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Entrevista a Marjorie Cohn, profesora de derecho y ex presidenta del Gremio Nacional de Abogados

EE.UU. ha posibilitado la tortura durante décadas

Marjorie Cohn/Mark Karlin
Truthout
18 de marzo de 2012

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Entrevista a Marjorie Cohn –profesora de derecho y ex presidenta del Gremio Nacional de Abogados– ha compilado una convincente antología interdisciplinaria sobre la “normalización” de la tortura como extensión de la política exterior de EE.UU. No es algo nuevo, limitado a la así llamada “guerra contra el terror”, sino se remonta a décadas.

EE.UU. exporta tortura

Mark Karlin: La infame Escuela de las Américas (SOA, por sus siglas en inglés) (rebautizada ahora eufemísticamente “Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad”) ha sido acusada desde hace tiempo de enseñar violaciones de los derechos humanos, incluida la tortura. El Departamento de Defensa niega enérgicamente esta acusación.

En el capítulo 2, Bill Quigley –quien escribe para Truthout , así como usted– saca a la luz la verdad. ¿No ha estado la Escuela de las Américas, y su predecesora, que estaba ubicada en la Zona del Canal de Panamá, subcontratando durante décadas la tortura y las violaciones de los derechos humanos?

Marjorie Cohn: Durante los años setenta y ochenta, dictadores y dirigentes militares en Chile, Bolivia, Colombia, Guatemala, El Salvador, Honduras y Paraguay utilizaron habilidades que aprendieron en la Escuela de las Américas del Ejército de EE.UU. para torturar y ejecutar a disidentes. Graduados de la SOA asesinaron a obispos, sacerdotes, dirigentes sindicales, mujeres, niños y trabajadores comunitarios, y masacraron comunidades enteras. Aunque la escuela fue cosméticamente rebautizada en 2003 como “Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad” (WHINSEC) en Ft. Benning, Georgia, el gobierno de EE.UU. se sigue negando a aceptar la responsabilidad por sus cómplices en horrendas violaciones de los derechos humanos perpetrados por los estudiantes de la escuela. Existe un creciente movimiento de protesta contra la SOA/WHINSEC. Desde el asesinato del arzobispo Oscar Romero en El Salvador en 1980, manifestantes han ejercido crecientemente presión y desobediencia civil, incluidas frecuentes huelgas de enseñanza, manifestaciones y vigilias. Hasta 20.000 manifestantes van a Ft. Benning cada año. Quieren que el gobierno de EE.UU. admita lo que ha hecho en la escuela, permita una investigación independiente y acepte la responsabilidad por las consecuencias. Demandan que la escuela de tortura sea cerrada.

MK: La tortura y los asesinatos que ocurrieron durante las “guerras sucias” en Suramérica y la represión contra la oposición en Centroamérica por las dictaduras militares y las milicias derechistas fue algo parecido a la Inquisición Española. EE.UU. estaba de parte de las dictaduras militares, y sin embargo, cometían torturas y masacres incluso contra ciudadanos estadounidenses, incluidas monjas. Terry Lynn Karl lo describe en el capítulo 2, utilizando El Salvador como base de su análisis. ¿Cómo es posible que haya sido necesaria la guerra contra el terror para provocar una discusión nacional sobre la tortura y la política exterior de EE.UU.?

MC: Durante las guerras sucias en Latinoamérica, la mayor parte de la tortura fue perpetrada por gobiernos extranjeros (con el apoyo de EE.UU.). Pero cuando fueron publicadas las grotescas fotografías de tortura y abuso en Abu Ghraib, los estadounidenses fueron enfrentados a la tortura cometida por su propio gobierno. Al aparecer más fotografías e informes de tortura, y memorandos escritos por los mercenarios legales del presidente George W. Bush, se hizo imposible seguir ignorando la crueldad perpetrada por el gobierno de EE.UU.

MK: Tendemos a pensar en la tortura como algo físico, pero usted tiene un capítulo sobre la tortura psicológica. ¿Qué formas toma, en EE.UU. y en el extranjero?

MC: Como explica el historiador Alfred McCoy en su capítulo, la CIA ha refinado el “arte” de la tortura mediante el desarrollo de técnicas para manipular la consciencia humana. Ya que la investigación con drogas no tuvo éxito, la CIA exploró la privación sensorial y posiciones de estrés para su uso ofensivo por interrogadores de la CIA y defensivo para entrenar a los soldados para que resistan a interrogadores del enemigo. En 1963, la CIA creó el manual de Interrogación de Contrainteligencia KUBARK, que codificó la investigación secreta sobre el control de la mente. McCoy señala cómo utilizaron el calor y el frío, la luz y la oscuridad, el ruido y el silencio, las comilonas y el hambre, y la sobrecarga y la privación sensorial para lograr sus sórdidos objetivos.

MK: ¿Cuál es el papel que juegan los profesionales –doctores, psicólogos, abogados, etc.– en la normalización de la tortura como instrumento del Estado?

MC: Los psicólogos fueron un componente esencial del régimen de tortura de Bush. Ayudaron a desarrollar, supervisar, implementar y difundir técnicas abusivas de interrogatorio, basadas en el programa de Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape (SERE) de los militares de EE.UU. Funcionarios del gobierno de Bush “crearon” técnicas de SERE para diseñar métodos de contra-resistencia a fin de quebrantar detenidos. La Asociación Psicológica Estadounidense (APA), la mayor organización profesional de la salud mental de la nación, fue una “cobertura esencial” para la ayuda de psicólogos al régimen de torturas. Notablemente, un grupo de psicólogos activistas se opuso a la complicidad de la APA. El psicólogo Stephen Soldz documenta ese movimiento en su capítulo.

Abogados en el Departamento de Justicia del gobierno de Bush reescribieron la ley para justificar la tortura y el abuso. En un memorando firmado por Jay Bybee, John Yoo restringió la definición de tortura de modo que la víctima debe sufrir intenso dolor o sufrimiento equivalente a dolor asociado con graves heridas físicas tan severas que probablemente lleve a la muerte, falla orgánica multisistémica o la pérdida de importantes funciones corporales. La definición de Yoo contraviene la definición de la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas (CAT). Un tratado que EE.UU. ha ratificado y que por lo tanto forma parte del derecho estadounidense bajo la cláusula de supremacía de la Constitución. Yoo dijo que la autodefensa o la necesidad pueden ser utilizadas como defensa en enjuiciamientos por crímenes de guerra por tortura, a pesar de la prohibición absoluta de la tortura en todas las circunstancias, incluso en tiempos de guerra, de la CAT. Este memorando, y otro que Yoo escribió con Jay Bybee en agosto de 2002, fueron la base para la tortura de prisioneros por el gobierno.

MK: Obviamente, en el período posterior al 11-S, EE.UU. se involucró a gran escala en la tortura. Mucha gente ha olvidado las fotografías de Abu Ghraib que muestran a prisioneros torturados hasta la muerte, o a prisioneros que eran torturados. Submarino se convirtió en el punto focal de la atención en los medios, no la tortura en general. ¿Por qué piensa que la tortura visualmente documentada por los militares de EE.UU. en Irak (que llevó a asesinatos en algunos casos) se ha convertido en una especie de nota al pie casi olvidada?

MC: Los medios corporativos tienen memorias breves. A menos que haya un acontecimiento trascendental en la saga de la tortura, está ausente en la conversación nacional. La tortura debiera ser un tema permanente porque los funcionarios y abogados de Bush que coreografiaron el programa de tortura deberían ser procesados en nuestros tribunales. Pero Obama se sigue negando al rendimiento de cuentas de sus predecesores. Su procurador general [ministro de justicia], Eric Holder, anunció el 30 de junio que su oficina solo investigará dos casos de maltrato de detenidos. Dijo que el departamento “ha determinado que una investigación criminal expandida de los temas restantes no se justifica”. Holder ha otorgado impunidad a los que autorizaron, suministraron cobertura legal y realizaron los “temas restantes”.

Los dos incidentes cuya investigación fue aceptada por Holder tuvieron que ver con un tratamiento horrendo, y ambos llevaron a la muerte. Estas dos muertes deben ser investigadas y los responsables castigados de acuerdo con la ley. Pero la investigación debe tener un alcance mucho más amplio. Más de 100 detenidos han muerto bajo la custodia de EE.UU., muchos por la tortura. Y cantidades innumerables fueron sometidos a tortura y tratamiento cruel en violación del derecho estadounidense e internacional.

MK: El capítulo 13 se concentra en la responsabilidad criminal del gobierno de Bush por la tortura, pero nunca ha habido acusaciones significativas, excepto para personal militar de bajo nivel. ¿Están por sobre la ley los funcionarios estadounidenses de alto nivel cuando se trata de tortura?

MC: No. Bajo la bien establecida doctrina de la responsabilidad del comando, los comandantes tienen responsabilidad por la tortura (considerada un crimen de guerra en las Convenciones de Ginebra y el estatuto de tortura de EE.UU.) si sabían o deberían haber sabido que sus subordinados cometerían tortura, y no hicieron nada por detenerla o impedirla. Los funcionarios de Bush: Dick Cheney, Condoleezza Rice, George Tenet, John Ashcroft, Alberto Gonzales, Colin Powell y el propio Bush, así como sus abogados, incluidos Yoo y Bybee, participaron en un plan común para autorizar la tortura en violación de la CAT y de las Convenciones de Ginebra. Sabían que los interrogadores actuarían sobre la base de esa autorización. Esos funcionarios y abogados deben ser investigados y procesados por crímenes de guerra según la ley de EE.UU. Existen precedentes de que abogados son considerados penalmente responsables por dar asesoría errónea que llevó a gran daño físico o mental o a la muerte. En EE.UU. contra Altstoetter, abogados nazis fueron condenados por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por asesorar a Adolf Hitler sobre cómo desaparecer “legalmente” a políticos sospechosos en campos especiales de detención.

MK: En cuanto a Guantánamo, ¿no se trata en el caso de todo el complejo de la prisión de un continuo estado de tortura?

MC: Guantánamo se ha convertido en un poderoso símbolo de las violaciones de los derechos humanos – hasta tal grado que Amnistía Internacional lo describió como “el gulag de nuestros tiempos”. Prisioneros liberados de Guantánamo han detallado abusos, aherrojamiento en posiciones incómodas, abusos sexuales y amenazas con perros. Mustafa Ait Idr, un ciudadano argelino quien estaba viviendo en Bosnia cuando fue enviado a Guantánamo, acusó que guardias militares estadounidenses saltaron sobre su cabeza, produciendo un ataque que paralizó su cara. También quebraron varios de sus dedos y casi lo ahogaron en un inodoro. Mohammed Sagheer, un clérigo paquistaní, afirmó que los guardias en Guantánamo utilizaban drogas “que nos hacían perder el sentido”. El ciudadano francés Mourad Benchellali, liberado de Guantánamo en julio de 2004, dijo: “No puedo describir en solo unas pocas líneas el sufrimiento y la tortura; pero el peor aspecto de estar en el campo era la desesperación, el sentimiento de que no importa lo que se diga, nunca tendrá importancia alguna”. Benchellali agregó: “Existe una crueldad ilimitada en un sistema que parece incapaz de liberar a los inocentes y de castigar a los culpables”. Muchos de los prisioneros en Guantánamo se negaron a comer en protesta por ser mantenidos incomunicados durante años sin esperanza de ser liberados. Concluyeron que la muerte no podía ser peor que el auténtico infierno que sufrían. El cliente de la abogado Julia Tarver,

Abdul Rahman le habló de “su determinación de morir y dijo que: ‘ahora, después de cuatro años en cautividad, la vida y la muerte son lo mismo’”, escribió Tarver en una declaración jurada presentada en un tribunal de distrito federal.

MK: ¿No es extraño que tantos de los mismos que promueven el concepto del excepcionalismo estadounidense –y de que EE.UU. es una nación de valores morales más nobles que el resto del mundo– también tolere la tortura?

MC: No es sorprendente que los que piensan que las vidas estadounidenses valen más que otras deshumanicen a grupos de gente –árabes, musulmanes– para racionalizar un tratamiento cruel. No es un fenómeno nuevo. La gente en la mayoría de los países atacados por EE.UU., o cuyos gobiernos represivos han sido apoyados por EE.UU., es no-blanca.

MK: Bajo el gobierno de Obama, se ha convertido en política de la Casa Blanca que ciudadanos de EE.UU., de los que se piensa –no-procesados, sino “se piensa”– que ayudan al terrorismo pueden ser asesinados. Esto se hizo realidad –y posiblemente no conocemos otros incidentes– cuando los militares de EE.UU. mataron al ciudadano estadounidense

Anwar al-Awlaki en un ataque con misiles desde aviones sin tripulación en Yemen. Si ahora el gobierno de EE.UU. puede matar a ciudadanos estadounidenses sin proceso, ¿qué impedirá que seamos torturados?

MC: Holder trata de justificar el asesinato de ciudadanos estadounidenses sin proceso con la Autorización del Congreso para el Uso de Fuerza Militar de después del 11-S. Pero las Convenciones de Ginebra y el Acuerdo Internacional sobre Derechos Políticos y Civiles (AIDPC), dos tratados ratificados por EE.UU., prohíben ejecuciones extrajudiciales. También prohíben la tortura y el tratamiento cruel. Pero eso no impidió que el gobierno de Bush torturara, y abusara de, detenidos. El primer indicio de que funcionarios de Bush emplearían tortura en su guerra contra el terror ocurrió en diciembre de 2001, después que el ciudadano estadounidense John Walker Lindh fue capturado en Afganistán. Los interrogadores estadounidenses de Lindh lo desnudaron y amordazaron, lo ataron a un tablero y lo exhibieron a la prensa. Se retorcía de dolor por una bala, que funcionarios estadounidenses dejaron en su cuerpo durante semanas a fin de “preservar la cadena de custodia de la evidencia” en su contra. Un almirante de la Armada dijo al oficial de inteligencia quien interrogó a Lindh que: “el abogado del secretario de defensa lo autorizó a ‘sacarse los guantes y a preguntar lo que quisiera”. Aunque Lindh fue inicialmente acusado de crímenes de terrorismo que lo exponían a tres cadenas perpetuas más 90 años, el entonces Procurador General John Ashcroft le permitió que se declarara culpable de delitos menores que le costaron 20 años. La condición: que Lindh declarara que “no sufrió un maltrato deliberado” mientras se encontraba en custodia.

MK: Por cierto, ninguna discusión de tortura es completa sin mencionar a la CIA. Francamente, no puedo imaginar que la CIA no se involucre en tortura en todo el mundo. ¿Cómo llegaríamos a saber si lo hiciera?

MC: Desde el 11-S la participación de la CIA en entregas extraordinarias, calificadas a veces de “deslocalización de la tortura”, ha aumentado dramáticamente. Presuntos terroristas en Europa, Asia, África y Medio Oriente han sido entregados a países como Egipto, Siria, Marruecos y Jordania, todos tristemente célebres por la tortura. El Consejo de Europa ha identificado a 14 Estados europeos que al parecer han cooperado con EE.UU. en entregas extraordinarias. Existen prisiones secretas de la CIA, así llamados “sitios ocultos”, en numerosos países, incluidos Rumania y Polonia, en los cuales prisioneros han sido torturados. En su capítulo, la periodista Jane Mayer habla de Ibn Sheikh al Libi, quien fue torturado mientras estaba en custodia en la CIA. Al Libi suministró un vínculo entre Sadam Hussein y al Qaida, citado por Powell en su discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU cuando trató de obtener una resolución autorizando la invasión de Irak. La CIA sabía que la información de Al Libi era falsa; por cierto, posteriormente éste la repudió y murió en circunstancias misteriosas.

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Mark Karlin es editor de BuzzFlash en Truthout. Sirvió como redactor y editor de BuzzFlash durante diez años antes de sumarse a Truthout en 2010. BuzzFlash ha obtenido cuatro Premios Project Censored.

Fuente: http://www.truth-out.org/united-states-has-been-engaged-forms-torture-decades-united-states-has-been-en


 

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