinco años que he pasado leyendo el historial del caso de Mohamedou Ould Slahi,
no me han convencido las vagas y cambiantes explicaciones que mi gobierno ha
dado en cuanto a por qué él está en Guantánamo, ni tampoco me han persuadido
las afirmaciones de aquellos que defienden sus ahora 13 años de detención,
diciendo que él es, posiblemente, esto o aquello. Mi propio sentido de justicia
me dice que la pregunta de por qué todavía debe permanecer bajo custodia de los
Estados Unidos, debió de ser respondida hace mucho tiempo. Ya habría sido
respondida, creo yo, si este Diario de Guantánamo no se hubiera mantenido en
secreto durante tanto tiempo.
Cuando Mohamedou escribió el manuscrito para este libro hace nueve años, en la misma
choza aislada donde la mayoría de sus escenas de pesadilla habían ocurrido, se
propuso una tarea. “Sólo he escrito lo que he experimentado, lo que vi, lo que
aprendí de primera mano” explica hacia del final. “He intentado no exagerar, he
intentado ser tan imparcial como me ha sido posible con el gobierno de los
Estados Unidos, con mis hermanos y conmigo mismo”.
A juzgar por todo lo que he visto, eso es justamente lo que ha hecho. La historia
que cuenta está bien corroborada por la crónica sin censura que se me permitió
leer; demuestra, una y otra vez, ser un narrador fiable. Ciertamente, no
exagera: la crónica contiene tormentos y humillaciones, pero, aun cuando los
eventos que recuenta están al máximo extremo, su narración es templada y
directa. Los horrores de dichos eventos hablan por sí mismos.
Este es el mundo secreto de Guantánamo: un mundo de brutalidades sorprendentemente
premeditadas y degradaciones incidentales. El hecho de que Mohamedou se las
haya arreglado para experimentar todo esto pese a cuatro años del trato más
arbitrario que se pueda uno imaginar, en medio de uno de los interrogatorios más
horrendos de Guantánamo, dice mucho acerca de su carácter y de su humanidad. Y
dice tanto más acerca de sus habilidades como escritor el hecho de que haya
sido capaz —estando tan reciente una de las más traumáticas experiencias— de
crear, a partir de ellas, una narrativa que logra ser al mismo tiempo condena y
redención.
Hace 13 años Mohamedou dejó su hogar en Nouakchott, Mauritania y fue conducido al
cuartel central de la policía nacional para ser interrogado. Él no ha regresado aún.
En Guantánamo hay preguntas sin responder, pero ahora que tenemos el Diario de
Guantánamo, ¿cómo no podríamos al menos resolver las preguntas en el caso de Mohamedou?
Cuando eso suceda, las redacciones serán completadas, el Diario de Guantánamo será
re-editado, modificado y actualizado como él lo hubiera querido originalmente,
y todos nosotros podremos leer el Diario de Guantánamo por lo que en esencia
es: el recuento de la odisea de un hombre a través de un mundo donde los
destinos son decididos por poderes de alcance aparentemente infinito, un mundo
que amenaza con deshumanizar, pero falla en deshumanizar; en resumen, un épica
de nuestro tiempo.
Autor:
-Larry Siems-
Escritor y abogado de Derechos Humanos. Durante muchos años dirigió el Programa Libertad
de Escribir en el PEN American Center
Fuente: http://www.theguardian.com/world/2015/jan/16/guantanamo-diary-a-classified-handwritten-manuscript
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