Ambiente de terror
Las frases pintadas en las paredes despidieron desprecio, aversión y
hostilidad: "los ilegales roban trabajos", "inmigración ilegal = Holocausto,
terrorismo para su subsistencia", "se regresan a su hediondo, sucio, moreno
país, ahorita", "remueva (el grafiti) arriesgándose al peligro, nosotros los
mataremos".
Las pintas aparecieron en el último fin de semana de febrero pasado en un
vecindario hispano en la ciudad de Greenville, una de las principales de
Carolina del Sur, un estado donde se han aprobado medidas severas contra los
inmigrantes sin papeles y en cuya Legislatura avanza el proyecto SB 20, que
tiene como modelo la ley SB 1070 de Arizona, que criminaliza a los
indocumentados.
La preocupación por lo ocurrido se reflejó en los semanarios en español, que
se publican en Greenville. El periódico Latino tituló en su portada "Sube clima
de odio" y La Nación Hispana presentó el editorial: "Un estado más racista",
escrito por Jo Dell Pickens, quien fue integrante de la Comisión de Asuntos
Minoritarios de Carolina del Sur.
El que se amenazara de muerte a quienes se atrevieran a borrar los letreros,
se comparara la presencia de indocumentados con el genocidio judío, que se usara
la palabra terrorismo, y que una de las pintas se haya hecho en uno de los muros
de una iglesia cristiana devela como el debate migratorio se ha salido
totalmente de contexto por parte de individuos y agrupaciones extremistas.
El pastor Alex Girón de la Iglesia Plenitud Cristiana contó a los medios de
comunicación que es la cuarta ocasión en la que las paredes de su templo han
sido objeto de vandalismo con frases ofensivas y que la primera vez fue en 2008.
Esta vez la frase fue "váyanse al infierno".
Pero el rechazo contra los indocumentados en Carolina del Sur no se ha dado
solamente desde las sombras de la treintena de agrupaciones racistas, que según
el Southern Poverty Law Center, existen en el estado.
Las acciones contra los inmigrantes sin papeles han sido efectuadas por
entidades públicas que han oficializado su repudio. En 2004, tres localidades de
la costa surcarolina, Myrtle Beach, Hilton Head y el condado de Beaufort
propusieron medidas para impedir que los indocumentados pudieran abrir negocios
o industrias. En 2006, se propuso en Hilton Head revocar las licencias de
operación a las empresas que tuvieran trabajadores que carecieran de estatus
migratorio.
El verano de 2008, en el Condado de Beaufort, en Carolina del Sur, las
autoridades locales estrenaron un acuerdo de cooperación con el Servicio de
Inmigración y Aduanas (ICE) con la Operación Oleada, que significó una temporada
de pavor en la que fueron arrestados 300 indocumentados, que hacinaron la cárcel
local.
Dado que en Charleston funciona la sede de la academia de entrenamiento de
los agentes de ICE, de allí salen hacia los municipios y condados vecinos los
experimentos de nuevos proyectos y operaciones migratorias contra los
indocumentados. Por ejemplo, Carolina del Sur fue uno de los primeros estados
donde se aplicó el Programa de Criminales Extranjeros (CAP). En junio de 2008,
el ex gobernador Mark Sanford, famoso por sus intempestivos viajes secretos a
Argentina, firmó la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal de Carolina del Sur.
Esa ley convirtió a ese estado en el primero del país en prohibir explícitamente
el ingreso de estudiantes indocumentados a instituciones de educación superior.
La legislación estableció como delito mayor transportar o dar albergue a los
indocumentados. Ordenó a la División de Orden Público (SLED) realizar un acuerdo
con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para que los agentes policiales
implementen las leyes federales de inmigración. Autorizó que la Comisión para
Asuntos Minoritarios (CMA) opere un número de teléfono gratuito y un sitio de
internet las 24 horas del día para denunciar a los que violan las leyes
migratorias. Prohibió las ciudades santuario y determinó que todas las empresas
públicas y privadas utilicen el sistema E-Verify para evaluar el estatus
migratorio de sus empleados.
Por eso no es extraño, que un informe del Centro Hispano Pew concluyera que
población indocumentada de Carolina del Sur hubiera disminuido 21.4%, de 70,000
en 2007 a 55,000 en 2010.
No obstante, la sorpresa la van a dar los resultados del censo de 2010, que
van a indicar que la población hispana en ese estado supera los 203,827
individuos.
De cualquier manera, es el colmo que además de todas las restricciones, se le
añada un ambiente de terror a los casi cien mil hispanos que nacieron en el
extranjero.
Rafael Prieto Zartha es un periodista que dirige el semanario Mi Gente, en
Charlotte, Carolina del Norte. www.rafaelprieto.com
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