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El ejército estadounidense está construyendo una base de drones de 100 millones de dólares en África

Publicado el 19 octubre, 2016 Rosa Moro

Desde lo alto, Agadez casi se mimetiza con el erial de color cacao que lo rodea. Solo al descender puedes divisar una ciudad que se curva en torno a un aeródromo justo antes de fundirse con el desierto. Lo que una vez fue un nexo para las caravanas de camellos que transportaban té y sal por el Sahara, es ahora un paraíso en el África Occidental para los traficantes y un lugar de paso para los refugiados y migrantes decididos a alcanzar las orillas europeas sea como sea.

No obstante, los africanos que huyen del malestar y la pobreza no son los únicos extranjeros que llegan a esta ciudad situada en el centro de Níger. A raíz de la publicación de unos documentos pertenecientes al ejército de Estados Unidos, se han obtenido nuevos datos sobre la construcción de una base de drones norteamericana localizada a las afueras de la ciudad. Se estima que este proyecto que lleva ya tiempo gestándose –considerado la obra arquitectónica más importante del ejército estadounidense construida hasta la fecha en África, según figura en los archivos anteriormente secretos a los que The Intercept tuvo acceso, gracias a la Ley de Libertad de Información (FOIA por sus siglas en inglés)– va a costar 100 millones de dólares y es tan solo una más de las recientes iniciativas que Estados Unidos tiene entre manos en este país empobrecido.

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Agadez, Níger, el 29 de abril de 2016. Foto: Jeffrey McGovern/U.S. Air Force

Según los expertos, la base es la última prueba de la existencia de un incesante y creciente interés por las operaciones antiterroristas en el norte y el oeste del continente. Níger, el único país de la región dispuesto a permitir la instalación de una base estadounidense para drones MQ-9 Reapers –un modelo más grande, sofisticado y potencialmente más letal que el venerable Predator–, ha pasado a ser el núcleo regional para las operaciones militares estadounidenses y Agadez sirve como el principal puesto avanzado para el Servicio de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR por sus siglas en inglés) para llevar a cabo misiones contra una plétora de grupos terroristas.

Estados Unidos lleva años operando desde una base aérea situada en Niamey, la capital de Níger, pero a principios del 2014 el comandante Rick Cook, por aquel entonces jefe del Cuerpo de Ingenieros del Comando en África, mencionó la posibilidad de establecer una “base nueva y semipermanente” en Níger. En septiembre de ese mismo año, Craig Whitlock, periodista del Washington Post, sacó a la luz los planes de instalar drones en Agadez. Al cabo de unos días, la embajada estadounidense en Niamey anunció que el AFRICOM estaba, en efecto, “valorando la posibilidad de establecer un puesto temporal y expedicionario desde el que gestionar los imprevistos”. Según el comunicado, el puesto avanzado “es una opción atractiva para instalar recursos del ISR debido a su proximidad con las amenazas de la región y a la complejidad que entraña operar en África a causa de las vastas distancias geográficas”.

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Los documentos pertenecientes a las Fuerzas Aéreas estadounidenses que se entregaron al Congreso en 2015 señalan que Estados Unidos “negoció un acuerdo con el gobierno de Níger para obtener el permiso de construcción de una nueva pista de aterrizaje y todas las aceras, instalaciones e infraestructuras adyacentes a la base Aerienne 201 (base aérea 201) de las Fuerzas Armadas nigerinas, situada al sur de la ciudad de Agadez”. Cuando el pasado abril se presentaron los presupuestos de defensa para el año 2016, se incluyó una solicitud de 50 millones de dólares para la construcción de “un aeródromo y un campamento base en Agadez, Níger […] para realizar operaciones de apoyo en el noroccidente africano”. Cuando el presidente Obama firmó ley de presupuesto para defensa, se autorizó la entrega de dicha suma.

Un reportaje de The Intercept reveló que la suma real duplicaba la que se había dicho en un principio. Además, aparte de los 50 millones destinados a la construcción de la “base aérea 201”, se estimaba un gasto adicional de 38 millones de dólares destinados a la Unidad de Funcionamiento y Mantenimiento (O&M por sus siglas en inglés) para “respaldar la labor de las tropas y los equipos auxiliares”, según figura en una segunda tanda de documentos anteriormente secretos, sin fecha y laboriosamente redactados del AFRICOM a que The Intercept tuvo acceso. Pero, según las nuevas cifras que ha proporcionado el Pentágono, los 38 millones en O&M (para costear el combustible y las dietas de las tropas, por ejemplo) han pasado a ser ya 50 millones y se estima que los gastos de autonomía logística ronden los 12.8 millones de dólares por año.

Los archivos a los que de The Intercept tuvo acceso dan fe de la importancia de Agadez para las futuras misiones de los drones, también conocidos como vehículos aéreos no tripulados o RPA por sus siglas en inglés. “El proyecto estrella de construcción militar para USAFRICOM se localiza en Agadez y con él se pretende construir un aeródromo apto para modelos C-17 y MQ-9”, reza el documento. “La presencia de drones en el África nor-occidental apoya operaciones contra siete organizaciones terroristas extranjeras designadas así por el Departamento de Estado. Trasladar las operaciones a Agadez alinea la persistencia de los servicios de ISR con las amenazas actuales y emergentes en Níger y Chad. Asimismo, contribuye a la regionalización francesa y amplía su área de actuación para abarcar también a Libia y a Nigeria”.

No obstante, el Pentágono guarda silencio en lo relativo al puesto avanzado.

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“Por cuestiones de seguridad, no revelaremos detalles sobre el número de efectivos, misiones específicas o localizaciones, ni tampoco revelaremos información sobre la base aérea militar nigerina situada en Agadez”, dijo el portavoz del Pentágono, el teniente coronel Michel L. Baldanza, en un correo enviado a The Intercept. En dicho correo, Baldanza recalcaba que los drones todavía no han volado fuera del puesto avanzado. No obstante, los documentos desclasificados dicen que la construcción se completará el año que viene.

Los documentos contienen aún más información sobre planes de construcción de una pista de aterrizaje asfaltada de 1.830 metros capaz de albergar aviones cargueros C-17 y “otros modelos de carga ligera y media”; también se contempla la instalación de una plataforma de estacionamiento de aeronaves de 17.458 metros cuadrados y de una pista de rodaje para “la carga ligera de las aeronaves del ISR”; en los documentos también figuran los planes de instalación de “tres hangares reubicables de una tensión longitudinal de 140’ x 140’” y la infraestructura estándar para las tropas, incluyendo medidas para “protección de los efectivos” tales como barreras, vallas y un “puesto de control de acceso”.

Si bien el AFRICOM no respondió a las solicitudes de información sobre los proyectos, una foto satélite del sitio tomada en mayo de 2016 nos proporciona un informe de actualización. “La imagen muestra que se ha repavimentado la pista de aterrizaje principal”, dijo Dan Gettinger, el cofundador y codirector del Centro de estudios de drones del Bard College y autor de una guía de identificación de bases de drones a través de imágenes por satélite. “Cerca de la pista hay una estructura que parece ser un hangar en construcción. También hay una nueva carretera todavía sin asfaltar que cubre una distancia considerable entre la pista de aterrizaje y una base estadounidense cercada con un muro perimetral. También hay varios refugios y un centro de operaciones para el personal. Todas las cosas que esperas encontrar en una base”.

Según la información que figura en los documentos, Níger fue “el único país de la zona noroccidental de África dispuesto a permitir el asentamiento de drones MQ-9”, los primos del modelo Predator nuevos y más grandes. Asimismo, se señala que “el presidente expresó su intención de apoyar la fabricación de drones armados”.

La actividad militar estadounidense en Níger no es un caso aislado. “Se tiende a un mayor compromiso y a una presencia más permanente en el occidente africano, es decir, las zonas del Magreb y el Sahel”, señaló Adam Moore, del departamento de geografía de la Universidad de California en Los Ángeles, coautor de un estudio académico sobre la presencia militar estadounidense en África.

De hecho, a raíz del 11-S, Estados Unidos ha colmado la región de ayuda militar. En 2002, por ejemplo, el Departamento de Estado lanzó un programa de lucha antiterrorista –conocido como la Iniciativa Pan Sahel, que posteriormente pasó a ser la Iniciativa Transahariana de Lucha contra el Terrorismo (TSCTP por sus siglas en inglés)– para ayudar a las fuerzas armadas de Chad, Malí, Mauritania y Níger. Solo entre los años 2009 y 2013, Estados Unidos adjudicó 288 millones de dólares para financiar el TSCTP, según un informe de 2014 emitido por la Contraloría General de los Estados Unidos (GAO por sus siglas en inglés). Níger fue uno de los tres principales países a los que se destinaron los fondos y recibió más de 30 millones de dólares.

Las fuerzas de operaciones especiales del ejército estadounidense entrenan de forma regular con el ejército nigerino y Estados Unidos ha hecho una transferencia al empobrecido Níger en forma de aviones, camiones y otras cosas, todo ello valorado en millones. A raíz de un informe de 2015 dirigido la Subcomisión sobre África y la Salud Mundial de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, Lauren Ploch Blanchard, del Servicio de Investigación del Congreso, se dio cuenta de que Níger había estado recibiendo más de 82 millones de dólares en ayudas desde el año 2006 por parte del Programa Global de Entrenamiento y Preparación articulado por el Departamento de Defensa.

“Mano a mano con los ejércitos socios de África Occidental, incluyendo los de Níger, USAFRICOM financia un amplio espectro de proyectos de seguridad y capacitación en la gran región de Sahel”, dijo Baldanza a The Intercept. “Dichas acciones respaldan los objetivos diplomáticos y de seguridad nacional de Estados Unidos y están diseñados para estrechar las relaciones con los socios africanos, promover la estabilidad y la seguridad y capacitar a nuestros socios africanos para que hagan frente a las amenazas a su seguridad”.

No obstante, no ha sido fácil conseguir ni la estabilidad ni la seguridad. Por ejemplo, en el año 2010, una junta militar derrocó al presidente de Níger cuando este intentó aferrarse al poder. De hecho, los miembros originales de la Iniciativa Pan Sahel resultaron víctimas de levantamientos militares. Chad vivió golpes de Estado en 2006 y 2013, soldados del ejército de Mauritania derrocaron al gobierno en 2005 y una segunda vez en 2008 y un oficial militar entrenado por los Estados Unidos derrocó en 2012 al presidente de Malí elegido democráticamente.

La región, relativamente libre de amenazas terroristas transfronterizas en el año 2001, actualmente se encuentra cercada por ataques regulares perpetrados por Boko Haram, en su día una secta islamista pequeña y pacífica de Nigeria que desde que juró lealtad al Estado Islámico amenaza la estabilidad no solo de su país natal sino también la de Camerún, Chad y Níger. Asimismo, Boko Haram es solo uno de los 17 grupos armados que hoy en día amenazan la región, según el Centro Africano de Estudios Estratégicos del Departamento de Defensa.

Los drones han jugado un papel crucial en las operaciones estadounidenses realizadas en Níger. En 2012, según los archivos a los que tuvo acceso The Intercept, Níger accedió a albergar drones estadounidenses en Niamey, la capital del país, con la condición de que al final las operaciones se trasladasen a una base militar más alejada situada en Agadez.

En febrero de 2013, Estados Unidos comenzó a utilizar drones Predator fuera de la capital. Más tarde, ya durante la primavera, un portavoz del AFRICOM reveló que las operaciones aéreas de Estados Unidos estaban proporcionando “apoyo en la recopilación de información para la inteligencia de fuerzas francesas que llevaban a cabo operaciones en Malí y con otros socios de la región”. Las Fuerzas Aéreas anunciaron hace poco sus planes de mejorar las instalaciones sanitarias que hay en Niamey para “que pueda utilizarlas una media de entre 200 y 250 personas al día”.

“Estados Unidos comparte la base con Francia”, afirmó Gettinger. Asimismo, explicó que la base de Niamey “es importante estratégicamente hablando simplemente porque al norte está Malí y el peligro que representan los grupos vinculados a Al Qaeda, incluido Al Qaeda del Magreb Islámico. […] Al sur tienes Nigeria y a Boko Haram, así que hay mucha demanda de gente capacitada del ISR”. Por otro lado, añadió que, en Agadez, Estados Unidos no necesita compartir instalaciones o aviones comerciales con el ejército francés, y eso es porque, según él, “está mejor situada estratégicamente que Niamey”.

En palabras de Moore, “la reciente trayectoria de las obras y el dinero nos lleva a pensar que Níger se está convirtiendo, después de Djibouti, en el segundo país más importante para las operaciones militares antiterroristas estadounidenses efectuadas en el continente”.

Autor: Nick Turse

Fuente: The Intercept, U.S. Military Is Building a $100 Million Drone Base in Africa, publicado el 29 de septiembre de 2016.

Traducido para Umoya por Cristina Valdés Ramos.


 

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