La respuesta ANTI-humanitaria de Obama a la crisis en la
frontera:
"Regresen estos niños a casa — rápidamente"
28 de julio de 2014 | Periódico Revolución |
revcom.us
El gobierno de Obama le ha enviado al Congreso un proyecto de ley de un
presupuesto de $3.7 mil millones para pagar los “costos” de la crisis en la
frontera del sur de Texas, a medida que decenas de miles de inmigrantes —gran
parte de ellos menores de edad no acompañados provenientes de los países de
Centroamérica— se han congregado ahí en busca de entrar en Estados Unidos sin
documentos. Los padres envían a sus hijos por un viaje tan peligroso porque la
vida en Honduras, Guatemala y El Salvador se ha vuelto tan difícil y peligrosa,
como resultado de las economías en ruinas y la tremenda violencia en las calles,
de modo que creen que no tienen más opción, e ir a Estados Unidos constituye la
única esperanza para sus hijos.
Las causas básicas de la violencia actual que estos niños enfrentan están
“Made in U.S.A.” No se puede separar las condiciones en estos países
centroamericanos de la dominación militar, política y económica que Estados
Unidos ha reforzado en esos países durante décadas. La resistencia a la
dominación yanqui que ardía a lo largo de Centroamérica en la década de los años
1980 fue ahogada en ríos de sangre, dejando a estos países bajo la bota de
dictadores despiadados y escuadrones de la muerte, todo con el aval de Estados
Unidos. El Tratado de Libre Comercio de América Central firmado en 2005 (CAFTA)
creó una crisis económica en Centroamérica. Las pandillas han llenado el vacío
económico causado por el CAFTA, lo que ha dejado a un país con vastas zonas
administradas por las pandillas y la policía bajo su influencia. Honduras, el
país más pobre de Centroamérica, se ha convertido en el mayor centro para el
traslado de cocaína procedente de América del Sur a Estados Unidos. (Lea más
información en “Los
niños que cruzan la frontera... y los crímenes de Estados Unidos” y “Los
antecedentes históricos de la crisis humanitaria: El terror yanqui en
Centroamérica”.)
Así es la realidad que mueve la crisis humanitaria en la frontera. Una
“crisis humanitaria” es (según Wikipedia en inglés) “un acontecimiento o serie
de acontecimientos que ponen en peligro la salud, la seguridad o el bienestar de
una comunidad o grupo grande de personas”. Es obvio que los que se están
enfrentando a la crisis humanitaria son estos inmigrantes, sobre todo los niños
no acompañados. No obstante, en la forma en que los gobernantes de Estados
Unidos están respondiendo, es Estados Unidos el que se enfrenta a una
crisis, una crisis causada por estos inmigrantes. Los asquerosos
patriotas reaccionarios que se asoman en frente de varios centros de detención y
que agitan la bandera nacional de Estados Unidos y corean “USA, USA, USA” y
“Vuelvan a casa” sin duda han captado el mensaje. De hecho, Jim Gilchrist, el
fundador de los “Minutemen”, una violenta milicia parapolicial armada, ha
convocado a una movilización en contra de la inmigración para el 1º de mayo de
2015 en la frontera de Estados Unidos y México, la que ha nombrado “Operación
Normandía” (en referencia al “Día D”, la invasión aliada de la Francia ocupada
en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial).
Una vez en custodia, estos niños han sido y siguen encerrados en jaulas,
celdas de detención y centros de detención. Y dado que todos los centros de
detención en la frontera se han llenado el tope, el Departamento de Seguridad
Nacional ahora está enviando a los niños a unas bases militares en otras partes
de Estados Unidos. Luego de “procesarlos”, envían a muchos de estos niños a
albergues temporales o a parientes que viven en otras partes de Estados Unidos,
hasta que puedan conducirlos a los tribunales y enviar a la mayoría de vuelta “a
casa”.
La hoja informativa de la Casa Blanca
El único propósito de los 3.7 mil millones de dólares, explicado claramente
en la hoja informativa que la Casa Blanca sacó el 8 de julio, es
agilizar el aparato cuyo objeto es enviar a estos
inmigrantes de vuelta al infierno del que han huido, aumentar el número de
celdas de detención para asegurarse de que puedan enjaularlos de forma segura y
asegurarse de que este problema no surja de nuevo en el futuro.
Según la hoja informativa, todos los $3.7 mil millones se destinarán a: la
disuasión; las actividades policiales/militares/judiciales; la cooperación
extranjera; y la capacidad. $1.1 mil millones se destinarán al ICE, Inmigración
y Control de Aduanas, de los cuales el 80 por ciento es para las detenciones, el
enjuiciamiento más rápido y la deportación de los padres inmigrantes con los
hijos. El resto se destinará a las actividades de hacer cumplir la ley. Aduanas
y Control de Fronteras tendrán otros $433 millones. La mayor parte de eso se
destinará al aumento de los costos de tramitación del mayor número de
inmigrantes en custodia. Pero $40 millones se utilizarán para
ampliar el uso de aviones no tripulados en la frontera.
El Departamento de Justicia recibirá $64 millones para poder procesar por vía
rápida a un mayor número de inmigrantes en los tribunales federales para poder
expulsarlos más rápidamente: más equipos de jueces; mayor capacidad en los
tribunales; hasta la capacidad para videoconferencias. Eso significa que podrán
procesar los casos federales de grupos de detenidos aún más grandes en un solo
día ante los tribunales, un proceso conocido como “Operation Streamline”
[Operación Agilizar].
Otros $300 millones se destinarán al Departamento de Estado y otros programas
internacionales. Los recibirán los gobiernos de la región, y les dirán cómo
gastarlos. Una parte se utilizará para lidiar con el impacto del regreso de un
gran número de inmigrantes a los países de los que habían huido. Una parte del
dinero se destinará a ayudar a los gobiernos “a controlar mejor sus fronteras”;
esto en parte pondrá en la mira al tráfico internacional de drogas, pero es
claro que también hará más difícil que la gente
salga.
La hoja informativa menciona lidiar con “las subyacentes causas fundamentales
que impulsan la migración” y hasta menciona “la creación de las condiciones
económicas, sociales, de gobernanza y de seguridad para los ciudadanos...” para
tratar de detener la migración. Pero cuando el vicepresidente Joe Biden estuvo
en Centroamérica hace poco, la única propuesta concreta de la que se informó fue
la ampliación de la capacidad carcelaria en esos países como preparación para
una guerra contra las pandillas de la región. Y Obama acaba de traer a Estados
Unidos a los presidentes de tres de esos países, supuestamente para conseguir
garantías de que cooperen. Y $5 millones se destinarán a campañas mediáticas en
México, así como en El Salvador, Guatemala y Honduras, para decirles a las
personas que “no vengan a Estados Unidos”.
Lo que queda, o 1.8 mil millones de dólares, se destinará al Departamento de
Salud y Servicios Humanos, para lidiar con el costo de proporcionar albergues
temporales para el enorme aumento de familias y niños no acompañados.
Para repetir —¿cuál crisis humanitaria; o la crisis
de quién, es el propósito de todo este dinero?
Ciertamente que no es para las madres con niños o los niños no acompañados.
Es una solicitud de más agentes de la Patrulla Fronteriza y más
aviones no tripulados; más jueces, con salas de audiencias más grandes y más
eficientes para agilizar el proceso de dictar condenas y la deportación de
vuelta al infierno. Y de trabajar con los gobiernos centroamericanos para hacer
lo que sea para detener este éxodo. Los republicanos han expresado su oposición
al proyecto de ley porque es demasiado dinero y, en todo caso, ¡no es
suficientemente draconiano!
No es por casualidad que los gobernantes de Estados Unidos vean desde una
perspectiva completamente diferente la crisis humanitaria en la frontera de
Texas, al igual que la masacre en curso de hombres, mujeres y niños en la Gaza.
Los intereses de la humanidad no les importan para nada; sólo reconocen los
intereses —o la amenaza a los intereses— de un sistema mundial basado en la
dominación, la explotación y la opresión.
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