Detrás del silenciamiento de Helen Thomas:
Encubrir y cometer grandes crímenes
Alan Goodman
Revolución #204, 20 de junio
de 2010
En un artículo que escribí sobre la masacre en el Mavi Marmara ("El asesinato de activistas humanitarios por
Israel: Descarada masacre en defensa de horrorosos crímenes",
Revolución #203, en revcom.us), argumenté que fue cometida en defensa
de un horror más grande aún, el lento estrangulamiento (o no tan lento) de 1.5
millones de personas en Gaza por el bloqueo israelí, un bloqueo con el aval de
EE.UU. Asimismo, el silenciamiento de una de los pocos periodistas establecidos
destacados norteamericanos con principios, supuestamente debido a un comentario
que hizo cuando un rabino pro-Israel le metió una cámara en las narices para una
"entrevista", sirve los mismos propósitos, y hay que protestarlo y
oponérsele.
Antes de tratar el incidente que supuestamente precipitó todo esto, tomemos
nota de la verdadera trasgresión de Helen Thomas. Tras la masacre
israelí de los activistas de derechos humanos que intentaban romper el bloqueo
de Gaza, Helen Thomas se atrevió a decir lo obvio y a plantear la pregunta que
todos debían haber estando haciendo. Le dijo a Robert Gibbs, secretario
de prensa de la Casa Blanca: "Si cualquier otra nación del mundo lo hubiera
hecho, nosotros habríamos armado un escándalo" y preguntó: "¿Cuál es la relación
sacrosanta e irrompible en que un país que mata y boicotea adrede a la gente — e
instigamos y secundamos el boicot?"
Me preguntaba por cuánto tiempo iban a permitir que Helen Thomas planteara
semejantes preguntas.
No mucho.
Al día siguiente se armó la gorda, presuntamente sobre otra cita de Thomas de
una entrevista al estilo "meterle la cámara en las narices" por el rabino David
Nesenoff de RabbiLive.com fuera de la Casa Blanca durante la Celebración de la
Herencia Judía del 27 de mayo.
Bien, hay muchas cosas que se puede decir con las cuales la
estructura de poder y sus medios y maquinaria de censura no tienen ningún
problema. Rand Paul, el consentido del Movimiento "Tea Party" y sí, ahora de la
dirigencia del Partido Republicano, puede decir que no hubiera votado por la Ley
de Derechos Civiles porque ésta infringe los derechos de las empresas privadas.
Y se supone que cualquier persona ofendida por eso debe dejar de quejarse, y
aprender a tolerarlo. Barack Obama puede decir una "broma" ante el cuerpo de
prensa de Washington de que si el conjunto Jonas Brothers tratara de salir en
una cita con "su" hija, él tendría un mensaje para ellos: avión no tripulado
depredador (el misil con que Estados Unidos arrasa a hogares llenos de personas
en el Medio Oriente, de Afganistán a Yemen)… Y cualquiera que creía que eso era
morboso, sádico y violentamente patriarcal y una celebración cobarde de la
muerte desde el cielo, pues supongo que debería "conseguir un sentido del
humor".
Pero cuando Helen Thomas, la ahora despedida decana del cuerpo de prensa de
la Casa Blanca, dice que Israel debe "largarse de Palestina…" y dentro de unas
horas el Servicio Noticioso Hearst anuncia su "jubilación" (obviamente
obligatoria). La Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, la que aceptó y
difundió servilmente las mentiras de Bush sobre las "armas de decepción masiva"
(y luego no hizo nada cuando se destaparon esas mentiras), denunció a Thomas de
inmediato. Una agencia de conferencistas la despidió.
Durante la edad de las tinieblas del régimen de Bush, Helen Thomas se destacó
y esencialmente fue la única de entre los periodistas establecidos quien desafió
la tortura y las mentiras. Hace cuatro años en una rueda de prensa de la Casa
Blanca le planteó a Tony Snow, secretario de prensa de Bush, una pregunta que
insinuó que EE.UU. apoyó "el castigo colectivo del Líbano y Palestina" y la
respuesta fue: "Bueno, le doy gracias por el punto de vista de Hezbolá" (eso
calificó todo cuestionamiento, disentimiento u oposición a Israel y EE.UU. de
estar "con los terroristas" y sirvió de aviso/amenaza de que cualquiera que
planteara semejantes preguntas correría el peligro de ser tratado como "los
terroristas").
Y Helen Thomas tenía los principios y la integridad de negarse a callarse
cuando la administración de Obama ha continuado las guerras sin fin y la
destrucción de las libertades civiles. En febrero, Thomas le preguntó a Obama en
una rueda de prensa (en medio de lanzar amenazas contra Irán) si sabía de algún
estado en el Medio Oriente que tenía armas nucleares. Fue una pregunta incómoda
ya que, mientras EE.UU. amenaza el programa nuclear de Irán (el que hasta ahora
no ha producido ni una sola arma), ha posibilitado y protegido el enorme arsenal
nuclear de Israel.
La cita con la que "¡Te pillamos!"
Despedir abiertamente a la muy admirada "Decana del Cuerpo de Prensa de la
Casa Blanca" de 89 años por haber planteado esas preguntas incómodas sobre los
crímenes de Israel, su arsenal nuclear y el rol de EE.UU. en todo eso podría
concentrar aún más la atención hacia esas mismas preguntas.
Pero la clase dominante, mediante los medios y sus instrumentos para regular
el periodismo, sí aprovechó un intercambio informal con un rabino pro-Israel
fuera de una celebración de la herencia judía en la Casa Blanca para silenciar y
desacreditar a Thomas y distorsionar la naturaleza de Israel y el papel de
EE.UU. en avalarlo.
Los informes del intercambio decían que Thomas dijo que los judíos deberían
regresar a Rusia y Polonia, pero Thomas al principio dirigió su crítica a
Israel. Se le pidió sus comentarios sobre "Israel" y dijo: "Dígales que
se larguen de Palestina". Fue el entrevistador el que cambió el sentido del
comentario a "¿Así que usted está diciendo que los judíos deberían regresar a
Polonia y Alemania?"
Aunque se formuló gran parte del ataque contra Thomas en el marco de
acusaciones de antisemitismo, lo que realmente encabronó a algunas personas,
entre ellas algunas fuerzas que se dicen o que son "progresistas" acerca de
otras cuestiones, es que los comentarios de Thomas sí objetivamente plantearon
preguntas sobre la naturaleza de Israel. Para esas fuerzas está bien
que los liberales o progresistas critiquen, un poco, algunos de los crímenes
más atroces de Israel. Pero ni se permite plantear preguntas que
podrían poner bajo la lupa la verdadera naturaleza de Israel, que
cuestionarían el derecho de ese estado a existir en las tierras palestinas
robadas. En Huffington Post, por ejemplo, Hani Almadhoun escribió que
los comentarios de Thomas son "malos e hirientes" y se quejó: "Si ella hubiera
estado hablando de la ocupación militarista israelí, sus comentarios tendrían
mucho más sentido. Pero sus comentarios sin tacto tienen tantos significados
verosímiles que me preocupa que un periodista con el don de la palabra haga una
declaración tan ambigua" ("Helen Thomas, Old Journalism Ambushed by the New
One," 8 de junio de 2010).
¿Y qué de la verdad? Primero, es un hecho que la mayoría de las personas
judías en Israel son de Europa o son descendientes de inmigrantes de Europa, que
viven en tierras robadas por medio de la limpieza étnica del pueblo palestino. Y
Helen Thomas estaba en lo cierto al decir: "Recuerde, esta gente está ocupada, y
ésa es su tierra, no es alemana ni polaca".
Las personas judías a que les molesta ser criticadas por los crímenes de
Israel (como las personas blancas a que les molesta ser culpadas del racismo
blanco y de la historia de opresión del pueblo negro en Estados Unidos) tienen
que denunciar los crímenes de Israel de manera fuerte y clara. Y pueden
y deben impedir que hoy, sobre la misma base, el mismo sistema imperialista que
llevó a cabo el Holocausto (los imperialistas alemanes, aunque las otras
"grandes potencias" esencialmente estuvieron de brazos cruzados porque en ese
entonces, no correspondía a sus intereses estratégicos ponerlo a discusión)
justifique los crímenes de Israel.
Avalar a Israel, un estado sionista odiado por todo el Medio Oriente, plantea
contradicciones reales a los gobernantes de EE.UU. Esto se manifiesta agudamente
hoy porque están tratando de forjar alianzas con varias fuerzas, incluyendo
fuerzas islámicas, en Irak y Afganistán como parte de la guerra sin fin para
imponer la dominación yanqui en una parte geoestratégica del mundo. Pero Israel
desempeña un rol único y estratégico como sicario para los intereses de EE.UU.
en el Medio Oriente y más allá, y no importa la tensión que eso implique, EE.UU.
considera que es esencial esa relación estratégica. Y eso es el caso incluso
cuando Israel haga cosas que a corto plazo creen problemas para EE.UU. (se
encuentra un análisis concentrado de la relación entre Israel y EE.UU. en "Forjar otro
camino" de Bob Avakian, en revcom.us, en particular la sección "El 'papel
especial' de Israel con relación al imperialismo estadounidense").
En un discurso tras la masacre en el Mavi Marmara, analicé dos
momentos claves en la historia y rol del estado de Israel: el apoyo militar y
tecnológico al régimen de apartheid de Sudáfrica y el indispensable rol de
Israel en la masacre de unos 180.000 aldeanos maya en Guatemala a principios de
los años 80, que eran crímenes horrorosos realizados al servicio del imperio
yanqui. Y argumenté: "Cuando quiera que ocurra algo que sea demasiado
obsceno, demasiado sanguinario, algo tan obviamente inmoral, que si los Estados
Unidos lo hiciera, dejaría una mala impresión, generaría rechazo en el seno del
pueblo y sería perjudicial para los objetivos estratégicos del imperio de
Estados Unidos, éste siempre podrá contar con Israel".
Por todo eso declararon inaceptables las preguntas de Helen Thomas.
¡Dejen de censurar la verdad!
Cualquiera que se oponga a la censura, que valore el pensamiento crítico y el
derecho de periodistas a alzar la voz y dar sus opiniones, debe tomar una
posición en contra de lo que le han hecho a Helen Thomas.
Cualquiera con un sentido del bien, del mal y de la verdad debe sentirse
impelido a analizar profundamente por qué "nuestro" gobierno encubre y
censura las verdades básicas sobre Israel y lo que eso revela sobre el orden
global en general. Y de ahí, actuar políticamente contra los crímenes
de Israel.
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