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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



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Nuevo proyecto de ley migratoria

Un salto ominoso de la represión y la resistencia que se necesita

23 de abril de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

Three Points, Arizona, July 2004. Federal agents round up a group of suspected undocumented immigrants tracked by a Black Hawk helicopter.

Three Points, Arizona, julio 2004. Unos agentes federales acorralan a un grupo de inmigrantes indocumentados rastreados por un helicóptero Halcón Negro. Foto: AP

"Tengo 24 años de edad. En dos meses, voy a cumplir dos décadas de vivir ilegalmente en este país. Soy la menor de cinco hijos y llegué a Estados Unidos con mi madre en 1993. En México no teníamos nada y la única forma de sobrevivir era que mi padre, que ya estaba en Estados Unidos, nos mandara dinero. Cuando llegamos aquí dos años después, deportaron a mi padre. Mi madre trabajaba en el campo en la cosecha de tomates, pimientos verdes y fresas para que pudiéramos comer. Aún así no era suficiente. Mi hermano y mi hermana mayores, que solo tenían 12 y 13 años cuando venimos a Estados Unidos, tuvieron de abandonar sus estudios y ayudar a mi madre en el campo. No puedo agradecerles lo suficiente por ese sacrificio que permitió que los tres menores de la familia graduáramos orgullosamente con un bachillerato. Nunca me he sentido una 'estadounidense'. Para mí, ser estadounidense significa tener libertad. Tener la libertad de llegar a cualquier meta para la cual uno ha trabajado duro y tener siempre una oportunidad igual sin que le frenen el avance debido a su raza, género o sexualidad. En mi caso, mi condición de ilegal me mantiene abajo y no me permite mejorar mi vida. Para ICE soy una delincuente porque me llevó a este país cuando tenía cinco años".— René, Tampa, Florida

"Un operativo de parte de agentes federales de migración en Detroit provocó las protestas de grupos latinos y eclesiásticos el miércoles, a raíz de que los agentes pararon a dos inmigrantes ilegales que dejaban a sus hijos en la escuela. Los funcionarios de Inmigración y Control de Aduanas afirmaron que el martes por la mañana los agentes seguían los pasos de los dos inmigrantes, que son de México, desde sus casas en el suroeste de Detroit. Ambos hombres llevaban a sus hijos en sus carros.

"Un hombre, Jorge Hernández, dijo que lo pararon unos agentes en carros sin distintivos frente a la escuela de su hija de cuatro años de edad, el centro de Head Start Manuel Reyes Vistas Nuevas en el suroeste de Detroit. El Sr. Hernández fue interrogado, pero al final fue puesto en libertad. El otro hombre, Héctor Orozco Villa, dijo a los defensores pro-inmigrantes que los agentes lo pararon cerca de la escuela primaria de dos de sus hijos, la Academia César Chávez, que está a unas cuadras del centro de Head Start. El Sr. Orozco permanece detenido por la agencia, conocida como ICE". — New York Times, 17 de octubre de 2012

Hay 11 millones de historias como esas: bebés llevados por sus madres a través de desiertos y montañas; hombres y mujeres jóvenes, audaces y llenos de esperanza, que tratan de formar una vida y familia propia rompiéndose el lomo por el sueldo mínimo o menos en las cocinas, los talleres de hambre y las granjas de Estados Unidos... hasta que se encuentran atrapados en una redada migratoria y luego deportados; los familiares, amigos y vecinos encerrados por meses en un centro de detención migratoria, hasta que los envíen a un país que muchos apenas conocen; las familias separadas a altas horas de la noche o al dejar a los hijos en la escuela; las personas que sufren una muerte horrible al agotárseles el agua mientras intentan atravesar los vastos desiertos de Arizona y California, o al quedarse atiborradas en la sofocación de camiones que se precipitan por la llanura bochornosa de Texas.

En años recientes, millones de personas que este sistema llama "ilegales" se han unido a un movimiento que exige poner fin a las deportaciones y reformar las leyes de migración para darles un camino a la ciudadanía. De costa a costa, en grandes ciudades y en pueblos pequeños, se han reunido en mítines, han marchado, han realizado actos de brazos cruzados, han arriesgado el arresto, han declarado públicamente y con valentía que no tienen documentos ni miedo. Particularmente en los últimos años, las esperanzas de innumerables personas han crecido con la idea de que con Obama en la Casa Blanca, al final algo se hará para cambiar su situación y para que la sociedad reconozca su humanidad.

Los Angeles, August 2011. Protestor blocking an entrance to the United States Immigration Customs Enforcement (ICE) offices.

Los Ángeles, agosto 2011. Un manifestante bloquea una entrada a las oficinas de la Migra. Foto: AP

Pero la propuesta “bipartidista” para una nueva ley de migración presentada el miércoles 17 de abril, por un grupo de senadores prominentes, cuatro republicanos y cuatro demócratas que se llaman a sí mismos la "Cuadrilla de Ocho" —una propuesta que de inmediato recibió el beneplácito de Obama— no tiene nada que ver con reformar la situación de opresión en beneficio de la gente. Al contrario, es una parte integral de una mayor aceleración de la militarización brutal de la frontera entre Estados Unidos y México, y la instauración de una inscripción y de ataques altamente represivos contra millones de inmigrantes en Estados Unidos, con el fin de controlar y explotar con mayor eficiencia a un sector de la población que la clase dominante de este sistema capitalista imperialista necesita pero que también teme, todo bajo al pretexto de facilitarles un "camino a la ciudadanía".

El punto de partida de este plan “bipartidista” revela mucho acerca de su esencia despiadada y muy represiva. Tanto Obama como el senador Mark Rubio de Florida (un miembro de la “Cuadrilla de Ocho”) han afirmado que simplemente no es práctico deportar a los 11 millones de inmigrantes que viven dentro de las fronteras de Estados Unidos. De hecho, el proyecto de ley incluye elementos importantes del plan de la "Cuadrilla de Ocho" y también de las propuestas que Obama ofreció a principios del año.

Los nocivos elementos de la propuesta ley

  • El proyecto de ley eroga $4.5 mil millones para aumentar las severas medidas al estilo militar ya en marcha en la frontera sur. Requiere que el Departamento de Seguridad de la Patria fortalezca su vigilancia de la frontera con México de tal manera que aprehenda al 90 por ciento de las personas que intentan cruzar. Eso implica agregar hasta 3.500 agentes a la Patrulla Fronteriza, desplegar la Guardia Nacional, aumentar el uso de aviones no tripulados y otras formas de vigilancia militar y extender el muro fronterizo (con dos o tres hileras de cercado en algunos lugares) en lo que se llama la "Estrategia para el Cercado de la Frontera Sur". Si se determina después de cinco años que la frontera todavía no se ha "asegurado" en un 90 por ciento, se establecerá una nueva "Comisión de Seguridad de la Frontera Sur" compuesta de los gobernadores de los cuatro estados fronterizos (California, Arizona, Nuevo México y Texas) con un presupuesto de $2 mil millones adicionales para cumplir con ese objetivo.
  • El proyecto de ley requiere que todo inmigrante que entró a Estados Unidos sin documentos oficiales antes del 1º de enero de 2012 obtenga una visa de "inmigrante provisional registrado" para seguir viviendo y trabajando en este país. Para obtener esa visa, habría que pagar una multa de $500 y los impuestos adeudados, pasar con éxito una revisión de antecedentes penales y de seguridad nacional, las cuales se administrarían con regularidad y proporcionar datos "biométricos". Después de seis años se le cobraría otra multa de $500. No se aceptaría a ninguna persona condenada de un delito grave o de tres delitos menores; esa persona estaría sujeta a la deportación. Se permitiría que los inmigrantes provisionales registrados trabajen y viajen, pero no podrían recibir ninguna prestación federal.
  • Después de 10 años de continua presencia física en Estados Unidos, después de pasar con éxito una revisión de antecedentes penales, pagar otros mil dólares de multa por haber ingresado ilegalmente en el país (para un total de $2.000), y pagar todos los impuestos adeudados, los "inmigrantes provisionales registrados" podrían solicitar una tarjeta verde: todo supeditado a la determinación de que la frontera esté "asegurada" en un 90 por ciento, según las estipulaciones antes mencionadas. Después de otros tres años, podrían solicitar la ciudadanía. (Se permitiría que los inmigrantes beneficiarios de la ley DREAM —los estudiantes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños— solicitaran la tarjeta verde dentro de cinco años, sin importar el nivel de "seguridad" de la frontera.)
  • Un elemento central del proyecto de ley sería un programa universal de identificación para el empleo llamado "E-verify". Este requeriría que toda persona que no es ciudadano/a presentara una "tarjeta biométrica de autorización para trabajar" o una "tarjeta verde biométrica", y se requeriría que los empleadores cotejaran esa foto exacta con otra idéntica que estaría en una base de datos nacional. Los ciudadanos también tendrían que presentar alguna forma de identificación con foto (por ejemplo, el pasaporte o la licencia de manejar) y esta también se cotejaría con la idéntica en la base de datos nacional. Toda persona tendría que cumplir con el sistema E-verify una vez que esté completamente en funciones, en otros cuatro años.
  • Se requeriría que el Departamento de Seguridad de la Patria rastreara a todos los inmigrantes desde el momento que entran al país hasta su salida del país.

Así que los inmigrantes, después de someterse a la inscripción gubernamental, después de vivir en el limbo por otros 13 años, logrando evitar durante ese período las garras de la policía aunque viven en comunidades urbanas y rurales plagadas del terror policial contra los latinos y estando dependiente de que "se asegure" la frontera en términos militares: después de todo eso, se les permitiría solicitar la ciudadanía.

Piense usted en los miles de jóvenes y otros que caen atrapados en las continuas redadas policiales realizadas con el pretexto de "prohibiciones judiciales contra las pandillas"; los jóvenes latinos constantemente hostigados y golpeados por la policía, metidos en la cárcel con frecuencia por pretextos menores y hasta inventados; los jóvenes que se declararon “culpables” de delitos menores, porque ya pasaron meses en espera de un juicio en cárceles hacinadas de la municipalidad o del condado: ¿qué les pasará a éstos cuando entran en vigor estos cambios propuestos?

Centenares de miles de inmigrantes que entraron al país el 1º de enero de 2012 o después, o que no se conforman con este programa y no se entregarán al gobierno, o que no pueden pagar las multas y los impuestos adeudados o no pueden satisfacer el requisito de tener un prontuario limpio: todos ellos estarán sujetos al terror constante de los arrestos y las deportaciones si se descubre que no están registrados.

Una maraña de represión

Este plan "bipartidista" es el producto de un debate vitriólico que lleva años ya, azuzado por los elementos fascistas más derechistas del país. Después de su reelección Obama propuso su propio plan; muchos de los elementos de ese plan ahora están consagrados en la nueva propuesta represiva, el acuerdo bipartidista. Desde un principio los términos del debate los impusieron quienes podían verter la posición más dura, pintando como criminales a millones de inmigrantes obligados a venir a Estados Unidos en busca simplemente de una forma de sobrevivir y de ganarse la vida a duras penas, para sí mismos y para sus familias.(Véase el recuadro “¿Quiénes son los verdaderos criminales?”)

¿Quiénes son los verdaderos criminales?

Unas figuras empedernidas de la derecha en la clase dominante han estado impulsando y moldeando el "debate" en torno a la inmigración, las que han creado un vil ambiente anti-inmigrante, la cual Obama ha aceptado y ayudado a fomentar con las deportaciones en masa y otras medidas represivas, tachando a los inmigrantes de delincuentes, de sujetos que han violado la ley al entrar "ilegalmente" a Estados Unidos, personas cuya misma existencia es "ilegal".

Esa mentira pone patas arriba la realidad. ¡Los criminales son Estados Unidos y su sistema del capitalismo-imperialismo! En particular, es Estados Unidos el que ha saqueado a México y América Central por siglos y ha intensificado ese saqueo en las últimas décadas, con la devastación de la vida de millones de personas.

Desde la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, los cereales fuertemente subsidiados de Estados Unidos, especialmente el maíz, han inundado a México y expulsado a millones de campesinos de sus parcelas. El Banco Mundial estima que solamente dos años después de la implementación del TLCAN, el porcentaje de las personas en el campo mexicano que viven en la "extrema pobreza" se incrementó al 55%.

Por lo tanto, díganos otra vez, ¿quiénes son los verdaderos criminales en Estados Unidos y qué hay que considerar "ilegal"? Los imperialistas de Estados Unidos y su sistema de explotación y opresión provocan estragos sobre la vida de millones de personas en Estados Unidos y por todo el mundo, y no las personas expulsadas de sus países de origen y obligadas a ir a Estados Unidos para sufrir una explotación y terror simplemente para a duras penas obtener el sustento para sí mismos y sus familias.

En febrero, cuando se publicó por primera vez el esquema del plan de Obama, Mark Rubio, un senador derechista de Florida simpatizante del Partido del Té, dijo que el plan "llegó aquí ya muerto". Dijo eso porque, en su opinión, el plan de Obama “no da cumplimiento a las promesas, anteriormente incumplidas, de asegurar nuestras fronteras".

En el mundo de la realidad, como bien lo sabe Rubio, Obama ha supervisado la intensificación y la ampliación de una represión militar y policial a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México que eclipsa incluso la militarización masiva que implementaron Bush, Clinton y sus otros predecesores. El NILC [Centro Nacional de Leyes de Inmigración], un grupo liberal que se centra en asuntos de inmigración, informó en febrero de 2013 que el aumento de los "organismos del orden" a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos ha resultado en que "la migración neta de México ahora es de cero".

Se han deportado a más personas, por mucho, durante la presidencia de Obama que la de cualquier otro presidente; 1.5 millones de personas, en su mayoría a México, fueron deportados durante la primera gestión de Obama como presidente. La National Public Radio (NPR) informó que una cantidad "sin precedentes de 409.849 personas fue deportada durante el año fiscal que terminó el 30 de septiembre [de 2012]". En esencia, esas cifras son el doble del total de deportados durante la presidencia de George W. Bush.

Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos ha estado desplegando una masiva fuerza policial y militar, espionaje de alta tecnología y equipo de monitoreo y múltiples barricadas de toda clase para lanzar una "guerra" desigual contra los inmigrantes pobres que desesperadamente tratan de entrar a Estados Unidos a trabajar. Obama ha intensificado eso y ha instituido una represión omnipresente en la frontera y al interior de Estados Unidos.

En octubre del 2010 Obama firmó un proyecto de ley, aprobado en el congreso con casi un unánime "apoyo bipartidista", erogando $600 millones en la incrementada militarización de la frontera. Eso incluye comprar y desplegar aviones no tripulados para monitorear la frontera desde el este de San Diego hasta el Golfo de México. Como lo presumía Obama en un discurso en El Paso, Texas en el 2011: "Ahora tenemos más tropas en tierra en la frontera sureste que cualquier época de nuestra historia. La patrulla fronteriza tiene 20.000 agentes, o sea, más del doble de lo que había en el 2004, una intensificación que empezó bajo el presidente Bush y que hemos continuado".

Bajo Obama, se han construido centros de detención de inmigrantes por todo el país, especialmente a lo largo de la frontera sureste. Un reporte de la Unión Americana de Libertades Civiles señala que "en el 2011, el Departamento de Seguridad Interna (DHS) batió un récord de recluir 429.000 inmigrantes en más de 250 instalaciones en todo el país y actualmente mantiene una capacidad diaria de 33.400 camas…". El número de inmigrantes detenidos en estos centros se ha incrementado en un 85% desde el 2005. Como lo menciona Revolución en un artículo anterior "Cientos de inmigrantes son víctimas de la tortura mediante el aislamiento prolongado en esos centros de detención".

Pero no son suficientes estas medidas, las cuales han sembrado terror en la frontera, han destruido a las centenarias comunidades fronterizas y han orillado a cientos de inmigrantes a una muerte al cruzar por esas ásperas regiones desérticas de la frontera, de acuerdo a los senadores "bipartidistas". La esencia de este proyecto de ley es de crear una frontera casi impenetrable.

El proyecto de ley también contiene cambios en el sistema de visas, que incluye establecer unos programas de trabajadores huéspedes para la agricultura y otros "trabajadores no calificados", cuyo objeto es sostener la rentabilidad de las industrias esenciales de Estados Unidos, especialmente de la agroindustria y la construcción de vivienda, sobre una base de mano de obra inmigrante de salarios bajos, sobreexplotación y un control riguroso. La clase dominante de Estados Unidos también está interesada en fortalecer su posición relativa a las otras potencias capitalistas en un entorno global altamente competitivo, especialmente en las industrias de alta tecnología, lo que incluye su aplicación a las áreas del desarrollo de armamentos y la seguridad de sus redes de computadoras.

Pero el eje de cualquier ley final que surja está en una entrelazada red de represión: una inscripción obligatoria con el gobierno, una obligatoria identificación electrónica y una acentuada militarización y control de la frontera de Estados Unidos y México. Esto representaría un ominoso salto fascista en la represión de los inmigrantes en este país y establecería la base para crímenes verdaderamente monstruosos a gran escala en tiempos de severa crisis y de conmoción para el sistema.

¿Por qué ahora?

El último cambio importante en la ley de inmigración de Estados Unidos, el "Acta de reforma y control migratorio", fue ratificado en ley por el presidente Ronald Reagan en 1986. Durante las últimas décadas, se han desarrollado dos tendencias principales concernientes a los inmigrantes en Estados Unidos: la población inmigrante ha crecido enormemente, y la represión de los inmigrantes, lo que incluye un ambiente febrilmente anti-inmigrante azuzado y promovido por poderosas figuras de la clase dominante, se ha vuelto aún más nociva.

Un informe del "Centro para Estudios de la Inmigración" indica que "el número de inmigrantes (tanto legales como ilegales) en el país batió un nuevo récord de 40 millones en el 2010, un aumento del 28% sobre el total de 2000". La inmigración de los países de todo el mundo, pero particularmente de México y América Central, ha cambiado dramáticamente las ciudades por todo el país. Las personas latinas son la proporción más grande de la población en todas las ciudades del sureste, desde Houston a Los Ángeles. En las ciudades como Brownsville y Laredo, Texas, más del 90% de la población es descendiente mexicana; y más del 70% en las ciudades de California de Oxnard, Pomona y Santa Ana.

Pero la población de inmigrantes de México y América Central no solo está creciendo en el sureste y por la frontera. La población de mexicanos y otros latinos de más alto crecimiento está en Carolina del Sur, Alabama e Iowa. Unas industrias enteras en todo el país, como la construcción, la agricultura y una buena parte del sector servicios de baja paga, dependen de la mano de obra inmigrante sobreexplotada y, desde la perspectiva de los capitalistas que lucran con éstos, "desechable". Millones de inmigrantes esclavizados en los trabajos de baja paga constituyen una parte esencial del funcionamiento de este sistema capitalista imperialista.

Phoenix, Arizona, marzo 2013. Una familia en una acción contra la deportación; el esposo/padre está bajo custodia a la espera de su deportación tras su arresto en una redada contra su lugar de trabajo. Foto: AP

La vil represión a los inmigrantes se ha escalado durante todo este período y se ha vuelto un rasgo más presente en la vida en Estados Unidos: millones de deportados; cientos mueren de manera horrible en la frontera; redadas en las fábricas y vecindarios que destruyen familias; centros de detención, incluso para los hijos; ataques y golpizas por racistas reaccionarios; una degradación del lenguaje y la cultura popular que trae la gente.

Las aborrecibles leyes anti-inmigrantes aprobadas en los estados como Arizona, Utah y Alabama, las que criminalizan a las personas sin documentos oficiales, han augurado una buena parte de lo que ahora se está desarrollando a escala nacional. La revista Mother Jones informó el año pasado que en 2010 y 2011 los legisladores de los estados aprobaron 164 leyes anti-inmigrantes. El "English Only" [Solamente Inglés] es una ley en más de 30 estados y todos de esos estados menos uno la adoptaron durante los últimos 20 años.

La repentina urgencia de la clase dominante para reformar estas leyes a casi tres décadas de aprobadas no se debe a que los republicanos perdieron las últimas elecciones y a que éstos creen que muy pocos latinos fuera de las comunidades de los cubanos de derecha de Miami siempre votaran por los republicanos. Esto tampoco se debe a que las poderosas fuerzas de la clase dominante que apoyan las crueles medidas anti-inmigrantes en Arizona, Alabama y otros estados de repente están de acuerdo con las ideas de Obama. Esto se debe a que el sistema capitalista imperialista de Estados Unidos se está enfrentando a grandes turbulencias, desafíos y profundos conflictos dentro de Estados Unidos y a nivel internacional.

Dentro de Estados Unidos, la marcha de los acontecimientos económicos y sociales de las últimas décadas ha venido socavando la cohesión social de los Estados Unidos alrededor de los pilares de vieja data de la supremacía blanca, la supremacía masculina y el "English Only". La existencia de 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos cuyo idioma primario no es el inglés, que es un componente de potencial rebeldía y desestabilización de la sociedad que está fuera del marco de control del gobierno, es inaceptable para aquellos que gobiernan este país. Particularmente en un momento de gran potencial para una desestabilización global y regional del sistema capitalista imperialista, el establecimiento de "la seguridad" interna sobre la base de una gran represión es algo sobre lo que todos los sectores de la clase dominante están de acuerdo.

Las contradicciones que los están impulsando a ambos partidos políticos de la clase dominante de Estados Unidos para hacer ciertos cambios en el estatus legal de los inmigrantes no se van a disminuir o resolver por medio de alguna ley. Esas contradicciones están profundamente incrustadas en el sistema capitalista imperialista. Los gobernantes de Estados Unidos requieren de un inmenso caudal de inmigrantes sobreexplotados para mantener el funcionamiento y rentabilidad de su sistema en general. Pero temen la disolución de una cohesión social basada en la supremacía blanca, la supremacía masculina y el "English Only" y la ley en ciernes que están moldeando tiene por objeto para lidiar con estas dos tensiones.

Lo que los inmigrantes requieren no es de un camino para una represión y control mayor disfrazado como "un camino a la ciudadanía" sino un férreo desafío y resistencia, de parte de todos los sectores del pueblo que se oponen a la injusticia y la opresión, a los renovados ataques sobre los inmigrantes. Lo que requiere de los comunistas es que desarrollen una resistencia a estos ataques como parte del movimiento general para la revolución, con la orientación de "Luchar contra el poder, transformar al pueblo, para la revolución".


 

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