Los EE.UU. construyen una nueva y enorme prisión
en Bagram
Glenn
Greenwald 23 de septiembre de 2011
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 23 de octubre de
2011
A la vez que la administración Obama anunciaba planes
de recortes en el presupuesto interno por valor de miles de millones de
dólares, la semana pasada se solicitaron ofertas para la construcción de una
cárcel gigante en Bagram, Afganistán. En el anuncio, publicado
en la página FedBizOps.gov que se utiliza para dar a conocer nuevos proyectos de
gasto privatizados, el gobierno reveló sus planes para “la contrucción de un
Centro de Detención en Parwan (DFIP), Bagram, Afganistán” que tiene “una
capacidad de alojamiento de aproximadamente 2.ooo detenidos”. También
contará con “torres de vigilancia, instalaciones administrativas, y controles de
personal y vehículos en las entradas, vigilancia y sistemas de acceso
restringido”. El anuncio dice “el coste estimado del proyecto está entre 25 y
100 millónes de dólares.”
Las prisiones estadounidenses están tan sobresaturadas que los
juzgados están ordenando la liberación de presos porque las condiciones
llegan a ser tan inhumanas que son inconstitucionales (hoy, el FBI informó que
en EE.UU. se produce un arresto relacionado con las drogas cada 19 segundos,
pero como todo el mundo sabe, solo los locos extremistas y los frívolos
marihuaneros piden el fin de esta guerra). En los EE.UU. los recortes
presupuestarios son tan severos que secciones enteras están siendo
eliminadas, el uso de farolas restingido, y los servicios más básicos eliminados
para los más necesitados. Pero el gobierno quiere gastar hasta 100 millones de
dólares en una nueva cárcel en Afganistán.
Esta locura presupuestaria es otra cosa más que añadir al hecho que Human
Rights First ha constatado hace poco, el opresivo sistema de prisión sin
el debido proceso que EE.UU. continúa manteniendo por el mundo.
Diez años después de los ataques del 11 de septiembre, pocos estadounidenses
saben que los EE.UU. mantienen todavía en prisión a más de 2800 personas
fuera del país sin ningún cargo o juicio. La expansión de las cárceles
militares estadounidenses se ha convertido en una parte del escenario post 11-S,
y el concepto de “detención indefinida” (algo anteriormente desconocido en
nuestro sistema de gobierno) ha significado que tales prisiones y sus detenidos,
podrían mantener la legalidad de los ataques del 11S y de la “guerra contra el
terror” por un futuro indefinido…
El secretismo que rodea la prisión estadounidense en Afganistán hace
imposible para la gente juzgar si los prisioneros merecerían estar allí. Todavía
más, debido a que muchas de las pruebas militares contra ellos son secretas, los
propios detenidos no tienen derecho a verlas. Así que aunque los detenidos en
Bagram tiene derecho a una audiencia cada 6 meses, a menudo no pueden confrontar
las pruebas contra ellos. Por lo tanto, no tienen la oportunidad real de
enfrentarse a ella.
En uno
de los primeros movimientos que marcan lo cerca que el gobierno Obama
intenta seguir a su predecesor en estas áreas, se consiguió
el derecho a mantener a los prisioneros de Bagram sin el habeas corpus,
defendiendo con éxito que la sentencia Boumediene del Tribunal Supremo,
que fue alabada por el
candidato Obama porque garantizaba el habeas corpus a los detenidos en
Guantánamo, era inaplicable en Bagram. Numerosos grupos que realizan trabajo de
campo en Afganistán han
documentado que mantener esas prisiones es una de las principales
herramientas de reclutamiento de los talibanes y una de las principales fuentes
de odio hacia los EE.UU. A pesar del hecho, o más precisamente (como
siempre), por su culpa, los EE.UU van construir una nueva y enorme prisión
en la zona.
Y un último asunto: recordemos cuanta gente dijo que la
caída de Osama bin Laden llevaría a un aligeramiento de la guerra contra el
terror en general y de la guerra en Afganistán en particular. Desde entonces,
unos 4 meses después de que el cuerpo de bin Laden fuera lanzado al mar, los
EE.UU. han hecho lo siguiente: han renovado la Ley
Patriótica por cuatro años sin reformas; han aumentado los ataques de
aviones no tripulados en Yemen,
Somalia
y Pakistán;
han tratado de asesinar
al ciudadano estadounidense Anwar al-Awlaki sin el debido proceso; han
condenado a un
musulman de 24 años por “apoyo material a terroristas” por subir un vídeo
antiestadounidense en YouTube después de hablar con el hijo de un líder
terrorista; han presionado
a Irak para que mantenga las tropas estadounidenses en este país; ha sostenido
que tiene derecho ilimitado a matar a cualquier persona que quiera en
cualquier parte del mundo; y ahora planea una nueva cárcel en Afganistán. Si
esto es reducir las acciones, no creo que me gustara ver a qué se parece el
redoble del compromiso estadounidense con una guerra sin fin.
Este artículo apareció originalmente en Salon.com
el 19 de septiembre del 2011.
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