Dentro de la Cárcel, Fuera de la Ley: Los
Abogados de Guantánamo Hablan en Libros Revolución
Fran Korotzer 09 febrero 2010
NUEVA YORK- La tarde del 28 de enero, la gente llenó la librería Revolution
Bookstore ,en la zona de Chelsea de NY, para escuchar contar a dos abogados
defensores que trabajaron en Guantánamo las historias de sus clientes, historias
que también aparecen recogidas en el libro The Guantánamo Lawyers: Inside a Prison, Outside the Law, (Los
Abogados de Guantánamo: Dentro de la Prisión, Fuera de la Ley) escrito por Mark
P. Denbeaux y Jonathan Hafetz.
Andy Zee, de Revolution Books, fue el primero en dirigirse al público. Les
recordó que sólo podrían oír las historias de los prisioneros de boca de sus
abogados porque a los prisioneros no se les permitía hablar. La tortura continúa
siendo peligrosa aún hoy en día porque se niega su existencia, se la está
codificando y los torturadores no son llevados a la justicia. Andy preguntó:
¿qué sistema hace esto a la gente? Zee también mencionó la lamentable pérdida de
Howard Zinn, el historiador del pueblo, fallecido el día anterior.
Los 2 abogados que explicaron las historias de sus clientes fueron Mark
P.Denbeaux e Yvonne Bradley. Denbeaux es profesor en la Facultad de Derecho de
la Universidad Seton Hall y director de su Centro de Investigación y Análisis.
El centro es especialmente conocido por sus informes del centro de detención de
la Bahía de Guantánamo. Denbeaux representaba a dos detenidos en Guantánamo.
Dijo que se estaban contando las historias de los prisioneros a través del
prisma de sus abogados. Los abogados son prolijos en palabras, se expresan bien
y recopilaron las historias para la historia.
Estas historias dotan voz a esas personas que están atrapadas en una
pesadilla.
Yvonne Bradley comenzó ejerciendo la abogacía en la Fuerzas Aéreas hace 20
años, y desde allí pasaría a trabajar para la oficina del defensor federal,
representando a personas en los corredores de la muerte en Pensilvania. Continuó
sirviendo en las Reservas de las Fuerzas Aéreas. En el 2005 el Abogado Defensor
Jefe de los detenidos de la bahía de Guantánamo le pidió que defendiera a uno de
los detenidos, Binyam Mohamed. En este punto, Bradley comenzó a hablar diciendo
que ella iba a compartir sus opiniones, que no hablaba en nombre de los
militares. Le resultó muy doloroso acabar de leer este libro entero pero le
sirvió para ver que ella no era la única en esas circunstancias. Y precisamente
fueron estas vivencias las que acabaron con todas las creencias y valores que
tenía anteriormente sobre su gobierno. Bradley había sido “republicana de toda
la vida” y una “convencida” de la “guerra americana contra el terror”.
Su cliente, Binyam Mohamed, fue capturado en el aeropuerto de Pakistán cuando
volvía de camino a casa en Londres. Nació en Etiopía y emigró a Inglaterra
siendo adolescente. Había viajado a Pakistán porque se había enganchado a las
drogas y pensó que esto le ayudaría a volver al buen camino. En Pakistán se
convirtió al islam. Cuando le arrestaron los oficiales americanos pensaron que
Mohamed se había entrenado con Al Qaeda y planeaba un ataque terrorista con
bomba radiactiva en los EEUU. Tras ser interrogado por el FBI fue apresado en
“extraordinary rendition”(captura y deportación ilegal), trasladado
primero a Marruecos y después a la “prisión de la oscuridad” en Kabul (en manos
de la CIA), para pasar más tarde a Bagram, en Afganistán y finalmente a
Guantánamo. En todos estos lugares fue drogado y salvajemente torturado. Le
hicieron cortes en el pecho y en los genitales con una cuchilla, entre otras
torturas, le colgaron de las muñecas y lo dejaron en esa posición durante
semanas.
Cuando Bradley fue a Guantánamo por primera vez estaba asustada de conocerle.
Le habían advertido que era “el peor de todos”, y así lo creyó. Pero después de
hablar con él durante 3 horas se dio cuenta de que todo lo que le habían contado
era mentira. Al salir de esa celda por primera vez pensó para sí, “si este es el
peor de todos, aquí tenemos a la gente equivocada”. También se dio cuenta de que
la mayoría de la información que le habían dado sobre la guerra contra el terror
era falsa.
Denbaux comentó que sus clientes eran almas en pena. Varios de ellos se
dedicaban en sus países a vender droga y habían viajado hasta países musulmanes
con tal de encontrar a Dios, para escapar de las drogas y convertirse en buenos
musulmanes. Esto no es extraño, añadió, es lo que se llama el programa de
recuperación musulmán de los 12 pasos. Dijo que Guantánamo era un error
político, una enorme “parodia policial” para dar la impresión de que estamos
ganando la “Guerra al terror”. Es una perversión particular, que se incluye
dentro de otra perversión más grande: el sistema de detención está lleno de
agujeros negros, Bagram, capturas y deportaciones ilegales y la “Prisión de la
Oscuridad”. Guantánamo no es el peor de todos.
El agujero negro en Marruecos origina el mayor daño físico, pero “la prisión
de la oscuridad” es la que produce más daño psicológico.
Denbeaux también describió la red internacional de derechos humanos cuyas
habilidades podrían competir con la mejor agencia de inteligencia. Es la que
rastrea y encuentra a los familiares de los detenidos. Los abogados defensores
entran en contacto con las familias y les llevan mensajes a los prisioneros.
Esto les otorga fuerza para seguir viviendo y facilita que confíen en sus
abogados, de los que desconfían en un principio. Son muy reacios a confiar en
los americanos después de que les hayan torturado durante años.
Bradley comentó que siempre pensó que la ley militar era bastante
“civilizada”. Los abogados militares, tanto la defensa como la acusación, se
sienten ofendidos por lo injusto de los juicios en las comisiones militares. Los
abogados militares han jurado defender la constitución americana, y se percatan
de la contradicción existente entre esa obligación y el trato injusto otorgado a
sus clientes. Los abogados militares con frecuencia pagan un precio por su
entusiasta abogacía: cuanto menos, no serán ascendidos. En un momento dado,
cuando Bradley, en defensa de Mohamad, se encontró en un conflicto ético que
trajo a la atención del juez, fue amenazada con una corte marcial.
Finalmente, después de mucho trabajo, consiguió liberar a Mohamad hace un
año. Pero no antes de que este se tuviera que poner en huelga de hambre (y ser
alimentado por la fuerza), su fiscal jefe renegara del puesto ante la injusticia
del sistema, y ella fuera a Londres presionar a los políticos británicos para
que exigieran su liberación. Denbaux también consiguió liberar a su cliente
recientemente.
En este punto se unió a los dos oradores Faisl Hashmi, el hermano mayor de
Syed Fahad Hashmi. Dijo que en Nueva York también existe un Guantánamo situado
en el Centro Correccional Metropolitano del bajo Manhattan. Explicó como su
hermano estaba allí en confinamiento solitario (ver Next Left Notes, “On MLK Day- Free
Fahad”, de enero 2010). Explicó brevemente que Fahad fue acusado con los cargos
de entregar (y conspirar para ello) material de ayuda a Al Qaida en la forma de
ponchos y calcetines impermeables. Fahad fue arrestado en 2006, dos años después
del arresto de un informante que estaba negociando una sentencia reducida. Fahad
era totalmente contrario a las guerras en Irak y Afganistán y también a la
existencia de Guantánamo. Faisl contó que el gobierno había gastado 5 millones
de dólares en el caso de Fahad. No se trataba de calcetines y ponchos, sino de
aterrorizar a la comunidad islámica para que guarde silencio.
Se trataron varios puntos interesantes durante el periodo de preguntas y
respuestas. Andy Zee dijo que la tortura era un instrumento político, y se usa
para aterrorizar a la población. Yvonne Bradley dijo que el etiquetado era una
herramienta usada generosamente por el poder: si se dice que alguien es un
terrorista la a la gente le da igual lo que le hagan. Añadió que si se torturara
a un americano con un método de asfixia por agua como el “submarino” la gente se
indignaría, pero cuando esto se le hace a un musulmán a la mayoría le trae sin
cuidado.
Alguien le preguntó a Denbeaux sobre el artículo de Scott Horton en Harper´s
Magazine (enero, 2010) que hablaba de la muerte de 3 prisioneros en Guantánamo
en junio del 2006. En ese tiempo, el contraalmirante Harry Harris, comandante en
Guantánamo, había dicho que esas muertes eran suicidios y “un acto más de la
guerra asimétrica desatada contra nosotros”. Un informe del Servicio de
Investigación Criminal Naval (NCIS) básicamente encubrió el asunto. En diciembre
del 2009 el Centro de Investigación y Análisis de la Facultad de Derecho Seton
Hall, dirigido por Denbeaux, publicó un análisis bastante crítico del informe
del NCIS sobre los tres presuntos suicidios. Según el gobierno, los prisioneros
fueron encontrados colgando en 3 celdas distintas y las autopsias indicaron que
llevaban colgados desde por lo menos dos horas. Cinco guardas con monitores de
vídeo observaban a los prisioneros en sus celdas, que están con las luces
encendidas las 24horas del día. Según el estudio del Seton Hall, estos ahorcados
tendrían que haberse hecho una soga rasgando primero sus sábanas o sus
vestimentas, trenzarlas entre sí, crear una especie de muñecos de trapo que
pasaran por ellos e hicieran pensar que seguían en sus camas, bloquear la vista
de las cámaras colgando sábanas en sus celdas (desafiando las reglas), atarse
las manos, atarse los pies, llenarse la boca con trapos viejos, colgar el lazo
en la celda, subirse a su altura, deslizarse la soga alrededor del cuello, y
entonces soltar su propio peso para conseguir al fin estrangularse. Y después
seguir ahí colgados durante dos horas sin que nadie se enterara. Denbeaux
asegura que no se castigó a ninguno de los guardianes por no apercibirse de lo
ocurrido. En el informe del NCIS no se daba explicación alguna sobre cómo
pudiera haber sucedido todo esto.
Cuando los abogados comenzaron a hablar dijeron que sólo estaban interesados
en contar las historias de sus clientes, no las suyas; pero sus historias, sin
llegar a ser una pesadilla, tienen también su debida importancia, por cuanto son
un ejemplo de personas correctas guiadas por un fuerte sentido de la justicia,
la honradez y el honor.
En su autobiografía, “Nadie es Neutral en un Tren en Marcha”, Howard Zinn
escribió: “ser optimistas en los malos tiempos no significa pasarse de
romántico; estaría basado en el hecho de que la historia de los hombres no es
únicamente una historia de crueldad sino también de compasión, sacrificio,
coraje, gentileza… Lo que elijamos enfatizar en esta compleja historia va a
determinar nuestras vidas. Si sólo vemos lo peor, destrozará nuestra capacidad
para actuar. Si recordamos esos tiempos y lugares (y son tantos) cuando las
personas se han comportado admirablemente, nos darán fuerzas para actuar, y al
menos la posibilidad de impulsar esta peonza que es el mundo en una dirección
distinta. Y si actuamos, por poco que sea, ya no tendremos que esperar a un
futuro utópico y maravilloso. El futuro es una sucesión infinita de presentes, y
vivir ahora como nosotros pensamos que los seres humanos deberían vivir,
desafiando todo lo que hay de malo entorno nuestro, es ya en sí mismo una
maravillosa victoria.”
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