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La declaración de Bradley Manning, la prensa y los que hacen denuncias

.....un preso de conciencia atrapado en un sistema que se preocupa más por el sistema que por la humanidad.

Kevin Gosztola | 01 de marzo de 2013

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
3 de abril de 2013

Una declaración que el Pfc. Bradley Manning leyó en el tribunal ayer como parte de su declaración de culpabilidad es una prueba más de cómo en el establecimiento organizativo de los Estados Unidos los medios de comunicación son incapaces de responder a las sugerencias de los que hacen denuncias. También hace reflexionar en como la administración del presidente Barack Obama sigue manteniendo una guerra contra los que hacen denuncias, especialmente aquellos cuyo trabajo esta relacionado con la llamada seguridad nacional.

De acuerdo con una trascripción literal de su declaración realizada por Alexa O'Brien, quien ha estado cubriendo el consejo de guerra todos los días durante el procedimiento, Manning contó cómo trató de compartir los registros sobre la guerra de Irak y Afganistán con los medios de comunicación americanos antes de cedérselos a WikiLeaks:

    Estando en la casa de mi tía me debatí sobre que hacer con los registros SigActs [entradas sobre la guerra] - en particular si debía quedármelos, o revelarlos a través de una agencia de prensa. En ese momento decidí que tenía sentido tratar de revelar las tablas SIGACT a un periódico estadounidense. La primera vez llamé a mi periódico local, The Washington Post, y hable con una mujer diciendo que era un reportero. Le pregunté si el Washington Post estaría interesado en recibir información que tendría un enorme valor para el público estadounidense. A pesar de que hablamos durante unos cinco minutos sobre la naturaleza general de lo que poseía, no creo que me tomara en serio. Me informó de que el Washington Post, posiblemente, estaría interesado, pero que esas decisiones se tomaban sólo después de ver la información a la que me refería y previa consideración de los editores de mas antigüedad.

    Entonces me decidí a contactar con [palabra perdida], el periódico más popular, The New York Times. Llamé al número de teléfono del editor público que aparece en la web del New York Times. El teléfono sonó y respondió una máquina. Navegue por el menú de la sección para averiguar mas cosas. Me dirigió a un contestador automático. Dejé un mensaje diciendo que tenía acceso a información sobre Iraq y Afganistán que yo creía que era muy importante. Sin embargo, a pesar de dejar mi número de teléfono de Skype y mi correo electrónico personal, nunca recibí una respuesta del New York Times.

Portavoces de ambos el Times y el Post dijeron que no tenían conocimiento de que Manning tratara de ofrecer copias de seguridad de los registros de guerra.

Lo que parece haber sucedido es una comedia de errores. Puede que no haya una sola persona que se equivocara. El personal involucrado en estos periódicos puede decir que una recepcionista no paso la noticia o, en el caso del mensaje dejado en el numero del editor público, el Times puede decir que les llegan de ochenta a cien mensajes en un día. Sólo se escuchan unos diez segundos de cada mensaje antes de eliminarlos y pasar al siguiente mensaje porque muchos son de locos. Pero, ¿Justifica esto lo que pasó?

Quiere la prensa aceptar las revelaciones de los soldados que creen que han descubierto algo que creen que el público tiene derecho a saber? Si los medios lo hacen, parece que el proceso para aceptar nuevas noticias es un desastre. Estuvo en excedencia por un período muy corto de tiempo en enero de 2010 y que fue el tiempo en que podía compartir lo que tenía con los medios de comunicación. Tubo una pequeña ventana y, cuando los papeles que quería publicar no parecieron interesar a nadie, decidió probar con WikiLeaks y subir los registros de guerra desde un Barnes & Noble en Rockville, Maryland.

Aunque WikiLeaks no publicó los registros de guerra durante meses, la organización no le dio la sensación de que estaba no interesada, muy al contrario porque tenían el material. Sintió una sensación de alivio al saber que tenían los documentos. Le permitió [a él] tener la conciencia tranquila sobre lo que estaba viendo todos los días.

Si el Times o el Post hubieran tenido los documentos y los hubieran examinado, que habrían hecho con ellos? ¿Los habrían publicado? ¿Habrían notificado al gobierno que estaban en posesión de tales documentos? The Times se comunica con el Gobierno en la preparación de la publicación de cables sobre el Departamento de Estado:

    Debido a la variedad de los materiales y la naturaleza misma de la diplomacia, los cables de la embajada iban a ser más explosivo que los Registros de la Guerra. Dean Baquet, nuestro jefe en la oficina en Washington, dio una advertencia temprana a la Casa Blanca el 19 de noviembre. El martes siguiente, dos días antes de Acción de Gracias, Baquet y dos colegas fueron invitados a una habitación sin ventanas en el Departamento de Estado, donde se encontraron con un grupo muy serio. Representantes de la Casa Blanca, del Departamento de Estado, de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, la CIA, la Agencia de Inteligencia de Defensa, el FBI y el Pentágono se reunieron alrededor de una mesa de conferencias. Otros, que nunca se identificaron, se alinearon en las paredes. Un solitario anotador escribía en una computadora.

¿Qué le habría pasado a Manning? ¿Habrían sido capaces de proteger la identidad del soldado que había pasado información porque creía que eran "algunos de los documentos más importantes de nuestro tiempo, la eliminación de la niebla sobre la guerra y revelar la verdadera naturaleza de la guerras del siglo 21".

En la conversación con el juez militar coronel Denise Lind, Manning aseguró que había hablado con alguien allí y le dijeron que "podrían estar interesados si veían la información". Pensó en, "ir físicamente a la oficina del Washington Post." Pero, dijo: "Estaba nervioso, su señoría".

Esta es la razón por la que organizaciones como WikiLeaks son necesarias. No sólo tienen el poder de revelar lo que los gobiernos están haciendo en secreto, sino que también son una posición única-si se construyen adecuadamente para proteger la identidad de las fuentes de una manera tal que hace casi imposible que los gobiernos persigan a aquellos que filtran información. Esto crea la posibilidad de que los empleados  militares o los organismos nacionales de seguridad pueden revelar lo que están viendo, ser ciudadanos conscientes y al mismo tiempo mantener su trabajo y, tal vez, no arriesgar su vida.

Manning fue capturado por los militares y detenido, sin embargo, en las pruebas presentadas hasta el momento, no parece que el ejército supiera lo que estaba haciendo hasta a divulgación no autorizada del hacker Adrian Lamo que les informó de que estaba hablando con un soldado que decía tener información clasificada en su posesión.

Contra fáctica, no está claro si los militares hubieran sido capaces de detectar que estaba subiendo información a WikiLeaks. Hay evidencia forense de que los envíos sucedieron y ahora pueden probar las transmisiones. Una vez más, se evidencia que sólo se obtuvo porque Manning estaba charlando con alguien que se convirtió en un informante del gobierno.

Términos más generales, Bloomberg informó ayer en una nota de que Obama dijo que las agencias gubernamentales podrían despedir a ciertos individuos en posiciones de seguridad nacional si su trabajo es considerado "sensible". Esto podría ser utilizado en contra de un empleado administrativo, si una agencia piensa que esa persona está compartiendo demasiado acerca de la naturaleza de las operaciones. No importa si la información es clasificada.

La administración Obama ya se ha negado a garantizar la seguridad nacional de denunciantes que gozan de protección bajo la Ley de Protección de Denunciantes Mejorada (WPEA) firmado el año pasado. Él no cree que sus derechos de libertad de expresión merecen las mismas protecciones que los denunciantes en otras agencias federales.

Y, ayer, John Kiriakou los que hacen denuncias de la CIA entró en la prisión de Loretto, Pensilvana, para comenzar una condena de treinta meses. Su caso fue una Primera Enmienda de casos y uno de los seis casos perseguidos por el primer término de la administración Obama bajo la Ley de Espionaje. Empezó a hablar de la política oficial la tortura de la CIA que incluía el submarino y altos funcionarios de la CIA, del FBI y del Departamento de Justicia comenzaron a trabajar en conjunto para condenar a Kiriakou por algún cargo por hablar con los medios de comunicación. Lo atraparon cometiendo un error cuando proporcionó el nombre de un agente de inteligencia al reportero Matthew Cole. Aprovecharon la Ley de Protección de Identidades de Inteligencia (junto con la Ley de Espionaje) y finalmente lo clavaron después de años de tratar de destruir su vida.

Hubo una notable confluencia ayer, con Manning leyendo su declaración, donde fue declarado culpable de los delitos y con Kiriakou enviado a la cárcel para cumplir una condena. Ambos son presos de conciencia, atrapados en un sistema que se preocupa más por el sistema que por la humanidad. Ambos son víctimas de un gobierno, el de los EE.UU., que silencia y combate a los organismos militares y de seguridad nacional, que se atreven a desafiar o abrir debates sobre cómo el gobierno está operando en secreto y públicamente.

Este artículo apareció originalmente en FireDogLake's The Dissenter en 1 de marzo de 2013.


 

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