El encanto de Obama
WASHINGTON, D.C. — Uno de los detalles que captó mi atención sobre la reunión
migratoria en la Casa Blanca el pasado jueves, fue la forma en que muchos
participantes del encuentro describieron al término cómo, sin previo aviso para
ellos, Barack Obama se personó en el salón del Eisenhower Executive Office
Building para reitarle a los presentes su compromiso con la reforma migratoria
integral.
Genial, pensé. Recuerden que el centenar de presentes representan a diversos
sectores de interés y grupos de presión que por las pasadas semanas
intensificaron sus críticas contra la Casa Blanca por decir en México que el
debate sobre la reforma sería hasta el año entrante, y contra el Departamento de
Seguridad Nacional (DHS) y su Secretaria, Janet Napolitano, por centrar su
atención en medidas de aplicación de leyes sin evidenciar liderazgo público para
promover la reforma migratoria, como se supone que haga.
Es decir, estamos hablando de una audiencia entre los que se contaban
personas que han criticado abiertamente a Obama y a Napolitano, pero para cerrar
la sesión con broche de oro, el mero mero hizo su aparición e imaginé como,
quizá, desarmó a algunos. Es básicamente criticar y quejarse de alguien en
abstracto, decir que le vas a decir quién sabe cuántas cosas y de momento lo
tienes de frente diciéndote que entiende tus quejas, tus temores, y en el caso
de esta audiencia, diciéndoles que su compromiso con la reforma migratoria es
real, que el proceso está en curso y que necesita de la ayuda de todos para
conseguirlo. ¿A cuántos habrá desarmado?
Fuera de los terrenos de la Casa Blanca se escucharon las reacciones de
muchos de los líderes describiendo que Obama llegó y que su presencia es clara
señal de la seriedad de su compromiso con la reforma migratoria.
El encanto y la persuasión de Obama en acción.
Y la realidad es que, según sondeos, Obama sigue contando con el amplio apoyo
de los hispanos.
Una reciente encuesta de la Coalición Latina de Política Pública, conducida
por la firma Lake Research Partners el mes pasado, encontró que 77% de los
hispanos tiene una opinión favorable de Obama y el 62% cree que Obama está
haciendo una labor excelente.
Una amplia mayoría de los latinos, según la encuesta, sigue pensando que
Obama hará un mejor trabajo en tratar de lograr esa reforma migratoria y le
tienen más confianza que a los demócratas y republicanos del Congreso.
Por cierto, el 67% de los encuestados votó por Obama, igual al porcentaje de
latinos que votó por él a nivel nacional en las elecciones de noviembre de
2008.
Esto debe suponer un desafío todavía mayor para el presidente porque en
momentos en que le llueven las críticas de diversos sectores, incluyendo los
progresistas que lo apoyaron, por el rumbo (o desvío) que ha tomado el debate
sobre la reforma de salud, y cuando ya muchos comienzan a cuestionar su
desempeño en ese y otros rubros, aparentemente los hispanos siguen confiando en
su buena voluntad en el frente migratorio y en su capacidad de liderazgo.
Obama ha explicado que la batalla por la reforma de salud consumirá buena
parte del restante calendario legislativo de este año, pero asegura que su
administración ya inició las consultas con el Congreso y con los grupos de
interés con miras a tener un bosquejo de plan de reforma que pueda discutirse a
principios del año entrante.
Se lo reiteró a la audiencia del jueves.
Pero como dijeron varios de los participantes, la seriedad del compromiso
deberá demostrarla en los próximos meses cuando él, su Secretaria del DHS y el
Congreso comiencen a moldear el lenguaje legislativo de la potencial reforma y
cuando se den visos de que, en efecto, el asunto formará parte del calendario
legislativo. De lo contrario, no hay garantías de nada considerando que el año
entrante hay elecciones de medio tiempo. El mismo Obama ha dicho que cuando se
quieren ver resultados concretos sobre algún tema, es necesario fijar marcos de
tiempo porque de lo contrario no pasa nada.
Hay cosas, sin embargo, que pueden hacerse de inmediato, como señalar
responsables por las muertes en los centros de detención, implementar mecanismos
reales que eviten más muertes, investigar violaciones constitucionales en la
conducción de redadas y deportaciones, y dejar de aterrorizar comunidades
enteras con operativos que sólo persiguen apaciguar a quienes creen que con
detener y deportar a un puñado de indocumentados solucionan el problema de
fondo. Sin reformas y legalización no se romperá el círculo vicioso porque
seguiremos teniendo millones de indocumentados en nuestro entorno.
Las palabras se las lleva el viento. El poder de persuasión y el encanto de
Obama tienen un límite si no puede evidenciar resultados concretos en lo que
prometió. Ciertamente necesita del Congreso que su partido controla y que, hasta
ahora, también goza de apoyo entre los hispanos porque la alternativa
republicana es inexistente. Pero quienes votaron por el cambio el año pasado lo
hicieron por Obama y ahora esperan resultados.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice
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