La revocación de los acuerdos de
culpabilidad del 11/9: las consecuencias en derechos humanos
Imagen: Esta fotografía fue tomada por oficiales del
ejército estadounidense el 7 de septiembre del 2021 y muestra el letrero del
Camp Justice en la base naval de la bahía de Guantánamo en Cuba (Getty Images).
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Fionnuala Ní Aoláin
Just Security
16 de agosto de 2024
Noticias
inesperadas surgieron a finales de julio acerca de un acuerdo negociado
alcanzado con tres de los acusados del 11/9. El boletín de noticias apenas tuvo
tiempo para surtif efecto y pocos detalles habían emergido acerca del acuerdo
en sí cuando, con la velocidad de un latigazo, el Secretario de Defensa Lloyd
Austin decidió
unilateralmente descartar el acuerdo negociado y buscar juicios para los tres
hombres en Guantánamo. Su decisión, que parcial (y controversialmente) le
resta el poder de decisión a las Comisiones Militares parece enfocada
principalmente en mantener
la pena de muerte como castigo, en la mesa.
Después de años de negociaciones, en febrero del 2023, en mi capacidad como relatora especial para la promoción y protección de
derechos humanos en la lucha contra el terrorismo, realicé la
primera visita de las Naciones Unidas a la instalación de detención en
Guantánamo y ofrecí recomendaciones claras al gobierno estadounidense,
incluyendo garantías de juicios justos, el trato de detenidos y los derechos de
las víctimas.
Aquí, reflexiono sobre la oportunidad perdida para los
Estados Unidos para concluir los acuerdos importantes y apegados al estado de
derecho, finalmente compensando los derechos de las familias del 11/9 como un
todo y logrando algo de cierre al llevar al fin estos casos con la admisión de
culpa por parte de los acusados, mientras que ofrecen el potencial de escribir
un nuevo capítulo de obediencia de ley internacional después de décadas de
tortura, trato cruel, inhumano y degradante en el sitio y más allá. En lugar de
eso, la decisión de destaca la arbitrariedad fundamental de todos los procesos
pertenecientes a Guantánamo incluyendo las comisiones– la arbitrariedad que lleva implacable ansiedad
a muchas víctimas, impregna la detención en curso de acusados que están
envejeciendo y enfermos permaneciendo detenidos e infringe las obligaciones con
la ley internacional de derechos humanos de los Estados Unidos.
Las víctimas merecen reconocimiento de la realidad: únicamente los acuerdos negociados les pondrán
fin a estos casos
Como confirmó mi
reporte a la Asamblea General en octubre del 2023:
…el impedimento más importante para cumplimiento del derecho a la justicia y rendición de cuentas de las víctimas
fue el uso de tortura. La tortura fue la traición de los derechos de las víctimas.
Las víctimas de violaciones serias de la ley internacional indiscutiblemente tienen derechos
fundamentales, reparación y garantías de no repetición. Pero la redención
de aquellos derechos en las consecuencias de décadas de tortura, maltrato y
detención arbitraria es está fundamentalmente comprometida debido a la absoluta
prohibición bajo ley internacional de la admisión de evidencia derivada de
tortura en cualquier punto de los procesos legales, incluyendo pre y post juicio.
La inhabilidad del gobierno estadounidense a largo plazo para llevar estos casos a juicio y la respuesta mal hecha del secretario
Austin a esa realidad obvia, resaltando su renuencia inquebrantable a enfrentar
el costo de la tortura, tendrá las consecuencias más negativas para las
víctimas, negándoles la poca capacidad que queda para la verdad y la justicia.
El secretario Austin fracasó en darle un reconocimiento honesto a las familias del 11/9 acerca de lo que realísticamente
es posible legalmente – no
juicios, sino acuerdos de culpabilidad. Estos acuerdos negociados logran
dar justicia significativa a las víctimas, si bien no menos importante, porque
ofrecen un proceso significativo, confrontación en tribunal y testimonio y son
la única ruta disponible para concluir un proceso legal que no tiene fin a la vista.
Mientras que puede haber un alivio de corto plazo para las familias profundamente incómodas con la implementación del acuerdo de
culpabilidad, el abandonar la ejecución de los acuerdos y presionar para tener
juicios injustos bajo la ley internacional simplemente continuará un régimen de
confinamiento que avergüenza a los Estados Unidos. La litigación legalmente
ondulante y comprometida hace que los EE.UU. estén correctamente vulnerables al
repudio internacional y fundamentalmente fracasa en honrar las obligaciones a
las víctimas en las consecuencias de los ataques del 11/9. Un fracaso al no
estar a la altura de lo que le sigue a la tortura histórica y en curso y/o
tratamiento cruel, inhumano y degradante en la instalación de detención no es
una respuesta a los derechos de las víctimas de terrorismo. Como describí en mi
declaración de fin de misión:
…el severo dolor mental y físico y sufrimiento y los efectos acumulados y agravados de estas prácticas
identificadas y omisiones de la dignidad y derechos fundamentales y libertades
de la población de detenidos, son razonablemente previsibles…la totalidad de
estos factores, sin duda alguna, equivale a tratamiento en curso cruel,
inhumano y degradante en la instalación de detención de la bahía de Guantánamo
y podría llegar al límite legal de la tortura.
Subsecuentemente, en mi reporte
anual para la Asamblea General, destaqué que:
A pesar de importantes mejoras a la materia de las condiciones de confinamiento, la relatora especial expresó serias
preocupaciones acerca de la continua detención de (los en ese entonces) 34
hombres y la arbitrariedad sistemática que dominó su vida día a día, trayendo
severa inseguridad, sufrimiento y ansiedad a todos, sin excepción alguna. Ella
concluyó que la totalidad de prácticas y omisión tenían efectos acumulativos y
agravantes sobre la dignidad y los derechos fundamentales de los detenidos y
que equivalían a tratamiento cruel, inhumano y degradante bajo la ley
internacional.
Estos descubrimientos fueron ciertos el año pasado y ahora están más agravados por la arbitrariedad en curso y en aumento
del régimen de detención, añadiendo la impredecibilidad agraviada de las
decisiones fallidas sobre los acuerdos negociados. Las consecuencias
psicológicas de aceptar un acuerdo de culpabilidad con todas sus consecuencias
seguido de su rápida revocación le suman al tratamiento cruel, inhumano y
degradante de estos detenidos como un asunto de ley internacional.
Y para afirmar lo ciegamente obvio, aceptar un acuerdo de culpabilidad eviscera la posibilidad de un juicio justo futuro, una punta
angular del Convenio
Internacional de Derechos Civiles y Políticos del cual Estados Unidos es parte.
Lo importante es que el secretario Austin debe reinstalar estos acuerdos de manera urgente absolutamente para asegurar que la
acción estadounidense con respecto a Guantánamo se mueva hacia el cumplimiento
de la ley internacional.
Acuerdos que cumplen la ley internacional
Mientras que estos acuerdos negociados no son públicos, son un recordatorio de que cualquier acuerdo que no cumpla con los
derechos de ley internacional no resuelve la brecha de conformidad y de déficit
de rendición de cuentas de los EE.UU. con respecto al proceso legal debido y
juicios justos en Guantánamo. No se necesita ciencia cierta en esto. Los
criterios de los derechos humanos en cualquier acuerdo incluyen lo siguiente:
- Consentimiento significativo: los acusados deben aprobar significativamente el acuerdo sin cohesión o
miedo
- Rehabilitación para sobrevivientes de tortura: para sobrevivientes de tortura que
llegan a un acuerdo negociado, sin importar el crimen, el Estado queda bajo una
incesante obligación para abordar el daño de la tortura a través de brindar
salud adecuada, disponible y aceptable. En Guantánamo esto significa cuidado
médico independiente e instalaciones mejoradas médicas y de detención para los
detenidos. No pueden existir acuerdos negociados para víctimas de tortura que
continúen en custodia a largo plazo del Estado que los torturó, sin
rehabilitación de tortura.
- Reforma de las condiciones de confinamiento: si estos hombres se quedan en Guantánamo a terminar
sus sentencias, las condiciones de confinamiento en Guantánamo necesitan
revisión significativa como lo expliqué en mi
reporte para la Asamblea General y en mi declaración
de Término de Misión, para prevenir violaciones constantes del jus cogens
sobre la prohibición de tortura, tratamiento cruel, inhumano y degradante.
Guantánamo fue y sigue siendo definido por la arbitrariedad en todos los
aspectos de su operación, desde la falta de SOP transparentes, déficits en
entrenamiento en derechos humanos para los guardias, profundas violaciones del
derecho a la salud, inadecuaciones en el cuidado médico independiente
incluyendo la falta de acceso a expedientes médicos, fracasos profundos en
mantener el derecho a una vida familiar, obstaculización de la capacidad de los
abogados para servirles a sus clientes comprensiva y constantemente,
deficiencias en mecanismos de procesos como la Junta de Revisión Periódica y
profundas limitaciones del derecho a un juicio justo.
La suma de estas partes significa que, para asegurar la ejecución de un acuerdo negociado termine con las violaciones en curso de
los derechos humanos el gobierno estadounidense tiene un trabajo considerable
que hacer.
El primer lugar para comenzar es revertir el daño del retiro del acuerdo que hizo el secretario Austin. Mientras que los tribunales
podrían hacer esto para la rama política, el recordatorio de que la
excepcionalidad de Guantánamo continúa rápidamente. Los EE.UU. continúan anotándose
autogoles con su mal manejo de la instalación de detención.
El presidente Biden y su gobierno mostraron coraje y convicción al permitir una visita de la ONU al sitio, pero la ejecución de su
promesa de obedecer la ley internacional no yace únicamente en permitirle la
entrada a alguien, sino en, como una democracia avanzada que dice importarle
los derechos humanos y que está definida por los mismos, que los EE.UU. deben
entonces implementar las recomendaciones para las víctimas de terrorismo y las
víctimas de tortura contenidas en mi reporte. Rescindir este acuerdo ha hecho
que esta labor sea más difícil y larga, pero todavía puede ser remediada y un
curso de corrección todavía es posible ayudar a redimir este obscuro y manchado
capítulo de la historia estadounidense.
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