Desafiando los crímenes de Israel en las universidades: Un soplo de aire
fresco en un ambiente académico asfixiante
Alan Goodman | 21 de julio de 2014 | Periódico Revolución |
revcom.us
Durante décadas en la sociedad estadounidense, se ha marginado, sometido a
amenazas, censuras y prohibiciones la crítica a Israel.
Esta situación ha expulsado a muchos críticos muy prominentes a Israel de sus
posiciones en la academia, como en las universidades de Northwestern, Bard y
Columbia.
A medida que cada vez más personas por todo el mundo cuestionen y denuncien
la opresión del pueblo palestino por Israel, y Estados Unidos siga avalando esos
crímenes, la legitimidad de un estado que se basa en la limpieza étnica ha
estado más en la mira de los cuestionamientos, especialmente en las
universidades de Estados Unidos.
En respuesta, ha aumentado la represión con mayor intensidad.
Durante el último año académico, se celebraron acciones importantes e
inspiradoras, como de Estudiantes por la Justicia en Palestina (SJP) y
simpatizantes del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). De
inmediato los medios de comunicación los censuraron, amenazaron y atacaron.
En la primavera, unos estudiantes de Barnard (una universidad afiliada con la
Universidad de Columbia) obtuvieron un permiso oficial para poner una pancarta
que decía: “Tome partido con la justicia en Palestina”. La dirección de la
universidad la desmontó después de recibir quejas de las fuerzas pro-israelíes,
afirmando, en parte, porque el mapa icónico de la pancarta no tenía una línea
donde queda la frontera entre Israel y otras partes de Palestina y por lo tanto
supuestamente constituía un llamado a matar a todos los judíos en Israel. (Los
activistas de SJP respondieron en parte diciendo que Israel no reconoce ninguna
frontera de ese tipo, por lo tanto, ¡¿dónde se debería trazar tal línea?!)
En la Universidad Northeastern en Boston, la dirección proscribió la rama de
SJP como castigo por sus acciones creativas, las que incluían falsos “avisos de
desalojo” que repartieron a los estudiantes para denunciar la política israelí
de brutales y traumáticos desalojos al azar contra los palestinos y la expulsión
de sus hogares. (Lea “Estudiantes
por la Justicia para Palestina en la universidad Northeastern proscritos por
decir la verdad sobre Israel” en revcom.us.)
En la Universidad de California-Los Ángeles, atacaron y acusaron de
“antisemitas”, de participar en una “cacería de brujas” e intimidación, a los
activistas que pedían que los candidatos al consejo estudiantil se
comprometieran a no aceptar las “giras” en Israel financiadas y auspiciadas por
grupos que se oponen abiertamente a cualquier crítica a los crímenes de
Israel.
En febrero de 2014 en una acción muy significativa, los miembros de la
prestigiosa Asociación de Estudios Estadounidenses apoyaron la participación de
la Asociación en un boicot a las instituciones académicas israelíes. Unas
legislaturas estatales, como la de Illinois, reaccionaron con maniobras para ¡de
penalizar tales boicots!
En los últimos días en toda la sociedad, han estado bajo fuertes ataques las
figuras del deporte, la ciencia y el entretenimiento que se han pronunciado en
contra de los ataques de Israel al pueblo palestino o que hasta simplemente han
expresado un deseo de poner fin a la violencia. (Por desgracia, se han retirado
algunos de estos tuits y mensajes como resultado de los viles ataques en las
redes de chismes de celebridades las que son esencialmente medios de propaganda
ideológica de la clase dominante.)
Pero estos ataques no han logrado silenciar a la creciente marea de
denuncias, indignación y protesta en todo el mundo, y en Estados Unidos. El
científico de renombre mundial, Steven Hawkings, se ha negado a retirar su
promesa de boicotear las conferencias científicas en Israel. Cuando personajes
tan prominentes se atienen a sus principios y hacen lo correcto, ¡es preciso
respaldar, apoyar y defenderlos!
A pesar de toda la represión (y en algunos casos, debido en parte a ésta), en
las universidades hay denuncias y oposición a la opresión del pueblo palestino
por Israel, los orígenes y la naturaleza de Israel, la supresión de las críticas
a Israel por parte del establecimiento académico así como los vínculos entre el
establecimiento académico y el “establecimiento” más grande que se sienta encima
de un mundo de opresión y saqueo.
Estos valientes académicos y estudiantes de diversas nacionalidades, grupos
étnicos y religiones (incluido un número importante de académicos y estudiantes
judíos) se han opuesto a los crímenes de Israel y han continuado protestando,
investigando y denunciando lo que motiva esos crímenes y el respectivo aval de
Estados Unidos.
¡El movimiento BDS y las denuncias y protestas académicas y políticas contra
Israel en general representan un soplo de aire fresco y vida en el asfixiante y
tóxico ambiente político que ha imperado las universidades de Estados Unidos por
demasiado tiempo! Y su efecto puede repercutir en la sociedad estadounidense en
general. Desde la perspectiva de la necesidad de un cambio fundamental en el
orden mundial actual y de prepararse para ir en contra de todo lo que impida ese
cambio fundamental, y además desde la perspectiva básica de lo correcto
y lo incorrecto, es preciso acoger, apoyar y defender la lucha en las
universidades para denunciar y oponérsele a Israel.
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