Tres cosas que hay que conocer acerca de los
antecedentes de los sucesos en el Medio Oriente y el norte de África
18 de septiembre de 2012 Del sitio de web Revolución
La semana pasada tuvieron lugar protestas de masas y ataques contra las
embajadas estadounidenses en más de 20 países a través del Medio Oriente y el
norte de África, entre ellos Egipto, Libia, Somalia, Pakistán y Palestina. En
Libia, resultaron muertos el embajador de EE.UU. y otros tres funcionarios del
Departamento de Estado. Esos estallidos coincidieron con la distribución de un
corte de una película que, según los informes de los medios, parecía tener el
objetivo de ofender de manera grotesca y gratuita a los musulmanes.
Hasta ahora no queda clara la relación verdadera entre la distribución de
este video y las varias protestas y otros incidentes, y son confusas las
circunstancias acerca de quiénes o qué están detrás de este video y cuáles son
sus motivos. Pero para analizar y entender estos sucesos que se despliegan
rápidamente, es crucial partir no de algún incidente específico que sirvió de
chispa, sino del comienzo del asunto, de unos hechos básicos y la
historia.
- “La esencia de lo que existe en Estados Unidos no
es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas
que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia,
sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen”.
— Lo BAsico 1:3 de Bob Avakian
Esto es tan cierto en el Medio Oriente que en cualquier parte del mundo.
Durante treinta años, el régimen de Hosni Mubarak avalado por EE.UU.
defendió los intereses del imperialismo estadounidense en Egipto con la tortura
y “las desapariciones” utilizadas contra toda forma de protesta. La monarquía
religiosa fundamentalista absolutista de Arabia Saudita, un modelo de la
pregonada “libertad y democracia” que EE.UU. lleva al mundo, les prohíbe a las
mujeres las actividades públicas, incluso conducir un carro, y hace poco mandó
tropas al vecino país de Bahrein para apuntalar a otro régimen opresivo
pro-EE.UU. que se basa en la tortura. EE.UU. respalda a Israel, el que ocupa las
tierras del pueblo palestino desterrado, como su “sicario” regional (y
global).
Todo esto apenas araña la superficie. Se puede llenar periódicos y libros con
denuncias de los crímenes de Estados Unidos así como de las otras potencias
imperialistas como Inglaterra, Alemania, Francia, Rusia, etc. Haga unas
investigaciones en línea y rete a los amigos, compañeros de escuela y colegas a
que hagan lo mismo: Escoja cualquier país de la región e investigue su historia.
Encontrará las huellas ensangrentadas del “imperialismo y las estructuras
políticas que lo imponen” en todas las historias y la vida actual de miles de
millones de personas en el Medio Oriente, el norte de África y el sur de Asia.
(Vea unas lecturas recomendadas al final de este artículo.)
2. El choque entre dos fuerzas
reaccionarias
El pueblo del Medio Oriente, el norte de África y el sur de Asia tiene una
larga y valiente historia de oponerse resistencia al imperialismo. Pero los
reveses graves que han sufrido las auténticas fuerzas revolucionarias durante
las últimas décadas, en especial la derrota del socialismo en China en 1976 y el
golpe de estado allí que instauró de nuevo el capitalismo, han impactado de modo
terrible al terreno político global. Esto sigue siendo cierto al mismo tiempo
que una nueva etapa de la revolución comunista está luchando por surgir en el
mundo.
En el Medio Oriente y el norte de África, la aceleración de la globalización
capitalista ha desplazado a millones de campesinos y erosionado las estructuras
y relaciones sociales tradicionales. Esas “estructuras tradicionales” estaban
arraigadas en el campo y en un modo de vida donde los campesinos estaban
sometidos a la explotación por los terratenientes, la ignorancia estaba
omnipresente y reforzada y las mujeres eran las más oprimidas de todos, incluso
por los hombres de entre los oprimidos. En esas condiciones, las fuerzas
reaccionarias fundamentalistas islámicas han logrado tener una importante
influencia entre estas naciones oprimidas, lo que fue un suceso un tanto
“espontáneo”, y en muchos casos junto con el patrocinio directo de EE.UU.
Estas fuerzas atraen a los desarraigados y desplazados por el imperialismo y
a aquellos que se sienten agudamente la opresión de las naciones del Medio
Oriente, el sur de Asia y otras partes, con un programa de regresar a una
versión idealizada del pasado en la forma del gobierno islámico. Adoptan una
pose de oponerse al imperialismo, pero solamente para establecer un lugar para
sí en el orden imperial; no tienen ni el programa ni el deseo de romper con todo
el orden injusto y destructivo que las grandes potencias imponen.
Estas fuerzas fundamentalistas islámicas no representan los
intereses de las masas; esos intereses estriban en la emancipación de toda la
humanidad y sólo se pueden alcanzar por medio de la revolución contra
el imperialismo. Al contrario, representan los intereses de aquellas clases que
aspiran al poder dentro de las relaciones del imperialismo y que usan a
las masas como un ariete para alcanzar ese objetivo. Eso es lo que queremos
decir cuando decimos que representan a “sectores anticuados”: representan a las
clases y los grupos cuyo tiempo ya ha pasado fundamentalmente a la historia y
que solamente pueden mirar hacia el pasado. Representan a los estratos
anticuados en esos países y su programa se centra en la imposición del dominio y
estructuras religiosos, dentro del marco formado y dominado por el imperialismo.
Dondequiera que esas fuerzas lleguen al poder, como en el Irán de hoy, imponen
su propia forma del infierno sobre la tierra, incluyendo la opresión brutal de
la mujer, la fuerte represión del pensamiento y la expresión crítica y la
represión del pueblo en general. Sus tácticas, al igual que aquellas de los
imperialistas estadounidenses, reflejan su desdén fundamental para con las masas
populares.
Pese a toda su retórica anti-Estados Unidos, en un principio las fuerzas
fundamentalistas islámicas que gobiernan en Irán contaron con el aval de EE.UU.
como el mal menor (desde su perspectiva) versus las fuerzas más radicales y
revolucionarias (y en comparación con las fuerzas que representaban a otras
potencias imperialistas de ese tiempo) que participaron en derribar al asesino
cha de Irán a quien EE.UU. respaldaba. La República Islámica de Irán se
consolidó en parte por medio del asesinato de miles de revolucionarios y la
imposición de restricciones duras y despiadadas sobre las mujeres. El Talibán en
Afganistán y otras fuerzas similares se originaron con fondos de EE.UU. cuando
luchaban contra la entonces Unión Soviética. Solamente cuando se dieron unos
cambios en el orden imperialista mundial y en la forma en que los imperialistas
veían sus intereses, los fundamentalistas islámicos llegaron a oponerse al
Estados Unidos.
Ahora estamos en una dinámica en que toda invasión estadounidense, todo
asesinato por avión sin tripulación de EE.UU. que elimine a una familia, todo
incidente de violencia degradante orillan a más personas al redil de los
fundamentalistas islámicos. Todo ataque fundamentalista reaccionario,
proclamación oscurantista o acto opresivo refuerza el apoyo para el imperialismo
y su control sobre el planeta.
En Lo BAsico 1:28, Bob Avakian lo analiza así:
Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y
McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la
humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente
anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen,
pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos
polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos.
Esta es una formulación muy importante y crucial para entender muchas
dinámicas que impulsan el mundo en este período, pero tenemos que tener en claro
cuál de “los dos sectores históricamente anticuados” ha causado más daño y
representa la mayor amenaza a la humanidad: los sectores dominantes
históricamente anticuados del sistema imperialista, y en particular los
imperialistas estadounidenses.
3. La urgencia de forjar otro camino
Los heroicos levantamientos contra los regímenes avalados por Estados Unidos
el año pasado en Túnez, Egipto y otros países pusieron al descubierto que el
actual orden mundial opresivo no está grabado en piedra. Dieron inspiración a
los pueblos amantes de la libertad por todo el mundo. Pero no han conducido a
revoluciones profundas y completas que arrancaran de raíz esta estructura
general dominada por el imperialismo. Para eso se necesita de dirección
revolucionaria, una dirección comunista. A raíz de dichos levantamientos, el
imperialismo estadounidense y otras potencias imperialistas están maniobrando
febrilmente para mantener y expandir sus intereses, tal como en el caso de los
bombardeos y el cambio de régimen forzado en Libia.
Se están viniendo a pedazos un estatus quo insostenible e injusto. Pero lo
que está en el aire es si de esta situación llegara a ser posible arrancar algo
positivo para el pueblo. La única manera en que se podría lograr eso es
zafándose de las opciones horrorosas de la actual situación y forjando otro
camino liberador para derrocar y transformar las causes fundamentales de los
horrores que viven las personas: la dominación imperialista y las relaciones
feudales y patriarcales y otras relaciones opresivas, y las estructuras
políticas que refuerzan todo eso.
En ese contexto, he aquí dos puntos finales: primero, cuanto más surja una
fuerza visible en Estados Unidos en rechazo a los crímenes y “justificaciones”
de “nuestros propios” gobernantes, mejor las condiciones serán para el
surgimiento de una auténtica fuerza liberadora en el mundo. Segundo, es crucial
correr la voz por el mundo acerca del comunismo auténticamente emancipador, tal
como está concentrado en El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, Un
manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos.
Lecturas recomendadas
Forjar otro
camino, Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario,
Estados Unidos, 2006
El comunismo: El
comienzo de una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario,
Estados Unidos, RCP Publications, 2008. (Se puede descargar en
revcom.us en alemán, español, inglés, persa y turco, además de un borrador en
árabe).
Oil, Power, and Empire: Iraq and the U.S. Global Agenda, Larry
Everest, Common Courage Press, 2003.
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