EN PRIMERA PERSONA
Mi familia fue aniquilada el día de mi boda en Yemen y EEUU tiene parte de la
culpa
Yemeníes inspeccionan un sitio de ataques aéreos contra dos casas, en Saná, Yemen, en
una fotografía de archivo. Yahya Arhab / EFE
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Ayman Mohamed Saleh Al Sanaban
The Guardian/elDiario.es
7 de abril de 2023
Actualizado el 08/04/2023
Mi boda debería haber estado repleta de las emociones maravillosas que suelen acompañar este
tipo de celebración: ilusión, inquietud, alegría, ansiedad y amor. En cambio,
estuvo marcada por el terror, la devastación y la pérdida.
La noche del 5 de octubre de 2015 tuvo un comienzo maravilloso: mis dos hermanos y yo nos
íbamos a casar con nuestras novias, tres mujeres que crecieron en pueblos
cercanos. Nosotros, nuestras familias y nuestros invitados nos reunimos en la
casa de mi tío, especialmente decorada para los festejos: se habían levantado
carpas enormes y la brisa esparcía olores deliciosos. Las novias llegaron en
una caravana de 30 coches tocando el claxon, con música a todo volumen y
vítores para anunciar su entrada, y se reunieron con sus familiares en el
interior de una de las casas.
Sin previo aviso, los sonidos alegres de la celebración se vieron interrumpidos primero por el
ensordecedor estruendo de los aviones, después por la trayectoria de un misil
en el aire y finalmente por un ruido estremecedor. El cielo se tiñó de rojo.
Cerré los ojos. El mundo se detuvo.
Cuando abrí los ojos, me encontré con una escena de terror inimaginable. Había cuerpos
mutilados por todo el patio. Un misil alcanzó la casa donde nuestras futuras
esposas se habían juntado con sus familiares, muchos de ellos niños. Los que
aún podían mantenerse en pie empezaron a buscar frenéticamente entre los
escombros a sus seres queridos, a pesar del riesgo de que se produjera un nuevo
ataque. Se oían voces desgarradas, de los que estaban atrapados, de los que
agonizaban y de los que intentaban desesperadamente salvar un resquicio de
esperanza buscando entre los escombros.
¿Les sorprendería saber que Estados Unidos es en parte culpable de semejantes
atrocidades? ¿Y que, si Joe Biden hubiera cumplido una de sus promesas
electorales, quizá no habría atrocidades como esta en el futuro?
Ese día murieron 49 personas, la mitad niños. Entre ellas estaban algunas de las
personas que más quería en este mundo: mi novia, Jamila; mis padres, Mohammad y
Fayiza; y dos de mis hermanos, Jamal y Eid. Al menos 75 personas más resultaron
gravemente heridas. Todos los que sobrevivieron llevarán las cicatrices
mentales de este día durante el resto de sus vidas. Desde entonces no he podido
volver al lugar. No quiero recordar lo que ocurrió aquel día.
Biden debe cumplir su promesa
Este ataque es solo uno de los miles de bombardeos indiscriminados llevados a cabo contra la
población de Yemen por Emiratos Árabes Unidos y la coalición liderada por
Arabia Saudí desde septiembre de 2015 con el pretexto de detener a los rebeldes
hutíes. En realidad, estos ataques apuntan regularmente a civiles inocentes y
las infraestructuras de las que dependen nuestras comunidades. Han acabado con
la vida de 250.000 yemeníes y han devastado nuestro país.
Lo que le está ocurriendo a Yemen se
considera, por lo general, la mayor crisis humanitaria
del mundo. Ni una sola muerte habría sido posible sin la
complicidad de Estados Unidos y sus mayores contratistas de defensa, Lockheed
Martin, Raytheon y General Dynamics.
El entonces candidato presidencial Biden prometió
en 2019 que “pondría fin a la venta [de armas] a los saudíes'' y que ”tendrían
que rendir cuentas“. En uno de sus primeros discursos como presidente, dijo al
Departamento de Estado que acabaría con el apoyo de Estados Unidos a la guerra
contra mi país. Fue un giro sustancial respecto a sus predecesores, Donald
Trump y Barack Obama, y trajo esperanza a los yemeníes aquí y en todo el mundo,
así como a los observadores internacionales y a las organizaciones y activistas
en defensa de los derechos humanos.
Por fin, parecía, alguien pondría freno al flujo constante de armamento de última
generación a la coalición saudí y a las atrocidades aparentemente interminables
como la que destruyó a mi familia. Pero en los dos años transcurridos desde
aquel discurso, la voluntad de Biden, antaño sólida, parece haber flaqueado.
Cuando los miembros del Congreso de EEUU impulsaron medidas para detener o
limitar el suministro de armas a la coalición, Biden intervino y el proyecto de
ley nunca llegó a votarse. En su lugar, ha defendido una frágil tregua con
Arabia Saudí bajo la cual los yemeníes no sienten ni un ápice de protección.
Estados Unidos ha estado sorprendentemente ausente de los esfuerzos por poner fin al
conflicto. Los recientes acontecimientos en torno al acuerdo entre Arabia Saudí
e Irán para restablecer los lazos diplomáticos demuestran que no es imposible
poner fin a la guerra. No obstante, es el Gobierno estadounidense el que debe
decidir si quiere desempeñar un papel significativo y activo para poner fin a
estos crímenes de guerra, en lugar de dejar que prevalezca un afán lucrativo.
Presidente Biden: puede que yo no le pueda votar, pero sus acciones me afectan. Como
demuestra su último presupuesto, su incapacidad para impedir que las armas
estadounidenses lleguen a manos de las potencias mundiales que han destrozado
mi vida, mi familia y mi hogar me afecta. El pueblo de Yemen confía en su
liderazgo para poner fin a este derramamiento de sangre. Debe cumplir su promesa.
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Ayman Mohamed Saleh Al Sanabani es un ciudadano yemení y parte demandante en una causa contra
Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, el Departamento de Estado de Estados
Unidos, el Departamento de Defensa de Estados Unidos, Raytheon, Lockheed Martin
y General Dynamics por vulneraciones de derechos humanos en Yemen.
Traducido por Emma Reverter.
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