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21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Cada año una manada de fanáticos antiabortistas se movilizan en el aniversario del fallo Roe v. Wade...
¡ESTE AÑO ESTAMOS A LA CONTRAOFENSIVA!
¡ABORTO A SOLICITUD Y SIN PEDIR DISCULPAS!

Sunsara Taylor | 8 de diciembre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

Stand Up for Abortion on Demand and Without Apology

"De pie por el Aborto a solicitud y sin pedir disculpas: Roe v Wade, 2015"

Cada año, con motivo del aniversario de la despenalización del aborto en Estados Unidos, decenas, y tal vez centenares, de miles de personas invaden Washington, DC y San Francisco para demostrar su postura pública en contra del derecho de la mujer al aborto. Se llaman a sí mismas la Marcha en pro de la “Vida”, pero ¿qué representan esas marchas en realidad? ¿Qué opinión promueven sobre la mujer? ¿Qué papel desempeñan en el terreno político y jurídico más amplio, donde hay crecientes ataques contra el derecho de la mujer al aborto? ¿Y cómo deberíamos responder quienes nos importan el derecho al aborto y la vida de las mujeres?

Primero, la Marcha en pro de la “Vida” se opone a todo aborto, en toda circunstancia, para toda mujer. No hace ninguna excepción para las mujeres víctimas de una violación. Ni para proteger la salud y ni siquiera la vida de la mujer. Tampoco cuando el feto tiene una anomalía severa o no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Para esas fuerzas, un óvulo fertilizado tiene el mismo valor que la mujer o la joven en cuyo cuerpo se encuentra. Sus principios exponen claramente: “la vida de un niño prenacido se preservará y se protegerá en la misma medida que la vida de, por ejemplo, un bebé, un joven adulto o una figura madura de preeminencia nacional... No habrá excepciones.” En otras palabras, la idea de que el embarazo es un “don de dios” no es una posición relegada a los márgenes del movimiento “en pro de la vida”. Es la corriente dominante. Este año el tema de la marcha es: “Cada vida es un don”.

Segundo, esta Marcha es un punto de convergencia para el movimiento antiabortista entero. Es la reunión antiabortista más grande del mundo. Miembros en ejercicio de la Casa de Representantes y del Senado, presidentes en ejercicio, el Papa y toda una gama de fanáticos religiosos han participado. Algunos adoptan un tono compasivo y afirman que “el aborto les hace sufrir a las mujeres”. Otros expresan abiertamente el meollo verdaderamente fascista de la política de la Marcha. Nelly Gray, la fundadora de la Marcha, ahora fallecida, a menudo instaba hacer que los “proveedores feministas del aborto” rindieran cuentas por sus “crímenes,” invocando los juicios de Nuremberg en los que la pena era la muerte.

En los últimos años, la Marcha se ha transformado en una fuerza política de todo el año. La semana de la Marcha está repleta de sesiones de capacitación para estudiantes, líderes religiosos, blogueros y otros. Decenas de miles de estudiantes de escuelas católicas y ministerios de jóvenes llegan en autobuses para ser adoctrinados y encargados con la misión de toda una vida de ser la generación que ponga fin al aborto. Todo eso ha ayudado a potenciar la embestida nacional incesante contra el aborto, que ha crecido a niveles sin precedentes en los últimos años. Desde 2011, se han aprobado más de 200 restricciones contra el aborto en los estados y decenas de clínicas se han visto obligadas a cerrar. En seis estados, solo queda una clínica del aborto. Con la avalancha de victorias republicanas en las últimas elecciones, seguramente todo eso continuará.

Tercero, esta movilización antiabortista ha tenido un profundo impacto sobre la opinión pública. Los jóvenes en particular, e incluso los que apoyan el derecho al aborto, consideran cada vez más que el aborto se ubica en un espectro que comienza con “trágico” y termina con “genocida.” Cada vez más se les avergüenzan a las mujeres que quieren hacerse un aborto. Cada vez menos personas sienten que puedan apoyar el derecho al aborto sin disculpas, mientras que los que se oponen al aborto sienten totalmente envalentonados. Esto se debe, en parte, a que las y los jóvenes no recuerdan los tiempos anteriores a la despenalización del aborto: los casamientos de apuro, las jóvenes mandadas fuera y los miles que murieron de abortos chapuceros. Pero también se debe a que el movimiento antiabortista adoctrina y moviliza sistemáticamente a los jóvenes a ser sus “soldados rasos”, mientras que el lado “pro-decidir” les enseña a las personas a evitar defensivamente y por completo la palabra “aborto” y, en lugar de eso, hablar de la “privacidad” y la “asistencia médica”.

Todo eso es sumamente nocivo. Un feto no es un bebé, el aborto no es homicidio y la mujer no es incubadora. No tiene nada de malo, en absoluto, hacerse el aborto por cualquier razón que una mujer decida hacerlo. Lo que sí es malo es obligarla a tener hijos contra su voluntad.

Sin embargo, eso es exactamente lo que está pasando en grandes zonas de Estados Unidos y en muchas partes del mundo. En particular en las zonas rurales y muy pobres, las mujeres confrontan muchísimos obstáculos para terminar un embarazo no deseado. Muchas no pueden conseguir el dinero, quién cuida a los niños y los días libres del trabajo necesarios para el viaje largo y un alojamiento de una noche para cumplir con el plazo de espera obligatorio. Las mujeres inmigrantes que no tienen papeles no pueden cruzar los controles fascistas cerca de la frontera entre Estados Unidos y México. Las jóvenes y las muchachas de 38 estados no pueden hacerse el aborto sin involucrar a sus padres. Ya ocurre que muchísimas o se resignan a tener un hijo que no querían tener, o arriesgan la vida, y una estadía en la prisión, al abortar por su cuenta.

Obligar a la mujer a tener hijos contra su voluntad es una forma de esclavización. Implica que las mujeres tendrán que dejar atrás otras aspiraciones y sueños, salir apresuradamente o quedarse en relaciones abusivas, y parir y criar a un niño no deseado. Tendrán que soportar el peso de miles de años de vergüenza y el qué dirán que se les echa a las mujeres.  Y todas las mujeres y las muchachas viven en una sociedad en que saben que su vida importa menos que una masa de tejido informe.

¡Ya hace mucho tiempo que hacía falta oponerse públicamente y en grandes números a esta masiva Marcha anti-mujer! Ya es inaceptable que el mensaje fascista contra el aborto sea el único que se oye de manera clara y rotunda respecto al Roe v. Wade, así configurando la opinión pública. Ya es inaceptable que los fanáticos antiabortistas sean los únicos que movilizan a la nueva generación para hacer que determinar el futuro del derecho al aborto y los derechos de la mujer sea su principal misión en la vida.

Los que no queremos que se obliguen a las mujeres a tener hijos contra su voluntad tenemos que salir a la calle este año en una desafiante contra-protesta. Tenemos que cambiar los términos de esta lucha, declarando a gritos: “Aborto a solicitud y sin disculpas”, y tenemos que darles a otros millones la confianza para decirlo también. Tenemos que cargar fotos de las mujeres que murieron por un aborto ilegal y despertar a las personas para que vean que lo que está en juego en esta lucha es la liberación de la mujer, o su esclavización. Tenemos que ser modelos, por medio de simulacros de muerte y otros actos desafiantes, de la valentía y la claridad política que pueden inspirar y atraer a muchos más.

A comienzos de enero (muy pronto se anunciará la fecha), Fin al Patriarcado realizará un importante Mitin de Testimonios sobre el Derecho al Aborto en la Ciudad de Nueva York, y se lo transmitirá por la red por todo Estados Unidos. En todo el país se deberían organizar reuniones para verlo, sean en sus casas o en lugares públicos, y juntar a las demás personas para que sepan la verdad sobre esta emergencia, lo que está en juego para las mujeres, y cómo tomar acciones significativas que se unen o apoyan a las protestas en pro del Roe v. Wade. Luego, el 22 de enero en Washington, DC, y el 24 de enero en San Francisco, vayan juntos en autobús o en caravanas para converger en las movilizaciones nacionales de contra-protesta a las Marchas en pro de la “Vida”. Es hora de que los estudiantes, los artistas, los abuelos, los profesionales, la gente religiosa y también los ateos, los músicos y muchos más se junten y se pongan de pie. Es hora de demostrar nuestra fuerza, nuestra valentía y nuestra determinación de no permitir que se obliguen a las mujeres a retroceder ni un paso más, y de ganar un futuro totalmente mejor para las mujeres en todas partes.

¡En este aniversario del fallo Roe v. Wade, estamos a la contraofensiva!


 

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