Espiar al pueblo
Juan Gelman Página 12 12 de julio de 2010
El gobierno de Obama ha consolidado y aun ampliado los programas de espionaje
a los estadounidenses
Vale la pena visitar el museo de la Stasi –o Ministerio de Seguridad del
Estado o Servicio de Inteligencia Interior– instalado en su antigua sede, calle
Normanenstrasse, Berlín Este. La Stasi nació en 1950 bajo el régimen “socialista
real” de la República Democrática Alemana y expiró con la caída del Muro de
Berlín, en 1989. Contiene, entre otras, una colección de equipos empleados para
espiar a la población de Alemania Oriental, cámaras en miniatura que se podían
esconder en los ojales del saco, en corbatas y hasta en falsos caramelos,
artefactos de escucha a distancia que la tecnología alcanzada en el país
perfeccionó.
Se consideró a la Stasi el mejor sistema de vigilancia del prójimo, y no era
para menos: el número de sus agentes ascendía a 91.000 y además contaba con los
soplos de 173.000 informantes civiles, en muchos casos obligados a prestar
semejante servicio. Sorprende encontrar los nombres de algún escritor más o
menos célebre en la lista del caso. Las administraciones autoritarias no se
manejan de otro modo. Tal vez porque tienen conciencia del horror que imponen y
temen las reacciones de la ciudadanía. Su estilo de orden y mando no admite
réplica.
Las tentaciones de la imitación son grandes y la gran democracia del Norte
está copiando ciertas técnicas. El gobierno de Obama ha consolidado y aun
ampliado los programas de espionaje de los estadounidenses que W. Bush
estableció. Hace un par de años, el Pentágono suspendió la Oficina de
Actividades de Contrainteligencia en el terreno (CIFA, por sus siglas en
inglés), que se dedicaba a vigilar a los grupos pacifistas y a infiltrar
provocadores en los mítines de quienes se oponen al servicio militar
obligatorio, como los cuáqueros. El argumento del terrorismo aquí no sirve: una
cosa es poner bombas y muy otra manifestar una opinión que a la Casa Blanca no
le gusta. Con Obama, la CIFA renació bajo las alas del Pentágono.
El mes pasado informó The Washington Post de que la DIA o Agencia de
Inteligencia de Defensa “desea abrir una nueva base de información sobre
individuos y grupos” (www.washingtonpost.com, 15-6-10). Su labor consistirá en
reunir datos concernientes a “individuos involucrados o de interés para las
operaciones del Pentágono relacionadas con inteligencia, contrainteligencia,
antiterrorismo y anti-narcotráfico”, así como “personas implicadas en
actividades de inteligencia extranjera y/o de entrenamiento”
(www.thefederalregister.com, 15-6-10). Dos funcionarios que prefirieron el
anonimato apuntaron que “la CIFA fue disuelta en el papel, pero buena parte de
su personal y algunas de sus funciones fueron transferidas” a un centro de la
DIA (www.newsweek.com, 18-6-10), encargado de documentar operaciones que
afectarían la seguridad nacional a fin de sancionarlas. Su definición es
imprecisa y muy abarcadora.
El espionaje de ciudadanos estadounidenses por su gobierno comenzó en 1967
con el presidente Lyndon B. Johnson y se incrementó después del 11-S. Mike van
Winkle, vocero del Centro de información antiterrorista de California, explicó
así la vigilancia de manifestantes pacíficos contra la guerra de Irak: “Si hay
un grupo que protesta contra una guerra cuya causa es la lucha contra el
terrorismo internacional, podría haber terroristas en esa protesta. Casi se
puede decir que la protesta es un acto terrorista” (www.progressive.org,
4-2-10). Estas declaraciones se formularon a más de un año del gobierno de
Obama.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en
inglés) ha denunciado acosos y persecuciones policiales contra simples
ciudadanos en 34 de los 50 estados del país (www.aclu.org, 29-6-10), los más
frecuentes en California y Colorado. Algunos casos cruzan la línea del ridículo.
El Departamento de Policía de Los Angeles ordenó en 2008 que todos sus efectivos
vigilaran a 65 personas de conducta sospechosa. Las conductas: “usar
binoculares, dibujar diagramas, tomar notas”. La más curiosa: “sacar fotos o
filmar videos sin valor estético aparente”.
Los vegetarianos deben andarse con cuidado en EE.UU. Un propulsor del buen
trato a los animales impartió en Fresno una conferencia acerca de “los
beneficios de una dieta vegetariana”. Lo escucharon unas sesenta personas, de
las que el 10 por ciento eran agentes encubiertos. La policía del estado de
Maryland infiltró más de treinta grupos pacifistas y/o contrarios a la pena de
muerte “y erróneamente identificó como terroristas a 53 personas y a unas dos
docenas de organizaciones”. Esta “información” se envió a diferentes organismos
de seguridad, incluido el FBI.
Guantánamo no cierra todavía y –un ejemplo– siguen las torturas en la base
aérea estadounidense de Bagram, Afganistán (www.truth-out.org, 23-5-10). El
protocolo de W. Bush en la materia se ha “perfeccionado” con Obama. Nadie
detiene al progreso.
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