El desastre del petróleo en el Golfo... y el
profundo encubrimiento
"En esta situación obra un patrón, no "errores
humanos" aislados y aleatorios, sino el afán de poner las ganancias siempre al
mando." |
Larry Everest
Revolución #219 12 de
diciembre de 2010
El 20 de abril del presente, a 80 km de la costa de Luisiana en el golfo de
México, una ráfaga de gas irrumpió desde las profundidades de las rocas y agua,
a través del pozo "Macondo" que perforaba la gigante empresa petrolera British
Petroleum (BP). Se reventó en una tormenta de llamas y humo. Dejó once
trabajadores muertos. Destruyó la plataforma de excavación "Deepwater Horizon" y
arrancó la tubería a 1500 metros en las profundidades del lecho del Golfo.
Desató un géiser tóxico, que vertió más de 200 millones de galones de crudo y
gas natural en las ricas aguas del Golfo antes de que lograran sellarlo casi
tres meses después. Representó una catástrofe ambiental casi incalculable que
dejó trabajadores muertos, flora y fauna natural devastada, ecosistemas
arrasados desde las aguas profundas del Golfo hasta la costa con tanta vitalidad
ambiental. Amenazó la salud de seres humanos y creó un desastre económico para
los muchos miles de personas cuya vida depende de las aguas del Golfo.
El 21 de mayo, un mes después de la explosión, el presidente Barack Obama
anunció la formación de una "Comisión Nacional sobre el Derrame del Petróleo del
Deepwater Horizon y Excavación a Mar Abierto de BP". Prometió que la comisión
descubriera "las causas fundamentales del desastre y ofrecerá opciones sobre las
precauciones ambientales y de seguridad que tendremos que tomar para prevenir
que ocurra de nuevo un desastre similar".
Seis meses después, el 22 de noviembre, la comisión publicó un informe
preliminar. Un editorial resumió acertadamente el "mensaje para el público", que
es típico de la cobertura de los medios establecidos sobre el informe de la
comisión:
"No todas las cosas malas que ocurran son el resultado del trabajo de fuerzas
malévolas. Una gran cantidad de las cosas se deben a la estupidez, las prisas,
una confianza exagerada, la falta de experiencia y la ausencia de
comunicaciones. Las conclusiones preliminares del investigador en jefe de la
comisión especial que indagaba las causas del gigantesco derrame del petróleo en
el golfo de México del verano dan a entender que se dieron suficientes fallas
humanas simples en la plataforma de excavación Deepwater Horizon como para
explicar el desastre. El jefe de personal Fred Bartlit dijo que no existía
ninguna razón específica que llevara a creer que la explosión mortífera y la
inundación desastrosas que le siguió tuvieran que haber ocurrido como resultado
de intenciones criminales o hasta un deseo deleznable de hacer cosas peligrosas
para ahorrar dinero" (Salt Lake Tribune).
Pero poderosas fuerzas "malévolas" sí impulsaron este crimen. Y las
"intenciones criminales" ni siquiera tocan la raíz del problema, si bien había
suficientes intenciones así en juego. Desde las exigencias de ganancias mayores
y más rápidas de parte de los inversionistas hasta las desesperadas medidas de
BP para mantenerse en ventaja respecto a sus acérrimos rivales y las demandas
estratégicas de un sistema que depende del petróleo para sus ganancias y
poderío… todos los jugadores en esta pesadilla no podían haber dejado a un lado
los escandalosos riesgos y el terrible costo de excavar a kilómetros de
profundidad en el mar en busca de petróleo al igual que un adicto desesperado no
puede dejar pasar la oportunidad de un buen toque. A pesar de las intenciones de
las partes en juego, la catástrofe del petróleo en el Golfo fue y es el producto
convulsivo de las leyes más esenciales de perro-come-perro que definen el
sistema capitalista.
Poner vidas y el medio ambiente en riesgo a fin de
ahorrar dinero y tiempo
|
Poner en riesgo vidas y el medio ambiente para ahorrar
tiempo y dinero
• Negarse a poner a prueba el pozo: El 20 de abril, BP
canceló la prueba de adhesión del cemento, que se requiere para ver si el
cemento había sellado el pozo (o si tendrían que parcharlo). Eso habría tardado
de 9 a 12 horas y costado 118.000 dólares y si hubieran hallado problemas, tal
vez BP hubiera tenido que volver a hacer el trabajo de cimentación, lo que
hubiera tardado un mes y costado hasta 30 millones de dólares.
• Pasar por alto, o malinterpretar, pruebas claves: Horas
antes del reventón varias "pruebas negativas de presión" demostraron que había
fugas en el preventor de reventones (diseñado para sellar el pozo en caso de
emergencias), el sello de cemento fallaba y subían el gas y fluidos por el pozo.
Debían haber suspendido las operaciones de inmediato, pero el equipo decidió que
las pruebas habían salido bien y que se podía iniciar el proceso de sellar el
pozo. Eso "desconcertó" a la comisión, pero existen indicaciones de que los
recortes de gastos de BP (de usar dos dosis del fluido de prueba en lugar de
uno, a fin de ahorrar el costo de deshacerse de uno) posiblemente sesgaron la
prueba, y que los conflictos entre BP, Transocean y Halliburton, y una cultura
corporativa general que según la descripción del profesor de la Universidad de
California-Berkeley, Bob Bea, estaba "integrada en correr riesgos y en recortar
gastos", bien pudieron haber generado fallas en las comunicaciones y la toma de
decisiones y en una carrera apresurada para terminar el pozo ("Scientists,
drilling experts say BP valued speed over safety in oil rig disaster",
Times-Picayune, 26 de noviembre de 2010).
• Sustituir el lodo de perforación con agua más ligera del
mar: Por lo común, se sellan los pozos antes de reemplazar el lodo de
perforación con agua más ligera del mar, porque al principio el lodo se usa para
retener los líquidos y gases. Pero BP decidió reemplazar el lodo de perforación
primero. "Tal vez estuvieran tratando de ahorrar tiempo", especuló el alto
funcionario de plataformas de BP. "En las últimas etapas de perforar un pozo, a
veces empiezan a pensar en acelerar el proceso". La decisión resultó en una
catástrofe: el pozo se reventó antes de que BP pudiera sellarlo.
Una investigación del Times-Picayune sintetizó: "Los mensajes de
e-mail y los informes de los ingenieros de BP en las semanas antes del accidente
hacen referencia a ahorrar dinero o tiempo mientras discutían métodos para
sellar el pozo. En todo caso, tomaron el camino más
barato". |
En el mes antes de la explosión del pozo Macondo, se dieron varios aumentos
repentinos o "ráfagas" de gas desde las profundidades del pozo: una evidente
señal de que existían gas bajo presiones extremadamente altas en el pozo y/o que
había procedimientos inseguros de perforación. El 14 de abril, Brian Morel, el
ingeniero de excavación de BP, le envió un e-mail a un colega que decía: "Éste
ha sido un pozo pesadillesco que tiene a todos por todas partes".
No obstante, BP optó por el más riesgoso de los dos diseños posibles para el
ducto o revestimiento de acero para forrar los últimos 365 metros del pozo. Se
supone que una opción más costosa, el diseño "tubo dentro de un tubo/anillo
preventor", ofreciera protecciones contra el tipo de flujo de gas hacia la
superficie que provocó la horrenda explosión en la plataforma de Deepwater
Horizon. Pero según e-mails internos, BP optó por el diseño más peligroso de un
solo tubo a fin de ahorrar tiempo y de 7 a 10 millones de dólares. La
construcción del pozo estaba muy retrasada y cada día adicional de perforación
le costaba a BP 1.5 millones de dólares. En el momento del reventón, el pozo ya
había rebasado su presupuesto por concepto de 40 a 60 millones de dólares (ver
"Documents Show Early Worries About Safety of Rig", New York Times, 29
de mayo de 2010).
Además, BP rechazó las urgentes alarmas y llamados de los expertos y
contratistas, de instalar "centralizadores" adicionales para asegurar que el
cemento que bombeaban alrededor de la camisa del pozo lo sellaría e impediría
que el gas escapara hacia arriba. "Tardaría diez horas en instalarlos [21
centralizadores]", según un funcionario de BP en un e-mail del 16 de abril. "No
me gusta". Después de tomar esa decisión, Brett Cocales, un ingeniero de BP,
dijo en un e-mail: "A quién le importa, ya está, sanseacabó, probablemente no
habrá problema". Pero sí había, en parte porque BP utilizó demasiados pocos
centralizadores, las obras de cimentación fallaron y el gas se reventó hacia
arriba en el pozo de Macondo.
Y hubo muchas otras decisiones parecidas, que la comisión atribuyó a "errores
humanos" (ver el recuadro en línea en revcom.us: "Poner en riesgo vidas y el
medio ambiente para ahorrar tiempo y dinero").
La escandalosa lógica de las apuestas riesgosas y
grandes
En esta situación obra un patrón, no "errores humanos" aislados y aleatorios,
sino el afán de poner las ganancias siempre al mando. Un examen de los meses
previos al desastre en el Golfo revela más que un patrón, revela las raíces de
este patrón en la naturaleza de este sistema.
Cuando se reventó Deepwater Horizon, BP era la cuarta corporación privada en
tamaño en el mundo y una de las más rentables: percibió 17 mil millones de
dólares en 2009. Pero en los años 80, BP era una corporación mucho más pequeña,
perjudicada por la revolución iraní de 1979 y la toma de sus reservas de
petróleo ahí y era más débil que sus rivales más grandes. (BP se fundó
originalmente en 1908 en Irán como la Anglo-Persian Oil Company y percibió
enormes ingresos por medio de su control y explotación monopólica imperialista
del petróleo iraní).
A fines de los años 80, nuevos gerentes se encargaron de la corporación y la
expandieron agresivamente con apuestas riesgosas y grandes: las fusiones y las
adquisiciones de otras corporaciones petroleras. BP creció rápidamente y se
convirtió en la segunda empresa petrolera en tamaño en el mundo, siendo número
uno la Exxon-Mobil (a la cual aspiraba rebasar). Un factor de su crecimiento es
que se convirtió en un líder en perforaciones en aguas profundas y
ultraprofundas, en que se encuentran las mayores reservas de energéticos no
explotadas y se obtienen las mayores ganancias. Por eso BP ha invertido tanto en
el golfo de México, uno de los lugares más peligrosos para perforaciones y que
produce el 25% del petróleo ahí.
Al final de su racha de adquisiciones a comienzos de la década del 2000, el
presidente Lord Browne de BP se preocupaba abiertamente de que las "grandes
apuestas" no dieran resultados y que los competidores la pudieran aplastar, a
menos que BP reorganizara radicalmente sus extensas operaciones y recortara los
gastos.
Se dio una serie de desastres horrorosos de alto perfil: en septiembre de
2004 un accidente en la refinería de BP en Texas City dejó dos trabajadores
muertos y un lesionado. Una explosión de marzo de 2005 en la misma refinería
dejó 15 trabajadores muertos y 180 lesionados. (En 2004, BP había ordenado
recortes de 25% de las refinerías. El informe interno de BP sobre la explosión
en Texas City echó la culpa a los errores de los trabajadores y no a los
recortes del presupuesto y el pésimo mantenimiento del equipo.) En julio de
2005, la plataforma en mar abierto de BP en el Golfo, "Thunder Horse", casi se
hundió después de un huracán. En marzo de 2006, se reventó un oleoducto de BP en
Alaska y éste vertió más de 260 mil galones de petróleo, el mayor derrame en la
región norte de Alaska. En cada incidente, los trabajadores y otras personas le
habían advertido a BP que se estaban comprometiendo la seguridad y que había un
potencial peligro.
Después de esos desastres, BP reemplazó a su presidente Lord Browne con Tony
Hayward, quien prometió hacer de la seguridad su principal prioridad e invertir
14 mil millones de dólares para mejorar las instalaciones. Independientemente
del grado de seriedad de Hayward respecto a esta promesa, pronto la socavaron
las presiones de la competencia capitalista perro-come-perro y la maximización
de ganancias. Primero, reaccionaron de manera negativa los mercados financieros
que controlan el capital que BP y otras corporaciones necesitan para sus
operaciones, y cayeron las acciones de BP. En sus operaciones internas, BP se
inquietaba porque la reducida eficiencia había generado una "creciente brecha
entre nosotros y Shell" así como Exxon-Mobil. En 2009, la caída de los precios
del petróleo perjudicaron las ganancias de BP. En respuesta, entre 2007 y 2010
BP despidió a 7.500 empleados y recortó gastos, al ritmo de 4 mil millones de
dólares en 2009 únicamente.
Vivimos bajo un sistema de capitalismo y éste opera en conformidad con
ciertas reglas inviolables. Una de las reglas más básicas del capitalismo es que
los capitalistas individuales (o "bloques de capitales") tienen que batallar y
sí batallan unos contra otros por sobrevivir. Cualquier capitalista que no
aproveche constantemente toda oportunidad de aventajarse a la competencia, que
no luche por el control de participaciones del mercado y que no reduzca sus
gastos, corre el riesgo de que otras empresas la hundan. A veces tal hundimiento
tenga la forma del colapso de grandes corporaciones o la adquisición de unas
corporaciones por otras. A veces la rivalidad inherente al capitalismo se
expresa mediante horrorosas guerras de matanza entre imperios o con el objetivo
de subyugar más a los oprimidos. Pero la regla fundamental es la misma:
expandirse o morir. Esta ley operaba en cada etapa de la marcha de los
acontecimientos que condujo a la explosión de Deepwater Horizon y las
posteriores consecuencias.
El perro-come-perro sigue en vigor en medio del desastre
del ecosistema
Este mandamiento básico, de expandirse o morir, de maximizar las ganancias o
hundirse, estuvo en pleno vigor durante el desastre mientras el petróleo aún
chorreaba en el Golfo. Las acciones de BP caían en picada. Sus rivales de vieja
data, Shell y Exxon-Mobil, no se apresuraban a ayudar a BP a limpiar el
Golfo. Estaban sentadas de brazos cruzados mientras el Golfo agonizaba,
observaban mientras BP toreaba con los problemas y se informa que "se relamían
los colmillos" con esperanzas de apoderarse de BP y fortalecer su
posición global ("Imagining the Worst in BP’s Future", New York Times,
7 de junio de 2010).
Después del desastre del Golfo, Hayward fue obligado a dimitir y Bob Dudley
asumió el puesto del presidente de BP. El 18 de octubre, su e-mail a los
empleados de BP dijo que los criterios para evaluar el rendimiento del cuarto
trimestre serían "el progreso de cada negocio en reducir los riesgos en las
operaciones y alcanzar excelente normas de cumplimiento y seguridad" y manejar
"cada riesgo que confrontamos" a fin de impedir futuros desastres.
¿Respondieron con vítores y aplausos a tal acción los administradores de
gigantescos bloques de capital? ¿La defendieron como un brillante ejemplo de
cómo "el mercado" corrige los desequilibrios con todas sus maravillosas movidas?
¿Es otra expresión de que "si existe una necesidad, no existe mejor sistema que
el capitalismo para moverse con creatividad y hasta compasión"?
¿Qué creen que pasó?
Los analistas de Wall Street de inmediato criticaron esta acción, llamándola
"muy poco común" y se inquietaban que "podría asustar a los accionistas que
también están preocupados por las ganancias y la eficiencia internacional de BP"
(Andy Rowell, "Safety Versus the Bottom Line," Oil Change International, 19 de
noviembre de 2010).
La dimensión global
El petróleo es inmensamente lucrativa y rentable: cuatro de las siete
corporaciones más rentables del mundo son empresas petroleras. Pero los factores
que obligaron a BP y sus socios y sus patrocinadores financieros a hacer
profundas excavaciones debajo de los frágiles ecosistemas del golfo de México y
luego hacer perforaciones de otro kilómetro y medio debajo de eso también
abarcan factores militares y políticos que son esenciales para la supervivencia
del capitalismo y de los Estados Unidos y sus aliados en particular.
Ésos son tiempos en que Estados Unidos confronta desafíos de parte de muchos
rivales a su posición de superpotencia única, y cuando están desafiando su
dominación del Medio Oriente rico en petróleo algunas fuerzas que sí amenazan a
la dominación de Estados Unidos aunque no son radicales ni representan nada
positivo. Todo eso agrega otra dimensión al febril apetito de petróleo del
sistema, en cualquier lugar a costa de cualquier riesgo.
Al cierre de esta edición, Barack Obama ha anunciado una prohibición de siete
años de perforaciones en la sección del Golfo donde tuvo lugar el desastre así
como en partes por la costa del Atlántico. Lo que realmente representa esta
prohibición rebasa el ámbito del análisis de este artículo, y no está para nada
claro que realmente se aplicará ni que permanecerá en vigor. Pero siempre que se
hagan concesiones ambientales bajo el capitalismo, invariablemente son muy
limitadas, parciales y objeto de ataques constantes. Hacen concesiones en el
marco del mismo sistema que está azotando el medio ambiente por todo el mundo y
al servicio del mismo sistema. La prohibición del gobierno de Obama deja sin
tocar otros proyectos de perforación en mar abierto en otras partes de Estados
Unidos que son al menos tan peligrosos. Y en respuesta, de inmediato los
políticos de ambos partidos exigieron que sea anulada la medida de Obama.
Aun cuando hacen concesiones temporales y limitadas, los ajustes de cosas
como la perforación para el petróleo se limitan en su abrumadora mayoría a los
países ricos mientras que la contaminación y la destrucción siguen sin parar en
los países pobres. Por ejemplo, como resultado de las perforaciones de compañías
petroleras occidentales, casi seis millones de barriles empaparon y fluyeron por
el delta del principal río de Nigeria en los últimos 50 años. En su mayoría esto
ha estado concentrado en Oginaland, una región de mil kilómetros cuadrados
[aproximadamente cien mil hectáreas]. Charcos de petróleo crudo salpican las
tierras anteriormente fértiles. En muchas partes las plantas silvestres y los
cultivos como la mandioca han muerto. Las palmas ya no producen mucho vino. Las
vías fluviales del interior y los manglares, una vez repletos de camarones,
cangrejos y otros peces, no tienen vida. Se fueron los pájaros. El mar, la
fuente de vida para mucha gente, se ha convertido en una fuente de enfermedades
y muerte. (Ver "The Gulf of Mexico and the Niger River Delta: oil spills worlds
apart", de la edición en inglés del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar, 21 de
junio de 2010).
Otro ejemplo es Ecuador, donde las acciones de las compañías petroleras de
Estados Unidos han dejado una zona tóxica de la selva del tamaño del estado de
Rhode Island.
Un sistema que no merece gobernar el planeta
En todo aspecto —cómo reaccionaron los mercados financieros cuando un
ejecutivo de BP dijo de labios para fuera que la empresa le daría prioridad a la
seguridad, cómo interiorizaron y aplicaron la lógica de capitalismo los altos e
medios gerentes en la toma de decisiones y las exigencias geopolíticas que le
dieron un empuje adicional a "a perforar, maldito sea, a perforar"— el terrible
desastre en el Golfo fue un producto del capitalismo.
Debido al capitalismo los gobernantes de este planeta están tumbando las
selvas tropicales, pescando en los mares hasta vaciarlos de toda vida,
destruyendo especies valiosas y raras y llenando vastas extensiones del mar de
residuos tóxicos.
¡Las cosas NO tienen que ser así!
El número especial de Revolución sobre el medio ambiente (en revcom.us/medio_ambiente)
contiene "Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable".
Estos principios concentran una orientación que hace posible un tipo de sociedad
completamente diferente —una sociedad socialista— y explican
cómo dicha sociedad empezaría a lidiar con la emergencia ambiental, con una
visión global e internacionalista, la cual pone en primer lugar los intereses de
la humanidad y el planeta.
La gente no necesita el capitalismo para "hacer que las cosas funcionen". Con
la revolución comunista, la gente puede comenzar a transformar en hechos las
palabras de Carlos Marx, el fundador del comunismo: "Considerada desde el punto
de vista de una formación económica superior de la sociedad [el socialismo y el
comunismo], la propiedad privada de algunos individuos sobre la tierra parecerá
algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante.
Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que
coexistan en un momento dado, son propietarias de la tierra. Sólo son sus
poseedoras, sus usufructuarias, y deben legarla mejorada a las generaciones
venideras".
Este sistema y aquellos que gobiernan no son capaces de llevar a cabo
desarrollo económico que cumpla con las necesidades de la gente ahora y a la vez
balancear eso con las necesidades de generaciones futuras y los requisitos de
proteger el medio ambiente. No les importa nada de la exquisita diversidad en el
medio ambiente y en la tierra y sus especies y los tesoros que tiene a menos que
puedan convertir eso en ganancias para sí mismos... Ellos no son capaces de ser
quienes cuidan este planeta.
Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario,
Estados Unidos De la charla filmada Revolución: por qué es necesaria, por
qué es posible, qué es |
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