Los arquitectos de la tortura,
la historia de los dos psicólogos que diseñaron los interrogatorios secretos de
EE.UU.
Javier Biosca Azcoiti
El diario
23 de enero de 2020
James E. Mitchell y John 'Bruce' Jessen declaran como testigos en el juicio contra los cinco
principales acusados de llevar a cabo los atentados del 11 de septiembre. Los
psicólogos fueron fichados por la CIA por su experiencia en la escuela de
Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape de la Fuerza Aérea de EE.UU.,
encargada de entrenar a soldados para resistir torturas en caso de caer
presos. Primero recibían hasta 1.800 dólares al día por aplicar su programa
de torturas y después formaron una empresa que recibió 81 millones de dólares
de la CIA.
Los psicólogos James E.
Mitchell (I) y John 'Bruce' Jessen (D) durante su declaración a puerta cerrada
en la demanda interpuesta por tres detenidos acusados de terrorismo. ACLU
|
La teoría de la "indefensión aprendida" sostiene que se puede romper la
voluntad de una persona sometiéndola
a acontecimientos incontrolables y adversos. En esta teoría se basaron los
psicólogos James E. Mitchell y John 'Bruce' Jessen para diseñar el programa de
torturas de EEUU. La CIA los fichó por su experiencia en el ejército de EEUU
entrenando a militares a soportar todo tipo de abusos en caso de caer en manos
enemigas.
18 años después de su trabajo para la CIA, Mitchell y Jessen declaran estos días en Guantánamo como testigos por
primera vez en un juicio abierto. Se trata de las audiencias previas en el
juicio de los atentados del 11-S contra los cinco principales detenidos en este
caso, todos ellos torturados. El principal acusado, Khalid Shaikh Mohammed
(KSM), fue sometido a ahogamientos simulados 183 veces, algunas de esas
directamente a manos de Mitchell.
Los dos psicólogos que diseñaron el programa de torturas de EEUU en el marco de la guerra contra el terrorismo han
sido convocados por los abogados de la defensa, que quieren que se invaliden las
declaraciones de sus clientes por considerar que se obtuvieron de forma ilegal. Este martes comenzó la comparecencia de Mitchell y Jessen lo hará la
semana que viene.
"Es muy importante porque estos dos psicólogos nunca han testificado en un tribunal abierto antes y lo van a
hacer en condiciones adversas e interrogados por los abogados de la
defensa", señala Julia Hall, experta de Amnistía Internacional en terrorismo.
Hall está siguiendo las sesiones desde 'la galería' del tribunal de Guantánamo, donde un triple cristal le
separa de la sala principal y donde el sonido llega a través de un altavoz con
45 segundos de retraso para que en caso de que alguien revele información
clasificada, las autoridades puedan activar una alarma y no escuchen secretos
que no deben.
Psicólogos militares
Antes de trabajar para la CIA, Jessen y Mitchell trabajaban como psicólogos e instructores en la escuela de
Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape de la Fuerza Aérea de EEUU (SERE,
por sus siglas en inglés). SERE se creó al final de la guerra de Corea con el
fin de entrenar a sus soldados para soportar técnicas de abuso si caían
prisioneros. Tras la guerra de Vietnam, el programa de entrenamiento extremo se
expandió al resto del ejército.
Campamento de entrenamiento SERE
(Survival, Evasion, Resistance, and Escape) en Fort Bragg. En la foto aparecen
el capitán Michael Kearns y el psicólogo Bruce Jessen (derecha). Wikimedia |
Michael Kearns
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En diciembre de 2001 escribieron un análisis sobre el conocido como 'Manual de Manchester' de Al Qaeda y lo
enviaron a la cúpula de SERE. El manual enseña a los terroristas a mentir en
los interrogatorios. El texto de los psicólogos circuló por las más altas
esferas hasta que finalmente recibieron el encargo de la CIA de desarrollar un
programa de 'técnicas de interrogatorio reforzado' para sacar información a los
detenidos acusados de terrorismo.
Los psicólogos entonces invirtieron su dinámica de trabajo habitual: de entrenar a soldados para soportar torturas,
a diseñar torturas que puedan hacer cantar a los soldados enemigos. "Mitchell
se sentó al teclado y juntos escribimos nuestra lista", afirmó Jessen en
un testimonio a puerta cerrada por una
demanda civil interpuesta por tres personas que fueron torturadas.
Su trabajo se basó en la teoría de la "indefensión aprendida", la cual sostiene que se puede romper la
voluntad de los detenidos hasta convertirlos en pasivos y depresivos con
acontecimientos incontrolables y adversos. En esa infame lista se incluía el
ahogamiento simulado, encerrar al detenido en pequeños cubículos, privación de
sueño, golpear al detenido contra la pared, etc.
Dibujo de un detenido en el que
describe la privación de sueño que sufren los presos en Guantánamo. ACLU
|
Aún así, tal y como señala el informe del Senado de 2014 sobre el
programa de torturas, "ningún psicólogo tenía experiencia como interrogador ni conocimientos especializados en Al
Qaeda, en antiterrorismo ni ninguna experiencia cultural o lingüística
relevante". Aun así, los psicólogos adquirieron un enorme poder en el
programa de interrogatorios que va mucho más allá de su simple planificación.
Mitchell y Jessen llegaron incluso a llevar a cabo personalmente algunos de esos interrogatorios sobre detenidos del
más alto nivel. También analizaron si el estado psicológico de los detenidos
permitía continuar aplicando su programa y evaluaron su efectividad.
Jessen y Mitchell recibían hasta 1.800 dólares al día por aplicar su programa, cuatro veces más que los
interrogadores que no podían usar las 'técnicas de interrogatorio reforzado',
según señala el informe del Senado. En 2005, Jessen y Mitchell crearon la
empresa 'Jessen, Mitchell y Asociados', constituida específicamente para
continuar con el programa que ellos mismos habían diseñado y que la CIA había
decidido subcontratar. El valor del contrato entre la empresa de los psicólogos
y la CIA superaba los 180 millones de dólares. Cuando se anuló el contrato en
2009, los contratistas habían recibido 81 millones. El contrato incluía una cobertura de hasta cinco millones
de dólares para hacer frente a costes legales que
pudieran surgir de posibles demandas contra los psicólogos por su trabajo.
Desde entonces, Jessen ha mantenido un perfil bajo y no ha hecho declaraciones a medios de comunicación. Mitchell,
sin embargo, se ha convertido en un asiduo comentarista de Fox News, ha dado
entrevistas defendiendo su trabajo e incluso ha publicado un libro con sus memorias
sobre todo el asunto (Interrogatorio reforzado: dentro de las mentes y las motivaciones de los terroristas
islamistas que están intentando destruir América).
"Es mucho más complicado que la narrativa que circula por ahí de que me presenté en la CIA, llamé a la puerta y
dije: dejadme entrar, quiero torturar a gente y puedo enseñaros
cómo", afirmó Mitchell en una entrevista con
The Guardian para intentar desmentir las conclusiones de la investigación del Senado.
En la entrevista cuenta que aunque el informe destaca su falta de experiencia, ha pasado parte de su carrera
estudiando la mentalidad de los terroristas cuando trabajaba como especialista
en desactivación de bombas, después como negociador en secuestros y también en
la escuela de supervivencia del ejército del aire. Mitchell señala que fue
destinado al Mando de Operaciones Especiales del Ejército del Aire en Fort
Bragg para "desarrollar un protocolo para evaluar perfiles de criminales
de guerra y de gente que probablemente hiciera cosas con multitud de
bajas".
Mitchell insiste en que el programa de 'interrogatorio reforzado' funcionó, aunque el Senado en sus conclusiones no
opinaba lo mismo. "Estoy seguro que hay gente que piensa que si EEUU
reconoce que la coerción funcionó, hay una probabilidad mayor de que la gente
use la coerción contra nuestra gente. En el cuento de hadas en el que viven,
todo lo que tienes que hacer es darle a alguien un té y una galleta y todo irá
bien".
El caso Zubaydah
Abu Zubaydah fue el primer conejillo de indias sobre el que los psicólogos aplicaron su programa de torturas. El
Gobierno afirmaba que era uno de los más importantes dirigentes de Al Qaeda,
pero después reconoció que se había equivocado (era peligroso, pero no formaba
parte de la cúpula de Al Qaeda). Zubaydah fue sometido 83 veces a ahogamientos
simulados, sufrió privación de sueño, le pusieron música a todo volumen, le
quitaron la ropa…
Dibujo de Mohamed donde describe una
de las cajas de confinamiento en Guantánamo ACLU
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Aunque Zubaydah nunca dio la información para la cual se habían justificado las torturas, tal y como señala
el informe del Senado, los dos psicólogos dijeron que había tenido éxito y que
se debería utilizar como "modelo" sobre otros detenidos no porque las
'técnicas de interrogatorio reforzado' produjesen información útil, sino porque
su uso confirmaba que Abu Zubaydah no tenía la información que la CIA pensaba
que tenía.
"Nuestro objetivo era llegar a la fase en la que hubiésemos roto su voluntad o habilidad a resistirse o
negarse a darnos información. Buscamos llevar al sujeto al punto en el que
evaluamos con seguridad que no tiene información o inteligencia que pueda
prevenir un ataque terrorista", afirmaron los psicólogos en un documento.
Prohibido citar libros
La declaración de los psicólogos en la audiencia de Guantánamo se rige por unas normas muy estrictas en las que ni
siquiera la defensa tiene permitido citar libros en los que se hable del
programa de torturas –aunque hayan pasado por el filtro de la CIA para su
publicación–.
Uno de esos libros podría ser el del exagente del FBI Ali Soufan, que en el libro'The black banners' (Las banderas
negras) relata un fuerte enfrentamiento con Mitchell (a quien se refiere con el
pseudónimo Boris) en el interrogatorio a Zubaydah en una cárcel secreta de la
CIA. Soufan dedica todo un capítulo a criticar su intromisión en los
interrogatorios y sus tácticas. El exagente del FBI cuenta que Mitchell y sus
hombres no consiguieron ninguna información adicional a la que había conseguido
él previamente y Soufan acabó abandonando el interrogatorio y volviendo a EEUU
tras su enfrentamiento con 'Boris'.
Lo siguiente es un diálogo entre Mitchell y Soufan tal y como lo describe el exagente en su libro:
— La gente como Abu Zubaydah está preparada para morir por su casa. Está preparada para volarse por los aires.
— Esto es ciencia.
— ¿Has interrogado antes a algún terrorista islamista?
— No.
— ¿Has hecho alguna vez un interrogatorio?
— No.
Mitchell le respondió en la entrevista con The Guardian: "Se te pide que creas que él
estaba consiguiendo toda esta buena información y que la CIA dijo: 'Bueno, no
importa. No nos interesa esa información. No nos interesa la verdad. Vamos a
hacer esto otro'".
En un momento determinado, ambos psicólogos abogaron por dejar de practicar el ahogamiento simulado, pero la CIA
no quiso. "Me decían constantemente que iba a explotar una bomba atómica
en EEUU y como les dije que parasen, iba a ser mi culpa", afirmó Jessen. Mitchell
confirmó lo sucedido y aseguró que les llamaron "maricones". "Va
a haber otro ataque y tendréis las manos manchadas de sangre de civiles
muertos", cuentan que les dijeron.
Los "equipos limpios"
Cuando Khalid Shaikh Mohammed (KSM) fue trasladado a Guantánamo en 2006 ya había hablado en interrogatorios de la
CIA realizados durante sus tres años y medio de reclusión en una cárcel secreta
y bajo torturas.
Esas declaraciones, por tanto, no se podían utilizar en el juicio. Entonces el Gobierno mando "equipos
limpios" del FBI para interrogar de nuevo a KSM y el resto de acusados. El
objetivo de la defensa al llamar a declarar a los dos psicólogos es desestimar
también las declaraciones obtenidas por esos "equipos limpios". Los
abogados de los acusados quieren demostrar que el FBI también estuvo implicado
en las torturas y sostienen que las declaraciones obtenidas bajo tortura no se
pueden separar de las que se obtuvieron sin ella.
En 2018, el juez prohibió el uso de los interrogatorios del FBI realizados en Guantánamo, los cuales la Fiscalía
considera "la prueba más crítica en este caso". El nuevo juez del
caso está estudiando ahora la reincorporación de esas pruebas. La actual sesión
previa en la que participan Mitchell y Jessen se extenderá hasta el 1 de
febrero, según afirma Amnistía Internacional.
Fuente: http://www.eldiario.es/internacional/
arquitectos-programa-EEUU-psicologos-militares_0_987252174.html
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