Algunos soldados israelíes se niegan a
seguir combatiendo en la Franja de Gaza
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Soldados israelíes patrullan la Franja de Gaza en un tanque, en una imagen captada el viernes 19
de enero de 2024 desde el sur de Israel. (AP Foto/Maya Alleruzzo, Archivo)
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POR SAM MEDNICK y JULIA FRANKEL
13 de enero de 2025
JERUSALÉN (AP) — La imagen de los soldados israelíes matando a un adolescente palestino desarmado en la
Franja de Gaza ha quedado grabada permanentemente en la mente de Yotam Vilk.
Oficial del cuerpo blindado, Vilk dijo que tenían la instrucción de disparar contra cualquier persona que
ingresara sin autorización en una franja de contención bajo control de Israel
en Gaza. Vio al menos a 12 personas muertas, señaló, pero el asesinato del
joven es algo que simplemente no puede olvidar.
“Murió como parte de una historia más grande. Como parte de la política de permanecer en ese lugar y no
ver a los palestinos como personas”, declaró el soldado de 28 años a The
Associated Press.
Vilk es parte de un creciente número de soldados israelíes que se expresan en contra de un
conflicto que se ha extendido durante 15 meses y se niegan a seguir siendo
parte de él, asegurando que vieron o tuvieron que hacer algunas cosas que
cruzaron las líneas éticas.
Aunque se trata de un movimiento pequeño —unos 200 soldados que firmaron una carta en la
que indican que dejarían de combatir en caso de que el gobierno no concrete un
alto el fuego— los soldados afirman que esto es apenas la punta del iceberg y
quieren que otros elementos levanten la voz.
Su negativa se produce en un momento de creciente presión sobre Israel y Hamás para ponerle
fin al conflicto. Las conversaciones de alto el fuego continúan, y tanto el
presidente de Estados Unidos Joe Biden como el mandatario electo Donald Trump
han pedido que se concrete un acuerdo antes de la investidura del 20 de enero.
Siete soldados que se negaron a seguir combatiendo en Gaza hablaron con la AP, describiendo cómo los palestinos fueron
asesinados indiscriminadamente. Varios dijeron que recibieron órdenes de quemar
o demoler casas que no representaban una amenaza, y vieron a otros soldados
saquear y vandalizar algunas residencias.
Los soldados están obligados a mantenerse ajenos a la política, y rara vez se expresan en contra
del ejército. Después de que Hamás irrumpió en el sur de Israel el 7 de octubre
de 2023, la sociedad israelí no tardó en unirse a favor de una guerra contra el
grupo miliciano. Las divisiones han ido en aumento a medida que la guerra se
prolonga, pero la mayoría de las críticas han girado en torno al creciente
número de soldados muertos y al fracaso por no traer de regreso a casa a los
rehenes capturados durante el ataque inicial del grupo miliciano, y no en lo
que ocurre en la Franja de Gaza.
Grupos internacionales a favor de los derechos humanos han acusado a Israel de crímenes de guerra y
genocidio en Gaza. La Corte Internacional de Justicia investiga las acusaciones
de genocidio que presentó Sudáfrica. La Corte Penal Internacional busca el
arresto del primer ministro Benjamin Netanyahu y del exministro de Defensa Yoav Gallant.
Israel rechaza rotundamente las acusaciones de genocidio y asegura que toma medidas extraordinarias para
minimizar el daño a los civiles en Gaza. El ejército afirma que nunca apunta
intencionalmente a civiles, e investiga y sanciona los casos de presunto
comportamiento indebido. Pero las organizaciones defensoras de los derechos
humanos aseguran desde hace tiempo que el ejército hace un trabajo deficiente
al momento de realizar investigaciones internas.
El ejército declaró a la AP que condena la negativa a servir y toma en serio cada uno de los casos, los
cuales son investigados de forma individual. Los soldados pueden ir a la cárcel
por negarse a servir, pero ninguno de los que firmaron la carta ha sido
detenido, según los organizadores del movimiento.
Reacciones de soldados en Gaza
Cuando Vilk entró a Gaza en noviembre de 2023 pensó que el uso inicial de la fuerza podría llevar a ambas
partes a la mesa de negociaciones. Pero, a medida que la guerra se prolongaba,
dijo que vio como el valor de la vida humana se desintegraba.
Aquel día de agosto en que el adolescente palestino fue asesinado, narró que las tropas israelíes le
gritaron que se detuviera y realizaron disparos de advertencia en su dirección,
pero él siguió avanzando. Dijo que otras personas también fueron asesinadas
mientras ingresaban a la franja de contención, el corredor de Netzarim, un
camino que divide al norte y el sur de Gaza.
Vilk reconoció que era difícil determinar si las personas estaban armadas, pero cree que los soldados
actuaron demasiado rápido.
Al final, dijo, Hamás es responsable de algunas de las muertes en la franja de contención. Relató como
un palestino que había sido detenido por su unidad declaró que Hamás le pagaba
a los civiles 25 dólares para caminar por el corredor para evaluar la reacción
del ejército.
Algunos de los soldados le dijeron a la AP que les tomó tiempo digerir lo que vieron en la Franja de Gaza.
Otros señalaron que se enfurecieron tanto que casi de inmediato tomaron la
decisión de dejar de servir en las fuerzas armadas.
Yuval Green, un médico de 27 años, describió cómo abandonó su puesto en enero pasado, después de pasar
casi dos meses en Gaza, incapaz de vivir con lo que había visto.
Dijo que los soldados profanaron hogares —usando marcadores negros destinados a emergencias médicas
para garabatear grafitis— y saquearon viviendas en busca de cuentas de oración
para coleccionar como recuerdos.
La gota que derramó el vaso, afirmó, fue cuando su comandante le ordenó a su unidad que quemaran una
casa, asegurando que no quería que Hamás pudiera utilizarla. Green dijo que se
sentó en un vehículo militar, ahogándose por el olor a plástico quemado. Dijo
que el incendio le resultó una acción vengativa, afirmando que no veía razón
alguna para quitarles más a los palestinos de lo que ya habían perdido. Dejó su
unidad antes de que se completara la misión.
Green dijo que por mucho que odie lo que presenció, “la crueldad fue en parte provocada por el caos que
desató Hamás el 7 de octubre, lo que a la gente se le puede olvidar”.
Añadió que espera que sus acciones de rehusarse a seguir combatiendo ayude a romper el círculo vicioso de
violencia en ambos bandos.
Un acto de protesta
Soldados por los Rehenes —el grupo responsable de la carta firmada por las tropas— busca generar ímpetu
y este mes organizó un evento en Tel Aviv y pretende recolectar más firmas. Un
panel de soldados habló sobre lo que habían visto en Gaza. Los organizadores
distribuyeron calcomanías con la frase de Martin Luther King Jr.: “Uno tiene la
responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas”.
Max Kresch, uno de los organizadores, dijo que los soldados pueden usar su posición para crear un
cambio. “Necesitamos usar nuestra voz para hablar en contra de la injusticia,
incluso si eso es impopular”, explicó.
Pero algunos de los que lucharon y perdieron a compañeros aseguran que el movimiento es una bofetada en
la cara. Más de 830 soldados israelíes han muerto durante la guerra, según el ejército.
“Están perjudicando nuestra capacidad para defendernos”, dijo Gilad Segal, un paracaidista de 42 años que
pasó dos meses en Gaza a finales de 2023. Comentó que todas las acciones del
ejército fueron necesarias, incluida la destrucción de viviendas utilizadas como
escondites de Hamás. A los soldados no les corresponde estar de acuerdo o en
desacuerdo con el gobierno, argumentó.
Ishai Menuchin, portavoz de Yesh Gvul, un movimiento de soldados que se niegan a servir, dijo que trabaja
con más de 80 elementos que se han negado a luchar y que hay cientos más que se
sienten de la misma forma, pero que han permanecido en silencio.
El efecto en los soldados
Algunos de los soldados que hablaron con la AP dijeron que se sienten en conflicto y arrepentidos, e
intentan procesarlo hablando con amigos y familiares.
Muchos soldados sufren de “heridas morales”, dijo Tuly Flint, un especialista en terapia de trauma que ha
aconsejado a cientos de ellos durante la guerra. Es una respuesta que se
dispara cuando las personas ven o hacen algo que va en contra de sus creencias,
dijo, y puede resultar en falta de sueño, flashbacks y sentimientos de culpa.
Hablar de ello e intentar provocar un cambio puede ser de ayuda, indicó Flint.
Un exsoldado de infantería habló con la AP sobre sus sentimientos de culpa: dijo que durante su despliegue
de dos semanas a finales de enero de 2023 vio como se quemaron innecesariamente
unos 15 edificios. Aseguró que si tuviera la oportunidad de hacerlo de nuevo,
no habría ido a la guerra.
“No encendí la cerilla, pero estuve de guardia fuera de la casa. Participé en crímenes de guerra”, dijo
el soldado, quien habló bajo condición de anonimato por miedo a represalias.
“Lamento mucho lo que hemos hecho”.
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