GUANTÁNAMO: EEUU intentó silenciar a prisionero
William Fisher IPS 24 de marzo de 2009
NUEVA YORK - Autoridades de Estados Unidos le ofrecieron a un prisionero
de la base militar de Guantánamo liberarlo a cambio de que callara sus denuncias
de tortura, reveló la Corte Suprema de Gran Bretaña.
En fallos emitidos por dos jueces del máximo tribunal británico se señala que
Washington le ofreció en octubre al residente británico de origen etiope Binyam
Mohamed un acuerdo para recuperar su libertad declarándose culpable y
prometiendo no hablar sobre las circunstancias de su detención.
Pero el prisionero lo rechazó, y a fines del año pasado se le retiraron todos
los cargos. Se cree que Londres intervino para lograr su liberación sin
condiciones. Mohamed había sido arrestado en Pakistán en 2002 como supuesto
"terrorista", y ahora denuncia haber sido torturado tanto allí como en
Marruecos, donde también estuvo recluido. Fue transferido a Guantánamo en 2004,
y finalmente llevado de regreso a Gran Bretaña en febrero pasado.
Ahora lleva adelante una demanda contra el gobierno británico, acusando a sus
servicios de inteligencia de actuar en complicidad con la Agencia Central de
Inteligencia estadounidense (CIA) para facilitar las "entregas extraordinarias"
("extraordinary renditions"), mecanismo empleado por Washington para capturar a
"sospechosos de terrorismo" y transferirlos, sin pasar por tribunales, a
terceros países en los que por lo general son torturados, según activistas
En este caso, "Estados Unidos claramente priorizó el secretismo por sobre la
justicia. Simplemente no quiere que la verdad salga a la luz", dijo a IPS
Zachary Katznelson, director jurídico de Reprieve, organización de derechos
humanos y de asistencia legal que representó al detenido hace cuatro años.
"Eso no tiene nada que ver con la seguridad nacional, sino con el potencial
de una vergüenza nacional. Si realmente vamos a combatir el terrorismo, debemos
usar las herramientas de la democracia: la transparencia, la imparcialidad y la
justicia, no abandonarlas y luego desesperadamente intentar ocultar nuestros
errores", añadió.
En sus fallos emitidos el lunes, los magistrados británicos revelaron cómo el
gobierno estadounidense intentó hacer que Mohamed firmara un acuerdo afirmando
que nunca había sido torturado, prometiendo no hablar con los medios luego de su
liberación y declarándose culpable para ser llevado de regreso a Gran
Bretaña.
Además, las autoridades estadounidenses insistían en que se debía asignar a
Washington cualquier derecho de indemnización que el detenido pudiera
solicitar.
Todo esto se hizo sin que se permitiera el acceso de los abogados defensores
a evidencia que podría haber servido para demostrar su inocencia.
Mohamed también debía comprometerse a no exigir ver ninguna prueba
exculpatoria. "Si el señor Mohamed pedía ver la evidencia, el acuerdo sería
cancelado", dijo un portavoz de Reprieve.
"Los hechos revelados reflejan la forma en que el gobierno de Estados Unidos
ha intentado consistentemente ocultar la verdad de la tortura a Binyam Mohamed",
sostuvo el director de la organización, Clive Stafford Smith.
"Le dijeron que nunca abandonaría Guantánamo a menos que prometiera no hablar
nunca sobre su tortura, y nunca demandar ni a los estadounidenses ni a los
británicos para obligar a revelar los malos tratos", señaló.
"Las autoridades estadounidenses intentaban que Mohamed se declarara culpable
por algo, por cualquier cosa, para así poder salvar su imagen. La ‘oferta’ final
fue que este hombre, originalmente considerado uno de los más peligrosos
terroristas, debía reconocerse culpable y recibir una sentencia de sólo 10 días
de cárcel, menos de lo que se espera por varios delitos de tránsito. Mohamed
rechazó esta oferta, y continuaba asegurando su inocencia", explicó la
organización.
"Ofrecerle a un hombre que asegura su inocencia la libertad a condición de
que se reconozca culpable y cumplir una sentencia de 10 días es un intento de
salvar la imagen a una escala horrenda", sostuvo la directora ejecutiva de
Reprive, Clare Algar.
El caso llamó la atención en Gran Bretaña y causó un problema para el
Departamento de Estado (cancillería) estadounidense. La Corte Suprema británica
se había negado a divulgar siete párrafos de un fallo anterior que daban
credibilidad a las denuncias de tortura de Mohamed, arguyendo que eso podría
obstaculizar las relaciones de seguridad entre Londres y Washington.
El tribunal admitió que llegó a esa decisión como consecuencia de lo que
consideró amenazas de Estados Unidos a reconsiderar cualquier participación de
información de inteligencia con Gran Bretaña.
En una crítica inusual, la Corte Suprema británica expresó consternación por
el hecho de que una democracia "gobernada por el imperio de la ley" procure
suprimir evidencia "relevante a las denuncias de tortura y tratos crueles,
inhumanos y degradantes, por más políticamente embarazoso que esto pueda
ser".
El tribunal señaló que el gobierno de George W. Bush (2001-2009) había hecho
la amenaza en una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores británico en
septiembre pasado, y llamó a la actual administración de Barack Obama a revertir
esta posición.
El secretario de Relaciones Exteriores británico David Miliband negó que haya
habido una amenaza así de Estados Unidos.
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