Protesta en Phoenix, Arizona:
“Indocumentado SIN MIEDO”
Revolución #203, 13 de junio de
2010
El 29 de mayo decenas de miles de personas de todo el país se volcaron en las
calles de Phoenix por un día nacional de acción contra la SB 1070, la ley de
Arizona de estilo Jim Crow que requiere que la policía le pida papeles a todo el
que sospeche de no tener documentos. Autobuses y carros venían de Los Ángeles,
San Francisco y Washington, de Tucson y Chicago, Misisipí y Maryland. Algunas
personas venían de Australia, uniéndose a los muchos miles de Phoenix.
Había un sentido de urgencia: hay que hacer algo y nosotros mismos somos los
únicos para hacerlo. Esto se dio con un amplio sentimiento que ponerse en pie
ahora, aquí, en respuesta a esta ley, es ponerse en pie por la humanidad básica.
Y el enojo era muy agudo. Enojo porque las personas son víctimas de persecución
simplemente por querer trabajar y alimentar a sus familias. Enojo porque están
arrebatando hijos a padres. Enojo porque el estado de Arizona está aprobando
oficialmente la criminalización de cualquiera de piel morena. Había un odio
especial por el alguacil del condado de Maricopa, Joe Arpaio, quien es conocido
por la caza de inmigrantes y de ponerlos en cárceles parecidas a campos de
concentración en el desierto. Las mantas lo llamaban un nazi y los jóvenes
coreaban que él es un terrorista.
Un hombre de México que creció en Phoenix expresó un sentimiento básico de
mucha gente: “Esto es injusto, tratar de ir a la escuela, de ir a trabajar,
tener una vida de calidad. La gente viene con esas ideas racistas, fascistas,
así que eso es lo que me trajo hoy, para luchar por nosotros mismos, luchar por
nuestras vidas, nuestro futuro… [Es] triste ver a estas personas que tienen
familias, hijos aquí, sus padres son deportados, enviados de vuelta a México,
los pequeñitos tienen que quedarse aquí. Ese es mi enojo”.
Los jóvenes hablaban acerca del perfil racial que ya se está aplicando, como
una persona que describió cómo fue parado dos veces y su carro registrado, y que
lo pusieron en una celda sin razón alguna. Dijo sobre la nueva ley, “Ellos la
tienen como una excusa, ‘ajá, pensé que él era un inmigrante ilegal. Por eso
tengo el derecho de chequearlo porque así lo estipula la nueva ley’”. La
indignación contra esto fue expresada ampliamente: muchas personas usaban
botones y camisetas que decían: “¿Parezco ilegal?” y variaciones de este
mensaje: “Ser moreno no es un crimen”. Un joven de Los Ángeles dijo: “¿Qué luce
ilegal? ¿Qué es eso? No puedo comprender esa idea, lucir ilegal”.
Dos carteles populares condensaban temas expresados por muchísima gente: “No
podemos esperar” e “Indocumentado SIN MIEDO”. Las personas de Arizona hablaban
del clima de temor que esta marcha estaba despejando, que es una situación en
que las personas tienen miedo de salir de sus casas para ir a la iglesia o la
tienda y donde andan desbocados los blancos racistas. Unos jóvenes describieron
cómo los racistas apuntaban con armas o los amenazaban de otras formas. Durante
la marcha, unos cuantos reaccionarios de esta calaña se pararon en la acera
cuando la marcha pasó, gritando cosas como: “Vuelvan a México” y algunos casos
los manifestantes se detuvieron, se congregaron y corearon consignas hasta que
los racistas tuvieron que retroceder. Esa noche después de la marcha y mitin que
duró todo el día, el movimiento fascista Tea Party tuvo un mitin estilo nazi en
el estadio de béisbol en Tempe (en las afueras de Phoenix), con Joe Arpaio como
orador principal.
Toda esta furia y desafío bullía en medio de una profunda indignación sobre
los derechos humanos básicos que se están negando a los latinos. Un organizador
estudiantil dijo: “Soy ciudadano estadounidense, no un ciudadano de segunda
clase. Si viajo al exterior, seguirá siendo estadounidense, pero si permanezco
en Arizona, por tener la tez oscura, porque soy moreno, de alguna manera no
valgo nada. Eso no es justo. Así que voy a luchar por mis derechos y aquellos de
todas las personas y contra las injusticias que se están dando en este
estado”.
Las demandas de la marcha eran para que Obama detuviera la ley de Arizona y
la gente coreaba: “Obama, escucha, estamos en la lucha” y llevaba carteles con
su foto en esténcil. La realidad de que Obama está enviando 1.200 tropas a la
frontera ha despejado algo de eso. Una joven negra dijo: “Obama pa’l carajo, que
me bese el trasero…él solo está empeorando las cosas”.
Unas banderas estadounidenses estaban regadas por la multitud, y los oradores
hablaban de los inmigrantes que trabajan duro para contribuir a construir un
Estados Unidos mejor. Pero no se trata de que los inmigrantes demuestren que
pueden ser “buenos estadounidenses” ni de esperar que los racistas los acepten.
PUES, ÉSTOS NO LO HARÁN. Se trata de tomar partido con los derechos
fundamentales y con la humanidad de aquellos que se ven forzados a venir a
este país, a menudo en una desesperada búsqueda de trabajo. Sobre eso de
enarbolar la bandera estadounidense, eso es puro veneno. Esta bandera representa
y ha presidido terribles crímenes cometidos a nombre de la “libertad y
democracia” en este país y por todo el mundo durante más de un siglo. Los
inmigrantes tienen una capacidad única de explicarle a la gente nacida en este
país acerca de la pura verdad de esta bandera, y no debería apoyar los
llamamientos a cooperar con la negación de esa verdad a nombre de acomodarse con
la corriente mayoritaria.
Un pequeño equipo de comunistas revolucionarios llegaron a Phoenix desde Los
Ángeles con la orientación de luchar contra el poder, y transformar al pueblo,
para la revolución. En un momento durante la marcha, las cosas se pusieron
tensas entre aquellos que defendían a Estados Unidos por un lado y por otro los
comunistas revolucionarios que estaban denunciando la naturaleza de este país
que se fundó sobre la esclavitud del pueblo negro, el robo de las tierras a los
mexicanos, la masacre de los habitantes originarios de lo que hoy es Estados
Unidos y que ha realizado guerras de saqueo y dominación por todo el planeta,
entre ellas la que libran en Irak soldados estadounidenses que violan a niñas y
torturan a prisioneros. Una mujer que decía que Estados Unidos es un gran país
estaba tan enojada que se le salían lagrimas y les gritaba a los
revolucionarios: “Vuelvan al lugar de donde vinieron”.
Al mismo tiempo, la agitación de que este sistema no puede resolver los
problemas de la humanidad pero la revolución sí lo PUEDE hacer cautivó a muchos
otros. Algunas personas repitieron la consigna iniciada por los comunistas: “No
tenemos que vivir así. Otro mundo es posible”, especialmente cuando aparecieron
los reaccionarios anti-inmigrantes. Aquellos que tenían una orientación más
revolucionaria se acercaron a la pancarta que decía: “No hay un problema de
inmigración, pero sí un problema del capitalismo, la revolución es la solución”,
y el Mensaje y
Llamamiento del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, La revolución
que necesitamos… La dirección que tenemos” (Revolución #170, 19 de
julio de 2009). Varios estudiantes universitarios hablaron de las grandes
disparidades en el mundo y que existen los recursos que podrían satisfacer las
necesidades de la gente, pero que al contrario, éstos están sirviendo a las
ganancias mientras las masas del pueblo se ven forzadas a buscar formas para
sobrevivir. Y después del mitin, varias personas que estaban buscando seriamente
una salida a todo esto se juntaron para ver la charla de Bob Avakian, Revolución: por qué es necesaria, por qué es
posible, qué es y siguieron hablando hasta muy noche sobre las cuestiones
histórico mundiales de cambiar el mundo.
Los organizadores del día nacional de acción, que se juntaron en una
coalición llamada Alto Arizona, hicieron un llamado para crear arte en contra de
la SB 1070 y muchos artistas respondieron; los diseños de carteles llenaron su
website, un Festival de Derechos Humanos la noche del viernes presentó a Los
Jornaleros del Norte, Outernational y Olmeca y salieron obras de arte en la
misma marcha (incluyendo un hermoso muro de cuatro paneles pintado con calaveras
sobre la frontera y la bandera estadounidense entrelazada con alambre de púas).
La estrella de banda pop mexicana Jenni Rivera se presentó en el mitin el sábado
al igual que Outernational, que tocó su versión poderosa e inquietante de la
canción de Woody Guthrie “Deportados” (Deportees) y llamó por un mundo donde
todo seamos tratados como seres humanos, pero hasta entonces: ¡TODOS SOMOS
ILEGALES!
Como escribimos en “¡Arizona, maldita sea!
Oponerse al ataque contra inmigrantes” (Revolución #200, 1º de mayo
de 2010): “Lo principal en este momento es apoyar y extender la resistencia
contra este proyecto de ley, respaldar y fortalecer el espíritu de desafío
contra esta ley inmoral e inconstitucional y ayudar e inspirar a la gente a
elevar la mirada hacia el horizonte de la revolución, cuando se eliminarán estos
ultrajes como parte de emancipar a toda la humanidad”.
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