Entrevista de Revolución al periodista investigativo Andy
Worthington
El ultraje de las comisiones militares de Bush y
Obama
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El problema fundamental de las comisiones
militares es que el terrorismo es un delito, pero el gobierno de Bush y ahora el
de Obama estaban tratando de procesar a personas en un entorno militar, por
delitos que estaban tratando de convertir en crímenes de guerra. Y ese es el
error fundamental en todo esto; es la razón por la cual no tiene
sentido.
Revolución 3 de marzo de
2011
De acuerdo a recientes informes noticiosos, el gobierno de Obama está
preparándose para llevar a cabo una nueva serie de juicios por comisión militar
a varios detenidos del campamento de tortura estadounidense de Guantánamo. Estas
comisiones militares, iniciadas bajo George W. Bush, en esencia privan a los
acusados de todo derecho, y son parte de la escalada de medidas represivas
fascistas implementadas a raíz del 11 de septiembre. En 2006, la Suprema Corte
estadounidense las declaró ilegal. Luego, el gobierno de Bush pidió que el
Congreso aprobara una ley que autorizaría una forma modificada de dichas
comisiones, con nuevos “crímenes de guerra” inventados, tal como “el asesinato
por un beligerante no privilegiado”.
Revolución habló acerca de la historia de las comisiones militares y
estos sucesos recientes con Andy Worthington, autor de The Guantánamo Files:
The Stories of the 774 Detainees in America's Illegal Prison [Los archivos
de Guantánamo: Las historias de los 774 detenidos en la cárcel ilegal de Estados
Unidos] (publicado por Pluto Press y distribuido en Estados Unidos por
Macmillan). Su sitio web es http://www.andyworthington.co.uk/
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La entrevista de Revolución
La entrevista de Revolución es una sección especial para que
nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del
arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la
política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no
son responsables de las ideas que aparecen en otras partes de este
periódico.
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REVOLUCIÓN: Antes de discutir los sucesos recientes, ¿puedes
hablar un poco de la historia de las comisiones militares: de qué se tratan,
cómo comenzaron?
ANDY WORTHINGTON: Lo que se trata es una clase específica de
juicio militar que se ha usado a lo largo de la historia estadounidense. Se usó
más recientemente durante la II Guerra Mundial para procesar a ciertos
saboteadores nazis. Cuando el gobierno de Bush investigaba nuevas formas de
lidiar con las personas que había capturado, en los primeros días de la "guerra
contra el terror", descubrió las comisiones militares, específicamente la forma
en que las usaron durante la II Guerra Mundial. Las estableció por medio de una
“orden militar”, que fue aprobada casi sin que nadie la revisara, y el
presidente firmó esa orden el 13 de noviembre de 2001.
La historia al fondo es que las pasaron con toda prisa por unas agencias de
la Casa Blanca, casi sin que nadie viera lo que se estaba pasando. El ex
secretario de Estado Colin Powell dijo más tarde que no supo nada de ella, que
se enteró por televisión. Este fue en esencia el documento que estableció la
noción de “enemigos combatientes” y que decía que solo se puede procesar a
dichos individuos en comisiones militares y que se puede usar evidencia que los
tribunales normales no permiten usar. Creo que era obvio, para la gente que
examinaba el documento cuidadosamente, que se trataba de un intento de hacer
juicios “de montaje” en que se pudieran utilizar evidencias sacadas por tortura
y luego ejecutar a las personas que el gobierno dijera que eran culpables.
Pero luego pasó bastante tiempo antes de que el gobierno lograra montar los
procesos. Incluso antes de comenzar ningún juicio, en 2003 y en 2004, varios
fiscales renunciaron porque se dieron cuenta de que el sistema era chueco.
Durante 2004 y al año siguiente, se formularon cargos contra 10 personas. Se
llevaron a cabo varias audiencias preliminares, pero todas eran desquiciadas.
Básicamente todo lo ocurrido en una audiencia de comisión militar como parte de
la guerra contra el terror ha sido un desquicio, porque las reglas son tan vagas
y en todos los procedimientos hay tantas lagunillas. Y seguí así hasta junio de
2006, cuando la Suprema Corte falló que las comisiones militares eran ilegales.
De hecho, falló que contravenían el Código Militar de Justicia y la Convención
de Ginebra.
Entonces, puesto que la Corte echó por tierra las comisiones militares, el
gobierno de Bush pidió que el Congreso las modificara. Y en esta forma
modificada han tenido una segunda fase de actividad. Creo que es muy importante
señalar que en ese momento el Congreso inventó crímenes de guerra que se
juzgarían en las comisiones militares. De esa manera, aunque la idea de usar
comisiones militares para presuntos sospechosos de terrorismo se originó con
Dick Cheney y su principal asesor legal, David Addington, cuando el Congreso las
modificó, hizo un esfuerzo específico de convertir en crímenes de guerra delitos
que no se reconocen como tal, como el "asesinato a manos de un beligerante no
privilegiado".
Así que a principios de 2007, una vez más las comisiones militares entraron
en funciones. Desde entonces hasta terminar el gobierno de Bush, de nuevo
tropezaron con un desastre tras otro. Se presentaron a veintiocho hombres para
procesar en comisión militar, pero solo tres fueron a juicio. El primero fue el
australiano David Hicks, y en ese caso Dick Cheney y el primer ministro de
Australia, John Howard, ya habían arreglado una condena negociada. En Australia
se habían enterado de Hicks; hubo un movimiento en torno a las injusticias que
le habían hecho. Así que se negoció un arreglo con la idea de ayudar a reelegir
a John Howard. Fracasó. Pero se le “alentó” a Hicks a pedir una condena
negociada, según la cual Hicks pasó otros seis meses de prisión en Australia a
cambio de reconocer que había dado “ayuda material al terrorismo”, que es uno de
los ingredientes cruciales para procesar casos de terrorismo en los tribunales
federales, pero es uno de esos “crímenes de guerra” inventados. Tradicionalmente
no se ha visto como un crimen de guerra.
El segundo caso, en el verano de 2007, fue el de Salim Hamdan, uno de los
chóferes que había trabajado para Osama bin Laden; era un yemenita que había
aceptado el trabajo por el dinero. En ese caso el jurado militar rechazó la
acusación de conspiración, pues captó correctamente que uno de los muchos
chóferes de bin Laden no tendría conocimiento de secretos, aunque sí lo declaró
culpable de dar “ayuda material al terrorismo”. El jurado le dio una sentencia
de cinco años y medio de prisión, pero el juez la hizo retroactiva a la fecha de
su captura. Salió libre cinco meses después.
El otro caso bajo Bush, que ocurrió una semana antes de las elecciones
presidenciales en noviembre de 2008, fue el de Ali Hamza al-Bahlul, un yemenita
que había hecho un video propagandístico para al-Qaida, cosa que admitió.
Al-Bahlul rehusó participar en el proceso. Como resultado, no contaba con un
abogado, porque no se permite que los abogados representen a un cliente que no
quiere participar, y aunque los militares presionaron al abogado a tomar parte,
no quiso hacerlo. Así que el juicio duró una semana, y fue completamente
unilateral porque rehusó montar una defensa. Y al término de todo eso, casi en
la víspera de las elecciones presidenciales, se lo declaró culpable y se lo
condenó a cadena perpetua, en Guantánamo, y esa la está purgando. Esa es la
historia bajo Bush.
REVOLUCIÓN: Viendo las comisiones militares bajo Bush con una
perspectiva más amplia, ¿no representaron una desviación significativa de las
normas jurídicas de Estados Unidos? En la historia estadounidense, han habido
muchos ejemplos de casos e injusticias legales motivados por razones políticas,
particularmente cuando se tratan de personas vistas como amenazas por los que
están en el poder o de gente oprimida en su vivir diario. Pero aún así, las
comisiones militares representaron un gran salto en las medidas represivas:
eliminar derechos básicos, permitir la tortura, etc.
ANDY WORTHINGTON: Bueno, cuando el Congreso reestableció las
comisiones militares, hubo un intento de decir que no se iba a permitir la
tortura. El problema fundamental de las comisiones militares es que el
terrorismo es un delito, pero el gobierno de Bush y ahora el de Obama estaban
tratando de procesar a personas en un entorno militar, por delitos que estaban
tratando de convertir en crímenes de guerra. Y ese es el error fundamental en
todo esto; es la razón por la cual no tiene sentido.
REVOLUCIÓN: Barack Obama hizo campaña prometiendo cerrar
Guantánamo y poner fin a las comisiones militares, entre otras promesas. Así
que, ¿qué ha pasado bajo Obama?
ANDY WORTHINGTON: Obama suspendió las comisiones militares
el primer día de su presidencia con el fin de revisarlas y, el segundo día,
también giró órdenes ejecutivas que prometían cerrar Guantánamo en menos de un
año, reafirmaban la prohibición absoluta de la tortura y prometían realizar
interrogatorios humanitarios a los detenidos en el futuro. Bueno, en mayo de
2009, dio un discurso importante respecto a la seguridad nacional ante los
Archivos Nacionales en que puso las comisiones militares de nuevo sobre el
tapete. También puso sobre el tapete la detención indefinida de algunos
detenidos sin acusaciones ni juicio. Y así todos los sueños y las esperanzas de
que él acusara a los detenidos o los pusiera en libertad, y de que los procesara
en tribunales federales tras acusarlos, todo eso empezó a desvanecerse en ese
momento. Así que la respuesta es fácil: en mayo de 2009, le dijeron o le
persuadieron que cambiara de opinión.
REVOLUCIÓN ¿Y estos informes recientes de que Obama piensa
reanudar las comisiones militares?
ANDY WORTHINGTON: Bajo el presidente Obama, pues en los primeros 18
meses muy poco estaba pasando; las audiencias estaban en curso todavía, pero el
plan era que el gobierno quería llevar a cabo juicios tanto en los tribunales
federales como en las comisiones militares. En mayo de 2009, el gobierno
trasladó al continente estadounidense a un hombre de Guantánamo, Ahmed Khalfan
Ghailani (y la semana pasada se lo condenó en un tribunal federal a cadena
perpetua sin poder salir en libertad condicional). Sin embargo, en noviembre de
2009 cuando el secretario de Justicia Eric Holder anunció que iba a traer al
continente a Khalid Sheik Mohammed y a otros 4 hombres acusados de estar
involucrados en los ataques del 11 de septiembre, con el propósito de
procesarlos, la reacción negativa fue tal que el gobierno dio carpetazo al
plan.
Y esa negativa a seguir adelante con el plan original le dio al Congreso
suficiente tiempo para aprobar una ley que lo prohíba, y los legisladores
hicieron exactamente eso justo antes de Navidad, cuando aprobaron una ley que
prohíbe que el presidente Obama traiga a los detenidos al continente
estadounidense para procesarlos aquí. Así que la única opción que tiene Obama
son las comisiones militares, pero su historia bajo Obama no ha sido nada mejor
que bajo Bush. En el verano, cuando en mi opinión estaban esperando que los
tribunales federales y las comisiones militares estuvieran coexistiendo, se
llegó a la fase de juicio en el caso de Ibrahim al-Qosi, otra figura de la
periferia de al-Qaida, en realidad, un hombre que según mis conocimientos a
veces era cocinero en el complejo habitacional que a veces usaba bin Ladin. Así
que, tú sabes, estaba muy al margen de todo. Cuando el gobierno enfrentaba la
posibilidad de seguir adelante de veras con un juicio, en lugar de hacerlo
presionó para una condena negociada. No sabemos oficialmente por cuánto tiempo
es la condena, pero dicen que purgará otros dos años y después volverá al
Sudán.
Y en el otoño se hizo juicio a Omar Khadr, el ex preso niño de Canadá, que
también aceptó una condena negociada. Aparentemente purgará 8 años de prisión:
un año más en Guantánamo y 7 en Canadá. Esa es una barbaridad completa porque él
era niño cuando lo capturaron tras una batalla en Afganistán.
REVOLUCIÓN: También lo torturaron en la prisión de Bagram en
Afganistán y amenazaron con violarlo…
ANDY WORTHINGTON: Es cierto. Lo torturaron. Nunca lo
trataron como se debiera tratar a un preso menor de acuerdo a la Convención de
la ONU respecto a los derechos de los niños en tiempos de guerra, la cual
Estados Unidos firmó después de su captura, en enero de 2003, y que
estipula que hay que rehabilitar a los menores en vez de castigarlos si tenían
menos de 18 años cuando el supuesto delito ocurrió. Además, Khadr tuvo que
confesar que cometió crímenes de guerra inventados, que era un "enemigo
beligerante extranjero no privilegiado" que no estaba permitido en una situación
de combate contra las fuerzas estadounidenses. Que estar ahí era "ilegal". Es
totalmente una barbaridad. No obstante, con cara de palo [se ríe], el gobierno
ha anunciado ahora, no lo ha hecho oficialmente, pero hay indicaciones de que se
está preparando para llevar a cabo más juicios por comisión militar en
Guantánamo. Se nos ha informado sobre 5 hombres, y probablemente serán los
próximos enjuiciados.
REVOLUCIÓN: Uno de ellos es Abd al-Rahim al-Nashiri, y se ha
admitido abiertamente que él fue uno de los detenidos que Estados Unidos torturó
por medio del submarino. Un aspecto ultrajante de las comisiones militares es
que se permite usar la dizque evidencia obtenida mediante la tortura y el
testimonio de oídas contra el acusado, quien no tiene ningún recurso para
disputarlo.
ANDY WORTHINGTON: Sí, totalmente correcto. Y el gobierno ha
tratado de confundir las cosas. En noviembre de 2009, cuando Holder anunció que
se iba a hacer un proceso aparentemente inminente a Khalid Sheikh Mohammed y
otros cuatro hombres, dijo también que las comisiones militares estaban de
vuelta oficialmente y he aquí cinco tipos que vamos a enjuiciar. Trató de
diferenciar entre los dos sistemas, diciendo que las comisiones militares
corresponden más a actividades ocurridas en un contexto militar, y que en el
caso de al-Nashiri, que supuestamente tiene que ver con el ataque contra el
USS Cole [en 2000], se trataba de un blanco militar, mientras el 11 de
septiembre trataba de un blanco civil. No creo que eso resistirá un examen
riguroso, porque como has indicado, lo que está al fondo son cuestiones de
evidencia. Y lo que han hecho en realidad es decidir cómo salirse con la suya,
según el foro. Por eso en parte, cuanto más confiados están, más optarán por un
juicio en el tribunal federal, donde queda excluida, en definitiva, cualquier
evidencia sacada mediante la tortura y tampoco se puede usar el testimonio de
oídas. Tienen más libertad jurídica en las comisiones militares.
Y por supuesto, más allá de los tribunales federales y las comisiones
militares, existe una tercera clasificación: las personas a quienes quieren
recluir indefinidamente sin acusarlas ni procesarlas, porque han dicho:
consideramos que esta gente es demasiada peligrosa, pero no tenemos ni siquiera
evidencia que sea válida en las comisiones militares; en otras palabras, no
tienen nada que parece ni remotamente a evidencia. Así que todo tendría que
basarse en el testimonio de oídas. Y, sí, es de preocuparse que confíen en el
testimonio de oídas, porque está muy ligado al programa de tortura,
esencialmente. No solamente el programa de detenidos de "alto valor" y las
rendiciones extraordinarias y las prisiones secretas de la CIA donde la tortura
claramente fue un elemento central, pero el hecho es que la tortura dominaba
gran parte de la manera en que recluían e interrogaban a los hombres en
Afganistán antes de trasladarlos a Guantánamo. Así que en Kandahar y
principalmente en Bagram, como en el mismo Guantánamo, donde había un régimen en
funciones, se sabe que al menos por dos años, que era una versión del programa
de tortura que la CIA había usado en sus prisiones secretas. No se utilizó el
submarino, pero sí se aplicaron torturas.
REVOLUCIÓN: ¿Cuántos presos están en Guantánamo actualmente,
y en qué condiciones carcelarias?
ANDY WORTHINGTON: Hay 173 hombres detenidos en Guantánamo.
En general, las condiciones mejoraron bajo Obama. No mejoraron para todos los
presos. Algunos hombres siguen en aislamiento. Pero en general, se les permite
ahora más contacto con otros detenidos y más recreación. Sin embargo, hemos
tenido noticias de algunos presos, que han tenido conversaciones no clasificados
con sus abogados, de que algo anda mal, pues están trasladando a algunos presos
para pasar más tiempo en aislamiento. Pero en general todo ha mejorado, lo que
en mi opinión señala que [quieren mantener Guantánamo abierto] por un largo
plazo.
Después de todo, la función de Guantánamo como centro de interrogatorios ya
terminó. En realidad esta era la intención de lo que el gobierno de Bush quería:
detener a las personas fuera del alcance de la ley, para que pudiera hacer lo
que quería con ellos y así conseguir lo que llamó “información accionable [sobre
la cual podrían actuar]”. No le preocupaba qué diablos iba a hacer con estas
personas, ni le preocupaba procesarlos. Todo era una cuestión de conseguir
información. Y tristemente lo que pasó es que, cuando esas personas no le decían
lo que en su opinión debieran de estar diciéndole, sea porque no querían revelar
nada o porque se trataba de la persona equivocada, entonces empezó la tortura,
pues se habían engañado a sí mismos para pensar que la tortura sería buena
manera de llegar a la verdad. Pero así no se saca necesariamente nada que
siquiera parezca verdad, o no se podrá separar la verdad de las ficciones. Se
termina acusando falsamente a las personas, tumbando las puertas a medianoche y
llevando a la mazmorra a una persona ajena de todo cuyo nombre fue divulgado
debido a la tortura y no porque haya hecho algo mal. Esa es la maraña
absolutamente horrible a que conduce la tortura.
REVOLUCIÓN: Todavía hay prisiones estadounidenses, por
ejemplo en Afganistán, donde se recluye a la gente en condiciones de
tortura...
ANDY WORTHINGTON: Está la prisión de Bagram. Se habla
continuamente de una prisión secreta en Bagram. Y en mi opinión es muy creíble
que, a pesar de que en general ha habido un esfuerzo de aprender de muchos de
los errores del gobierno de Bush, en términos de su funcionamiento por cierto
hay personas para quienes les conviene tener flexibilidad en el trato a los
detenidos. Y creo que, más fundamentalmente, el problema evidenciado en
Afganistán es que Bagram, que es la prisión principal que sirve las actuales
operaciones estadounidenses en Afganistán, no es un lugar donde rige una vez más
la Convención de Ginebra. Es un lugar donde detienen a las personas por bastante
tiempo sin una investigación adecuada para determinar si deben de estar ahí, y
luego reexaminan sus casos en un proceso similar al de Guantánamo, que la
Suprema Corte halló que era inadecuado en 2008. Las fuerzas armadas no operan
según la Convención de Ginebra. Eso es el tipo de cambio que se operó, a mi
parecer, el que no se ha tratado.
El aspecto más alarmante de esto es que, al margen de este escenario de
detención militar modificada, hay presos que por todo un tiempo no están
inscritas en ningún registro, con el propósito de presionarlos. Aquí se trata
definitivamente de tortura. Todas las historias indican que se trata de tortura.
Para la mayoría de las personas la palabra mágica en cuanto a la tortura es: ¿se
aplicó el submarino? Bueno, aquí eso realmente no viene al caso. Aquí
se trata de gente sometida al aislamiento prolongado y a la privación de sueño,
por ejemplo. Esas son formas de tortura.
REVOLUCIÓN: ¿Hay otros asuntos relacionados a las nuevas
audiencias de comisión militar sobre los cuales debemos saber?
ANDY WORTHINGTON: Lo que sabemos es que el gobierno inició
un Grupo de Trabajo cuando Obama asumió la presidencia. Este grupo pasó un año
revisando todos los casos de Guantánamo, para decidir qué hacer con ellos.
Participaron funcionarios y abogados de oficinas y agencias del gobierno; yo los
describiría como un grupo de funcionarios de carrera bastante sobrios. Y
estudiaron cuidadosamente la información que tenían sobre los detenidos con el
fin de decidir qué hacer con ellos. Bueno, para mí eso es problemático porque ya
está en marcha un proceso legal, que decidirá sobre el habeas corpus. El
presidente Obama en esencia estableció un tipo de proceso paralelo de revisión
ejecutiva. Bueno para mí de todos modos este es un problema, pero será la base
para decidir qué hacer con los hombres detenidos.
Además, dijeron que de los 173 hombres detenidos, y hay que tener en cuenta
que tres hombres quedan detenidos debido a los resultados de la comisión
militar, quieren enjuiciar a 33. Quieren recluir indefinidamente a 48 hombres
sin acusarlos ni enjuiciarlos. Los demás deben ser puestos en libertad. Así que
está claro que hay un gran problema: siguen deteniendo a 89 hombres aunque se
recomendó ponerlos en libertad. Otro gran problema: 48 hombres quedan recluidos
indefinidamente sin acusaciones ni juicio porque cualquier evidencia que se
tenga en su contra no se la puede usar, así que no es evidencia. Y ese es un
problema fundamental. Se supone que treinta y tres hombres serán enjuiciados.
Entonces, ¿van a abandonar la idea de enjuiciarlos en tribunales federales?
¿Será que usarán fondos del Departamento de Justicia, como se ha especulado,
para burlar la prohibición del Congreso de transportar presos al continente de
Estados Unidos usando fondos del Departamento de Defensa, y enjuiciarlos
así?
El juicio a Ghailani, en que el jurado lo condenó de un solo cargo de un
total de 285, pues los defensores de las comisiones militares lo pintaron como
un fracaso. Caramba, si no prestabas atención, pensarías que lo absolvieron.
Pero no. Ese solo cargo lleva una condena máxima de cadena perpetua sin poder
salir en libertad condicional. Y la semana pasada, el juez lo sentenció a cadena
perpetua sin libertad condicional. Ese juicio también les demostró a los
críticos de Obama que los tribunales federales son lugares adecuados para
procesar a terroristas. Creo que es fácil decir que en realidad también demostró
que los tribunales federales son demasiado provechosos, porque dictan sentencias
punitivas. Porque al examinar la totalidad de delitos relacionados al terrorismo
procesados en tribunales federales, se ve que están dando sentencias
extremadamente preocupantes a personas que casi no hicieron nada y están
recibiendo condenas larguísimas.
Pero si quieren seguir adelante con estos juicios, por ejemplo de Khalid
Sheikh Mohammed y de los otros cuatro hombres, en un lugar que será reconocido
internacionalmente, si quieren dar realce a toda esta “guerra contra el terror”
que se inició debido al 11 de septiembre, y aquí están los meros hombres que
supuestamente son responsables de todo: pues ¿eso es lo que van a hacer? ¿O será
que aceptarán que no, eso es demasiado impopular, es mejor dejarlos en
Guantánamo y empezar enjuiciándolos uno por uno en las comisiones militares, y a
ver cómo sale? No sé exactamente por cuál camino optarán. Pero primero tendrán
que terminar con los juicios de los hombres presentados.
Hemos hablado sobre al-Nashiri. Pero otro hombre presentado para enjuiciar,
Ahmed al-Darbi, capturado en Azerbaiyán, parece tener una historia repleta de
torturas, particularmente en Bagram, y probablemente en la parte secreta de
Bagram que estaba en funciones bajo el gobierno de Bush. Otro caso que para mí
carece completamente de sentido: el de un insurgente secundario, como mucho, en
Afganistán, un afgano llamado Obaidullah. ¿Qué diablos está pasando que quieren
procesarlo? Hay que ver. La impresión que tengo es que seguirán tratando de
conseguir condenas negociadas en estos juicios por comisión militar, puesto que
es el único lugar donde pueden realizar juicios por el momento. Y puede ser,
cuando se analiza cómo han funcionado las comisiones en general, que estas
funcionen mejor para los detenidos que cualquier otro foro, en términos de salir
de Guantánamo.
REVOLUCIÓN: Aparte de los casos individuales de presos, están
las repercusiones morales y legales por la continuación de Guantánamo, las
detenciones indefinidas, etc.
ANDY WORTHINGTON: No sé cómo desviar la discusión a lo que
se debe discutir. Pero todo esto, todo lo que Obama ha tratado de hacer en los
últimos pocos años, no ha cambiado en serio la estructura de detención de lo que
el gobierno de Bush estableció tan falsamente. Se trata de algo nuevo en la
historia. No estamos lidiando con soldados, ni delincuentes. Estamos lidiando
con una nueva categoría de personas que no merecen tener derechos: el
“combatiente enemigo”. Ahora Obama ha abandonado esa terminología. Pero cuando
quieren enjuiciar en comisiones militares a los que están en Guantánamo, como
vimos en el caso de Omar Khadr*, es necesario que un juez los declare “enemigos
beligerantes extranjeros no privilegiados”, un término que consideran más de
acuerdo con el sentido de la Convención de Ginebra. Pero, repito, este es el
legado del problema fundamental que no se ha tratado, es decir, no existe una
tercera categoría de presos, solo hay dos clases de personas que se puede tener
recluidos: o son sospechosos de haber cometido un delito y hay que enjuiciarlos,
y creo que un aspecto importante de eso es de hacerlo de manera expedita, o son
prisioneros de guerra, son soldados capturados en tiempos de guerra, sin
importar si llevan uniforme de combate o no, y punto.
En ese sentido hay una enorme resistencia a volver al mundo que existía antes
del 11 de septiembre. Muchos republicanos ahora defienden férreamente la postura
de Bush. Pero también la defiende el gobierno de Obama, en esencia y en lo
fundamental, por mucho que trate de maniobrar respecto al tema; y si se le
planteara así, seguramente diría que no se trata de mirar hacia el futuro, es un
problema heredado con el cual están tratando de lidiar, y que dicha situación de
detención existe en las condiciones de ese problema heredado. Podrían
redefinir a personas como prisioneros de guerra protegidos por la Convención de
Ginebra. En tal situación, todos podríamos estar debatiendo por cuánto tiempo
durará la guerra y por cuánto tiempo es apropiado recluir a esos hombres.
Así que es una confusión desastrosa, realmente, la situación en que estamos
ahora, con todas estas diferentes facciones que luchan en sus propios rincones y
a últimas instancias los detenidos en Guantánamo son los perdedores. Si se
autoriza ponerlos en libertad, pues de todos modos no van a ninguna parte, se
quedarán ahí. Si se recomienda procesarlos, bueno ya se ha eliminado una opción
para enjuiciarlos y la otra no es prometedora. Y aparte de ellos, están los
hombres que piensan recluir indefinidamente sin acusaciones ni juicio, de la
misma manera precisa que quería Bush en primer lugar. Sea como sea la forma de
disfrazarlo, en lo fundamental eso tampoco sigue siendo igual.
Espero que en algún momento seamos capaces de hacer que el debate aborde
estas cuestiones de desechar toda la terminología que respalde la guerra contra
el terror y que regresemos al entendimiento de que las personas o son
delincuentes o son soldados, y eso es todo.
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