Estados Unidos masacra a 150 personas en Somalia
Glenn Greenwald
Movimiento Político de Resistencia
12 de marzo de 2016
El 8 de marzo Estados Unidos utilizó drones y aparatos tripulados para bombardear y atacar
con mísiles Somalia, quitando la vida al menos a 150 personas. Como
habitualmente, el gobierno de Obama afirmó que los muertos era “terroristas” y militantes, miembros del grupo
somalí de Al Shabab, sin proporcionar pruebas que apoyen la afirmación.
Sin embargo, la mayoría de medios norteamericanos contenían únicamente las
declaraciones de los funcionarios de Estados Unidos sobre lo ocurrido,
transmitida críticamente y sin dudas sobre su exactitud. Los “luchadores... muertos se habían
reunido para los que los representantes norteamericanos creen que era una
ceremonia de graduación, preludio de un ataque inminente contra tropas
norteamericanas”, recogían el New York Times. Y así se escribe la historia
oficial. Los terroristas estaban en aquel momento “graduándose”, recibiendo sus
títulos de terroristas, dispuestos a atacar a las tropas norteamericanas,
cuando Estados Unidos los mataron.
Utilizando este patrón de afirmaciones, una gran cantidad de gente que no tiene
absolutamente ni idea de quién resultó muerto, quedan convencidos de que se lo
merecían. Como mi colega Murtaza Hussein dijo de los 150 muertos: “No sabemos quiénes eran, pero
felizmente todos eran malos”. Para los descerebrados autoritarios, las
palabras “terrorista” y “militante” no tienen mas significado que el de
ser alguien que muere cuando mi gobierno tira bombas, o, como mucho, un “terrorista”
es cualquiera que mi gobierno me dice que es un terrorista. Miren cuanta gente hoy apoya
este ataque afirmando que “terroristas” y “militantes” fueron muertos utilizando esas
etiquetas, a pesar de que no tienen absolutamente ni idea de quien resultó muerto.
Aparate de estar por encima de la media de la tasa de muertos, este asesinato masivo es un hecho
increíblemente común bajo la presidencia del laureado con el Premio Nobel de la Paz en 2009, quien, hasta
ahora, ha bombardeado siete países predominantemente musulmanes. Como ha
informado Nick Turse en The Intercept, Obama ha
extendido de forma agresiva el sigiloso programa de drones y guerra secreta en
África.
Es improbable que este concreto crimen masivo reciba mucha atención en Estados
Unidos, debido a 1) la típica obsesión en época electoral sobre la carrera
presidencia y graves materias como el tamaño de las manos de Donald Trump; 2)
la extendida indiferencia de los demócratas respecto al asesinato de
extranjeros si no hay algo que ganar respecto a los rivales simulando
preocupación; 3) la invisibilidad de lugares como Somalia, y la consiguiente
devaluación del valor de la vida allí; y 4) la total normalización del modelo
según el cual el presidente de Estados Unidos mata a quien quiere y donde quiere, sin contemplar leyes,
procesos, responsabilidad o pruebas.
A pesar de la ausencia de atención, el bombardeo del día 8 y las reacciones a
ello resaltan bastantes puntos importantes:
1) Estados Unidos no está en guerra en Somalia. El Congreso nunca ha declarado
la guerra a Somalia y autorizado el uso de fuerza militar. Dejando aparte por
el momento la moralidad y la ética, ¿que autoridad legal posee Obama para
bombardear ese país? Asumo que estaremos todos de acuerdo en que el presidente
no tiene permiso para ir por ahí matando gente que sospeche que son “malos”: se necesita algún tipo
de autoridad legal para realizar las ejecuciones.
Desde 2001, el gobierno de Estados Unidos ha justificado legalmente su
bombardeo-donde-y-cuando-quiero en la Autorización para el Uso de Fuerza
Militar (AUMF según sus siglas en inglés), autorizada por el Congreso a raíz
del 11 de septiembre para el ataque contra Al-Qaeda y sus fuerzas “asociadas”. Pero Al Shabab no
existía en 2001, y no tiene nada que ver con el 11 de septiembre. El grupo no
ha intentado nunca atacar Estados Unidos, sino que por el contrario, como
Charlie Savage del New York Times indicaba en 2011, “se centra en una insurgencia
localista en Somalia”. Como resultado, informaba Savage, ni siquiera “el [gobierno de]
Obama considera a Estados Unidos en guerra con ningún miembro de Al Shabab”.
Por el contrario, según el gobierno de Obama, algunos específicos miembros
veteranos de Al Shabab pueden ser considerados enemigos combatientes bajo el
AUMF solamente si se adhieren a la ideología de Al Qaeda, están “integrados” en su estructura de mando y podrían
desarrollar operaciones fuera de Somalia. Esa es la causa de porqué el gobierno
norteamericano alegaba que la gente que mató iba a lanzar ataques contra
soldados de Estados Unidos: porque, incluso bajo su propia perspectiva
increíblemente expansiva de la AUMF, sería ilegal matar a alguien basándose
simplemente en que eran miembros de Al Shabab, y el gobierno necesita una
coartada de autodefensa para justificar eso legalmente.
Pero incluso bajo la teoría de la “autodefensa” invocada por Estados Unidos, se
permite, bajo sus propias directrices promulgadas en 2013, el uso de fuerza
letal fuera de una zona de guerra (por ejemplo, Afganistán) “solamente contra un objetivo que
plantee una amenaza continuada e inminente para ciudadanos de Estados Unidos”.
Tal vez estos terroristas se disponían a atacar a las tropas estacionadas en la
zona, nada mas echar para atrás la borla del birrete de graduación; pero,
nuevamente, no hay literalmente ninguna prueba de que nada de eso sea verdad.
Dado lo que está en juego, concretamente la conclusión de que la muerte de 150
personas por Obama es ilegal, ¿no debiera ser una exigencia ver pruebas de que
las afirmaciones de su gobierno son efectivamente verdad? ¿Fueron todos los
muertos realmente terroristas y miembros de Al Shabab? ¿Iban realmente a
realizar algún tipo de ataque inminente y peligroso contra personal de Estados
Unidos? ¿Se contentaría cualquiera con creer ciegamente las afirmaciones auto justificativo
del gobierno sobre estas cuestiones sin ver antes evidencias? Si la
voluntad es pedir excusas ¿por qué no se quiere ver ninguna prueba? ¿Por qué
posiblemente se piensa que se sabe lo que ha sucedido (a quien se mató y bajo
que circunstancias), cuando todo lo que se tiene son afirmaciones concluyentes
y sin pruebas, procedentes de los que efectuaron las muertes?
2) Hay numerosas y sólidas razones para ser escéptico ante las afirmaciones del
gobierno de Estados Unidos respecto a quién mata en los ataques aéreos. Para
empezar, el gobierno de Obama ha modificado formalmente el significado del término
“militante”: es “todo varón en edad militar en una
zona atacada”, a menos que “haya una explícita demostración póstuma que
demuestre que eran inocentes”. En otras palabras, el gobierno de Estados Unidos presumiblemente contempla a
cualquier varón adulto que mate como “militante”,
a menos que luego surjan pruebas de que no lo era. Es un simple y manipulador
elemento de propaganda, y nada más que eso.
Más allá de esto, los propios documentos gubernamentales demuestran que en la
inmensa mayoría de los casos (9 de cada 10) muere gente que no figura en los
objetivos pretendidos. El pasado abril, el New York Times publicó un artículo
bajo el titular “Los ataques con drones, una verdad incómoda. Estados Unidos no saben quien muere”.
Citaba al académico Micah Zenko, quien decía que “la mayoría de los individuos
muertos por drones no figuran en la lista mortal, y el gobierno no conoce sus
nombres”.
Además, el gobierno ha sido reiteradamente cogido en mentira respecto a la
identidad de las víctimas de sus bombardeos. Como el artículo del New York
Times de abril indicaba “toda investigación independiente de los ataques ha encontrado muchos mas daños
civiles de los que admiten los funcionarios de la administración”.
Dado esta clara muestra de engaño deliberado, ¿por qué debería cualquier
persona racional tragarse ciegamente las afirmaciones sin prueba del gobierno
estadounidense sobre a quien está matando? Para decirlo suavemente, sugiere un
extremo escepticismo. (Tras las críticas recibidas por su escritura al dictado,
al menos la narración del New York Times incluía la siguiente frase sobre el
comunicado del Pentágono respecto a quien mató: “No hubo un método independiente de
verificar las afirmaciones”.)
3) ¿Por qué tienen Estados Unidos tropas en esta parte de África? Recordemos
que incluso el gobierno de Obama dice que no está en guerra con Al Shabab.
Consideremos la circularidad del razonamiento. Estados Unidos, como todos los
países, tiene obviamente un legítimo interés en proteger a sus tropas de
ataques. Pero ¿por qué tienen tropas que necesitan protección? La respuesta:
las tropas están ahí para operar bases de drones y atacar a gente a la que se
considera una amenaza. Pero si no estuvieran ahí, estos grupos no serían una amenaza para ellos.
En resumen: necesitamos tropas en África que lancen ataques de drones a grupos
que están atacando a tropas en África. Es el círculo autoalimentado del
imperialismo. Necesitamos desplegar tropas en otros países para atacar aquellos
que intentan atacar a tropas norteamericanas que están allí desplegadas.
4) Si usted es un norteamericano que ha vivido bajo la guerra contra el
terrorismo, es fácil olvidar lo extrema que es esta conducta. La mayoría de
países del planeta no van rutinariamente por el mundo dejando caer bombas y
matando a docenas de personas en otros muchos países, y mucho menos en países
con los que no están en guerra.
Pero para los norteamericanos esto es algo ahora perfectamente normalizado.
Vemos a nuestro presidente investido con el derecho divino, intrínseco, basado
en la excepción norteamericana, a condenar a cualquiera identificado como “Los Malos”, y luego, sin
juicio, sin proceso, sin responsabilidad, se ordena matarlos. Es el Juez Global
errante, Jurado, y Ejecutor. Y no vemos nada perturbador ni peligroso ni
siquiera extraño en ello. Se nos ha inculcado la visión del mundo que un niño
de seis años tiene ante los dibujos animados: hay que matar a Los Malos, y
sanseacabó.
Así que el otro día el presidente mató a unas 150 personas en un país con el
que Estados Unidos no está en guerra. El Pentágono dio a conocer una plantilla
de cinco frases declarándolos “terroristas”.
Y no hay mucho más. En el espacio de horas, todos estaremos listos para
olvidarnos de todo y seguir adelante, satisfechos con el convencimiento, sin ni
siquiera un ápice de prueba o información sobre los muertos, que el gobierno y
el presidente hicieron lo correcto. Vaya una audiencia pacificada y unos medios
maleables que tenemos.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article44394.htm
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