Entrevista con Julian Assange, fundador y editor de Wikileaks
Cita secreta con el hombre que hace temblar al Pentágono
Tlaxcala
24 de octubre de 2010
El Pentágono ha desplegado un equipo de 120 personas
para frenar sus filtraciones. Suecia, el país al que acudió a refugiarse, le ha
negado el permiso de residencia. El hombre que destapa los documentos
silenciados, el enemigo de las verdades oficiales, volvió a asestar ayer un
nuevo golpe. Se llama Julian Assange. Tiene 39 años. Nos concedió una cita
secreta en Londres / Consulta los documentos sobre Irak
filtrados en la página de Wikileaks | CLAVES: Cómo navegar por los 'papeles de Irak'
|
Julian Assange, en un callejón
al norte de Londres, el día de la entrevista que mantuvo con EL PAÍS (Foto
Carmen Valiño) |
Julian Assange vive en un universo de secretos. Secretos eran los 400.000 documentos sobre la guerra de Irak que liberó ayer.
Secretos son los 30 envíos que cada día recibe el portal que dirige, inagotable
fuente de denuncia a escala planetaria. Secretas procuran ser sus
comunicaciones, sus entradas y salidas. Su organización también vive envuelta en
el más absoluto de los secretos.
Secreta por tanto tenía que ser la cita con el hombre que se ha convertido en
serio enemigo del todopoderoso Pentágono. El hombre que fundó en diciembre de
2006 un sitio web también es la pesadilla de grandes bancos, multinacionales y
gobiernos. Ciento veinte personas, pertenecientes al llamado gabinete de crisis
Wikileaks, trabajan en los alrededores del Pentágono para contrarrestar los
efectos de las filtraciones del combativo portal.
Leí un titular que ponía en su boca la frase: "Soy un periodista
activista". ¿Lo es?
"Yo soy un editor. Y como editor, también dirijo, y
soy portavoz de mi, nuestra, publicación. He estado involucrado en periodismo
desde que tenía 25 años, cuando cofirmé el libro Underground, y
actualmente, dado el estado de impotencia del periodismo, me parecería ofensivo
que me llamaran periodista."
¿Por qué?
¿A qué abusos se refiere?
"El mayor abuso es la guerra contada por los
periodistas. Periodistas que participan en la creación de guerras a través de su
falta de cuestionamiento, su falta de integridad y su cobarde peloteo a las
fuentes gubernamentales."
Assange y los suyos publicaron ayer la que es considerada la mayor filtración
de documentos secretos en la historia del Ejército de EEUU, lospapeles de
Irak. En abril liberaron los papeles de Afganistán, 77.000 documentos
desclasificados que destapaban la muerte de cerca de 20.000 afganos. Denunciaron
ejecuciones extrajudiciales en Kenia y se llevaron por ello un premio de
Amnistía Internacional. También pusieron en jaque al mayor banco islandés, The
New Kaupthing, destapando un documento oficial que evidenciaba la irresponsable
gestión de sus administradores, que meses después sufrieron penas de cárcel. Y
sacaron a la luz manuales secretos de la Iglesia de la cienciología.
Secretos. También está llena de secretos la investigación de la que está
siendo objeto Assange. Dos chicas le denunciaron en una misma semana de finales
de agosto por acoso sexual en Suecia. El lunes se conocía que el país
escandinavo, al que había acudido a protegerse dado su régimen garantista para
la prensa, le ha denegado el permiso de residencia. Assange nos dice que está
pensando instalarse en algún sitio de Sudamérica.
Cita amarrada, hora concreta, lugar secreto. El lunes, en Londres, a las
12.00. Así de escueta es la información del mensaje que nos entra en el móvil y
que anuncia que por fin podremos hablar con el hombre que ha estado y está en el
ojo del huracán informativo.
El verano de Assange ha sido fino. Esta entrevista fue solicitada por primera
vez el 19 de julio pasado. El propio Assange respondía tres días más tarde, el
22, emoticono incluido: "Sorry. no time for a few weeks" (lo siento, sin tiempo
por unas cuantas semanas); emoticono de pena.
La noche previa al encuentro recibimos un mensaje con la dirección de un
restaurante al norte de Londres. Allí nos recibe a las 12.00 en punto la persona
que le lleva las relaciones con la prensa. Nos conduce a un callejón y nos sube
a unas oficinas. Un retrato de Nelson Mandela preside esta sala con largas mesas
rectangulares de trabajo y paredes en tonos verde claro.
Julian Assange no está. No ha llegado. Se le espera. Preguntamos si hay algún
otro miembro de la organización con el que podamos hablar. Al poco, por la
puerta entra un hombre alto y fornido, chaqueta y pantalón negros, jersey gris
de cuello alto, ojos azules, pelo canoso. Es Kristinn Hrafnson, periodista
islandés que trabajó durante 20 años en la televisión estatal y que se ha
enrolado en el pelotón de Assange: "Tenía ganas de trabajar en historias que
crean grandes olas en el mundo", explica. Hrafnson participó durante cinco meses
en la elaboración de Collateral Murder -Asesinato colateral-, el vídeo
que dio la vuelta al mundo y que generó 3.000 titulares de prensa en 48 horas.
Fue visto por más de cuatro millones de internautas en las 72 horas posteriores
a su publicación en YouTube.
Seguramente recuerden ustedes las escalofriantes imágenes. Dieron la vuelta
al mundo a principios de abril. Un helicóptero Apache del Ejército de Estados
Unidos sobrevuela un suburbio de Bagdad. Se ve a varias personas andando por la
calle, una de ellas, fotógrafo de Reuters, lleva una cámara al hombro. Los
militares piensan que es un arma de fuego. Desde el Apache se dispara a todos
los que por allí pasan en ese momento. La secuencia es espeluznante. "Keep
shooting -sigue disparando-". Ráfaga. "Keep shooting". Ráfaga. "Keep
shooting".
Personas que caen fulminadas al suelo. Otras que huyen de los disparos. Dos
hombres que intentan auxiliar al fotógrafo herido. El Apache dispara contra
ellos. Y contra la furgoneta, en cuyo interior hay dos niños.
Balance: doce personas fulminadas. La frialdad de la guerra expuesta. Las
risas del soldado que acaba de disparar. La grosera conversación entre los
soldados. El insulto a los que yacen muertos. "Bastards". Y en el suelo, las
víctimas del tiro al bulto, eso que en estos tiempos modernos se ha dado en
llamar "daños colaterales".
Llega Assange. El pelo aplastado y pegado a la cabeza; el casco de la moto
bajo el brazo. Entra en la sala y Hrafnson le comenta algo. Se disculpan y se
retiran a una sala contigua, asuntos urgentes, asuntos secretos. "Disculpe, esto
siempre es así", dice cariacontecido el solícito hombre de prensa.
Assange se sienta por fin frente a la grabadora. Es un hombre muy alto,
fuerte, magnético. Su antaño pelo largo totalmente blanco, que este verano dio
paso al pelo corto castaño claro, es ahora una mezcla de esas dos fases. A sus
39 años, desprende un carisma indiscutible. Dos personas que han trabajado con
él y que no quieren identificarse le describen como un hombre extremadamente
inteligente. ¿Más calificativos?: Valiente; trabajador; divertido. El último
héroe del periodismo combativo elige sentarse en la mesa que le permite tener el
retrato de Mandela detrás de él: "Es importante tener bien guardadas las
espaldas", bromea.
Su actividad en Wikileaks le está granjeando una creciente
colección de enemigos. ¿Cuál es en estos momentos su peor enemigo?
"En términos de recursos dedicados a seguir nuestros
pasos, el Ejército de Estados Unidos. Dicho lo cual, tenemos buenos amigos allí,
hay gente buena. Y también mala. Hay un equipo, supuestamente, de 120 personas
en el llamado Wikileaks warroom -equipo de crisis/de combate- dedicado 24
horas al día a ocuparse de nosotros. Están dirigidos por un señor nombrado por
Gates -secretario de Defensa norteamericano-. Son, predominantemente, miembros
de la agencia de inteligencia militar y del FBI."
¿Qué otros enemigos tiene?
"Bancos. La mayor parte de los ataques legales que
hemos recibido son de bancos. También los ha habido procedentes de China poco
después de liberar material crítico sobre determinadas actividades del Gobierno.
También hemos recibido ataques de cultos, de sectas abusivas, como la Iglesia de
la cienciología, los mormones..."
Esos enemigos que tiene ¿hacen que tema usted por su vida?
"Alguna gente, como Daniel Ellsberg -el hombre que
desveló en 1971 los papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam-, ha
sostenido que mi vida está en peligro."
¿Y usted qué cree?
"Creo que hay un pequeño, pero no insignificante
riesgo, sí. Lo que hay es un peligro significativo de procesamiento y de
detención. Están intentando crear un caso de espionaje contra mí y otros
miembros de la organización, y contra gente que ha tenido relación con nosotros
en Estados Unidos."
El analista de inteligencia del Ejército de Estados Unidos Bradley Manning
fue detenido por la filtración del vídeo de la matanza de Bagdad. "El FBI ha
visitado a gente en Boston y otras ciudades americanas conectadas con Bradley
Manning o nosotros", explica Assange. "Según mis fuentes, el fiscal general del
Estado australiano aprobó permisos para interceptar las comunicaciones de
nuestra gente en Australia. El Gobierno de Suecia ha sido presionado a nivel de
inteligencia por Estados Unidos, según dicen mis fuentes en inteligencia. El
Gobierno de Islandia también ha sido presionado por Estados Unidos, según mis
fuentes en Islandia y en el Senado norteamericano; y al embajador de Islandia
llegaron a preguntarle si ya se habían dado pasos para asegurarse de que
Islandia no se convierta en un refugio para Julian Assange".
Assange habla de él en tercera persona. Es un hombre que mide las palabras
como nadie. No dice nada sin habérselo pensado cuatro veces. Habla despacio, con
continuas pausas que invitan al entrevistador a colar una pregunta que él nunca
responde porque sigue con su largamente articulada respuesta. Assange, no habla:
dicta. Le gusta tener el control.
El adalid del periodismo combativo continúa relatando la persecución de la
que ha sido objeto la organización que, con pulso firme, dirige. Un miembro de
Wikileaks sufrió una emboscada en un parking de Luxemburgo en 2008. Dos
abogados defensores de los derechos humanos que trabajaron con Wikileaks en
Kenia fueron asesinados en marzo de 2009.
Y desde el Pentágono no se andan con chiquitas. El pasado 3 de agosto, el
portavoz de Defensa estadounidense, Geoff Morrell, comparecía brevemente ante
los medios. Solicitaba a Wikileaks que devolviera los documentos filtrados. "Si
hacer lo correcto no es suficiente para ellos, entonces miraremos qué
alternativas tenemos para obligarles a hacer lo correcto", anunció Morell.
"Fue extremadamente desagradable", dice Assange, "una manera extremadamente
extraña de pronunciarse. Hemos llegado a la conclusión de que esa rueda de
prensa fue diseñada para preparar posteriores ataques legales".
Assange sabe cultivar los silencios. Habla mirando al horizonte, sus ojos se
mueven de izquierda a derecha y de derecha a izquierda mientras busca la palabra
precisa. Su voz grave, levemente quebrada, y su querencia por el susurro, más
propio de la confidencia que de la entrevista, confiere aún mayor intensidad a
sus palabras. Habla tan bajo que conduce al interlocutor a un compromiso de
escucha insoslayable. O aguzas el oído, o no te enteras.
Cuenta que la organización ha recibido cien "ataques legales". Dos de cada
cinco demandas/querellas acabaron en juicio. Asegura que salieron victoriosos en
todos los casos. También destaca los ataques que le han dirigido los medios de
comunicación. Se queja de que los medios replican las mentiras que otros
deslizan y se retroalimentan ad infinítum manchando su biografía. "Ha habido 15
ataques contra nosotros completamente fabricados de arriba abajo", asevera,
"vendidos como filtraciones de gente de dentro de la organización. Se ha llegado
a decir que llevo una vida de lujo en Sudáfrica. Nunca he estado en
Sudáfrica".
¿Piensa usted que las acusaciones que contra usted pesan en Suecia
por acoso sexual están conectadas con todo esto?
"No lo sabemos. Prefiero hablar de esto en otro
momento, no puedo hablar en mi nombre y en nombre de la organización al mismo
tiempo."
Assange es un hombre acosado. Tiene que protegerse. El pasado 27 de
septiembre su equipaje fue requisado cuando abandonaba Estocolmo. La hipótesis
de que alguien esté intentando vigilar sus pasos o interferir en sus
comunicaciones no resulta descabellada. Todas las comunicaciones que realiza por
teléfono o mail están encriptadas, es un excelente criptógrafo, tiene un
pasado de hacker. Los protocolos de seguridad que debe seguir son
estrictos. En algunos lugares, confiesa, debe moverse con guardaespaldas.
Nunca se sabe dónde está, dónde dormirá esta noche, o en qué anda. Su vida
nada en los secretos. Se mueve rápido y procura no dejar rastro.
La existencia un tanto nómada no es algo que le resulte ajeno. "Nuestra
familia producía teatro profesional y televisión y como resultado, íbamos de
gira por el país muy a menudo", recuerda. Assange nació en 1971 en Townsville,
ciudad de la costa noroeste australiana. Cuando tenía ocho años, sus padres se
separaron. La madre inició una relación con un músico con el que tuvo otro hijo.
"Durante una parte de mi adolescencia tuve que lidiar con este hombre del que se
sospechaba estaba conectado con el culto de Anne Hamilton-Byrne", cuenta. Una
secta en la que algunos miembros convencían a las madres para que ofrecieran a
sus hijos recién nacidos a la líder del movimiento. Niños que se convertían en
hijos adoptivos de la suma sacerdotisa, que ordenaba teñirles a todos el pelo de
rubio y a los que se suministraban todo tipo de drogas, incluidas ceremonias de
iniciación al LSD cuando apenas eran adolescentes.
Llegó un momento en que no quedó otra salida que huir. Huir de las garras de
aquel hombre. Assange, su hermanastro y su madre estuvieron tres meses cambiando
constantemente de domicilio. Vivir a la fuga.
Secretos y fugas. Dos conceptos que gobiernan la vida de Julian Assange.
Leaks significa fuga. Y también fuga de información, filtración.
Por aquellos años difíciles nació su fascinación por los ordenadores. Su
pericia, sus dotes como programador, le convirtieron en un
notable hacker. Su nombre de guerra: Mendax. Allí comenzó su lucha: la
información está para ser compartida.
Como hacker, llegó a penetrar en los sistemas de la compañía
telefónica canadiense Nortel, motivo por el cual llegó a ser encausado. El juez
acabó sentenciando que detrás de su intentona se escondía el simple placer de
ser capaz de penetrar en sistemas ajenos. Tuvo que pagar una pequeña multa. "Yo
fui un activista", asume. "La investigación de la que fui objeto se acabó cuando
yo tenía 20 años; aunque el proceso durara seis años más, hasta 1997. Ahora hay
muchos intentos de llamarme hacker,basados en mis actividades
como hacker de hace veinte años, para devaluar mi trabajo como
periodista. Con ello se pretende además despojarme de las protecciones legales
de cualquier periodista; van contra mí personalmente, y contra esta
organización. No obstante, es cierto que he sido un activista de la información
libre durante mucho tiempo. Esos intereses de adolescente, aunque relativamente
poco sofisticados, reflejan la consistencia de mi carácter".
La información libre. Los secretos destapados. La transparencia. Toda la
información secreta debe estar a disposición del ciudadano. Varios medios, entre
ellos, The New Yorker, le han acusado de venerar la transparencia en
todas partes menos en el seno de su organización.
El presupuesto actual de Wikileaks es de un millón de dólares anuales (en
torno a 712.000 euros). Desde enero, cuentan con un sistema de donaciones
anónimas de modo que no están influidos por los intereses de quienes donan,
explica Assange. Durante los cuatro primeros años, el portal se nutrió de las
aportaciones de Assange y algunos más. El número total de donantes actual es de
10.000 personas. Ninguna donación sobrepasa los 20.000 euros.
Assange asegura durante la entrevista que ya son 12 personas fijas y que
pronto serán 20. El número de colaboradores asciende a 800. Seguidores en
Twitter: 150.000.
El portal de Wikileaks se reabrió el viernes tras una larga temporada
cerrado. En la página alegaban motivos de mantenimiento para justificar el
cierre. Assange explica que se debió a la gran reorganización en la que están
inmersos. Un periodista que ha trabajado estrechamente con él sostiene que el
portal ha estado cerrado por la rebelión interna que ha sufrido la organización
en los últimos meses. Manifiesta que los métodos autoritarios de Assange han
disuadido a varios integrantes del equipo. Que algunos de los técnicos han
llegado a boicotear internamente la Red para evitar que Assange lo controle
todo. Hrafnson, el portavoz islandés, niega cualquier atisbo de rebelión
interna.
Otro periodista de una cabecera internacional, que también prefiere ocultar
su identidad, dice que, efectivamente, Assange es un tanto autoritario. Pero
sostiene que en una organización como Wikileaks, sometida a tanta presión, es
normal que haya debate y tensión. Y es lógico, por tanto, que haya un momento en
que alguien tenga que tomar una decisión que no guste a todo el mundo. "Hay unos
que son más partidarios de la acción que otros", describe.
Daniel Domscheit-Berg, su ex portavoz en Alemania, que ha
abandonado la organización, dijo a Der Spiegel que usted actuó con él
como fiscal, juez y verdugo. Sostiene que usted no tolera las críticas.
"Daniel Domscheit-Berg fue suspendido de esta
organización por un número de razones serias. Como muchas personas que son
suspendidas, elige criticar las decisiones del que les emplea. Creemos que la
confianza, la confidencia y actuar con integridad son componentes esenciales de
nuestro trabajo. Por ese motivo decidí no criticar a Domscheit-Berg, a pesar de
que sus declaraciones no nos han ayudado nada en estos momentos de
dificultades."
Daniel Domscheit-Berg coge el teléfono en Berlín. Al oír lo que Assange ha
dicho sobre su salida a este periódico, se revuelve, indignado. "En primer
lugar, yo no soy su empleado. En esta organización no se paga a nadie. En mi
caso, además, yo puse dinero en el proyecto", exclama, notablemente
irritado.
El ex portavoz se declara estupefacto por su despido, que se produjo en
septiembre. Asegura que al menos cinco personas han abandonado Wikileaks por
estar en desacuerdo con los modos de Assange. "La gente no quiere que un
dictador esté al frente de una organización tan poderosa, que maneje una
información tan sensible. Julian se está comportando como un dictador y yo no
trabajo para dictadores, yo lucho contra los dictadores".
El activista alemán, de 32 años, afirma que sus palabras no son fruto de
una "vendettapersonal". Y señala que Wikileaks ha ido perdiendo algunas
de sus señas de identidad. "Yo no sé si el Pentágono estará o no en estos
momentos detrás de Julian. Pero el hecho de que pueda estarlo demuestra que se
ha cometido el mayor de los errores: Wikileaks nació como una organización en la
que estaba involucrada mucha gente de modo que nunca pudieran ir a por una sola
persona. La gente debería ser intercambiable, lo importante es el proyecto, es
un movimiento. ¿Qué es Wikileaks ahora, una organización o el show de
Julian Assange?".
El controvertido fundador de Wikileaks no deja indiferente a nadie. Fascina a
unos, irrita a otros. Para unos es el último héroe del periodismo, un hombre que
desafía la lógica de un mundo cínico en busca de la máxima transparencia. Para
otros, un idealista naif que cree que todo se puede contar, cuando hay cosas que
el sentido común indica es mejor no publicar. Por ejemplo, aquellas que pongan
en peligro la vida de las personas. De eso le acusan desde varios frentes. De
haber revelado la identidad de informantes afganos que ahora son blanco fácil
para los talibanes.
Su decisión de publicar los nombres de informantes afganos al
hacer públicos los papeles de Afganistán levantó polvareda. Bill Keller,
director de The New York Times,dijo: "Su decisión de hacer públicos los
datos tuvieron consecuencias potenciales que, creo, cualquiera, sea cual sea su
visión de la guerra, encontraría lamentables". ¿Considera que cometió algún
error, que puso en peligro alguna vida?
"Al publicar 76.000 de 90.000 documentos
clasificados, hay muchas cosas de las que hablar. Esos documentos revelaron la
hora, fecha, lugar y circunstancias de la muerte de cerca de 20.000 personas. Y
punto. En los dos meses desde que el material fue publicado, hasta donde se
puede determinar hoy, ningún civil afgano ha sido dañado por la publicación de
los papeles. Eso no quita para que estos sean temas muy serios e interesantes, y
por ese motivo retiramos uno de cada cinco documentos. El hecho de que Bill
Keller tenga necesidad de dedicar su tiempo a hablar de este tema, que no está
asociado a la muerte de nadie, comparado con los temas que han llevado a la
muerte de cerca de 20.000 personas, y la muerte de cientos en los últimos dos
meses, es un reflejo de la dificultad que tiene The New York Times para
criticar al Ejército en Estados Unidos."
Alan Rusbridger, director de The Guardian, nos decía hace
unos días con ironía que los medios tradicionales han abandonado el periodismo
de investigación porque es caro y no muy sexy. ¿Está de acuerdo?
"Sí, lo han abandonado casi por completo, es cierto.
El peaje que pagas es caro: te crea enemigos, genera gastos en prevenir ataques
judiciales, y se producen ofensivas contra los intereses de los editores. Yo
creo que los lectores sí demandan periodismo de investigación, pero el coste por
palabra en relación con otras formas de periodismo es alto, especialmente, el
periodismo subvencionado por intereses especiales."
¿Pero cree que la mayor parte de los grandes medios de
comunicación occidentales están subvencionados por intereses especiales?
"Eso no es exactamente lo que yo quería decir. Ese
también es un factor. Yo me refería a los miles de millones de dólares que el
Ejército de EE UU gasta al año en su comunicación de asuntos oficiales para
producir contenido tutelado como vídeos, fotos y notas de prensa que al final
son historias gratis para que los periodistas les pongan la firma. Y similares
contenidos tutelados producidos por empresas y Gobiernos. En ese sentido, los
periódicos y las televisiones se convierten en seleccionadores de contenidos
tutelados."
¿Cree usted que esto va a cambiar? ¿Cree que la revolución digital
e iniciativas como Wikileaks traerán periodismo independiente?
"Podemos ir en las dos direcciones. Puede que
lleguemos a un sistema en que haya una mayor fiscalización y acuerdos
internacionales para suprimir la libertad de prensa o puede que vayamos a un
nuevo estándar en que la gente espere y demande material que exponga más a los
poderes; y un entorno comercial en que este tipo de exposición sea rentable; y
un entorno legal en que esto esté protegido."
¿Es usted optimista al respecto?
"Estamos en el cruce de caminos entre esos dos
futuros. Por eso es tan importante y tan interesante estar involucrado en esto.
Con nuestras acciones de ahora determinamos el destino del entorno mediático
internacional de los próximos años."
Assange se muestra como un entrevistado rebelde. Resulta muy difícil
conseguir colar una pregunta en medio de sus pausados discursos. Eso sí, muchas
de las cosas que dice son sustanciosas. Si no, véase su reflexión sobre lo que
le ha supuesto su experiencia en Wikileaks:
"Cada persona tiene una trayectoria única en la vida, pero, en los últimos
tres años y medio, yo he tenido una experiencia realmente única. He leído más
documentos filtrados, posiblemente, que ninguna otra persona en la tierra. De
muy distintos temas. Igual hay gente que ha leído muchos, pero tal vez no de
tantas y tan distintas organizaciones a lo largo de mundo. He obtenido más
filtraciones internas que ninguna otra persona y he dirigido una organización
que ha recibido muchos ataques de organizaciones poderosas, de secretos y
neuróticos cultos. Antes de estar metido en esto, creí que sabía bastante de
cómo funciona el mundo, he hecho cosas significativas e importantes antes que
esto. Pero nada me preparó para la realidad con la que me he encontrado. Mi
perspectiva ha cambiado mucho".
¿Y qué ha visto?
"No sé si es posible comunicar lo que he aprendido.
Hay dos cosas que me vienen a la mente. La primera, la muerte a escala mundial
de la sociedad civil. Rápidos flujos financieros, por transferencias
electrónicas de fondos que se mueven más rápido que la sanción política o moral,
destrozando la sociedad civil a lo ancho del mundo. El poder económico permite a
oportunistas en cualquier sociedad conectada al sistema financiero global
extraer riqueza robada con un comportamiento inmoral para llevarla a destinos
lejanos o a oscuros y opacos vehículos financieros difíciles de atrapar. En este
sentido, la sociedad civil está muerta, ya no existe, y hay una amplia clase de
gente que lo sabe y está aprovechando que saben que está muerta para acumular
riqueza y poder."
¿Cómo...?
"Y la segunda cosa que he visto, que opera en
combinación y en oposición a esta, es que hay un enorme y creciente Estado de
seguridad oculto que se está extendiendo por el mundo, principalmente basado en
Estados Unidos. Cualquier Estado, si quiere sobrevivir, tiene que inscribirse
con uno de los tres proveedores de inteligencia y sistemas armados. Los
proveedores son el Imperio occidental, Rusia, antiguo Imperio soviético, y
China, que aún no es un imperio, pero empieza a moverse en esa dirección. El
Estado de seguridad oculto que se está extendiendo por el Imperio occidental
tiene su centro de gravedad en Estados Unidos, pero es una red de tutelaje que
existe en todos los países occidentales y conecta a todos los países
occidentales. En EE UU, a pesar del colapso financiero, su poder económico ha
crecido: su porción de recursos económicos ha crecido entre 250% y 300% desde
los noventa. Para dar un ejemplo concreto, y en este caso cito a Dana Priest
-dos veces ganadora del Pulitzer-, de The Washington Post, hay 817.000
personas trabajando en labores de seguridad top secret."
¿Y esas estructuras velan fundamentalmente por salvar al
capitalismo?
"Las grandes corporaciones han penetrado tanto ese
Estado de seguridad opaco y el sistema político que se están llevando todo el
valor añadido por los contribuyentes."
Assange afirma que en Estados Unidos hay ahora una tensión entre el sistema
nacional de seguridad paralelo y lo que denomina anarcocapitalismo, es decir,
las grandes empresas. Compara el Estado de seguridad paralelo norteamericano con
el que construyó Putin para dominar a los oligarcas.
Para terminar, Assange, que no deja títere sin cabeza, reserva su traca final
para los complacientes medios de comunicación. "Los medios de comunicación
internacionales son un desastre. Estamos en una buena posición para verlo porque
nos llega material política e históricamente significativo, lo liberamos, y
vemos cuántos medios se hacen eco y con qué rigor. Podemos ver también los
esfuerzos para suprimir la información que damos. Mi conclusión es que el
entorno de los medios internacionales es tan malo y tan distorsionador que nos
iría mejor si no hubiera ningún medio, ninguno".
Se acaba la entrevista. Assange se levanta y muta. Se convierte en otra
persona. Se desprende de un plumazo de toda su intensidad y gravedad. Se vuelve
ligero, encantador, sonríe. Rejuvenece. Lo último que dice, una vez apagada la
grabadora. "No creas a nadie. No creas a nadie. No creas a nadie. Te estarán
mintiendo.
Gracias a: El País Fuente: http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Cita/secreta/hombre/hace/
temblar/Pentagono/elpepusocdmg/20101024elpdmgrep_1/Tes Fecha
de publicación del artículo original: 24/10/2010 URL de este artículo en
Tlaxcala: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=2110
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