La población civil de Irak y Afganistán
La otra víctima de
los pozos de quema tóxicos de las bases militares estadounidenses
Amy Goodman - Denis Moynihan | 06/08/2022
Fuentes: Democracy Now!
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Los cerca de 700.000 millones de dólares de fondos que la Ley PACT asigna para los próximos diez años ayudarán a aliviar
parte del sufrimiento causado por las maniobras de Halliburton para obtener
ganancias gracias a las guerras, pero solo contempla a las víctimas
estadounidenses. No proporciona ninguna ayuda a la gente de Irak y Afganistán.
Un grupo de veteranos de guerra y de personas afines a su causa acamparon frente
al Congreso de Estados Unidos durante casi una semana después de que miembros
republicanos del Senado retiraran su apoyo a un proyecto de ley destinado a
ampliar de manera considerable las prestaciones de salud a miembros retirados
de las Fuerzas Armadas estadounidenses que estuvieron expuestos al humo tóxico
de los “pozos de quema” utilizados en las bases militares estadounidenses en
Irak y Afganistán. La llamada Ley PACT aborda la utilización de los pozos de
quema por parte del Pentágono para eliminar las grandes cantidades de desechos
producidos durante las invasiones y ocupaciones estadounidenses de Irak y
Afganistán. Las columnas de partículas y humo contaminado provenientes de los
pozos de combustión afectaron a unos 3,5 millones de miembros de las Fuerzas
Armadas de Estados Unidos en las últimas dos décadas.
Tras bloquear el proyecto de ley, el bloque Republicano del Senado enfrentó duras
críticas de los veteranos y sus partidarios, entre ellas la del destacado
comediante Jon Stewart. Flanqueado por militares retirados y familiares de
veteranos que murieron a causa de la exposición a desechos tóxicos, Stewart
declaró: “Creo que nunca vi una situación en la que personas que han dado tanto
hayan tenido que luchar tan arduamente para recibir tan poco”.
Poco antes, el comediante había arremetido contra los republicanos:
“¿De qué mierda estamos hablando? [Estos son los] héroes de Estados Unidos, los que
lucharon en las guerras que libramos, los que fueron a combatir al exterior,
los que se rompieron el culo, los que tuvieron que usar [máscaras] de oxígeno y
sufrir todo tipo de padecimientos, mientras estos hijos de pu** están en [sus
oficinas] con aire acondicionado, aislados de todo. No tienen que escuchar ni
ver nada de eso”.
Jon Stewart lloró de emoción después de que el Senado finalmente aprobara el
proyecto de ley.
Los pozos de quema se utilizaban para deshacerse de todo tipo de cosas: residuos,
neumáticos, pintura y otros solventes orgánicos volátiles, baterías, artefactos
explosivos sin detonar, productos derivados del petróleo, plásticos y desechos
médicos, incluidas partes del cuerpo humano. Estos vertederos en constante
combustión a menudo se ubicaban junto a los cuarteles y se proporcionaba poco o
ningún equipo de protección a los soldados expuestos a ellos.
Kali Rubaii, profesora de antropología de la Universidad de Purdue, expresó en una
entrevista con Democracy Now!: “Los pozos de quema son campos de incineración a
veces tan grandes como canchas de fútbol, pero también había muchos otros pozos
de menores dimensiones a lo largo y ancho de Irak y Afganistán”.
El Departamento de Asuntos de los Veteranos ha identificado una gran cantidad de
cánceres relacionados con la exposición a la quema de desechos tóxicos, así
como también afecciones cutáneas, asma, bronquitis, problemas respiratorios,
pulmonares y cardiovasculares, migrañas y otros trastornos neurológicos.
Todos esos problemas de salud podrían haberse evitado. Las Fuerzas Armadas
estadounidenses solían utilizar combustible de avión o diésel para quemar todo
tipo de desechos, lo que genera mucha más contaminación que las incineradoras
de alta temperatura. Pero usar incineradores habría costado mucho más dinero.
La eliminación de residuos estuvo a cargo de la empresa contratista Kellogg,
Brown & Root, o KBR, una subsidiaria de Halliburton. Entre 1995 y el año
2000, el director ejecutivo de Halliburton fue Dick Cheney, quien en 2001 se
convirtió en vicepresidente de Estados Unidos y en un artífice clave de las
invasiones y ocupaciones estadounidenses de Irak y Afganistán. La compañía KBR
recibió contratos otorgados sin licitación para encargarse de una gran variedad
de temas logísticos relacionados con las guerras, incluida la eliminación de
desechos. Para maximizar sus ganancias, KBR optó por el uso de pozos de quema contaminantes
y de bajo costo.
“La guerra es una estafa”, escribió en 1935 el General retirado del Cuerpo de
Infantería de Marina de Estados Unidos Smedley Butler. Butler, un infante de
marina de carrera, admitió en un discurso pronunciado en 1931: “Pasé la mayor
parte del tiempo siendo un matón altamente calificado al servicio de las
grandes corporaciones, de Wall Street y de los banqueros. O sea, un mafioso, un
gánster al servicio del capitalismo”.
Los cerca de 700.000 millones de dólares de fondos que la Ley PACT asigna para los
próximos diez años ayudarán a aliviar parte del sufrimiento causado por las
maniobras de Halliburton para obtener ganancias gracias a las guerras, pero
solo contempla a las víctimas estadounidenses. No proporciona ninguna ayuda a la
gente de Irak y Afganistán.
La profesora Kali Rubaii, quien acaba de regresar de Faluya, una ciudad iraquí
fuertemente afectada por la guerra, agregó en la entrevista con Democracy Now!:
“Los veteranos [estadounidenses] experimentaron una exposición aguda y breve a
los pozos de quema, cuando contaban con un excelente estado de salud y mientras
se encontraban en la plenitud de su juventud. Los iraquíes sufrieron una
exposición difusa de largo plazo en todas las etapas del curso de sus vidas,
por lo que los efectos en su salud fueron variados y generalizados. Vivir cerca
de las bases estadounidenses en Irak y, por lo tanto, cerca de los pozos de
quema, aumentó la probabilidad de contraer cáncer o de dar a luz un bebé con un
defecto congénito”.
La profesora Rubaii profundizó: “Las fosas de quema de residuos tóxicos no han
sido el mayor daño ambiental y de salud para los iraquíes. Desde la invasión
estadounidense, la población iraquí también ha tenido que sufrir la ocupación
militar [de su territorio], bombardeos, tiroteos, desplazamientos e incursiones
militares de diferentes niveles y diversas fuerzas de ocupación. Todo ello ha
llevado al colapso de la infraestructura pública que habría podido servir para
hacer frente a los efectos sanitarios de los pozos de quema, a la mala salud
general de la población y a las condiciones perjudiciales para la agricultura y
la pesca”.
La profesora Kali Rubaii concluyó: “Hay una excelente manera de evitar los daños
relacionados con la guerra y esa manera es no ir [a la guerra]”.
Las cicatrices de la invasión y ocupación estadounidenses de Irak y Afganistán son
profundas y abarcan décadas. Nunca sabremos cuántos millones de personas
murieron o resultaron heridas. Estados Unidos debe asumir su responsabilidad y
brindar reparaciones a todas las víctimas de sus guerras, que no deben ser
menores a las que recibirán, tardíamente, los veteranos estadounidenses.
© 2022 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en
español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se
emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en
más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el
sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”,
editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Fuente: https://www.democracynow.org/es/2022/8/5/la_poblacion_civil_de_irak_y
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