Crímenes no desclasificados
Néstor Núñez (AIN, especial para ARGENPRESS.info) 14 de abril de 2010
En el mundo informativo monopolizado por las grandes agencias imperiales todo
tiene normas y ritmo.
Si alguna noticia se va de control y rompe los moldes y cánones establecidos,
basta con no darle resonancia ni seguimiento y la criatura, al decir de ciertos
“expertos”, apenas sobrevive al parto.
Es lo que aconteció con el incómodo video del asesinato el 12 de julio de
2007 de varios civiles en Bagdad, entre ellos dos periodistas de la agencia
británica Reuters, a cargo de la burlona tripulación de un helicóptero Apache de
las fuerzas norteamericanas de intervención en Irak.
La cinta, divulgada recientemente por Internet gracias a la agencia
informativa sin fines de lucro WikiLeaks, muestra el salvaje ametrallamiento del
grupo de personas y el diálogo sarcástico de quienes lo ejecutan desde el aire,
enlazados además por radio con unidades motorizadas de patrullaje terrestre.
Con el uso de ametralladoras para destruirblindajes, el helicóptero destroza
virtualmente a sus víctimas y luego arremete contra una camioneta que acude en
ayuda de los atacados. Incluso, hay risas cuando otro blindado, estadounidense,
recién llegado al área, pasa por encima de uno de los cadáveres.
Así de simple y llano. Luego se escuchan las pretendidas lamentaciones de los
jefes militares sobre las “víctimas colaterales” y los “errores involuntarios”
de sus tropas, las cuales finalmente no reciben ni la más mínima reprimenda por
sus actos de barbarie.
No comentamos de nada nuevo en la historia de agresiones imperialistas.
Parecería que en el devenir de tales aventuras injerencistas, siempre hay amplio
espacio para aquello de las “bajas civiles”.
Los que hoy peinan canas recuerdan las tituladas “aldeas estratégicas”
creadas por los militares de EEUU durante su agresión bélica a Viet Nam, y los
crímenes y vejaciones que en ellas cometieron contra la población indefensa.
O rememoran la matanza de My Lai, donde centenares de mujeres, niños y
ancianos del valeroso país indochino fueron ametrallados a mansalva por el
ejército interventor y lanzados sus cuerpos inertes al borde de los caminos.
Pervive el bombardeo contra barrios populares panameños cuando la más
reciente invasión militar norteamericana al país istmeño, por citar solo algunos
pocos casos de la lista interminable de crímenes que nunca fueron clasificados
por Washington y sus aliados como “violaciones de los derechos humanos”.
Al fin y al cabo, se dirán tales señores, los muertos no son más que gente de
segunda, seres inferiores, destinados precisamente a dejar el sitio limpio a los
bravos chicos del Tío Sam.
Ver también:
- Irak:
Difunden por Internet el asesinato de un fotógrafo de Reuters por militares de
estadounidenses
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