Unidad antiterrorista especial espía comunidades
étnicas de EEUU
MATT APUZZO y ADAM GOLDMAN AP 24 de agosto de 2011
NUEVA YORK (AP) — Después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, la
policía de Nueva York creó una unidad antiterrorista especial que, con ayuda de
la CIA, se infiltra en comunidades étnicas no sólo de la ciudad sino también de
otras partes del país, reveló una extensa investigación de The Associated
Press.
La iniciativa podría estar violando las libertades civiles y la cooperación
de la CIA podría transgredir la hasta ahora sólida separación entre el espionaje
interno y extranjero.
Ni el concejo municipal, que financia el departamento de la Policía, ni el
gobierno federal, que aporta cientos de millones de dólares cada año, están
cabalmente informados de la iniciativa.
La Policía niega que existe esa unidad.
"La Policía de Nueva York está haciendo todo lo posible para garantizar que
no ocurra otro 11 de septiembre aquí y para evitar que mueran más neoyorquinos a
manos de terroristas, y no tenemos nada por lo cual pedir disculpas", declaró
Paul Browne, portavoz del departamento.
Por su parte, Jennifer Youngblood, vocera de la CIA, declaró: "No debe
sorprender a nadie que después de los ataques terroristas del 11 de septiembre,
la Agencia Central de Información aumentó su cooperación con las agencias
policiales locales en temas de antiterrorismo o que algo de esa cooperación haya
ocurrido en Nueva York, el lugar que fue atacado".
Pero según averiguaciones de la AP, el departamento ha despachado unidades de
agentes encubiertos en barrios de minorías étnicas a fin de dibujar una mapa
étnico de la ciudad. Las averiguaciones, con base en declaraciones de
funcionarios que estuvieron directamente involucrados con el plan, estipulan que
los agentes vigilaban librerías, bares, cafés y clubes nocturnos.
La Policía también ha utilizado informantes para vigilar las mezquitas aun
cuando no hay pruebas o indicios de ilegalidad, según los testimonios. Los
policías han espiado a imams, así como a los taxistas y vendedores de comida
ambulantes, que suelen ser musulmanes.
Varias de las operaciones fueron realizadas con ayuda de la CIA, que por ley
no puede espiar a los ciudadanos estadounidenses pero que fue clave en la
reestructuración del departamento de inteligencia de la agencia policial
neoyorquina.
Un veterano oficial de la CIA fue uno de los arquitectos del servicio de
espionaje del departamento de Policía de Nueva York, aun cuando seguía estando
en la nómina de la CIA.
La CIA entrenó a un detective policial en la academia de entrenamiento que
tiene en Virginia, y lo despachó de vuelta a Nueva York, donde aplicó sus nuevas
destrezas dentro de territorio estadounidense.
Sólo el mes pasado, la CIA despachó a un oficial de alto rango para que
trabajara como agente clandestino dentro del cuartel policial.
Aunque se sabía de la expansión de la unidad de inteligencia de la Policía de
Nueva York, muchos de los detalles sobre sus operaciones clandestinas,
incluyendo la intensidad de sus lazos con la CIA, hasta ahora no habían sido
reportados.
La Policía insiste en que sólo investiga pistas específicas y que no espía
azarosamente a barrios étnicos. Se sabe que la ciudad, repetidamente atacada por
terroristas, ha realizado enormes y osados esfuerzos para evitar otra tragedia.
Las operaciones policiales especiales han frustrado varios complots terroristas
y ha logrado el encarcelamiento de varios criminales potenciales.
Pero las autoridades admiten que se han cuidado de privar al sistema judicial
de cierta información específica, para evitar alguna decisión desfavorable de
algún juez. La Policía considera ciertos detalles básicos, como el organigrama
de la división de inteligencia, como demasiado sensibles como para divulgarlos a
un tribunal.
La iniciativa subraya uno de los mayores debates que han surgido de los
ataques de 2011: el dilema entre la seguridad y la libertad.
Hasta ahora los debates se han centrado principalmente en programas
federales, como el de escuchas telefónicas o el de encarcelamiento por tiempo
indefinido. En Nueva York el asunto ha recibido menos atención, pues los
residentes ignoran a qué derechos, si es que alguno, han renunciado.
La investigación sobre el programa fue realizada por la AP, en entrevistas
con más de 40 funcionarios, del pasado y en funciones, tanto de la Policía de
Nueva York como del gobierno federal. Muchos de esos funcionarios estuvieron
directamente involucrados en la planificación y ejecución de estas operaciones
secretas.
Aunque la mayoría de ellos dijeron que las tácticas eran apropiadas y
contribuyeron a la seguridad de la ciudad, muchos insistieron en el anonimato
debido a que no tenían autorización para hablar con reporteros sobre esos
temas.
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Los periodistas de The Associated Press Tom Hays y Eileen Sullivan en
Washington DC contribuyeron a este despacho.
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Matt Apuzzo y Adam Goldman pueden ser localizados en
dcinvestigations(at)ap.org
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