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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

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Las tres grandes preguntas sobre el nuevo mandato de Obama

13 de noviembre de 2012
Periódico Revolución
revcom.us

El segundo mandato de Barack Obama plantea muchas preguntas.

Introducción

¿Parará los bombardeos de aviones sin tripulación estadounidenses los que, a sus órdenes, llueven sobre Pakistán, Afganistán, Yemen, Somalia y quién sabe dónde? ¿O continuará esta práctica y otras parecidas, y para colmo, cumplirá sus amenazas de guerra contra Irán porque ese país ha sido un obstáculo para los objetivos imperialistas de Estados Unidos en esa región?

¿Revocará el poder ejecutivo que se ha atribuido, el que lo permite ordenar el asesinato de cualquiera que él decida que es un partidario del terrorismo, sin que esa persona tenga ninguna oportunidad de defenderse en los tribunales aunque sea una ciudadano estadounidense? ¿O hará lo que ha hecho en su primer mandato: sumando más personas a su "lista de personas para matar" (efectivamente así le llaman) y quizá hasta invocar más poderes extrajudiciales sin precedente?

¿Detendrá la persecución de personas como Bradley Manning, al que han acusado de sacar a la luz los crímenes de guerra estadounidenses y quien como resultado fue internado bajo condiciones de tortura con la posibilidad de una cadena perpetua en la cárcel? ¿Detendrá la persecución de Julian Assange de WikiLeaks y los procesos contra una cantidad sin precedentes de personas que han revelado los secretos de su administración? ¿O continuará tomando medidas más severas para hacer cumplir los encubrimientos estrictos e ilegales?

¿Hará siquiera algo acerca del sistema horroroso de encarcelación en masa de los jóvenes negros y latinos, de considerarlos como "sospechosos" donde quiera vayan, de la mano con el hostigamiento, brutalidad y con demasiada frecuencia el descarado asesinato por parte de la policía o los vigilantes? ¿Siquiera lo señalará como un problema sistémico? ¿O hará lo que hizo en su primer mandato, echarles la culpa a las víctimas mientras intensificaba "la guerra contra la droga" (la que ha servido de pretexto y mecanismo desencadenante de esta política genocida)?

¿Detendrá las deportaciones de los inmigrantes obligados a venir a Estados Unidos en busca desesperada de trabajo debido al saqueo de la economía de sus países por parte de Estados Unidos y otros países imperialistas? ¿O hará lo que hizo en su primer mandato, en el que batió el "récord" con la deportación de más de un millón de inmigrantes (y luego, con hipocresía, otorgó de último momento una amnistía temporal a una pequeña minoría de aquellos que están en Estados unidos "ilegalmente")?

¿Hará algo para terminar la destrucción del medio ambiente? ¿O hará lo que ya ha hecho, promover y extender la producción de petróleo y otras formas de energía contaminante y hasta jactarse de los nuevos oleoductos y perforación en busca de petróleo y gas natural que él ha aprobado, incluyendo algunos de éstos en terrenos ecológicamente sensibles y anteriormente prístinos?

¿DEFENDERÁ, en verdad, los derechos de aborto y el control de la natalidad… el derecho de la mujer de decidir si quiere ser madre y cuándo? ¿O seguirá a medio paso y con engaños en un momento cuando ese derecho está bajo ataque como nunca antes en los estados, haciendo solo lo suficiente para apaciguar a las personas y mantenerlas a la espera a la vez que hace concesión tras concesión a favor de los trogloditas anti-abortos… por ejemplo, cuando a sus órdenes su plan de servicios médicos NO tiene disposiciones para cubrir los abortos; o cuando mandó que su Secretario de Salud, Educación y Asistencia Social invalidara la decisión de la Administración de Drogas y Alimentos acerca de la venta de la píldora de control de la natalidad que se llama "la píldora del día después" a las muchachas menores de 17 años de edad (e invalidara la decisión de diseminarla más ampliamente a todas las mujeres), y Obama dijo que lo hizo "como el padre de dos hijas", lo que sí reforzó la misma lógica patriarcal de los republicanos de que la sexualidad de las jóvenes mujeres tiene que estar bajo el control de los padres?

¿En realidad presentará un proyecto de ley para legalizar el matrimonio gay o siquiera avalar los referendos convocados para asegurar esos derechos? ¿O seguirá hablando de labios para afuera acerca de esos derechos, incluso diciendo que "los estados deberían encargarse de dichas decisiones por sí mismos", una posición inquietantemente evocadora de la de los republicanos y de los demócratas segregacionistas que se opusieron a los proyectos de ley federales para garantizar los derechos civiles de los afroamericanos durante el siglo 20?

¿Revocará Obama el constante y a menudo violenta asfixia del disentimiento y protesta? ¿O continuará lo que hizo en su primer mandato, cuando firmó la Ley de Autorización de Defensa Nacional la que faculta al presidente para detener a las personas sin juicio ni otro debido proceso legal; y cuando los alcaldes, principalmente demócratas, de las ciudades grandes lanzaron repetidos ataques violentos coordinados de la policía contra el movimiento Ocupar?

¿Revocará las políticas de finanzas y de vivienda que han apuntalado a los bancos y las empresas hipotecarias a muchas empresas, pero que han dado muy poco alivio para las muchas personas que enfrentan ejecuciones hipotecarias y el desalojo? ¿O usará las elecciones como un mandato para buscar "puntos en común" y trabajar con los republicanos para aplicar fuertes recortes al Seguro Social, el Medicaid, el Medicare y otros elementos cruciales de los que dependen las masas populares para sobrevivir?

Pero usted ya conoce las respuestas. No. Las tres grandes preguntas que planteamos son las siguientes:

1) ¿Qué aceptará usted?

Durante el primer mandato de Obama, muy pocas personas denunciaron cualquiera de los citados crímenes. Si fuera Bush que hubiera hecho esas cosas muy feas, eso habría provocado gritos de indignación, pero siendo Obama que las hizo, pues pasaron sin comentario o, como mucho, un chasqueo de la lengua. Pero la indignación más bien debió haber sido aún mayor con Obama. Los que votaron por él con la esperanza de que revocara los crímenes más viles del pasado, sólo para ver que él les pusiera un nuevo rostro, deberían estar entre los primeros en denunciar esas porquerías. Pero eso se dio muy que muy raramente. De hecho, a menudo los que habían denunciado a Bush terminaron por hacer apologías y ofrecer excusas por Obama cuando él hiciera lo mismo, o cosas aún peores. ¡Algunas personas hasta elogiaron esos crímenes! Bob Avakian ha señalado, "Si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina por convertirse en lo que los demócratas en realidad son" (Lo BAsico 3:12).

Así que la re-elección de Obama plantea de nuevo la pregunta: ¿Qué aceptará usted? ¿Y en qué se convertirá usted?

2) ¿A qué opondrá resistencia?

Algunas personas y fuerzas alzan la voz y actúan en contra de todos los citados crímenes, y algunos de éstos corren riesgos y sacrifican mucho. Pero por ahora esta resistencia no es ni lo suficientemente grande ni se hace oír lo suficiente, ni lo suficientemente combativa ni resuelta. Las personas tienen que ponerse de pie y decir NO a estos ultrajes en una escala mucha más masiva. Si no, estos horrores se empeorarán.

Una consecuencia muy negativa de la presidencia de Obama es que lo que bajo Bush se consideraban crímenes, ahora se han convertido en "la nueva normalidad". Por eso los que han empezado a identificarse con el poder dirán que uno es ingenuo. Dirán que si uno dice la verdad con demasiada fuerza o agudeza, eso empeorará la situación. Aquellos que han llegado a acostumbrarse a esos crímenes y ya no quieren recordarlos, o para colmo, que han llegado a favorecerlos, le pedirán a uno que se calle. Los comentaristas irónicos y engreídos le cuestionarán los motivos de uno mientras le quitan importancia a los argumentos de uno. De ahí, si uno obedece a su conciencia y actúa, se enfrentará al garrote, el arresto, la vigilancia y cosas peores de parte de los que mandan. En ese momento, uno tiene que acordarse que la alternativa a la resistencia no es solamente la aquiescencia sino la complicidad.

Al enfrentar la criminalidad tan generalizada y a la vez tan normalizada, la resistencia es un imperativo moral. Pero es más que eso.

La resistencia, "luchar contra el poder", es esencial para que las personas alcen la frente. Como ha dicho BA, cuando las personas se pongan en pie en resistencia, "se les vuelven mucho más favorables las condiciones para empezar a ver el mundo de una manera distinta —a transformarse a sí mismas en lo que entienden, así como lo que sienten— en su orientación hacia la sociedad, hacia el mundo, hacia otras personas y sobre qué relaciones debe haber entre las personas" (Lo que la humanidad necesita: Revolución, y la nueva síntesis del comunismo). En esa dimensión, oponer una resistencia no sólo implica rechazar lo malo y reclamar la justicia, por esenciales y valiosos que sea hacer eso, sino que puede representar un paso hacia un mundo totalmente nuevo.

3) ¿Le entrarás a esto?

He aquí la pura verdad: las cosas NO tienen que ser así. Existe un análisis radicalmente diferente que pone al descubierto el verdadero problema que enfrentamos y la verdadera solución. Existe una Constitución que concreta la visión de una sociedad verdaderamente emancipadora y cómo podría funcionar (Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte [Proyecto de texto], RCP Publications 2010)… una declaración sobre la estrategia que sirve de guía de la manera en que se podría construir tal movimiento, ahora mismo ("Sobre la estrategia para la revolución", Revolución #226, 6 de marzo de 2011)… y una estrategia para ganar cuando surjan las condiciones para la lucha total por el poder ("Sobre la posibilidad de la revolución", Revolución #102, 23 de septiembre de 2007). Es preciso estudiar seriamente toda esta obra.

De hecho, NO tenemos que vivir en una sociedad gobernada por una clase que se atribuye el derecho de explotar al mundo entero y de usar la fuerza militar más destructiva y asesina en la historia para reforzar esa explotación. NO tenemos que vivir en una sociedad que constantemente le da nuevas formas a su núcleo supremacista blanco a fin de encontrar maneras nuevas y aún más insidiosas y despiadadas para oprimir a aquellos cuyos ancestros llegaron aquí encadenados, a aquellos cuyas tierras fueron robadas y a aquellos de las naciones oprimidas obligados a venir a Estados Unidos en una búsqueda desesperada de sobrevivir. NO tenemos que vivir en una sociedad que no solamente se paraliza ante el cambio climático global aún más desastroso e incluso la posible destrucción de ecosistemas que hacen viable la vida humana, sino que en realidad empeora las cosas debido a las exigencias destructivas del capital. NO tenemos que vivir en una sociedad que encuentra nuevas y más horribles formas de degradar, subyugar y reprimir a las mujeres. NO tenemos que vivir en una sociedad donde los gay aún no tienen derechos fundamentales y donde los jóvenes gay en particular se encuentran rechazados, satanizados e intimidados a cada paso. NO tenemos que vivir en una sociedad que entrena a las personas a ver todas las cosas, incluso a sí mismas y sus sentimientos más íntimos, como mercancías. Ningún dios ha mandado que estas prácticas e instituciones sean eternas, ni tampoco están "en nuestro ADN"; se desarrollaron (o les dieron otro propósito) al lado de un conjunto específico de relaciones económicas (el capitalismo) y le sirven. Una clase específica las mantienen funcionando: un grupito de capitalistas imperialistas sentado en la cima del mundo que usa su poder estatal y su masivo poderío militar para someter a la humanidad.

Las mismas elecciones las cuales se dice que dan expresión a "nuestros derechos" en realidad sirven para perpetuar esas relaciones de poder. El marco general de las elecciones —las maneras en que determinan cuáles cosas son importantes o, si no, en que las declaran fuera de lugar y los términos en que las presentan si es que entren al debate… la manera en que atraen a las personas y las movilizan en apoyo a este o aquel candidato, pero que ahí canalizan con mayor ritmo sus más altas aspiraciones y iniciativa hacia algo mucho más mezquino y al final las convierten en lo opuesto… la manera en que restringen, asfixian y por fin tergiversan la capacidad de las personas de oponer resistencia, de pensar críticamente y hasta de imaginar algo mejor y la convierten en un cinismo cómplice o un entusiasmo huero por el mero acto de participar… y la manera en que, de ahí, los peores crímenes del estado obtienen un sello de validez y legitimidad por el simple hecho de la participación de las personas en el mismo— sirve para mantener este sistema en marcha. Si bien Obama y Bush son responsables por lo que han hecho, los crímenes esbozados en la primera parte de este artículo muy fundamentalmente son los crímenes de este sistema.

Sí, un mundo diferente EFECTIVAMENTE es posible. Eso no es solo retórica. Pero ese nuevo mundo no se creará por sí solo. No aparecerá de alguna forma fuera de la vista de los gobernantes de este sistema mediante la creación de instituciones alternativas o por medio de "cambiarnos a nosotros mismos". Todo eso puede contribuir en parte, en un contexto determinado. He aquí ese contexto: el cambio que realmente se necesita requiere de una revolución. Una revolución significa algo muy específico: el desmantelamiento de las instituciones opresivas que mantiene este sistema en marcha. Si bien esa revolución enfrenta grandes obstáculos, EFECTIVAMENTE existe un camino que se puede tomar, una estrategia que se puede aplicar, una meta que se puede alcanzar.

Por Bob Avakian y el trabajo que ha hecho durante varias décadas, de sintetizar las experiencias positivas y negativas de la revolución comunista hasta hoy y de aprender de una amplia gama de experiencias de la humanidad, se ha desarrollado una nueva síntesis del comunismo — existen en realidad una visión y estrategia viables para una sociedad y mundo radicalmente nuevos y mucho mejores, y existe la dirección crucial que se necesita para hacer avanzar la lucha hacia ese objetivo.

Cerraremos este artículo con un reto y una invitación.

Nuestro reto: ¿usted le entrará en serio a esto?

Nuestra invitación es del mismo BA:

"Juntos, tomemos un viaje crucial — lleno de unidad y de animada lucha acerca de la fuente del problema y acerca de la solución. Siga sus propias convicciones —de que son intolerables los ultrajes que le conmueven— a su conclusión lógica y esté resuelto a no cejar hasta que sean eliminados dichos ultrajes. Además, si al hacer eso así como al conocer otros ultrajes, y las ideas acerca de la manera en que todo eso se articula y surge de una fuente común —y la manera en que se podría poner fin a todo eso y crear algo mucho mejor— si todo eso lleva en la dirección de ver no sólo la necesidad de una resistencia resuelta y osada sino también la necesidad de la revolución y en lo fundamental el comunismo, pues no le dé la espalda a todo eso debido a que eso le hace salir de su zona de confort, a que eso desafía lo que han sido sus sentidas creencias o debido a prejuicios y calumnias. Al contrario, busque activamente conocer más acerca de esta posible solución. De ahí, actúe en consecuencia" ("Una invitación", Revolución #265, 8 de abril de 2012).


 

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