Camisas pardas en las universidades, fuertes vínculos con
Bush
David Horowitz y la cúpula del poder
Alan Goodman
Revolución #044, 23 de abril de 2006, se
encuentra en revcom.us
En Revolución #42 hice una reseña del nuevo libro de David Horowitz
The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America (Los
profesores: Los 101 académicos más peligrosos de Estados Unidos). Fue
impresionante, y ominoso, examinar la clase de discusiones, investigaciones,
pensamiento, diálogo y debate que se prohibirán, en los salones de clase y las
universidades en general, si adoptan el programa de Horowitz. El libro considera
inaceptables, entre otras cosas, verdades básicas sobre el impacto genocida de
Colón y la colonización europea de América, la historia de la esclavitud de los
negros (¡Horowitz dice que los negros “están endeudados con América”
por la esclavitud!), las causas y consecuencias de la guerra contra Irak, el
impacto de la globalización capitalista, y la aplicación generalizada de la
tortura y la negación de derechos básicos por el gobierno de Bush (ver “David Horowitz y los
nuevos camisas pardas”, Revolución #42, en revcom.us).
Revolución ha recibido muchas respuestas serias a dicha reseña y
varios relatos de hostigamiento y despidos injustos. Por ejemplo, un profesor de
Historia atacado en el libro escribió:
“Que me escogiera como uno de los 101 profesores más peligrosos no me
sorprendió mucho. En 2002 me suspendieron a raíz de un correo electrónico contra
la guerra debido a presión pública para castigarme por mis creencias pacifistas,
a pesar de que la administración contravino las pautas de la Asociación
Americana de Profesores Universitarios para seguirle el juego a la opinión
pública derechista. En estos momentos las universidades están bajo ataque de
varios grupos derechistas (pero no solo derechistas), que quieren imponer un
monopolio ideológico nacionalista y pro guerra por medio de la marginación de
los profesores progresistas. Los que tenemos un compromiso con la excelencia
académica debemos defender la libertad académica y oponernos al trueno de la
derecha en todos los frentes. Si no, no quedarán voces de resistencia a la
monstruosa, racista e imperialista indiferencia de América por la paz y
seguridad internacional. La resistencia es esencial; el radicalismo es
imperativo; el pensamiento crítico es obligatorio para cambiar de dirección y
crear una nación cuya base es la democracia, los derechos humanos y el respeto
por las necesidades de la comunidad internacional.1
Las respuestas ofrecen distintos puntos de vista. Varios profesores
influyentes y respetados nos escribieron que nuestra reseña le da publicidad a
Horowitz y que lo mejor sería hacer caso omiso de él. O que el libro no merece
una respuesta, dado que está lleno de falsedades y distorsiones.
¡Pero hacer caso omiso no da resultado! La experiencia del profesor citado
arriba, suspendido por enviar un correo electrónico contra la guerra, no es un
incidente aislado. Horowitz posa de defensor de la “libertad académica” y la
“libertad de expresión”, pero su portal, sus escritos y sus grupos estudiantiles
amenazan y hostigan a los profesores progresistas. En la reseña, describí un
incidente en la universidad Santa Rosa Junior College en California en que un
grupo estudiantil “inspirado” por Horowitz recomendó juzgar a profesores con una
ley contra el “adoctrinamiento comunista”.
Esos grupos de camisas pardas hostigan a los profesores dentro y fuera del
salón de clase. Los proyectos de ley de Horowitz, que se están considerando en
las legislaturas de varios estados, le darán a esa censura el peso de la ley. El
fascista cristiano Pat Robertson azuza al público de su programa con mentiras
disparatadas de que los profesores mencionados en el libro son “homicidas”. En
un ataque que hace eco a la portada del libro, Robertson los tildó de
“pervertidos sexuales” que “dan palizas”. Imagínense el impacto de tales
declaraciones incendiarias en un público adoctrinado a creer que dios habla por
boca de Robertson.
La historia está repleta de ejemplos trágicos de quienes pensaban que los
reaccionarios iban a desaparecer si se hacía caso omiso de ellos. Se me ocurre
una clara analogía: el senador Joseph McCarthy. ¿Cuándo ha tenido éxito tal
respuesta?
Los lazos de Horowitz al programa de Bush
Fuera de las pruebas empíricas de que Horowitz representa una amenaza
concreta y urgente al pensamiento crítico en las universidades, hay un aspecto
más profundo. Horowitz tiene fuertes vínculos desde hace muchos años con George
Bush y Karl Rove, el estratega que conectó a Bush con los fascistas cristianos y
forjó la estrategia electoral que movilizó a los votantes de los “estados rojos”
con el rumor de que John Kerry iba a legalizar los matrimonios gay y prohibir la
Biblia.2
El libro Banana Republicans: How the Right Wing is Turning America Into a
One-Party State (Los republicanos bananeros: Cómo la derecha está
convirtiendo Estados Unidos en un estado unipartidario) de Sheldon Rampton y
John Stauber documenta la alianza estratégica entre Horowitz y Rove en la
campaña electoral de 2004. Dice: “Durante las elecciones presidenciales y
congresionales del 2000, todos los congresistas republicanos recibieron un
folleto gratuito de Tom DeLay, el líder republicano de la Cámara. El folleto,
titulado “The Art of Political War: How Republicans Can Fight to Win” (El arte
de la guerra política: Cómo los republicanos pueden luchar para ganar), lo
escribió el activista conservador David Horowitz. Karl Rove, el principal asesor
del candidato George Bush, lo endosó en la portada. Según Rove, el folleto es
‘una guía perfecta de cómo ganar en el campo de batalla político escrita por un
guerrero experimentado’. Además de ese regalo de DeLay a los congresistas, la
Fundación Heritage, uno de los principales centros conservadores de Washington,
pensó que los consejos de Horowitz eran tan buenos que envió otros 2,300
folletos a activistas conservadores por todo el país.
“Fiel a su título, ‘The Art of Political War’ dice que ‘la política es una
guerra que se libra por otros medios. En la guerra política, no se lucha para
prevalecer en un argumento, sino para destruir la capacidad combativa del
enemigo… En las guerras políticas, normalmente el agresor es quien prevalece’.
Además, dice: ‘La política es una guerra de posiciones. En la guerra hay dos
lados: amigos y enemigos. La tarea es definirse como amigo de la mayor cantidad
posible de electores potenciales compatibles con nuestros principios, y definir
al adversario como el enemigo siempre que sea posible. Definir a los
combatientes es análogo al concepto militar de escoger el campo de batalla. Se
debe escoger el campo de batalla que nos facilita al máximo la lucha”.
El folleto de Horowitz, adoptado por Rove y asignado como lectura obligatoria
a los más altos operativos republicanos, toma el nombre del libro El arte de
la guerra de Sun Tzu, pero dice que se deben adaptar las leyes de la
guerra al discurso político y al intercambio de ideas.3
Miedo del pensamiento crítico en las universidades
Muchos del bando de Bush creen que las universidades son un peligroso reducto
del pensamiento crítico. El relato de la semana pasada de Li Onesto acerca del
gran impacto que tuvo un profesor liberal sobre un ex soldado de la guerra del
Golfo es simbólico de un fenómeno social. (http://rwor.org/a/043/irak-horowitz-pensamiento-critico-s.htm)
En la revista CounterPunch,Jeff Birkenstein, profesor de Inglés,
escribió: “Un día después de la clase, un estudiante me dijo que muchos de sus
compañeros de preparatoria eran muy conservadores. Pero desde que llegó a la
universidad, ha vuelto a examinar sus creencias, y ha aceptado algunas y
rechazado otras. Ese proceso es una de las muchas metas de la educación
universitaria. También es el proceso que tanto temen Jones, Horowitz y los
demás”. (“Black is White, White is Black—Bush and Freedom of Speech”)4
En un período de gran cuestionamiento, en que las universidades siguen siendo
un espacio relativamente abierto para explorar las ideas, despachar a Horowitz a
atacar el pensamiento crítico demuestra los temores de los que detentan el
poder. Para los que reconocen lo importante que el pensamiento crítico es,
Horowitz representa mucho más que mala calidad académica, mentiras e hipocresía.
Es un instrumento de todo el programa fascista.
Horowitz y los fascistas cristianos
Los fascistas cristianos están en el núcleo del círculo de allegados de Bush.
Esto se vio cuando rechazaron la nominación de Harriet Miers a la Suprema Corte
y obligaron a Bush a escoger a un magistrado conocido y aprobado por los
teócratas. Pero incluso con la rigidez ideológica de ese círculo de allegados,
se practica una versión de “unir a todos los que se pueda unir”.
Entra Horowitz, a quien el “cerebro de Bush” (Rove) reconoció como un
elemento esencial para ampliar la base del gobierno de Bush. Si Jerry Falwell o
Pat Robertson (cuyas universidades Liberty y Regent ni siquiera fingen
practicar la libertad de expresión) fueran a las universidades a atacar el
pensamiento crítico, su programa fascista sería obvio.5
En mi reseña de The Professors…,señalé cuánto promueve el libro
Robertson y el comentario de Horowitz de que “lo que hacen ustedes en el 700
Club es un elemento muy importante del proceso. Si nos dedicamos a contraatacar,
podemos cambiar la situación muy rápidamente porque, aunque se requiere mucho
tiempo para cambiar el profesorado, podemos obligarlos a portarse mejor”.
Una reseña de “The Art of Political War” en Publisher’s Weekly dice
que “exhorta a los republicanos a pasar a la ofensiva y a recuperar los temas de
los que se han apoderado los demócratas de Clinton, a tenderles la mano a los
trabajadores y las minorías, y a dominar las imágenes, los símbolos y los
micrófonos”. (nuestro énfasis)
Eso es lo que Horowitz hace cuando promueve la censura y la represión en las
universidades en nombre de la “libertad de expresión” y la “libertad académica”.
Los ejemplos de la supuesta violación de la libertad de expresión que menciona
son de estudiantes conservadores o reaccionarios molestos por puntos de
vista, hechos y discusiones que los hacen pensar.
¿Cuánto vale la libertad de expresión si se limita a repetir el punto de
vista del gobierno de Bush, como hace Horowitz? En la sociedad revolucionaria,
además de tolerar el disentimiento será muy importante fomentarlo, en las
universidades y en otras partes, y garantizar varias formas de libertad de
expresión a los críticos de la revolución. Pero en una sociedad donde el
presidente miente sistemáticamente acerca de las causas de la guerra y el
alcance de la represión, definir la “libertad de expresión” como el “derecho” de
creer todo lo que el gobierno diga es ridículo y el colmo.
La Primera Enmienda y la libertad de expresión son para proteger el
derecho de la ciudadanía a criticar al gobierno. Pero a los ojos
de Horowitz y las poderosas fuerzas de la Casa Blanca que lo apoyan, la
“libertad de expresión” existe para proteger al gobierno de la
crítica.
El ataque de Horowitz contra el pensamiento crítico se pinta como una campaña
de “libertad de expresión”. Sus leyes de censura se llaman “Carta de derechos
académicos”. Todo esto está al servicio del gobierno de Bush, con el que tiene
mil y un lazos, y que en sí es una concentración extrema de un sistema de saqueo
y violencia global y represión en el país.
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