Huelga de hambre en la Prisión Pelican Bay:
La humanidad y el valor de los presos... y la
responsabilidad moral de apoyar sus demandas
Li Onesto Revolución,
edición 24 de julio de 2011
Los presos de la Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU) de la Prisión Estatal
Pelican Bay (PBSP) han estado en una huelga de hambre desde el 1º de julio,
exigiendo un fin a lo que constituye la tortura y condiciones brutalmente
infrahumanas. El primer fin de semana (2 a 3 de julio), el Departamento de
Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR) informó que 6.600 presos,
de 13 prisiones diferentes, rechazaron tomar alimento en solidaridad con la
huelga. Afuera, ha estado creciendo el apoyo de personas que están exigiendo que
el CDCR responda a las demandas de los presos.
El decimotercero día de la huelga, empezaron a salir alarmantes y urgentes
reportes de que la situación médica de los presos estaba en una grave crisis.
Según los mediadores que están en comunicación con los presos, algunos
huelguistas ha bajado de 11.4 a 15.9 kilos de peso. Según un comunicado de
prensa del 13 de julio de Solidaridad con la Huelga de Hambre de los Presos, una
fuente con acceso a la situación médica de los presos, que pidió hablar
anónimamente, se estaba deteriorando rápidamente y severamente la salud de los
huelguistas de hambre, de que algunos ya estaban padeciendo insuficiencia renal
crónica y que no han podido orinar durante tres días, y en el caso de algunos,
los análisis han dado resultados en el rango de 30 de la glucosa, lo que, sin
tratamiento, podría provocar la muerte. Según los representantes legales que
vieron a los presos en la SHU de Pelican Bay el martes 12 de julio, muchos
presos están experimentando latidos y palpitaciones irregulares del corazón y
mareos, falta de aliento y otras dificultades respiratorias; a algunos les
habían diagnosticado arritmia cardiaca. Se informa que los presos de las
prisiones estatales Calipatria y Corcoran, en una huelga de hambre solidaria con
los presos de Pelican Bay, también padecían una situación médica peligrosa.
Ahora, consideren lo siguiente: en el momento en que usted esté
leyendo esto, habrá pasado cuando menos una semana desde que empezaron
a salir estos informes. Y el CDCR sigue negándose siquiera tomar en cuenta las
demandas de los presos.
¿Cuáles son estas demandas? De ser tratado como ser humano. Los
presos quieren un fin al aislamiento de largo plazo en que los mantienen en
celdas sin ventanas sin contacto con otro ser humano las 23 horas al día.
Quieren un fin al castigo colectivo y la práctica de “rendir información”, que
representa interrogatorios forzosos sobre afiliaciones con las pandillas. Piden
comida digna, rehabilitación y programas educativos, una llamada telefónica a la
semana, una foto al año, dos paquetes al año, más tiempo de visitas, permiso de
tener calendarios en la pared y ropa abrigadora. (Ver las demandas de los presos
en “Los
presos en la SHU-Pelican Bay anuncian una huelga de hambre”, Revolución
#237, 26 de junio de 2011.)
Ahora, piensen en lo siguiente: cientos de presos, ahora mismo,
están dispuestos a morir por estas demandas justas y básicas. Están
haciendo todo a su alcance, en la situación más infrahumana y aislada, de
negarse a ser tratados como animales. Por eso, se está arrojando una luz sobre
la tortura y la inhumanidad que están en marcha detrás de estos muros de la
prisión. No podemos decir: “No sabíamos”.
Por lo tanto, se plantea la pregunta: ¿Qué van a hacer las personas de
afuera? Las personas tienen la responsabilidad moral de actuar
de una manera que esté a la altura de la justeza de las demandas de los presos y
de la urgencia de la situación.
El CDCR no trata a estos presos como seres humanos. Sostiene que
estos presos son “lo peor de lo peor” y se merecen lo que estén recibiendo.
Pero, como seres humanos, tenemos que tener claridad: NADIE, sin
importar lo que haya hecho, merece que lo torturen. NADIE merece que lo metan en
condiciones tan extremas de aislamiento donde los carceleros ven que se extinga
todo lo que le hace a uno un humano, que lo mantiene con vida física e
intelectual, que lo conecta al mundo y a otras personas y que le da motivos de
vivir, amar, aprender y pensar. Y la SHU de Pelican Bay no es el único lugar
donde están haciendo esto. A través de Estados Unidos decenas de miles de presos
están enjaulados en unidades de máxima seguridad, sometidos a esta clase de
tortura.
Muchos presos han dejado en claro que están dispuestos a morir en caso de que
no haya respuesta a sus demandas. Lo que las personas de afuera haga
representará un importante factor en lo que pasa ahora, en el sentido positivo…
o en el sentido negativo. En esta clase de urgente situación de vida o muerte,
no puede haber excusa alguna de quedarse de brazos cruzados. No existe
ninguna justificación por no unirse a la lucha por estas demandas, por
no tomar partido aquí en apoyo a los intereses de la humanidad.
Y pregúntese lo siguiente: ¿Qué implicaría si las personas de
afuera no se pusieran en pie y no hicieran todo a su alcance para
cerciorarse de que estos presos no mueran, que no lucharan en serio para que
estos presos sea tratados como seres humanos? ¿Qué revelaría eso acerca de
nuestra humanidad? Pero, además, ¿qué representará sin que cientos y
miles de personas se reúnan, libren una resuelta lucha por las justas demandas
de estos presos y, así, manifiesten nuestra propia humanidad?
Una declaración de los presos de la prisión Corcoran dice: “Es importante que
todos sepan que Pelican Bay no está solo en esta lucha y cuanto más amplia sea
la participación y apoyo a esta huelga de hambre y otros esfuerzos semejantes,
mayor será el potencial de que nuestro sacrificio de hoy conduzca a un mundo más
humano para nosotros en el futuro”.
NADIE merece ser tratado así
Cierre sus ojos e imagine que está en una celda de 2.4 x 3.0 metros, sin
ventanas, sin aire, solo muros de hormigón a su alrededor. Esta tumba incluye
una losa de cemento sobre la que dormir, un inodoro y lavamanos. Eso es todo.
Está privado de contacto humano. Meten la comida por una ranura en la puerta. No
puede tomarse una foto para enviarla a la familia. Tal vez una vez al día, pero
tal vez no, lo dejan salir por una hora de esta celda, a un espacio un poco más
amplio, con un poquito más de aire. Se le niega el cuidado médico. Y si los
guardias deciden que no está cooperando, por algo tan insignificante como no
devolver la bandeja o golpear la puerta, un equipo de ellos, una brigada
antidisturbios con porras, esposas, lo “extraerán” de la celda, lo atarán de
pies y manos y lo patearán sin piedad. Ha estado en esta celda, sometido a esta
tortura, por cinco años, o diez años, tal vez 30 años, privado de contacto
humano, sin sentir nunca el sol en la piel, sin ver el cielo o ni una brizna de
hierba, sin escuchar nunca una nota de música.
Esta es la vida, o más correctamente una muerte lenta, para 70.000 hombres y
mujeres que han estado metidos en las unidades de máxima seguridad en las
prisiones por todo Estados Unidos. Esta clase de aislamiento viola las normas
del derecho humanitario internacional, que incluyen la Convención de la ONU
contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Se
sabe que esta clase de privación sensorial y carencia de contacto humano crea
severos desórdenes sicológicos, literalmente vuelven loca a la persona. Para
poner FIN a todo esto, los huelguistas en la prisión Pelican Bay están
dispuestos a morir.
Piense sobre que los presos en estas condiciones están haciendo una
huelga de hambre. Muchos no tienen forma incluso de saber lo que está pasando
afuera de su celda. No tienen ninguna forma de comunicarse entre sí y ninguna
forma, o formas muy limitadas, de hablar con sus amigos, la familia y las
personas que los apoyan de afuera. Mientras tanto los funcionarios de la prisión
han hecho uso de toda clase de mecanismos para sabotear la huelga, incluso
mentirles a los presos, diciéndoles que la huelga se acabó; y tratan de crear
divisiones entre los presos. Y no obstante, un núcleo firme de presos en huelga
de hambre ha permanecido fuerte y aún más resuelto.
El viernes 14 de julio, Solidaridad con la Huelga de Hambre de los Presos
(PHSS) emitió un comunicado de prensa que informa que los huelguistas de Pelican
Bay rechazaron unánimemente la propuesta del CDCR de terminar la huelga. De
acuerdo a la PHSS, el CDCR respondió a las cinco demandas de los presos
distribuyendo un documento escrito de manera imprecisa y ligera que plantea que
“hará una revisión comprensiva de sus políticas y procedimientos existentes”
acerca de las unidades de vivienda de seguridad (las SHU), y que este documento
no indicó si se harán cambios. Después de que este documento de resolución fue
distribuido a todos los huelguistas en Pelican Bay, algunos presos que se habían
dejado la huelga volvieron a rechazar los alimentos.
Este sistema es “lo peor de lo
peor”
Este sistema quiere que la gente crea que estos presos merecen lo que reciben
y que por eso los demás están más seguros. Los funcionarios de la prisión dicen
que la huelga de hambre sólo demuestra que esos presos deberían estar
en la SHU. Terry Thornton, vocero del CDCR, dijo: “El hecho de que estén
involucrados tantos internos en otras prisiones por todo el estado demuestra en
realidad cómo estas pandillas pueden influenciar a los otros internos, lo que
constituye una de las razones de por qué tenemos las Unidades de Vivienda de
Seguridad en primer lugar” (New York Times, 7 de julio de 2011).
Pero incluso la prensa establecida ha informado que la huelga de hambre ha
unificado a los presos entre distintas nacionalidades y otras divisiones que los
funcionarios de la prisión siempre aprovechaban para hacer que los presos se
pelearan entre sí. El New York Times informó: “La huelga de hambre ha
trascendido las afiliaciones geográficas y de pandillas que tradicionalmente
dividen a los presos, con la participación de presos de muchos diferentes
orígenes”.
La SHU de Pelican Bay es una prisión dentro de una prisión. Construyeron
estas prisiones supermax, según los funcionarios de las prisiones, para “lo peor
de lo peor”. En los hechos, un enorme porcentaje de los presos se encuentran en
la SHU de Pelican Bay simplemente porque los funcionarios de la prisión han
decidido “validarlos” como afiliados de una pandilla. Un preso puede ir a dar a
la SHU porque tiene cierto tatuaje o pasa el tiempo con alguien que los guardias
dicen es pandillero. Un preso en la SHU puede señalar a otro preso como
pandillero, sea cierto o no, a fin de salir de la SHU. Un preso puede acabar en
la SHU porque es rebelde, porque se atreve a pensar. Una carta de un huelguista
de hambre de Pelican Bay al Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas y
Presos (Fondo) dice:
“Simplemente por ser rebelde o progresista singularizan a uno y lo tachan de
‘pandillero’ y lo envían a la Shu. Presenta la Shu como un palo grande para
intimidar a la población de la prisión para que sea pasiva (piense en las
amenazas de deportación a los inmigrantes o en el látigo para el esclavo). No
quiere decir que lo vayan a usar, pero la idea de su existencia basta para
controlar a una gran parte de la población de la prisión, y por ende se vuelve
una herramienta para el control social y no para la rehabilitación.... Se trata
de condiciones en que censuran hasta la lectura de material como la filosofía o
la historia. La Shu de Pelican Bay tiene el propósito de controlar, punto. En
cierto momento, censuraron y prohibieron incluso el periódico
Revolución en esta prisión. Tome un minuto para reflexionar sobre vivir
en un barrio con cierto código postal o en un edificio de apartamentos donde los
funcionarios municipales le notifican a usted que prohíben el periódico
Revolución en su barrio. ¿Cómo se sentiría acerca de esos funcionarios?
¿Cómo se sentiría acerca del sistema que defiende las acciones de esos
funcionarios?”
En muchos sentidos, esta huelga de hambre objetivamente está desenmascarando
la ilegitimidad general de este sistema y la hipocresía de Estados
Unidos, lo cual recorre el mundo haciéndose pasar por “el líder del mundo libre”
y defensor de la democracia y los derechos humanos.
Tome un momento y mire el contexto más amplio de los valientes presos y su
huelga de hambre y las condiciones por las que están protestando:
Cómo el sistema usa el asesinato y brutalidad policial, la represión extrema,
sus leyes, cortes y prisiones para mantener las relaciones económicas y sociales
opresivas en la sociedad, para mantener el control sobre un sector de la
población que teme que se rebele en contra de su opresión.
Este es un sistema que le teme al potencial de millones de personas
para los que no tiene ningún futuro.
Esto ha estado motivando la llamada “guerra contra la droga”, que
durante varias décadas ha criminalizado a generaciones de jóvenes y generado el
encarcelamiento en masa, y una población de presos en Estados Unidos de más de
2,3 millones, en su mayoría hombres negros y latinos.
***
Las demandas de los presos son completamente justas. Y están dando un mensaje
increíblemente poderoso desde el otro lado de los muros de Pelican Bay, junto
con muchos presos en otras prisiones por todo el país. Estos presos están
exigiendo un trato como seres humanos, manifestando su humanidad y desafiando a
todos para que respondan con la suya. Urge que las personas de muchos sectores
de la sociedad alcen la voz con valor y determinación para librar una batalla
resuelta para obligar al CDCR a conceder las justas demandas de los presos.
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