Siria: Raqqa en ruinas y la población civil devastada tras la “guerra de aniquilación”
dirigida por Estados Unidos
Las imágenes muestran la casa donde 28 miembros de la familia Badran y 5 de sus vecinos y vecinas murieron tras el
ataque de la Coalición el 20 de agosto de 2017. © CNES 2018, Distribution
AIRBUS DS
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- Amnistía Internacional ha llevado a cabo una investigación de campo en la ciudad
destruida
- La Coalición dirigida por Estados Unidos disparó gran número de armas
explosivas poco precisas contra zonas civiles pobladas
- Incluso las bombas de precisión de la Coalición se cobraron un número terrible de
víctimas civiles
- Se mató a centenares de civiles y luego se dejó marchar a los combatientes del
Estado Islámico
Amnistía Internacional
5 de junio de 2018
En medio de los escombros de Raqqa, la población civil pregunta
por qué las fuerzas de la coalición dirigida por Estados Unidos destruyeron la ciudad,
matando a centenares de civiles en el proceso de
“liberarla” de grupo armado autodenominado Estado Islámico, ha manifestado
Amnistía Internacional en un nuevo informe cuando va a cumplirse un año de la
ofensiva.
El equipo de investigación de Amnistía Internacional visitó 42 lugares de la
ciudad en ruinas que sufrieron ataques aéreos de la Coalición y entrevistó a
112 civiles residentes en ellos que sobrevivieron a la matanza y perdieron a
seres queridos.
Los relatos incluidos en el informe de la organización, ‘“Guerra de aniquilación”: Devastadores estragos en la
población civil de Raqqa, Siria, abre lagunas enormes en la
insistencia de la Coalición en que sus fuerzas hicieron lo suficiente para
deducir al mínimo los daños a civiles. En el informe se detallan cuatro casos
emblemáticos de familias civiles que se vieron afectadas de manera brutal por
los incesantes bombardeos aéreos. Entre las cuatro perdieron a 90 familiares y
vecinos –39 una sola de ellas–, muertos en su mayoría en ataques aéreos de la
Coalición.
Son muestra de una situación más general y ofrecen convincentes indicios de que
muchos ataques de la Coalición que mataron e hirieron a civiles y destruyeron
viviendas e infraestructura violaron el derecho internacional humanitario.
“Cuando es tan grande el número de civiles que mueren en un ataque tras otro,
está claro que hay algo mal, y para empeorar aún más la tragedia, han
transcurrido muchos meses y no se han investigado todavía los incidentes. Las
víctimas merecen justicia”, ha afirmado Donatella Rovera, asesora general de
Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis.
Lo que arrasó la ciudad y mató a a centenares de personas fue el uso de armas
explosivas contra la población civil por parte de la Coalición dirigida por
Estados Unidos
Donatella Rovera, Amnistía Internacional
“La afirmación de la Coalición de que su campaña aérea de precisión le permitió
bombardear al Estado Islámico para expulsarlo de Raqqa causando muy pocas
víctimas civiles es insostenible. En el curso de nuestra investigación sobre el
terreno en Raqqa vimos un grado de destrucción que no se puede comparar con
nada de lo que hemos encontrado en decenios de trabajo de comprobación de los
efectos de las guerras.
“Los cuatro años de dominación brutal del Estados Islámico en Raqqa estuvieron
repletos de crímenes de guerra. Pero las violaciones del derecho internacional
cometidas por el grupo armado, incluido el uso de civiles como escudos humanos,
no eximían a la Coalición de su obligación de tomar todas las precauciones
posibles para reducir al mínimo los daños a civiles. Lo que arrasó la ciudad y
mató e hirió a tal cantidad de civiles fue el uso reiterado que hizo la
Coalición dirigida por Estados Unidos de armas explosivas contra zonas pobladas
donde sabía que había población civil atrapada. Ni siquiera las armas de
precisión son precisas si no se selecciona el objetivo.
“Guerra de aniquilación”
Poco antes de la campaña militar, el secretario de Defensa de Estados Unidos, James
Mattis, prometió una “guerra de aniquilación” contra el Estado Islámico.
Del 6 de junio al 12 de octubre de 2017, la operación lanzada por la Coalición
dirigida por Estados Unidos para expulsar al Estado Islámico de Raqqa, a la que
el grupo armado llamaba su “capital”, mató e hirió a miles de civiles y
destruyó gran parte de la ciudad. Viviendas, edificios públicos y privados e
infraestructura, todo quedó reducido a escombros o sufrió daños irreparables.
La población quedó atrapada en medio de los combates que libraban en las calles
de la ciudad los miembros del Estado Islámico y los combatientes de las Fuerzas
Democráticas Sirias, que, bajo dirección kurda, contaban con el apoyo de los
incesantes ataques aéreos y de artillería de la Coalición. El Estado Islámico
minó la rutas de huida y disparaba a las personas civiles que intentaban
escapar. Murieron centenares de civiles: en algunos casos, en sus casas; en
otros, en los lugares mismos donde habían buscado refugio, y en otros, y al
intentar escapar.
Las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas de la Coalición efectuaron
decenas de miles de ataques aéreos, y las estadounidenses admitieron haber
disparado 30.000 proyectiles de artillería durante la ofensiva de Raqqa. Las
fuerzas estadounidenses fueron responsables de más del 90% de los ataques
aéreos.
“Un alto mando estadounidense dijo que en Raqqa se habían disparado más obuses
que en ninguna otra parte desde la guerra de Vietnam. Dado que los obuses
tienen un margen de error de más de 100 metros, no es de extrañar que se
produjera un número enorme de víctimas civiles”, ha añadido Donatella Rovera.
Matanza de civiles
Las víctimas mencionadas en el informe eran personas de todo el espectro
socioeconómico de la ciudad y de edades diversas, desde una adorable niñita de
un año hasta un respetable anciano de más de 80. Algunas se habían visto
obligadas a quedarse en Raqqa por ser demasiado pobres para pagar a los
contrabandistas que podían sacarlas de ella; otras seguían allí porque, tras
toda una vida de trabajo, tenían demasiado que perder si abandonaban sus casas
y sus empresas.
Sus angustiosas vivencias y sus inmensas pérdidas contrastan acusadamente con la
reiterada afirmación de la Coalición de que hizo grandes esfuerzos por causar
el menor número posible de víctimas civiles. En septiembre de 2017, cuando más
arreciaba el conflicto, el comandante de la Coalición, el teniente general
estadounidense Stephen Townsend, escribió: “nunca ha habido una campaña aérea
más precisa en la historia de los conflictos armados”.
Quienes se quedaban morían, y quienes intentaban escapar morían.
Munira Hashish, sobrevivió a los ataques aéreos
Los habitantes de Raqqa, como Munira Hashish, que sobrevivió a los ataques aéreos,
cuentan algo muy distinto: “Quienes se quedaban morían, y quienes intentaban
escapar morían. No podíamos pagar a los contrabandistas; estábamos atrapados.”
Junto con sus hijos, al final logró escapar a través de un campo de minas,
“pisando sobre la sangre de que quienes habían explotado al intentar huir
delante de nosotros”.
Las cuatro familias cuyos casos se describen en el informe sufrieron
terriblemente.
Los Aswad eran una familia de comerciantes que habían
trabajado duro toda su vida para construirse una vivienda en Raqqa. Algunos de
sus miembros se habían quedado en la ciudad para proteger sus bienes de los
saqueos y se habían refugiado en el sótano. Pero el 28 de junio, un ataque
aéreo de la Coalición destruyó el edificio y mató a ocho civiles, la mayoría
niños. Otro miembro de la familia perdió la vida al pisar una mina del Estado
Islámico cuando regresó a la ciudad para recuperar los cadáveres días más
tarde.
Pese a sus reiterados intentos de huir, la familia Hashish
perdió a 18 miembros, la mayoría mujeres y niños, en el transcurso de
dos semanas en agosto. Un ataque aéreo de la Coalición mató a nueve, siete
murieron al intentar huir por una carretera que el Estado Islámico había minado
y a otros dos los mató un proyectil de mortero lanzado por las Fuerzas
Democráticas Sirias.
El caso de la familia Badran quizá sea el que mejor ilustra lo difícil que se
volvió la situación para la población civil atrapada en Raqqa. En el transcurso
de varias semanas murieron 39 de sus miembros en cuatro ataques aéreos
distintos de la Coalición, mientras se trasladaban de un lugar a otro de la
ciudad, intentando desesperadamente alejarse de las cambiantes zonas de
combate.
“Pensábamos que las fuerzas que venían a desalojar al Daesh [Estado Islámico]
sabían hacer su trabajo y atacarían al Daesh y dejarían en paz a los civiles.
Éramos unos ingenuos. Cuando nos dimos cuenta de lo peligrosos que se habían
vuelto todos los sitios, era ya demasiado tarde: nos quedamos atrapados”, contó
Rasha Badran a Amnistía Internacional. Tras intentarlo varias veces, ella y su
esposo lograron por fin escapar, después de haber perdido a toda su familia,
incluida su única hija, una niña de un año llamada Tulip, cuyo cuerpecito
enterraron junto a un árbol.
Por último, el caso de la familia Fayad ilustra
cómo un bombardeo aéreo de la Coalición efectuado en las horas finales de la
batalla aniquiló a familias enteras en la zona de Harat al Badu del centro de
Raqqa, donde se sabía que los combatientes del Estados Islámico utilizaban a
civiles como escudos humanos. La muerte de Mohammed “Abu Saif” Fayad y 15
familiares y vecinos suyos en ataques aéreos de la Coalición el 12 de octubre de
madrugada parece absolutamente sin sentido, porque, sólo unas horas más tarde
las Fuerzas Democráticas Sirias y la Coalición llegaron a un acuerdo con el
Estado Islámico por el que se daba vía libre a los combatientes del grupo
armado que quedaban para salir de Raqqa.
“Si la coalición y sus aliados de las Fuerzas Democráticas Sirias iban a
conceder al final a los combatientes del Estado Islámico vía libre e impunidad,
¿qué ventaja militar podía haber en destruir prácticamente la ciudad entera y
matar a tal cantidad de civiles?”, pregunta Benjamin Walsby, investigador de
Amnistía Internacional sobre Oriente Medio.
Posibles crímenes de guerra
Los ataques de la Coalición descritos en el informe son ejemplos de una
situación más general. Hay convincentes indicios de que los bombardeos aéreos y
de artillería de la Coalición mataron e hirieron a miles de civiles, en muchos
casos en ataques desproporcionados o indiscriminados, que violaron el derecho
internacional humanitario y podrían constituir crímenes de guerra.
Amnistía Internacional ha escrito a autoridades militares de Estados Unidos, Reino Unido y Francia,
cuyas fuerzas llevaron a cabo los bombardeos aéreos
de Raqqa, para solicitar más información sobre estos casos y sobre otros
ataques. La organización ha preguntado por las tácticas de la Coalición, los
medios y métodos específicos de ataque, la selección de los objetivos y las
precauciones tomadas en la planificación y ejecución de los ataques, así como
por las investigaciones que puedan haberse llevado a cabo hasta ahora.
Amnistía Internacional insta a los miembros de la Coalición a que investiguen
de manera imparcial y exhaustiva las denuncias de violación del derecho
internacional y de víctimas civiles y reconozcan públicamente la magnitud y
gravedad de la pérdida de vidas civiles y de la destrucción de bienes civiles
causadas en Raqqa.
Deben revelar las conclusiones de sus investigaciones, así como la información
importante sobre los ataques necesaria para evaluar si respetaron el derecho
internacional humanitario. Deben revisar los procedimientos por los que
determinan la credibilidad de las denuncias de víctimas civiles y garantizar
justicia y reparación a quienes ha sufrido violaciones del derecho
internacional. Tienen también la obligación de ayudar de manera más
significativa que ahora en los agotadores trabajos de desminado y
reconstrucción que se están llevando a cabo en Raqqa.
“La población civil de Raqqa ha empezado a regresar a la ciudad en ruinas y a
sacar a sus seres queridos de debajo de los escombros y la gente está expuesta
a morir o resultar herida debido a las minas, los dispositivos explosivos
improvisados y los artefactos no detonados. La negativa de la Coalición a
reconocer su responsabilidad en la creación de esta situación catastrófica la
empeora aún más”, ha explicado Benjamin Walsby.
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