¿Qué medidas puede tomar EE.UU. para fomentar las conversaciones de Paz en Ucrania?
No sólo Rusia y Ucrania deben considerar qué
pueden aportar a la mesa para poner fin a la guerra. Estados Unidos también
debe considerar qué medidas puede tomar para resolver el conflicto subyacente
con Rusia.
BYRON MAHER
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Medea Benjamin
cofundadora de Global Exchange y Codepink: Mujeres por la Paz.
Nicolas J. S. Davies
autor de Blood On Our Hands: the American Invasion
and Destruction of Iraq.
Common Dreams
27 ENE 2023
El Boletín de los Científicos Atómicos acaba de publicar su declaración sobre
el Reloj del Juicio Final de 2023, calificándolo de “momento de peligro sin
precedentes”. Ha adelantado las manecillas del reloj a 90 segundos antes de la
medianoche, lo que significa que el mundo está más cerca que nunca de una
catástrofe global, principalmente porque el conflicto en Ucrania ha aumentado
gravemente el riesgo de guerra nuclear.
Esta evaluación científica debería despertar a los líderes mundiales sobre la
urgente necesidad de sentar a la mesa de negociaciones de paz a las partes
implicadas en la guerra de Ucrania. Hasta ahora, el debate sobre las
conversaciones de paz para resolver el conflicto ha girado sobre todo en torno
a lo que Ucrania y Rusia deberían estar dispuestas a poner sobre la mesa para
poner fin a la guerra y restablecer la paz. Sin embargo, dado que esta guerra
no es sólo entre Rusia y Ucrania, sino que forma parte de una “Nueva Guerra
Fría” entre Rusia y Estados Unidos, no sólo Rusia y Ucrania deben considerar
qué pueden aportar a la mesa para ponerle fin.
Estados Unidos también debe considerar qué medidas puede tomar para resolver el
conflicto subyacente con Rusia que condujo a esta guerra en primer lugar. La
crisis geopolítica que preparó el terreno para la guerra en Ucrania comenzó con
las promesas incumplidas de la OTAN de no expandirse hacia
Europa del Este, y se agravó con su declaración en 2008 de que Ucrania acabaría uniéndose a esta alianza militar principalmente
antirrusa.
Luego, en 2014, un golpe de Estado respaldado por Estados Unidos contra el
gobierno electo de Ucrania provocó la desintegración de Ucrania. Solo el 51% de
los ucranianos encuestados en un sondeo de Gallup reconocieron la legitimidad del gobierno posterior al golpe, y amplias
mayorías en Crimea y en las provincias de Donetsk y Lugansk votaron a favor de
separarse de Ucrania.
Crimea volvió a unirse a Rusia, y el nuevo gobierno ucraniano inició una guerra civil
contra las autoproclamadas “Repúblicas Populares” de Donetsk y Lugansk. La
guerra civil causó la muerte de unas 14.000 personas, pero el acuerdo de Minsk
II de 2015 estableció un alto el fuego y una zona tampón a lo largo de la línea
de control, con 1.300 observadores internacionales del alto el fuego y personal
de la OSCE.
La línea de alto el fuego se mantuvo en gran medida durante siete años, y las
víctimas disminuyeron sustancialmente de año en año. Pero el
gobierno ucraniano nunca resolvió la crisis política subyacente concediendo a
Donetsk y Lugansk el estatuto de autonomía que les había prometido en el
acuerdo de Minsk II. Ahora, la ex canciller alemana Angela Merkel y el
presidente francés Francois Hollande han admitido que los líderes occidentales
sólo aceptaron el acuerdo de Minsk II para ganar tiempo, de modo que pudieran
aumentar las fuerzas armadas ucranianas para recuperar Donetsk y Lugansk por la fuerza.
Los líderes de la OTAN y EE UU reconocen
implícitamente que nueve meses más de guerra innecesaria y sangrienta no han
conseguido mejorar mucho la posición negociadora de Ucrania
En marzo de 2022, un mes después de la invasión rusa, se celebraron negociaciones
de alto el fuego en Turquía. Rusia y Ucrania redactaron un “acuerdo de neutralidad” de 15 puntos, que
el presidente Zelensky presentó públicamente y explicó a su pueblo en un programa de televisión nacional
el 27 de marzo. Rusia aceptó retirarse de los territorios que había ocupado
desde la invasión de febrero a cambio del compromiso ucraniano de no ingresar
en la OTAN ni albergar bases militares extranjeras.
Ese marco también incluía propuestas para resolver el futuro de Crimea y Donbás.
Pero en abril, los aliados occidentales de Ucrania —Estados Unidos y Reino
Unido, en particular— se negaron a apoyar el acuerdo de neutralidad y
persuadieron a Ucrania para que abandonara sus negociaciones con Rusia.
Funcionarios estadounidenses y británicos dijeron entonces que veían una
oportunidad de “presionar” y “debilitar” a Rusia, y que querían aprovechar al máximo
esa oportunidad.
La desafortunada decisión de los gobiernos estadounidense y británico de torpedear
el acuerdo de neutralidad de Ucrania en el segundo mes de guerra ha desembocado
en un conflicto prolongado y devastador con cientos de miles de bajas. Ninguna de las partes puede derrotar decisivamente
a la otra, y cada nueva escalada aumenta el peligro de “una gran guerra entre
la OTAN y Rusia”, como advirtió recientemente el Secretario General de la
Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg.
Los líderes de Estados Unidos y la OTAN afirman ahora que apoyan una vuelta a la mesa de
negociaciones que pusieron patas arriba en abril, con el mismo objetivo de
lograr una retirada rusa del territorio que ocupa desde febrero. Reconocen
implícitamente que nueve meses más de guerra innecesaria y sangrienta no han
conseguido mejorar mucho la posición negociadora de Ucrania.
En lugar de limitarse a enviar más armas para alimentar una guerra que no puede ganarse en el campo de batalla, los
líderes occidentales tienen la grave responsabilidad de ayudar a reanudar las
negociaciones y asegurarse de que esta vez tengan éxito. Otro fiasco
diplomático como el que urdieron en abril sería una catástrofe para Ucrania y
para el mundo. Entonces, ¿qué puede aportar Estados Unidos para ayudar a
avanzar hacia la paz en Ucrania y desescalar su desastrosa Guerra Fría con
Rusia? Al igual que la Crisis de los Misiles de Cuba durante la Guerra Fría
original, esta crisis podría servir de catalizador para una diplomacia seria que
resuelva la ruptura de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. En lugar de
arriesgarse a la aniquilación nuclear en un intento de “debilitar” a Rusia,
Estados Unidos podría utilizar esta crisis para abrir una nueva era de control
de armas nucleares, tratados de desarme y compromiso diplomático.
El ejército estadounidense también ha construido lo que The New York Times llamó “una instalación militar
estadounidense altamente sensible” en Polonia, a solo 160 kilómetros del
territorio ruso
Durante años, el presidente Putin se ha quejado de la gran presencia militar
estadounidense en Europa Central y Oriental. Pero tras la invasión rusa de
Ucrania, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en Europa. Ha aumentado el número total de tropas estadounidenses
desplegadas en Europa de 80.000 antes de febrero de 2022 a unas 100.000. Ha
enviado buques de guerra a España, escuadrones de aviones de combate al Reino
Unido, tropas a Rumanía y al Báltico, y sistemas de defensa antiaérea a
Alemania e Italia.
Incluso antes de la invasión rusa, Estados Unidos comenzó a ampliar su presencia en una
base de misiles en Rumanía que Rusia ha objetado desde que entró en
funcionamiento en 2016. El ejército estadounidense también ha construido lo
que The New York Times llamó “una instalación militar
estadounidense altamente sensible” en Polonia, a solo 160 kilómetros del
territorio ruso. Las bases de Polonia y Rumanía cuentan con sofisticados
radares para rastrear misiles hostiles y misiles interceptores para derribarlos.
A los rusos les preocupa que estas instalaciones puedan reutilizarse para disparar
misiles ofensivos o incluso nucleares, y son exactamente lo que prohibía el
Tratado ABM (Misiles Antibalísticos) de 1972 entre Estados Unidos y la Unión
Soviética, hasta que el presidente George W. Bush se retiró de él en 2002.
Mientras que el Pentágono describe los dos emplazamientos como defensivos y
pretende que no están dirigidos a Rusia, Putin ha insistido en que las bases
son una prueba de la amenaza que supone la expansión de la OTAN hacia el este.
He aquí algunas medidas que Estados Unidos podría plantearse poner sobre la mesa
para empezar a rebajar estas tensiones cada vez mayores y mejorar las
posibilidades de un alto el fuego y un acuerdo de paz duraderos en Ucrania:
- Estados Unidos y otros países occidentales podrían apoyar la neutralidad ucraniana aceptando
participar en el tipo de garantías de seguridad que Ucrania y Rusia
acordaron en marzo, pero que Estados Unidos y el Reino Unido rechazaron.
- Estados Unidos y sus aliados de la OTAN podrían hacer saber a los rusos, en una fase temprana
de las negociaciones, que están dispuestos a levantar las sanciones contra
Rusia como parte de un acuerdo de paz global.
- Estados Unidos podría aceptar una reducción significativa de los 100.000 soldados que tiene
ahora en Europa, y retirar sus misiles de Rumanía y Polonia y entregar
esas bases a sus respectivas naciones.
- Estados Unidos podría comprometerse a trabajar con Rusia en un acuerdo para reanudar las
reducciones mutuas de sus arsenales nucleares y suspender los planes
actuales de ambas naciones de construir armas aún más peligrosas. También
podrían restablecer el Tratado de Cielos Abiertos, del que Estados Unidos
se retiró en 2020, para que ambas partes puedan verificar que la otra está
retirando y desmantelando las armas que acuerdan eliminar.
- Estados Unidos podría abrir un debate sobre la retirada de sus armas nucleares de los cinco países europeos
donde están desplegadas actualmente: Alemania, Italia, Países Bajos,
Bélgica y Turquía.
Si Estados Unidos está dispuesto a poner sobre la mesa estos cambios políticos en
las negociaciones con Rusia, facilitará que Rusia y Ucrania alcancen un acuerdo
de alto el fuego mutuamente aceptable, y contribuirá a garantizar que la paz
que negocien sea estable y duradera. Desescalar la Guerra Fría con Rusia daría
a este país un beneficio tangible que mostrar a sus ciudadanos mientras se
retira de Ucrania. También permitiría a Estados Unidos reducir su gasto militar
y a los países europeos hacerse cargo de su propia seguridad, como desea la
mayoría de su población.
Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia no serán fáciles, pero un compromiso
genuino para resolver las diferencias creará un nuevo contexto en el que cada
paso podrá darse con mayor confianza a medida que el proceso de pacificación
adquiera su propio impulso.
La mayoría de los pueblos del mundo respirarían aliviados al ver que se avanza
hacia el fin de la guerra en Ucrania, y al ver que Estados Unidos y Rusia
trabajan juntos para reducir los peligros existenciales de su militarismo y
hostilidad. Esto debería conducir a una mayor cooperación internacional en
otras crisis graves a las que se enfrenta el mundo en este siglo, e incluso
podría empezar a hacer retroceder las manecillas del Reloj del Juicio Final,
convirtiendo el mundo en un lugar más seguro para todos nosotros.
Common Dreams
Artículo original: What Steps Can the US Take to Foster Peace Talks in Ukraine? publicado
por Common Dreams con licencia creative commons y traducido por El Salto.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/opinion/medidas-puede-tomar-eeuu-fomentar-conversaciones-paz-ucrania
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