La tortura nunca es legal.
La prohibición contra la tortura es inequívoca,
sin tener en cuenta las circunstancias. |
Marjorie
Cohn 16 de mayo de 2011
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 28 de mayo de
2011
El asesinato de Osama bin Laden ha reavivado el discurso sobre la eficacia y
la legalidad de usar la tortura en la “guerra contra el terror”. La tortura es
ilegal bajo todas las circunstancias, incluso en tiempos de guerra. Además, los
EE.UU. localizaron a Bin Laden utilizando métodos tradicionales de interrogación
durante muchos años, no usando la tortura.
Cuando los EE.UU. ratificaron la Convención contra la tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, se convirtió en parte de la
ley estadounidense por la clausula de supremacía de la Constitución, que dice
que los tratados son las leyes supremas del país. La Convención contra la
Tortura dice que “ninguna circunstancia especial, sea el estado de guerra o de
amenaza del mismo, inestabilidad política o cualquier emergencia pública, puede
ser invocada como una justificación de la tortura.” La prohibición contra la
tortura es inequívoca, sin tener en cuenta las circunstancias.
Los expertos proclaman que el éxito sobre Bin Laden exonera al gobierno Bush
por su uso de “técnicas de interrogatorio mejoradas”, es decir, tortura. John
Yoo escribió en el Wall Street Journal que el asesinato “reivindica la
administración Bush, cuya arquitectura de inteligencia marcó el camino hacia Bin
Laden” Autor de las más atroces memorias de la tortura, Yoo mantiene que los
“interrogatorios intensos” de Khalid Sheikh Mohammed y Abu Faraj al-Libi
otorgaron a los EE.UU. la identidad del correo de Bin Laden.
Las afirmaciones de Yoo son falsas. El senador John McCain declaró ayer en
una conferencia en el Senado: “No fue la tortura, ni el tratamiento cruel,
inhumano o degradante de los detenidos lo que nos condujo a los mayores éxitos
que ha alcanzado nuestra inteligencia para encontrar a Osama bin Laden.” McCain
dijo que el director de la CIA, Leon Panetta, le dijo: “La primera mención de
Abu Ahmed al-Kuwaiti, el apodo del correo de al-Qaeda que finalmente nos condujo
a Bin Laden, así como la descripción de él mismo como un importante miembro de
al-Qaeda, vino de un detenido en otro país que creemos que no fue torturado.
Ninguno de los tres detenidos que fueron torturados con la técnica del
“submarino” dio en nombre real de Abu Ahmed, su paradero o una descripción
exacta de su papel en al-Qaeda”.
McCain añadió: “De hecho, el uso de “técnicas de interrogatorio mejoradas” a
Khalid Sheik Mohammed nos trajo información falsa y engañosa.” A Mohammed se le
hizo el submarino 183 veces en 2003. Está bien claro en la ley de los EE.UU. que
el “submarino” contituye un acto de tortura. Tommy Vietor, portavoz del Consejo
Nacional de Seguridad, está de acuerdo en que el “submarino” no nos llevó hasta
bin Laden: “La conclusión es la siguiente: si tuvieramos algún tipo de datos
irrefutables gracias al “submarino” en 2003, habríamos cogido a Osama en el
2003. También añadió: “Llevó años de recogiendo y analizando muchas fuentes
diferentes para desarrollar el caso que nos permitió identificar este
componente, y llegar a la suposición de que, probablemente, bin Laden estuviera
viviendo ahí.”
El Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo: “Es simple
credulidad sugerir que una información que puede o no haber sido recogida hace 8
años nos condujo al éxito en la misión (del 1 de mayo). No es el caso.” Dianne
Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, confirmó que “nada
de esto llegó como resultado de prácticas de interrogatorio severas”.
Un estudio del 2006 del Colegio Nacional de Inteligencia en Defensa descubrió
que las técnicas tradicionales de interrogatorios son extremadamente efectivas
incluso con los detenidos más duros, y que las tácticas coercitivas crean
resistencia y resentimiento.
Los interrogadores están de acuerdo en que la tortura no es eficaz para
recopilar datos. Glenn L.Carle, que supervisó el interrogatorio de 2002 a un
detenido de alto nivel de la CIA, dijo al New York Times que las técnicas
coercitivas “no nos dieron información útil, significativa o digna de
confianza”. Del mismo modo, Ali Soufan, que interrogó a Abu Zubaydah, testificó
ante el Congreso que las técnicas de interrogatorio duras “son
inefectivas, lentas, de poca confianza, y resultan perjudiciales para nuestros
esfuerzos de derrotar al Qaeda”. Soufan escribió en el Times que toda la
información útil entregada por Zubaydah nos llegó antes de utilizar “las
técnicas de interrogatorio mejoradas”.
Matthew Alexander, un antiguo interrogador que supervisó o llevó a cabo unos
1.300 interrogatorios en Iraq, que llevaron a la captura de muchos líderes de
al-Qaeda, confirma los sensaciones de Soufan. Alexander dijo: “Lo pienso sin
ningún género de duda, la tortura y las técnicas de interrogatorio mejoradas
ralentizaron la caza de Bin Laden.
Cuando testifiqué en 2008 ante el Subcomité para la Constitución, los
Derechos Civiles, y las Libertades Civiles del Comité de la Cámara Judicial
sobre la política interrogatoria de Bush, unos de los congresistas republicanos
me preguntó cómo crearía un estatuto de interrogatorios. Respondí que requeriría
un tratamiento humano, amable, respetuoso para descubrir la verdad. Cuando el
autor de la pregunta rió, el profesor Philippe Sands, que también testificó en
el mismo panel aquel día, dijo que era correcto, que los británicos consiguieron
muchas más cosas del IRA cuando utilizaron técnicas más humanas.
En su capítulo en The United States and Torture: Interrogation,
Incarceration, and Abuse, la periodista Jane Mayer habla sobre Ibn Sheikh al
Libi que fue torturado estando bajo custodia de la CIA. Al Libi dio una conexión
entre Saddam Hussein y al Qaeda, que Collin Powell citó en su discurso frente al
Consejo de Seguridad cuando intentaba conseguir una resolución que autorizase la
invasión de Irak. La CIA sabía que la información de Al Libi era falsa. De
hecho, se retractó más tarde y murió en extrañas circunstancias.
La tortura no es únicamente ilegal, inmoral e inefectiva. También es
contraproductiva. El antiguo Consejero General de la Armada, Alberto Mora,
testificó delante del Congreso que las dos herramientas más efectivas para
reclutar gente que se uniese a aquellos que querían dañar a nuestros soldados,
eran Abu Ghraib y Guantánamo. Cuando la gente ve al gobierno de EE.UU.
torturando detenidos de sus países, se enfadan todavía más con nosotros.
De hecho, un interrogador que actualmente está de servicio en Afganistán,
dijo a Forbes: “No puedo recordar la cantidad de veces que he estado
frente a detenidos que me dijeron que su primera motivación para hacer lo que
hicieron fue que habían escuchado que cometíamos tortura… las torturas cometidas
por los estadounidenses en el pasado continúa matando estadounidenses hoy”.
Hasta que los EE.UU. no cambién su política exterior y terminen las guerras,
ocupaciones y las torturas de los detenidos bajo su custodia, continuaremos
siendo vulnerables al terrorismo.
Marjorie Cohn es la última presidenta del Colegio Nacional de Abogados y
profesora en la Thomas Jefferson School of Law, donde enseña derecho penal,
procesal y derecho internacional de los derechos humanos. Da conferencias por
todo el mundo sobre los derechos humanos y la política exterior de EE.UU. El
artículo apareció originalmente el 13 de mayo de 2011 en marjoriecohn.com.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|